viernes, 26 de febrero de 2016
Denunciar a las grandes marcas internacionales para luchar contra el trabajo infantil
Por Sylvain Boniface
Traducido del francés para Rebelión por J. M.
Amnistía Internacional y Afrewatch publicaron el martes, 19 de de enero de este año 2016, el resultado de su investigación conjunta sobre el trabajo de los niños africanos en las minas de cobalto. Es la oportunidad de hacer un inventario de la situación: por qué trabajan los niños, en qué condiciones y cuáles son las iniciativas puestas en marcha para erradicar este flagelo.
¿Por qué trabajan estos niños?
Tema delicado para las grandes empresas, que sin embargo son el último eslabón de la cadena de producción, justo antes del cliente. Apple, Microsoft, Sony y Samsung, por nombrar solo algunas, se defienden recordando la imposibilidad de rastrear el origen de los materiales desde sus proveedores. Amnistía Internacional y Afrewatch con la publicación de este informe esperan demostrar que las empresas se equivocan, ya que ambas ONG han conseguido, sin grandes problemas, llegar hasta los orígenes de las mercancías.
¿Pero qué pasa con el cobalto, el valioso mineral que hace que las multinacionales cierren los ojos ante las condiciones de su extracción? El dióxido de cobalto se utiliza para desempeñar el rol de cátodo en las baterías de nuestros teléfonos y otros objetos de conexión. Por lo tanto es esencial para el funcionamiento de estos modernos objetos de confort y para el beneficio de las empresas de marketing. Un mineral presuntamente tóxico cuyo nombre se deriva de la palabra "Kobold", que designa a un espíritu maligno que se aparece en las minas, según la tradición germánica.
¿En qué condiciones?
En 2014 se estimó en 40.000 el número de niños que trabajan en las minas de Katanga, una provincia de la República Democrática del Congo, país responsable de más del 50 % de la producción de cobalto del mundo. El informe de Amnistía Internacional y Afrewatch cita ejemplos de niños obligados a trabajar desde los 9 años. A menudo trabajan más de 12 horas al día, transportan cargas pesadas, sin ningún tipo de protección para la extracción de un mineral peligroso. Por último la rentabilidad es escasa para los niños de la RDC, ya que pueden esperar un salario diario de entre uno y dos dólares. Bien poco por sacrificar su salud y su educación.
"A veces pasé más de 24 horas en los túneles de las minas. Llegaba por la mañana y no salía hasta la mañana siguiente. Tenía que hacer mis necesidades en la mina. Mi madre adoptiva quería mandarme a la escuela pero mi padre adoptivo no estaba de acuerdo y me envió a trabajar a la mina", cuenta Pablo, huérfano de 14 años empleado desde hace dos años en las minas.
¿Cuáles son las iniciativas emprendidas?
Si bien no hay duda de que el trabajo infantil debe ser combatido por todos los medios, las políticas locales a menudo son poco voluntariosas para lograr resultados significativos y la sociedad civil debe tomar el relevo. La ONG Afrewatch, promotora del informe y basada en la RDC, trabaja por una explotación justa y equitativa de los recursos naturales en África, intentando que las empresas y los estados se vuelvan más responsables. Una misión que pasa por intensas campañas de sensibilización.
Preocupado por la responsabilidad social de su empresa, desde 2013 el diseñador y empresario holandés Bas van Abel intenta cambiar desde dentro la industria de los teléfonos móviles. Para ello ha lanzado la primera marca de teléfono “justo”, el denominado “fairphone”. Este teléfono está diseñado para ser resistente y fácil de reparar, garantiza una vida útil superior a la de otras marcas y por lo tanto necesita menos materia prima. Por otra parte se señala que la línea de producción se mejora continuamente y los subcontratistas deben respetar las exigentes normas sociales establecidas por la empresa.
Por su parte Dominique Ouattara Nouvian, primera dama de Costa de Marfil, se comprometió contra el trabajo infantil como presidenta del Comité Nacional de Vigilancia y Lucha contra la Trata, la Explotación y el Trabajo Infantil (CNS) y como presidenta de la Fundación Niños de África. El programa de esta última es la sensibilización de las familias, el cuidado y la escolarización de los niños víctimas de la trata y la explotación. No es por casualidad que esto ocurra en el país que se caracteriza por sus avances significativos en la lucha contra el trabajo infantil. Un éxito que el Departamento de Estado de Estados Unidos que se ocupa de la lucha contra el tráfico de seres humanos formalizó mediante la reclasificación de Costa de Marfil en la categoría 2.
El bad buzz* como arma letal
Aunque todas estas iniciativas tienen un impacto positivo, sin embargo existe la preocupación de que solas no son suficientes para superar este flagelo. Las políticas estatales más firmes serían obviamente bienvenidas, pero no es todo. Recientemente la marca de prêt-à-porter sueca H&M fue señalada por una ONG británica, Business and Human Rights Resources Center (BHRC), que reveló que uno de los proveedores del grupo contrataba ilegalmente en sus talleres turcos a niños sirios refugiados. Por miedo al bad buzz, la marca sueca ha decidido romper toda asociación con el proveedor en cuestión y reafirmó su compromiso total con la lucha contra el trabajo infantil.
Un ejemplo entre muchos que demuestra que esta batalla se ganará en primer lugar en el terreno de la comunicación. Sacando a la luz por medio de un mayor rastreo de los vínculos entre las grandes empresas occidentales y los niños trabajadores de los países pobres y publicando los nombres de las marcas en la prensa a las empresas no les quedará más remedio que reaccionar y actuar.
Nota de la editora:
* El bad buzz es una campaña de desprestigio, que generalmente se desarrolla en internet y en las redes sociales, contra una marca o empresa debido a sus malas prácticas o servicios deficientes, con mucha capacidad potencial de dañar a dicha marca o empresa.
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