lunes, 15 de febrero de 2016
"Que el pueblo haga oir su voz"
Población califica con un 4.7 en segundo año de gobierno a Juan Orlando Hernández
Esta expresión es del jesuita mártir Ignacio Ellacuría. Y es lo que el pueblo hondureño está diciendo de muchas maneras a los políticos y sectores dirigentes, y que ha quedado muy claro en los resultados del sondeo de opinión pública del ERIC.
Que estamos en tiempos para transformaciones profundas, no tenemos ni la más mínima duda. Y que las propuestas y conducción para esta transformación han de venir de sectores distintos a los que han conducido la institucionalidad hondureña a lo largo de los últimos treinta y cinco años, también queda muy claro en el sondeo. Hacer caso omiso a estas voces multitudinarias es como seguir escarbando el hoyo de nuestra propia sepultura.
Hay tres cosas que en este momento queremos destacar de lo que la gente dice a través del sondeo de opinión.
La primera: no existe credibilidad en las instituciones públicas ni en los políticos que tienen la responsabilidad de conducirlas. En esto no caben reformas o parches porque los tres poderes del Estado se asemejan a un trapo podrido que ya no puede remendarse.
La segunda: ante el colapso institucional, se ofrece ante todo el camino de una Constituyente que en definitiva acabe redactando una Constitución. Pero esta Constituyente no puede ser una instancia conducida por las cúpulas responsables del actual desastre social e institucional. No es tiempo ni para remiendos en una tela podrida ni para que las transformaciones las propongan y conduzcan los mismos sectores que son repudiados por la sociedad hondureña.
Nada es más errado y peligro que una propuesta de Constituyente la lidere la persona que como Juan Orlando Hernández cuenta con una altísima dosis de repudio, manifestado en el sondeo de opinión pública con la calificación de 4.7 que le dio la sociedad hondureña, y del porcentaje de un 72 por ciento que rechaza su reelección.
La tercera: hemos llegado a una oportunidad espléndida para que continuemos con consultas nacionales, hasta lograr la formulación de una propuesta que sea la expresión de un consenso nacional entre todos los diversos sectores de la sociedad, y que convoque una Constituyente popular, originaria, pluricultural e incluyente que conduzca a la construcción de un Estado soberano.
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