miércoles, 30 de septiembre de 2020

Miriam Miranda: “Nos enfrentamos a gente poderosa y seguimos en pie de lucha”


Pressenza/LINyM

Por Giorgio Trucchi 

(Imagen de Giorgio Trucchi)

El pasado 18 de septiembre se cumplieron dos meses de la desaparición forzada de cuatro activistas de la comunidad garífuna de Triunfo de la Cruz, entre ellos el presidente del patronato Alberth Snaider Centeno, y de una quinta persona.

Tanto Centeno como Milton Martínez Álvarez, Suami Mejía García y Gerardo Róchez Cálix son miembros de la Organización Fraternal Negra Hondureña (Ofraneh) y del Comité de Defensa de las Tierras Triunfeñas. Junior Rafael Juárez Mejía, la otra persona secuestrada y desaparecida, es un allegado de la comunidad.

Los cinco fueron secuestrados de sus casas por hombres fuertemente armados que vestían uniformes de la Policía Militar y de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI).

Días después, a inicios de agosto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) exigió al Estado de Honduras adoptar todas las medidas necesarias y adecuadas para determinar el paradero de los jóvenes activistas.

Asimismo, instó a proteger los derechos a la vida e integridad personal de los integrantes de las comunidades de Triunfo de la Cruz y Punta Piedra, así como coordinar las medidas de protección con los mismos beneficiarios.

Finalmente, la CorteIDH ordenó al Estado de Honduras presentar, a más tardar el 24 de agosto, un informe completo y detallado sobre el cumplimiento de lo dispuesto en la resolución.

Por su lado, el Comité contra la Desaparición Forzada de la Oacnudh exigió a las autoridades hondureñas “establecer una estrategia integral que incluya un plan de acción para la búsqueda exhaustiva e inmediata y para la investigación imparcial de las desapariciones forzosas”.

Dos meses después, no sólo no ha habido avances en la búsqueda de los líderes comunitarios garífunas, sino que las respuestas de las autoridades hondureñas ante las exigencias de las familias, la comunidad y las instancias nacionales e internacionales de derechos humanos, han sido insignificantes.

Estado indolente

«La respuesta ha sido ridícula. Hasta usaron la pandemia como pretexto para deslindar responsabilidades. Por eso la CorteIDH fijó un nuevo plazo (28 de septiembre) para que el Estado entregue información veraz, y diga qué está haciendo para determinar el paradero de los compañeros. También ratificó la urgencia de garantizar la seguridad de los miembros de las comunidades de Triunfo (de la Cruz) y Punta Piedra.

Nos preocupa sobremanera que estén manteniendo la investigación bajo la más estricta secretividad y que no permitan que participemos. Lo mismo hicieron cuando asesinaron a Berta (Cáceres) y sabemos perfectamente como manipularon la investigación y ocultaron pruebas para proteger a los autores intelectuales», dijo Miriam Miranda, coordinadora de la Ofraneh.

– ¿Cómo las comunidades garífunas y las familias de los compañeros desaparecidos están llevando esta situación tan dolorosa?

– «Tanto las comunidades como las familias siguen en pie de lucha y no han perdido la esperanza. Todos y todas estamos exigiendo el retorno y la aparición con vida de los compañeros. No tenemos la menor duda de que este nuevo ataque es parte del plan genocida contra el pueblo garífuna, que se ha venido orquestando en los últimos años».

Agresión permanente

Son 20 los miembros de las comunidades garífunas hondureñas asesinados el año pasado, varios de ellos comprometidos con la defensa de los territorios ancestrales y los bienes comunes.

El pueblo garífuna sufrió otros ataques en el transcurso de este año. El 20 de mayo fue asesinado Edwin Fernández, miembro de la Ofraneh y encargado de la vigilancia del portón de entrada a la comunidad de Río Tinto. Un mes después, el líder comunitario Antonio Bernárdez, oriundo de la comunidad de Punta Piedra, cayó a manos de desconocidos.

Para la Ofraneh, tanto la desaparición forzada de los jóvenes como la ola de asesinatos están relacionados con el expolio de territorios ancestrales garífunas a manos del gran capital nacional y transnacional, coludido con autoridades políticas y estatales, y con la lucha comunitaria de resistencia al extractivismo.

¡Cumplir el fallo de la CorteIDH ya!

Es en este contexto de agresión permanente que la organización garífuna volvió a exigir el cumplimiento del fallo a favor de las comunidades de Triunfo de la Cruz y Punta Piedra. emitido en 2015 por la CorteIDH.

En aquella ocasión, los jueces ordenaron al Estado de Honduras demarcar las tierras ancestrales sobre las cuales se otorgó la propiedad colectiva a la comunidad, en dominio pleno y en garantía de ocupación.

Buena parte de estas tierras han sido usurpadas por empresarios y grupos de poder con el objetivo de desarrollar megaproyectos turísticos y expandir el cultivo de palma africana y otros cultivos.

Cinco años después, el Estado sigue negándose a cumplir la sentencia.

«Como Ofraneh estamos muy claramente convencidos que detrás de todos estos ataques están los intereses de grupos y personas con mucho poder económico y político, que están interesados en controlar y manejar los territorios garífunas. Quieren desalojarnos para adueñarse de nuestras tierras».

– ¿La desaparición de los compañeros es el resultado de una represión generalizada o de un ataque selectivo?

– «Las dos cosas, es decir que es parte de este plan genocida contra el pueblo garífuna, pero también es un ataque contra jóvenes líderes comunitarios que se han involucrado en la lucha.

Snaider (Centeno) es un joven con mucho arrastre que asumió la presidencia del patronato de Triunfo de la Cruz, y lo hizo en un contexto muy complicado, exigiendo públicamente el cumplimiento de la sentencia de la CorteIDH y el respeto de los territorios ancestrales y las áreas protegidas.

Sobre la Bahía de Tela hay grandes intereses. Son territorios codiciados y la sentencia de la CorteIDH afecta a gente poderosa, que pretende negar a las comunidades lo que les corresponde ancestralmente.

Además no se trata de un hecho aislado. Todo es parte de un plan, de un modelo acaparador y destructor. Mira lo que está pasando en estos días en Islas de la Bahía, en Roatán, donde pretenden desarrollar una Zona de empleo y desarrollo económico (Zede) a espaldas de las comunidades locales[1]. Mira lo que pasa en el sur del país.

Pero, pese a todo, seguimos en pie de lucha y no vamos a parar».


Inicia los Seminarios virtuales para analizar sentencias internacionales y deudas pendientes en Honduras


Defensores en Línea

Por Sandra Rodríguez 

Se iniciaron los seminarios virtuales “Análisis de casos ante el SIDH: impactos y deudas pendientes en Honduras”, con la participación de las organizaciones que conforman la Mesa de Seguimiento al Cumplimiento de las Sentencias y Resoluciones de la Corte IDH (Mesa de Seguimiento), entre ellas el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).

El Estado de Honduras forma parte de los Estados de la región que han ratificado la Convención Americana sobre Derechos Humanos y han aceptado la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) para conocer y resolver sobre las denuncias de violaciones a derechos humanos ocurridas en sus jurisdicciones.

El Estado hondureño ha sido condenado por la Corte IDH en 13 casos, de los cuales 11 continúan en etapa de supervisión de cumplimiento de sentencia, la cual es fundamental para garantizar la implementación efectiva de las medidas dictadas y, con ello, avanzar hacia la justicia y reparación para las víctimas, así como la no repetición de las violaciones a los derechos humanos.

En estos seminarios virtuales se dará respuesta a las interrogantes ¿Cuál ha sido el impacto de las sentencias dictadas contra Honduras y cuáles medidas siguen pendientes? Enfocándose en el impacto diferenciado en personas defensoras del medio ambiente y personas privadas de libertad, analizando sus derechos, considerando que el impacto en el marco de la pandemia sería menor si el Estado hubiera dado cumplimiento a las sentencias interamericanas relacionadas con ellas.

La Mesa de Seguimiento inició con el foro “Los derechos de las personas privadas de libertad a la luz de las sentencias López Álvarez y Pacheco Teruel y otros vs. Honduras”, a fin de generar un espacio de reflexión sobre los avances, obstáculos y desafíos que enfrenta la implementación efectiva de las sentencias y resoluciones de la Corte IDH, particularmente en el contexto de crisis sanitaria generada por la pandemia del COVID-19, desde marzo pasado.

Donde disertaron Mario Chinchilla de Consultores & Asesores Derechos Humanos; Joaquín Mejía Rivera, investigador del Espacio de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-sj) y del Equipo Jurídico por los Derechos Humanos (EJDH); Carlos Paz, por la Pastoral Social Cáritas de las Diócesis de San Pedro Sula; y la moderación de Claudia Herrmannsdorfer – EJDH.

Mario Chichilla expuso sobre el caso del incendio en el centro penal de San Pedro Sula, ocurrido el día 17 de mayo de 2004, donde 84 privados de libertad no recibieron auxilio oportuno de parte de los custodios, utilizando medios improvisados para abrir las celdas como medio de sobrevivencia.

Lo único que se hizo el Estado, fue una mínima indemnización económica que no ajustó ni para la compra de ataúdes de los privados de libertad por suponerlos miembros de pandillas.

En representación de 84 familias víctimas, la unión de varias organizaciones lograron una solución amistosa “híbrida”, explicó Joaquín Mejía, ya que exigieron que siempre hubiera audiencia y que la Corte-IDH escuchara a los testigos y víctimas, donde el presidente de la Corte les dio que lo logrado con una sentencia.

También es importante la participación de las víctimas, nos aconsejaban que solo llevaramos a una víctima un técnico, pero llevamos a una madre y una compañera de una víctima, y al finalizar la audiencia la Fiscal Interamericana las fue abrazar y los Jueces de solidarizaron con ellas. Para las víctimas eso fue parte de la reparación, “para mi esto fue lo mejor, porque en Honduras los fiscales y jueces nos trataron como ‘unas perras’ y aquí nos trataron con dignidad”, y eso hay que tener presente, la centralidad de las víctimas, concluyó Mejía.

Carlos Paz, expuso que, sí al momento de entregar los cadáveres, el Estado revictimizó a las familias, entregando cuerpos equivocados, a la fecha, no se ha concluido el proceso de identificación.

Entre los incumplimientos también se da la falta de protocolos para seguridad dentro de los centros penales, de ser así, se hubiera evitado muertes en los recintos como el sucedido de seis privadas de libertad, el pasado 24 de mayo en el centro femenino de adaptación en Támara.

Otro incumplimiento es la asistencia sico-social a sus familiares, afectando directamente en sus hijos, que algunos lamentablemente han caído en grupos similares por los que sus padres estaban privados de libertad.

Estos seminarios se transmitirán vía Zoom y Facebook Live. Quienes estén interesados en una recibir certificados de participación, pueden registrase en los foros vía Zoom, cae señalar que el espacio es limitado.

Sobre la Mesa de Seguimiento:

La Mesa de Seguimiento al Cumplimiento de las Sentencias y Resoluciones de la Corte IDH (Mesa de Seguimiento) se conformó como un esfuerzo conjunto de actores nacionales e internacionales que busca contribuir a que Honduras mejore su sistema normativo, a que se haga justicia y que las violaciones de derechos humanos no se repitan.

El objetivo es monitorear la implementación de las sentencias y resoluciones de la Corte Interamericana, con el fin de señalar sus avances y demoras e informar a la sociedad hondureña y al Tribunal regional sobre la capacidad y voluntad estatal para avanzar en las respectivas sentencias y así garantizar su efectivo cumplimiento.

Para el miércoles 7 de octubre se compartirá el foro “Los derechos de las personas defensoras de derechos humanos a luz de las sentencias Luna López y Escaleras Mejía y otros vs. Honduras” bajo la moderación de Eduardo Lomelí (CEJIL) con la exposición de Astrid Ramos – Cattrachas; María Luisa Gómez – CEJIL; y Mery Agurcia – COFADEH.

Organizaciones que conforman la Mesa de Seguimiento:

Asociación de Jueces por la Democracia (AJD)

Casa Alianza

Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura y sus Familias (CPTRT)

Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL)

Comité de Familiares de Desaparecidos en Honduras (COFADEH)

Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ)

Pastoral Penitenciaria Iglesia Católica

Pastoral Social Cáritas de la Diócesis de San Pedro Sula

Asociación de Jueces por la Democracia

Red Lésbica Cattrachas


Mensaje de solidaridad, acompañamiento y apoyo a Jennifer Atlee


Defensores en Línea

El Comité  de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), a través de su coordinadora general, Berta Oliva, extiende sus muestras de solidaridad con nuestra compañera, amiga  y cercana  colaboradora, miembra de la organización Friendship, (La Oficina de Amistad de las Américas ) Jennifer  Atlee, por la tragedia que está viviendo  en su familia.

Jennifer Atlee  ha trabajado en Centroamérica desde principios de los ochentas  en las áreas de derechos humanos, trauma, recuperación y política internacional  en varias organizaciones de la región,  y ha trabajado de la mano con el COFADEH desde hace varios años.

Por lo que desde  Honduras hacemos  llegar nuestra muestra de solidaridad y acompañamiento espiritual a la compañera Jenifer Atlee.

Deseamos que las enseñanzas de  sus familiares que hoy ya no están en la tierra, permanezcan en su vida diaria y en la lucha por la defensa de los derechos humanos.

Así mismo, que Jenifer  encuentre consuelo y fortaleza en torno a la unidad del hogar, y que el vacío que hoy queda  en su vida, por la pérdida de varios miembros de su familia, sean  llenados con su recuerdo.

La vida trasciende con cada historia que se vive a lo largo del camino, nuestro acompañamiento y solidaridad para nuestra compañera, amiga, hermana, cómplice y más cercana colaboradora del COFADEH, Jennifer Atlee, miembro de la organización Friendship.


El clima grita ¡Auxilio!


Rebelión.org

Por Sergio Ferrari

El glaciar Aletschgletscher , el más grande de los Alpes suizos se está derritiendo y podría desaparecer para 2100. (Geir Braatnen. ONU)

Las temperaturas récord durante los últimos tres meses en el Ártico pasaron desapercibidas ante la marea informativa de la pandemia. Sin embargo, el clima lanza un desesperado S.O.S. Un sector de la juventud se moviliza para salvarlo.

Las fuerzas ambientalistas retoman la iniciativa. El pasado viernes 4 de septiembre, se realizaron movilizaciones en 18 cantones suizos convocadas por la Huelga del Clima, reactivando una dinámica que desde marzo se vivía en cámara lenta.

Por su parte, las Naciones Unidas anticipan para la 2da semana de septiembre un informe sobre el impacto del cambio climático en la criosfera. Hay creciente preocupación por el estado de las regiones de la Tierra cubiertas por hielo. Lo que explica que el documento sea presentado, en manera conjunta, por el propio secretario general desde Nueva York y el director de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en Ginebra.

Cuando el Ártico transpira

El verano del norte, entre junio y septiembre, está trayendo malas noticias en estas latitudes.  Los registros “explosivos” en el Ártico -con días de hasta 38 ° en Siberia- produjeron el desprendimiento de 81 kilómetros cuadrados de la plataforma de Milne en Canadá. Era la última de este tipo que quedaba todavía íntegra.

Las autoridades canadienses argumentaron que ese fenómeno se produjo debido a las temperaturas del aire por encima de lo normal, el impacto de vientos marinos y costeros, la falta de hielo marino y la existencia de fracturas preexistentes.

Un reciente estudio de la OMM (https://news.un.org/es/story/2020/09/1479842)  asegura que “las temperaturas en el Ártico están aumentando más rápidamente que el promedio mundial. Su impacto repercute ya en todo el hemisferio norte.

En 20 de junio, por ejemplo, la ciudad siberiana de Verkhoyansk, en el círculo polar, registró por primera vez 38° C. Durante los diez días previos el termómetro había marcado 30° C como máxima. En el archipiélago de Svalbard, aún más al norte, el 25 de julio, se rompió el récord de las últimas cuatro décadas con 21,7°. Y aún más al norte, en la Estación Eureka en Nunavut, a fines de junio, se llegó a los 21,4°.

El “sauna” alpino

Aunque este verano no se han batido récords de temperaturas en los Alpes, se registró una ola de calor sostenida este verano. En Francia, se contabilizaron 40,4° C a inicios de julio en Ayze, una pequeña ciudad en el corazón del macizo del Mont Blanc. Y el termómetro marcó 5° C a una altitud de 4000 m sobre Courmayeur, en la vertiente italiana del Mont Blanc, a principios de agosto.

Víctimas principales del calentamiento: los glaciares. En la región alpina sufren enormemente con las temperaturas de verano por encima de lo normal. En Suiza, por ejemplo, el Turtmann, en el cantón del Valais, se partió en dos y perdió 300 000 metros cúbicos en un colapso dramático que tuvo lugar el 6 de agosto, fenómeno filmado en video por un excursionista.

“El retroceso de los glaciares en los Alpes no solo afecta nuestros paisajes, sino también nuestros recursos hídricos y parte de nuestra economía. Los eventos abruptos de pérdida de masa como el observado en el Turtmanngletscher son raros, pero son ilustrativos de cómo los mismos sufren veranos anormalmente cálidos”, asegura la agencia meteorológica internacional en un boletín.

Por su parte, el glaciar Planpincieux ubicado en la vertiente oriental de las Grandes Jorasses, Valle de Aosta, en el macizo del Mont Blanc, ha estado al borde del colapso durante más de 2 años.

Vigilado de cerca por investigadores italianos en colaboración con la Fondazione Montagna Sicura, el glaciar aceleró este verano hasta alcanzar velocidades superiores a un metro por día a principios de agosto, lo que provocó la evacuación de hoteles y casas cercanos. Más de 500.000 metros cúbicos de hielo se desprendieron gradualmente del cuerpo principal.

Las temperaturas en los Alpes han aumentado 2° C durante el siglo XX. El incremento se atribuye a la disminución de la capa de hielo sobre rocas más oscuras que absorben, así, más radiación solar.

Tipo de alimentación y clima

Una nueva estrategia basada en dietas sostenibles y en la reducción de los desperdicios alimenticios podría tener un impacto significativo en el clima, señala otro informe de la ONU presentado el 1ro de septiembre.

Y anticipa que introducir cambios en esos dos aspectos – por el momento no contemplados en los planes nacionales de acción climática-, podría reducir hasta 12,5 giga toneladas de emisiones anuales de Co2. Sería como sacar de las carreteras 2700 millones de automóviles.

El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) subraya que una alimentación sostenible y botar menos alimentos reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 25% (https://www.unenvironment.org/es/noticias-y-reportajes/comunicado-de-prensa/la-accion-climatica-en-los-sistemas-alimentarios-puede)

El informe elaborado en conjunto con el Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF), EAT y Climate Focus, afirma que el cambio de ciertos hábitos puede generar reducciones en las emisiones de dióxido de carbono y metano. Y subraya que la reducción de los cambios de uso del suelo y la conversión de hábitats naturales puede disminuir las emisiones en 4,6 giga toneladas de CO2 por año.

Una disminución en la pérdida y el desperdicio de alimentos, que representa el 8 por ciento de todas las emisiones mundiales, significaría disminuir las emisiones en 4,5 giga toneladas de CO2 por año. En tanto que si se mejorara los métodos de producción y se disminuyeran las emisiones de metano del ganado podría limitar las mismas hasta en 1,44 giga toneladas anualmente. Aunque esa cifra sería mucho mayor (hasta de 8 giga toneladas de CO2) si se lograra cambiar el paradigma alimenticio, pasando a dietas más saludables y sostenibles, con una mayor proporción de productos de origen vegetal que de origen animal.

Rediseñar planes nacionales

La tesis principal de los cuatro organismos internacionales que elaboraron el estudio es que sin una acción sobre la producción y el consumo de alimentos no se lograrán los objetivos climáticos o de biodiversidad previstos. Los que constituyen la base para lograr la seguridad alimentaria, prevenir la aparición de enfermedades y, en última instancia, para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Y recuerda que “hasta el momento, ningún plan de acción climática nacional menciona explícitamente las dietas más sostenibles”. Solo once países hacen referencia a la pérdida de alimentos en sus planes. Y ninguno considera, realmente, el tema del desperdicio de los mismos.

Según el Acuerdo de París de 2015, se espera que los países revisen o vuelvan a enviar sus Contribuciones Nacionales Determinadas cada cinco años.

En ese marco, este año, los parlamentarios de cada nación tendrían la oportunidad de adoptar soluciones de sistemas alimentarios y establecer metas y medidas más ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, a su vez, mejorar la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la salud pública, aseguran. “Se necesitan compromisos ambiciosos, con plazos concretos y cuantificables para la transformación de los sistemas alimentarios si queremos lograr un futuro de 1,5 ° C”, puntualizan.

Según las Naciones Unidas, el año próximo tendrá una particular importancia en lo que respecta esta temática. En 2021, en el contexto de la Conferencia de las Partes del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP 15), los líderes mundiales podrían llegar a un nuevo acuerdo para la naturaleza y las personas, y de esta forma detener y revertir la pérdida de biodiversidad. Así mismo, la primera Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU que se llevará a cabo en 2021 podría, también, reforzar este enfoque.

Emergencia: la protesta en las calles

El primer viernes de septiembre se realizaron manifestaciones en dieciocho ciudades de Suiza. Significaron el reinicio de la actividad masiva en las calles. Desde febrero pasado no se vivía una jornada tan activa, masiva y nacional.

Y esas mismas organizaciones juveniles llaman, en forma unitaria, a una semana de movilización, entre el 20 y el 25 del mes en curso, bajo la consigna “de pie para el cambio”. Lo convocan Extinction Rebellion, el Colectivo por la Justicia Climática, la Huelga por el Clima y el Colectivo Breack Free.

La no violencia, la participación ciudadana amplia y la acción urgente son pilares conceptuales del movimiento juvenil en marcha. Que no ahorra críticas a los gobiernos y a los Estados en general -y a las autoridades suizas en particular- por la pasividad en las decisiones y la lentitud para ejecutar medidas concretas contra el calentamiento global. Y que anticipa una «radicalización» de sus acciones, consecuente con la gravedad de la situación climática a nivel mundial.


500 Años de Patagonia en 5 actos extractivistas


15-15-15

Autor: Demian Morassi*

El paso de un área natural con humanos a un objeto de usufructo, que implica entre otras cosas ponerle un nombre (Patagonia), tiene su origen medio milenio atrás. Hoy la región depende principalmente de la extracción de hidrocarburos, que está ya en fase de declive. Mirar el pasado en esta región es muy diferente a hacerlo en zonas que previamente a la Revolución Industrial dependían de la agricultura o la ganadería. A grandes rasgos, hasta hace 150 años los pueblos que la habitaban eran principalmente nómadas, no escribían ni dejaron restos arqueológicos de gran trascendencia para el estudio de la evolución de sus costumbres. Como habitante actual de esta región, no podía dejar pasar esta efeméride, que espero sea de su interés.

Acto 1: La extracción de dos patagones

En el invierno austral de 1520 se escribe por primera vez la palabra “patagones” para nombrar a un grupo de pobladores que atravesaban la zona que Magallanes denominó Puerto de San Julián. Pigafetta era quien llevaba el diario de viaje y así quedó inmortalizado el año uno del nombre que en poco tiempo derivaría en Patagonia:

“Un día en que menos lo esperábamos se nos presentó un hombre de estatura gigantesca. Estaba en la playa casi desnudo, cantando y danzando al mismo tiempo y echándose arena sobre la cabeza. El comandante envió a tierra a uno de los marineros con orden de que hiciese las mismas demostraciones en señal de amistad y de paz: lo que fue tan bien comprendido que el gigante se dejó tranquilamente conducir a una pequeña isla a que había abordado el comandante. Le enseñamos a pronunciar el nombre de Jesús, el padrenuestro, etc., y llegó a recitarlo tan bien como nosotros, pero con voz fortísima. En fin, le bautizamos, poniéndole el nombre de Juan”.


Grabado de 1764 expuesto en el Museo Histórico Nacional de Argentina. Doscientos cincuenta años después de la llegada de Magallanes se mantenía la visión de nativos gigantes creada por Pigafetta. Wikipedia

Luego Pigafetta describe cómo Magallanes se valió de la “astucia” para retener a Juan. En realidad quiso retener a los dos más jóvenes “y mejor formados” pero se les complicaba hacerlo por la fuerza así que les dio unos cuchillos y cuentas de colores mientras les engrillaban los pies con el consenso de estos… en el medio de este relato Pigafetta escribe “Nuestro capitán llamó a este pueblo Patagones”. Y sigue: “No contento con tener a estos hombres, el capitán deseo coger a sus mujeres, para llevar a Europa esta raza de gigantes”. Sin embargo los patagones no sólo lograron fugarse con las mujeres sino que le ensartaron una flecha envenenada a un español (también llamado Juan) que moriría inmediatamente.

En el estrecho de Magallanes uno de los barcos se dio a la fuga. No la estaban pasando nada bien y se habían dado cuenta de que Magallanes no tenía la menor idea de los resultados de su expedición. Ese navío llevaba consigo a uno de los “gigantes” que moriría, según se entera luego Pigafetta, “al acercarse a la línea equinoccial por no poder soportar el calor”.

Juan, por su parte, muere en mitad del otro océano por escorbuto, como gran parte de la tripulación, que poco a poco se va quedando sin víveres. El globo era más grande que lo que esperaba el portugués.

Acto 2: La extracción de mamíferos marinos

Hay que decir que la Patagonia no fue muy perturbada durante los siguientes dos siglos y medio, hasta que algunos buques científico-navales empiezan a merodear el sur continental y traen algunas descripciones que interesarán y mucho. La abundancia de mamíferos marinos será un atractivo enorme tanto para la potencia que domina los mares, el Imperio Británico, como para los recientemente independizados Estados Unidos y algunos que otros franceses. Promediando la década de 1770 entrarían en acción —generalmente de modo secreto— diversas embarcaciones con el objetivo de llevarse la piel (de los lobos marinos preferentemente) y la grasa (de los elefantes marinos y los cetáceos).


Caza de lobos marinos en Islas Malvinas. Ilustración realizada por Edmund Fanning en 1833. Wikipedia

La caza de los lobos consistía en darles un garrotazo en el cráneo y rápidamente desollarlos. Si bien no constan números de los animales cazados en el continente, James Weddell dejó asentado que en las Islas Georgias del Sur entre 1821 y 1822 se extrajeron 1.200.000 pieles y en las Shetland del Sur unos 320.000 lobos cazados y 940 toneladas de grasa de elefantes marinos, mientras que en la isla Alejandro Selknik (hoy Chile) entre 1792 y 1807 se habrían extraído 3,5 millones de pieles. Para 1820 los puertos de Buenos Aires y Montevideo se habían convertido en los más importantes del mundo gracias a los recursos provenientes de las masacres mamíferas. Algunas décadas más tarde se avanzaría sobre los pingüinos y se extinguiría por primera vez una especie autóctona: el lobo-zorro malvinero.

Acto 3: La extracción del desierto

La campaña para ampliar las fronteras del territorio argentino concluyó con un genocidio en tres etapas.

La primera fue la ejecutada por Rosas con financiamiento de la provincia de Buenos Aires y estancieros de la zona. El informe de Rosas en 1834 concluye que fueron muertos 3.200 indígenas y 1.200 resultaron prisioneros. En 1836 en el cuartel de Retiro de Buenos Aires se ejecutarían unos 100 mapuches más a pedido de Rosas.


Billete de 100 pesos creado en 1992 con la figura de Julio A. Roca en el frente y en el anverso junto a su ejército antes de invadir a los pueblos originarios. Este billete fue modificado en 2012 para sustituir su efigie por la de Eva Perón.

La segunda escena comienza en 1878 con algunos avances sobre la Puel Mapu (50 muertos en Lihue Calel, luego 200 más con los ataques de Levalle y Freire a las tolderías y luego 400 más en múltiples embistes) y el 11 de octubre de 1878 Avellaneda crea la Gobernación de la Patagonia. Dispone 6.000 soldados al mando de Julio Argentino Roca armados con los nuevos fusiles Remington, quienes, con 1.313 mapuches muertos, y 11.700 prisioneros llegarían a la isla de Choele Choel. Para aquel entonces Julio Roca dejaría su tropa para empezar otra campaña: la de presidente.

Luego seguirían por Río Negro y Neuquén hasta llegar al valle inferior del Río Chubut. El objetivo desde el congreso fue “exterminar a los indios salvajes de Pampa y Patagonia” lo que incluyó ataques a tolderías donde sólo había mujeres y niños así como violaciones y campos de detención donde se encerraban hasta decidir qué provecho se podía sacar de sus cuerpos. La cantidad de muertos no es clara pero ronda los 20.000 para poblaciones que en su conjunto no superaban las 100.000 personas.

La tercera escena de este acto es la posterior a los combates: venta de cuerpos, separación de las familias (hombres para el trabajo rural en el sur y mujeres y niños para trabajos domésticos en Buenos Aires), cambios de nombres para borrar la historia y separación entre tribus para matar la lengua. De esas tierras conquistadas ya había 10 millones de hectáreas vendidas antes de la campaña (a 400 pesos las 2.500 hectáreas). El excedente fue rematado en lotes de 40.000 hectáreas cada uno en Londres y París en 1882.

Acto 4: la extracción de orejas y de ovejas

Todo parecía tranquilo en Tierra del Fuego hasta que una expedición en 1879 encontró oro, lo que atrajo una oleada de aventureros. El oro era escaso, y por él competían aventureros de distintas nacionalidades y soldados argentinos. Avanzando, Winchester en mano, comenzó una confrontación desigual contra los pueblos fueguinos. De una población de 10.000, luego de 20 años sólo quedaban 783. Durante esas dos décadas británicos, argentinos y chilenos se afincaron y llevaron ganado ovino que iba reemplazando el paisaje hasta ahora dominado por humanos y guanacos.

Los pobladores ya afincados tenían orden de exterminar a los selk’nam y para comprobarlo y recibir una libra, los capataces y peones ingleses, escoceses, irlandeses e italianos entregaban testículos y senos de sus víctimas; si era un niño, el intercambio era una oreja por media libra. Esta idea de traer una oreja como muestra la reutilizaría unas décadas después Menéndez Behety para acabar con los aonikén (Don Menéndez Behety fue el fundador de la empresa que hoy maneja la mayor cadena de supermercados del sur argentino: La Anónima).

Pobladores selk’nam exhibidos en la Exposición Universal por el centenario de la Revolución Francesa.

El avance de la ganadería tuvo un impacto importante especialmente desde 1893 cuando los hermanos Braun crean la Sociedad explotadora de Tierra del Fuego. Tanto Mauricio Braun como su suegro José Menéndez Menéndez (padre de Menéndez Behety) admiten haber enviado “cazadores” para “proteger las inversiones”.

Al igual que en la Patagonia norte, los pobladores originarios no se dejaban someter y organizaban métodos de resistencia. Esto sólo generó mayor uso de armas y así el exterminio de varones se complementó con la venta de mujeres y niños en Punta Arenas y luego el confinamiento de los ya vencidos en la isla Dawson. Allí, disfrazada de misión, se vivió un verdadero campo de concentración. Las enfermedades fueron fatales: el uso de vestimenta occidental en lugar de pieles y grasas los desprotegía del frío, sumándose esto a la dejadez alimentaria y a la brutalidad psicológica. Al cierre de la Misión Dawson había muerto el 99% de los selk’nam y kawésqar, quedando sólo 25 personas. Los salesianos que los “educaban” y “cuidaban” no tenían ni un médico, ni modo de proteger su salud. El caso es que los salesianos una vez despojados del cuidado de “los salvajes” no dudaron en vender esas tierras para capitalizarse. La isla Dawson sería utilizada como campo de concentración nuevamente durante la dictadura de Pinochet.

Las familias Braun Menéndez lograron acumular 4 millones de hectáreas en un país que sólo permitía terrenos de 20.000 hectáreas y, según la ley, dos hermanos no podían tener dos lotes ¿Cómo sucedió esto? Los ingleses pagaron lo suficiente para que así fuese: la gran mayoría de la producción de lana iba a Inglaterra y no querían negociar con cientos de pequeños propietarios (como estaba sucediendo en el norte de la Patagonia).

La exportación lanera dio vida a las ciudades puerto, ciudades de varones, que sumadas a la violencia incrustada en la región, normalizó la radicación de burdeles que fomentaron la trata de mujeres. Lo que vino después no cambió la normalización de ese extractivismo de cuerpas. [N. del E.: terminología de ciertas activistas feministas para el cuerpo femenino.]

Acto 5: la extracción de petróleo

Recién en 1955 se transforman en provincias Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz y en 1991 lo hace Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

En 1907 se descubre un importante yacimiento de “aceite de piedra” en Comodoro Rivadavia y en 1914 se pone en funcionamiento la destilería. Se sumarían posteriormente a este pueblito: Plaza Huincul en Neuquén, y Caleta Olivia, Las Heras y Cañadón Seco en Santa Cruz. En 1922 Yrigoyen crea YPF que generará toda una maquinaria estatal inimaginable en ese entonces. La Patagonia pasará década a década, desde la finalización de la primer guerra mundial a ir dependiendo cada vez más del petróleo (y luego también del gas) que de las ovejas. Distintas leyes y subsidios fomentaron la radicación en la Patagonia tanto de personas como de empresas. La reducción del costo de combustible con respecto al resto del territorio fue un factor determinante como también el reintegro a las empresas por exportación a través de los puertos patagónicos.

La Patagonia se distinguiría del resto del país por ir dejando de lado el modelo agro-ganadero para convertirse en una región industrial. Sin embargo, nada de lo que se hacía acá tuvo gran valor agregado, ni los lingotes de aluminio, ni los productos de la pesca ni tampoco los destilados de Comodoro. Aun así, a medida que aumentaba la población nacional y se globalizaba el comercio estos productos lograron expandir exponencialmente aquellas pequeñas localidades del sur de la Patagonia y transformarlas en grandes conglomerados urbanos.

El neoliberalismo de los 90 cambiaría las reglas de juego y los productos del subsuelo pasarían a las provincias. Lo que podría parecer en principio algo positivo, resultaba ser una jugarreta para que las empresas petroleras (ahora en manos privadas) tuviesen un aliado para enfrentar al gobierno nacional en la pulseada de precios. Pero, a la vez, las regalías del petróleo serían la variable principal para el aumento o el descenso del gasto público.

Pozo de petróleo al borde de la Ciudad de Neuquén. Fotograma de Territorio crudo: Mi vecino Pluspetrol.

Pero el petróleo es un recurso finito. El 13 de diciembre de 2007 el gobierno de Chubut dictamina un feriado por “el día del petróleo” (en homenaje el centésimo aniversario) y las casualidades hacen que desde ese año empiece una meseta de producción en la provincia hasta que en 2012 se produce finalmente el comienzo del declive. Algo similar le sucedería a la provincia de Santa Cruz, mientras que en Neuquén el pico de petróleo de 1998 marcó el cenit de producción nacional que, en los conflictos por los despidos, generará un sujeto social denominado “piquetero”. El gas patagónico llegaría a su cenit en 2006 y ni los modos de extracción no convencionales ni el intento de recuperar YPF podrán contra la geología. Los altos precios del barril de petróleo y del gas natural mantuvieron el espejismo de prosperidad infinita hasta la caída del valor en 2014. Desde ese año las provincias desunidas del sur dependen cada vez más de la coparticipación federal (el reparto nacional de la recaudación impositiva) al mismo tiempo que se van endeudando, esperando tiempos mejores que nunca llegarán.

Epílogo

La población patagónica de dos millones de personas tiene que encontrar ahora un nuevo rumbo. Algunas cosas han cambiado. No está bien visto llevarse humanos como suvenir. Hemos logrado que se recuperen poblaciones de mamíferos marinos y que ya nadie ose cazarlos. Las diversas poblaciones originarias se han vuelto a unir, a recuperar su cultura, sus territorios y a contarnos su visión de la historia. También tenemos nuevos marcos conceptuales como los Derechos Humanos, derechos laborales, igualdad de género e incluso para pensar en Estados plurinacionales (los miles de inmigrantes bolivianos-quechuas pueden explicarnos de qué se trata). Sin embargo, el Estado Argentino aún no ha pedido perdón por el genocidio y sigue sin haber un marco general para defender la vida animal más allá de ciertas especies protegidas. La extranjerización de los recursos de la tierra (y los mares y el subsuelo) aún no se ha evaporado: nadie posee tantas tierras como Benetton, los minerales salen de manos de multinacionales y van al mercado global, también hacia afuera salen los productos de las empresas pesqueras, de piedras y de aluminio. En cuanto a las petroleras y eólicas, tienen en su mayoría capitales extranjeros que pueden fugar divisas sin demasiados problemas.

No obstante, algo sí cambió desde que las poblaciones frenaron algunos proyectos que ponían en riesgo su territorio: un basurero nuclear en la meseta que comparten Chubut y Río Negro, la explotación por medio de la megaminería en la cordillera y luego en todo Chubut, la instalación de una central nuclear en Río Negro… Sólo falta que se venga abajo el espejismo petrolero de Vaca Muerta para darnos cuenta de que el futuro se va a tener que conjugar con el pasado. Al caer el precio de la lana cien años atrás, el malestar y las huelgas fueron frenadas por el poder económico con los fusilamientos de la “Patagonia trágica”. Los malestares y huelgas también están a la orden del día en el inicio de esta década del 20. Esto no cambiará el decrecimiento económico pero parece estar encontrando formas de generar mayores niveles de democracia capaces de remover las lógicas de este verticalismo económico tan asentado en el territorio. Las consultas e iniciativas populares llevadas al cabo por las asambleas ambientales podrían ser un faro, pero si queremos pensarnos para los próximos 500 años no podemos dejar de entrar en sintonía con las cosmovisiones ancestrales del cuidado de la Mapu/Pacha. O, siendo más simples, reconociendo lo limitado y frágil de las condiciones que mantienen la vida en los continentes y en los mares, vidas que hace medio milenio dominaban sobre el humano y que seguramente cinco siglos adelante también dominarán.

* Demián Morassi, educador, realizador audiovisual y colaborador de la sección Ecología de La izquierda diario y del blog The Oil Crash.


martes, 29 de septiembre de 2020

Testeos masivos recomiendan para evitar rebrotes masivos


Radio Progreso

El doctor Marco Tulio Medina, científico hondureño y ex decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Unah, dijo que ante la habilitación de dos dígitos diarios y el paso a la fase dos de la apertura económica, es necesario tener un monitoreo continuo de la situación epidemiológica del país.

Por lo que es necesario que se utilice de manera masiva la prueba de antígenos, y si existen personas positivas en ciertas actividades económicas, será necesario aislarla de tal manera que pueda haber una sostenibilidad en la reapertura económica.

“Junto a la Organización Panamericana de la Salud y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras se ha recomendado el uso de las pruebas de Antígenos para vigilar los casos”, manifestó el doctor Marco Tulio Medina.

El doctor Medina dijo que recomienda no descuidar los testeos y la vigilancia epidemiológica para que tanto la apertura económica siga su proceso como la pandemia vaya reduciendo su impacto


Crisis del trabajo y formación del sujeto político progresista


Rebelión

Por Nils Castro *

Estamos al comienzo de una sucesión de rupturas, disyuntivas y cambios cuyo desenlace va a depender de las fuerzas en disputa. La pandemia aceleró, y ahora sus consecuencias agravan, la crisis general ‑‑económica, ambiental, política, cultural y moral‑‑, que ya emergía antes del Covid 19. Su incidencia sobre los diferentes grupos afectados expande, a su vez, un enjambre de reclamos sociales que ya palpitaban. Las protestas masivas en Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Haití, Honduras, Puerto Rico e incluso Estados Unidos estaban en ascenso cuando las cuarentenas vinieran a refrenarlas… temporalmente.

Cuando la humanidad pueda controlar la pandemia la situación habrá evolucionado, sin que esto haya resuelto las demás causas de enojo, que siguen sumándose. Muchos patrimonios se habrán perdido. La concentración del gran capital habrá crecido ‑‑los tiburones han devorado más sardinas‑‑ y las empresas menos fuertes habrán cambiado de dueño, o desaparecido. Millones de cesantes dejarán de recuperar sus empleos, remplazados por las innovaciones que la tercera y cuarta revoluciones tecnológicas aportan a la racionalización de puestos de trabajo.

El riesgo de que a la postre esto sea lo que defina la “nueva normalidad” está por dirimirse.

La etapa histórica a la que estamos entrando exige cambios, que los diversos grupos sociales conciben de distintas y hasta opuestas maneras, según sus respectivos intereses y aspiraciones. El aprovechamiento de los nuevos recursos productivos, así como la satisfacción de mayores y complejas necesidades sociales, encuentran más obstáculos que canales de solución en la institucionalidad, las leyes y las prácticas políticas vigentes. Solo los más conservadores, atados a caducas técnicas y métodos, se aferran a las reglas del reciente pasado.

La nueva constelación de demandas no tiene soluciones dentro del embudo dejado por 30 años de hegemonía neoliberal, que instrumentaron el achicamiento del Estado, la privatización y desnacionalización desenfrenadas de los recursos públicos, manipulación del mercado, corrupción de las relaciones entre el gobierno y los negocios privados y la descapitalización material, intelectual y moral de los países subdesarrollados. Lo que en poco tiempo devastó la legitimidad y eficacia del sistema político, de los parlamentos y de la justicia. No es posible salir de tal sumidero reeditando las mismas recetas, ni los anteriores medios y procedimientos, ni siquiera en versión “mejorada”.

La crisis del trabajo

Al discutir las consecuencias de la pandemia es habitual aludir a la situación de “la clase trabajadora”. Esta hace años ya confrontaba el incremento de la cesantía, el subempleo, el trabajo precario y el “autoempleo”. La creciente privatización de las economías y la concentración del gran capital recrudecieron la desigualdad, el deterioro de los servicios públicos, la vulnerabilidad de esa clase social y la multitud de los marginados que aún podían satisfacer sus necesidades básicas.

Quienes no tienen más medio de vida que la posibilidad de ofrecer su capacidad de trabajo han arribado a una situación extrema. El 30 de junio de 2020 la CEPAL actualizó el impacto del Covid-19 e informó que “la economía mundial experimentará su mayor caída desde la Segunda Guerra Mundial y el producto interno bruto (PIB) per cápita disminuirá en el 90% los países, en un proceso sincrónico sin precedentes”.[1] Según la OIT, el 81% de la fuerza de trabajo mundial es la que ahora más padece el cierre total o parcial de las actividades económicas. Se perdieron 305 millones de empleos formales en el segundo trimestre de este año, y de los 2,000 millones que subsisten en la economía informal, al menos 1,600 millones pueden quedar sin nada, tras una reducción del 60% de sus ingresos en el primer mes de la pandemia.[2]

Eso empezó mucho antes de la pandemia. Con el auge del neoliberalismo, muchas empresas abandonaron la producción de bienes para optar por mayor lucro en los negocios financieros. Además, desde la tercera y cuarta revoluciones tecnológicas, el gran capital acomete reestructuraciones que sus empresas más influyentes promueven, para ahorrar costos, reponer su tasa de ganancias y acumular excedentes. Modifican así las condiciones del mercado, a lo cual los demás actores ‑‑económicos y políticos‑‑ tienen que readecuarse. Esto envuelve al mercado laboral, ya que esos cambios redefinen la calificación y reducen la cantidad de los trabajadores que las compañías emplean, dejando fuera a los demás.

Entre los primeros afectados por ello están las organizaciones sindicales, que con esto no solo pierden afiliados, sino peso social y político. Aunque las causas de malestar y protesta sociales crecen, en América Latina las grandes confederaciones sindicales ‑‑salvo pocas excepciones y momentos‑‑ ya no representan ni encabezan a las mayorías populares. Las grandes movilizaciones de protesta que en varios países detonaron en los meses anteriores a la pandemia, expresaban a multitudes autoconvocadas, social y culturalmente plurales, sin organización formal duradera. Representaron a la variopinta muchedumbre que los latinoamericanos llamamos “la gente”, de la cual la mayor parte de los sindicatos son parte relevante sin ser sus portaestandartes.

Pasados esquematismos ideológicos, traídos de ultramar, dejaron en nuestra América nociones que seguido no se adecúan ‑‑verbal ni conceptualmente‑‑ a las realidades de sus pueblos. En la práctica, la que llamamos clase obrera, o clase trabajadora, en América Latina abarca una diversidad sectores laborales afines pero diferentes. En las áreas urbanas ese conjunto se desagrega entre el empleo precario, los trabajadores por cuenta propia, los subcontratistas, los trabajos tercerizados, y la creciente suma de los trabajadores excluidos o cesantes, además de quienes conservan empleos formales, más proclives a formar sindicatos, cuando la ley no se los prohíbe.

Aparte de la cifra de parados, en el conglomerado laboral conviven trabajadores independientes, empleados del comercio y administrativos, pequeñas empresas, talleres artesanales, micronegocios sostenidos por el dueño y su familia, comerciantes callejeros y empleadas domésticas. Como también trabajadores de la enseñanza pública y privada, así como los profesionales y técnicos independientes, dotados de conocimientos y hasta de medios de trabajo especializados –con frecuencia hostigados por interminables deudas e incertidumbres‑‑, de donde han surgido no pocos líderes y asesores políticos. Además, aquellos que tienen el privilegio de servir a empresas de tecnología avanzada.[3]

En pocas palabras, hace falta estudiar y proponer otras tantas formas de organización, en el contexto de las respectivas culturas políticas y circunstancias nacionales.

A la par, con referencia al país rural, llamamos campesinos a cuantos viven en el campo, pero que en la vida concreta son precaristas o minifundistas, trabajadores sin tierra, trabajadores estacionarios, pequeños y medianos productores, latifundistas que explotan peones o empresas nacionales y compañías transnacionales que explotan a obreros agrícolas. En este campo, sobresalen experiencias tan aleccionadoras como las ligas campesinas y el Movimiento de los Sin Tierra, en Brasil.

Además, esa polifacética realidad del trabajo debe comprenderse dentro de la naturaleza plural, ‑‑generalmente más conocida‑‑ de la heterogénea vida etno‑cultural, socioeconómica y pluri regional de los países latinoamericanos. Vida hace siglos sometida a varias modalidades de un complejo régimen de discriminaciones y exclusiones, relativas al nivel de ingresos, la región de origen, los rasgos étnicos, sexo, edad y creencias de las personas, que les abren o cierran su acceso a status, empleos y oportunidades.

Más allá del número de siglas

Los efectos de la pandemia y la cuarentena ahora expanden la crisis general ‑‑económica, social, política y étnica‑‑ que, al incidir sobre el enjambre de reclamos de las diversas fracciones sociales, agita a un tropel de luchas dispersas. Enseguida que las restricciones impuestas por el problema sanitario se retraigan, las indignaciones y reclamos sociales volverán a salir a las calles, en espera de un factor o iniciativa que contribuya a darles organización continua. Por su parte, los intereses plutocráticos consolidan ventajas. La crisis, al avanzar, polariza: los grandes consorcios acopian y concentran capitales, mientras los actores menos fuertes quiebran, la masa trabajadora empobrece y las capas medias ven cercarse el abismo.

Dentro de la lógica de la crisis, cuando esta pandemia termine muchos patrimonios se habrán perdido y muchos pequeños y medianos negocios habrán cerrado para siempre. No obstante, aunque los grupos más castigados son mayoritarios, tienen menor presencia real ante los órganos del poder. Esta desventaja agrava su subordinación a la clase, las entidades y la cultura dominantes. Tanto más cuando la crisis también viene de la corrupción de las relaciones entre el gobierno y los negocios privados. Como asimismo de la pérdida de representatividad del sistema político y de sus partidos (incluso algunos de izquierda, trancados en pretéritos prejuicios ideológicos y caducas formas de organización y comunicación). Y, además, en el descrédito de los Parlamentos y el extravío de su legitimidad. Todo lo cual concreta una cerrazón del sistema, que ya no asume las nuevas situaciones, ni las necesidades y demandas de la población mayoritaria.[4]

No cabe tolerar que semejante situación continúe. Pero no se trata solo de prever lo que sucederá, sino de discutir qué toca hacer, para darle fuerza y sentido. No es posible cambiar esta realidad sin un proceso, e impulsarlo exige las necesarias formas de incorporación y movilización de más contingentes sociales. Esto es, requiere constituir identidades sociopolíticas incluyentes, capaces de incorporar a nuevos participantes.

Al estudiar los grandes movimientos nacional‑populares latinoamericanos de los años 30 y 40 del siglo pasado, Ernesto Laclau llegó a la conclusión de que, frente la cerrazón política de su época, esos movimientos habían logrado asumir las motivaciones, la visión y el liderazgo idóneos para equiparar y juntar la diversidad de reclamos y expectativas de una multiplicidad de colectividades descontentas. Esto es, habían generado un discurso capaz de aglutinar las indignaciones y demandas ‑‑de diferentes orígenes, carácter y localización‑‑ de la clase media, de los barrios y tugurios, los pueblos rurales, los pequeños comerciantes y los productores artesanales, junto a las reivindicaciones tanto de los obreros como de los carentes de trabajo.

A la opción histórica de juntar esa alianza de reivindicaciones insatisfechas, y conjugarlas para formar un sujeto nacional afirmativo de su propia identidad y opuesto al poder oligárquico, Laclau la denominó populismo. Noción encaminada, a su vez, a la progresiva producción de un bloque histórico y una contracultura de las clases inconformes ‑‑como ya Antonio Gramsci lo había anticipado‑‑ capaz de confrontar la hegemonía de las creencias y el sentido común establecidos, y de erigirse críticamente como su antagonista en la confrontación entre las razones de “nosotros” el pueblo y las de “ellos” la élite, así como abanderar una identidad liberadora de la nación frente al imperialismo.

Esta comprensión gramsciana, a la vez que confirmadora de la condición nacional y latinoamericana de dicho populismo es, como corriente transgeneracional, un precedente inmediato del cardenismo nacional‑revolucionario mexicano de los años 40, del movimientismo boliviano y la revolución guatemalteca de los años 50, y del torrijismo panameño de los 70, así como del progresismo de comienzos del siglo XXI (aunque probablemente ni Hugo Chávez, Lula ni Evo Morales hayan leído a Laclau).

En los tiempos hoy acelerados por la pandemia, esa alianza de inconformidades, reclamos y reivindicaciones añade otros factores: mayor complejidad y apremio sociales, menor protagonismo de las centrales obreras, creciente presión del proletariado informal, y alta capacidad de “la gente” para comunicarse entre sí y autoconvocarse, incluso sin ser parte de agrupaciones constituidas. Como, además, nuevas formas de organización, más horizontales, concebidas no solo en función de donde los obreros trabajan ‑‑si hay trabajo‑‑, sino también en las comunidades donde el pobretariado [5] y su prole cohabitan con sus semejantes.[6]

Aliar un conglomerado de los reclamos, reivindicaciones y expectativas de plurales sectores populares es bastante más que signar un acuerdo entre cierto número de organizaciones políticas. Como dice Manuel Cabieses, “Si para construir una alternativa de izquierda solo se necesitara fundar un partido, ya se sabría. Pero llevamos años insistiendo en ese método, sin resultados”. En Chile, añade, hay más de 40 partidos y decenas de grupos de izquierda que producen abundante propaganda en las redes sociales; respetable esfuerzo que se diluye en la tempestad tecnológica y cultural de la época.[7]

Poco suma incrementarle la cantidad de siglas a la sopa de letras si la masa movilizada y el número de votantes no crecen significativamente. Antes bien, como lo resume uno de los talentos de mayor mérito en el asunto, Joao Pedro Stedile ‑‑líder del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST)‑‑, lo que se necesita es “una nueva alianza de clases en torno de un proyecto de país.”[8]

El carácter del proyecto

En la América actual, la cultura y la opinión de izquierda ocupan un campo mucho más espacioso y plural que el de los partidos de izquierda. No obstante, la estructuración de una alianza policlasista como la señalada no define por si sola el carácter del proyecto y de las acciones que ese conglomerado puede compartir. Cada país es un mundo, como asimismo cada coyuntura histórica lo es. En su respectivo contexto, el desarrollo patriótico‑popular, progresista y potencialmente revolucionario de esa alianza será alimentado, principalmente, por la visión estratégica, la inspiración y el liderazgo de sus actores más influyentes, en tanto estos sepan orientar ese conglomerado y animar la cooperación entre sus participantes.

Pero, si bien un impulso populista puede propiciar la unidad inicial de ese conglomerado, no determinará de por sí su orientación política ni su posibilidad de persistir hasta completar la totalidad de sus objetivos. Por su constitución híbrida, esa alianza normalmente mantendrá contradicciones latentes y, a la vez, por su sentido transformador provocará la reacción de las fuerzas del estatus quo. La alianza no evoluciona en un espacio reservado, sino en una sociedad nacional donde el Poder está en disputa y en la que, en cada escenario y coyuntura, ella debe sobrepujar a la clase o grupo dominante. Su propia lucha modifica las realidades donde actúa, lo cual demanda periódicas actualizaciones tanto de sus arreglos internos como de su actuación y discurso políticos.

Mantener contradicciones internas no es una tara ni impedimento. Todos los fenómenos de la naturaleza y la sociedad contienen contradicciones, que son resortes internos de su dinámica de acciones y readaptaciones. Lo que importa es que los motivos de unión y el talento de sus líderes contribuyan a canalizar esa dinámica dentro de un curso de complementación, empuje y desarrollo.

Aunque la clase dominante es un sector minoritario, ella defiende sus intereses y privilegios con grandes recursos económicos, institucionales, ideológicos, mediáticos y represivos, y cuenta con poderosos respaldos transnacionales. Y en la medida que ella pueda, se valdrá de las coyunturas de la confrontación para ampliar y consolidar sus ventajas. Por consiguiente, para todos los sectores progresistas involucrados, siempre será decisiva su aptitud para promover y nutrir la contracultura popular, para invalidar los mitos, miedos y sumisiones que la élite dominante infunde en las clases que explota. A todo lo largo del proceso, hay que hacer de las experiencias de la contienda una fuente continua de formación político‑cultural de nuestra gente, y trabajar en “la revolución de las conciencias”, como dice Andrés López Obrador.[9]

Por otra parte, nunca debe perderse de vista que la derecha y sus patrocinadores también estudian y prevén sus alternativas. También la extrema derecha sabe aprovechar oportunidades populistas, adelantándose a captar los resentimientos sociales y redirigirlos contra las opciones de izquierda. En el pasado, mediante el fascismo italiano y el nazismo alemán ‑‑que se adelantaron a los socialistas de aquel entonces‑‑. Hoy por hoy, lo mismo a través de la “nueva” derecha francesa, o el neofascismo brasileño, entre varios otros ejemplos.

Como dice Antonio Scurati, autor de una trilogía sobre Benito Mussolini, ese fue el caso del pequeño empresario o el empleado público, pequeños burgueses que no son violentos, cuando temieron que una revolución socialista les arrebatase lo que tenían. Entonces se sintieron fascinados con la violencia del fascismo y la desearon para darle una pronta solución a sus problemas. A lo Scurati añade que eso parece repetirse ahora, cuando ante la incertidumbre de la crisis algunos sienten que la ultra derecha puede imponer una rápida solución a sus inquietudes.[10]

Avatares latinoamericanos

El sentido político de las alianzas pluriclasistas ha sido un tema frecuente a lo largo de la historia latinoamericana. Para ser breves, aquí apenas lo resumiremos en tres o cuatro experiencias. Aunque la investigación de Ernesto Laclau se centró principalmente en los casos de del getulismo brasileño y en particular del peronismo argentino y su potencial progresista, la misma época también produjo otro ejemplo de significativa influencia subregional con el cardenismo, la más nítida expresión del nacionalismo revolucionario mexicano.

Cuando, en 1934, el general Lázaro Cárdenas asumió la presidencia de México, ya la Revolución había eliminado al régimen precedente, neutralizado el poderío de la clase terrateniente, y recién derrotado a la cruenta contrarrevolución cristera. Pero el nuevo rumbo del proceso aún estaba por dirimirse entre los diversos caudillos regionales y tendencias políticas. Tras expulsar del país al ex presidente Plutarco Elías Calles ‑‑cabeza de la opción autoritaria‑‑, Cárdenas reorganizó al Partido Nacional Revolucionario (PNR) remplazándolo por el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), concebido como una federación de los partidos revolucionarios locales y regionales, a la cual le amplió la base social convocando a las centrales obreras a asumirlo como su organización política.

Cárdenas desarrolló el derecho laboral, tanto el obrero como el de los trabajadores del campo. Inspiró la fundación de la Central de Trabajadores de México (CTM) y de la Confederación Nacional Campesina (CNC), y le dio enérgico impulso a la reforma agraria, con énfasis en la formación de cooperativas. Acompañó esa iniciativa con el fortalecimiento de la educación popular industrial y la cobertura del sistema de educación rural.

A la par, zanjó de cuajo las constantes amenazas y regateos de las empresas petroleras ‑‑mayormente británicas‑‑, decretando su nacionalización, así como la de los ferrocarriles. Además, emprendió grandes inversiones en infraestructura, mayormente de comunicaciones y transportes. Es decir, le dio base sociopolítica a una estrategia de desarrollo mediante sustitución de importaciones y fomento de la industria nacional privada liderada por grandes empresas estatales.

Cárdenas dio consistente apoyo solidario a la República Española e hizo de México el refugio de los luchadores progresistas y revolucionarios del Latinoamérica y del mundo. A su vez, el cardenismo tuvo largo impacto en la región mesoamericana, desde Centroamérica hasta los países andinos. Entre otras repercusiones, inspiró las ideas de Augusto César Sandino, le dio base al proyecto Aprista original, así como objetivos a la Revolución boliviana y a la Revolución guatemalteca, y la política cardenista de desarrollo influyó la estrategia desarrollista originaria del proyecto de la Cepal.

No obstante, concluido el mandato de Cárdenas, la política de ampliación y robustecimiento de una burguesía y una clase obrera industriales, tomaría otro derrotero. El PRM cardenista sería remplazado por el PRI. Acaparar el Poder y complacer al gran capital prevaleció sobre la justicia y el desarrollo sociales; se entronizó la cooptación del aparato sindical y una creciente corrupción en las relaciones entre los gobernantes y los negocios privados. Degradación que en los años 80 se expandiría al descartar la estrategia desarrollista, entronizar las políticas neoliberales. Se privatizó creciente parte del patrimonio nacional, se ahondó la corrupción y degeneraron las prácticas políticas y económicas hasta los extremos que actualmente se denuncian.

En el Cono Sur latinoamericano

Las actuaciones de Getulio Vargas, en Brasil, y las de Juan Domingo Perón, en Argentina, tuvieron lugar más allá del área de resonancia de la experiencia cardenista. En ambos casos, en países grandes, naturalmente ricos, donde el poder político hacía mucho era monopolizado por sendos regímenes de la oligarquía terrateniente, conservadora y centralista.

Brasil

Getulio Vargas, con experiencia como parlamentario y como gobernador de Río Grande do Sul, accedió al poder en 1930 como presidente provisional cuando un golpe de la cúpula militar depuso al régimen tradicional. Los objetivos de Getulio enseguida se evidenciaron, al empezar por crear el ministerio de Trabajo, Industrias y Comercio, y el de Educación y Salud, dictar una ley de sindicalización y, en 1934, promulgar una nueva Constitución.

La atmósfera de la época se evidencia en que desde los primeros años 30 ya crecía el movimiento Intergralista ‑‑fascista simpatizante de Mussolini y Hitler‑‑, así como el Comunista, ligado a la estrategia estalinista de la Comintern de esos años. En 1935 ocurrió la “intentona comunista”, y en el 38 los integralistas también intentaron un putsch. Con lo cual Getulio, a su vez, desde 1937 decretó el estado de sitio, y poco después efectuó un golpe sin resistencia, que promulgó el Estado Novo ‑‑al que algunos cronistas le atribuyen cierta connotación fascista‑‑, a la cabeza del cual Getulio siguió en el poder hasta 1945.

El nuevo régimen adoptó una política de nacionalismo económico e impulsó la industrialización; creó el Consejo Nacional del Petróleo (que después se convertiría en la Petrobrás), la Compañía Siderúrgica Nacional, el gigante minero Vale do Río Doce, la Compañía Hidroeléctrica el río San Francisco y la Fábrica Nacional de Motores. Paralelamente, desarrolló la legislación laboral y, por otro lado, profesionalizó las fuerzas armadas como una institución sujeta únicamente al Ejecutivo federal.

Al crecer la participación estadunidense en la segunda Guerra Mundial, Getulio tuvo un acercamiento con Franklin Delano Roosvelt y accedió a cooperar con Estados Unidos, cesando la ambigüedad de la política getulista de neutralidad en el conflicto. Aceptó la instalación de una base aeronaval norteamericana en la nordestina Natal, el punto estratégico de América más próximo a África y Europa meridional. Además, creó la Fuerza Expedicionaria brasileña, que participaría en la ofensiva de los aliados en Italia. No obstante, al concluir la guerra, con el auge mundial de las demandas de democratización, ante el riesgo de que Estado Novo fuese rebasado por el movimiento popular, Getulio ‑‑que ya previa reformas políticas y nuevas elecciones‑‑ fue depuesto por un golpe militar en 1945.

Getulio Vargas volvió al gobierno, por elección democrática, en 1950. Pero en la cúspide los momentos más dramáticos de su vida, en 1954 quedó frente a una vasta ofensiva de la nueva derecha oligárquica y proestadunidense ‑‑armada ahora de poderosos medios de comunicación‑‑, dirigida a desnacionalizar las grandes empresas estatales, especialmente Petrobrás. En vísperas de que las turbas movidas por la reacción arrollasen el gobierno, Getulio escribió su célebre Carta‑testamento al pueblo brasileño, llamándolo a defender el patrimonio nacional, y se suicidó en Palacio. Ese gesto salvó a Petrobrás y todo lo que ella representaba.[11]

Argentina

Aunque Juan Domingo Perón y Getulio Vargas no alcanzaron a tratarse personalmente, sus notorias coincidencias políticas ocasionaron copioso intercambio de correspondencia.

El general Perón participó en la revuelta que en 1943 le puso fin a la llamada “década infame”, tras lo cual estableció una alianza con las agrupaciones sindicales de izquierda y se hizo cargo, en rápida sucesión, del Departamento de Trabajo y de la Secretaría de Trabajo y Previsión del nuevo gobierno. Desde allí apoyó al movimiento obrero haciendo efectiva la legislación laboral, impulsó los convenios colectivos, el Estatuto del Peón de Campo, los tribunales del trabajo, y extendió el derecho de jubilación a los empleados del comercio.

Ello le dio el apoyo de la mayor parte de los sindicatos, así como la hostilidad de las cúpulas empresariales y del embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, quienes en 1945 desataron una ofensiva en su contra. Esta culminó en un golpe palaciego que obligó a Perón a renunciar y ordenó arrestarlo, lo que, a su vez, desató una movilización obrera que reclamó y obtuvo su libertad. El siguiente año Perón ganó las elecciones, unió a los partidos que lo apoyaron en un Partido Único de la Revolución, que luego sería el Partido Peronista.

Tras la reforma constitucional de 1949, fue reelecto en 1951 en las primeras elecciones universales, en las que por primera vez participaron las mujeres. Su joven esposa, la actriz Eva Duarte, conocida como Evita Perón, se convirtió en una popular dirigente social por su liderazgo en la lucha por los derechos de las mujeres y de los discriminados trabajadores oriundos de las provincias del norte argentino, sus “cabecitas negras”. Perón, más allá de ampliar el respaldo oficial a los sectores más postergados ‑‑los “descamisados”‑‑ implementó una política nacionalista de desarrollo orientada a la industrialización, con énfasis primario en los sectores textil, siderúrgico, militar, del transporte y del comercio exterior.

En la política exterior, ante la Guerra Fría mantuvo la que llamó “tercera posición”, equidistante entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Pero 1952 sería un año aciago. Falleció Evita, tras larga lucha contra el cáncer. Perón incurrió en un innecesario enfrentamiento con la Iglesia, que hasta entonces lo había apoyado. Además, enfrentó un rápido aumento de la violencia entre grupos peronistas y antiperonistas, y una gran campaña antiperonista de los mayores medios de comunicación. Tras un fuerte choque con las bandas opositoras, que remató en el cruento bombardeo de la Plaza de Mayo, Perón fue derrocado en 1955 por un golpe militar, instaurándose una dictadura de derecha que derogó la constitución y las leyes laborales que esta incluía.

Perón se exilió en la España franquista. Poco después en Argentina surgió un movimiento de resistencia peronista, integrado por grupos obreros, juveniles, barriales, religiosos, y guerrilleros, que aglutinó a la izquierda peronista, reclamando el regreso de Perón y convocar elecciones libres y sin proscritos. Finalmente, Perón pudo volver y radicarse en el país dieciocho años más tarde, en 1973. Su multitudinario arribo dio ocasión a la ominosa masacre de Eseiza, en la zona aeroportuaria, cuando la facción “ortodoxa” de la derecha peronista ametralló a sus copartidarios de izquierda.

Ese mismo año hubo elecciones. Con Perón proscrito, su candidato fue Héctor Cámpora, líder de la resistencia peronista, quien las ganó ampliamente. Cámpora ejerció el cargo apenas 49 días ‑‑lo que se conoció como el Tercer Peronismo o la “primavera camporista”‑‑, durante los cuales logró un Pacto Social entre los empresarios y los sindicatos, anunció una política económica industrializadora e inició una política internacional tercermundista. Acto seguido, renunció para viabilizar la celebración de unos comicios sin proscripciones, que Perón ganó abrumadoramente, llevando como vicepresidenta a su segunda esposa, Isabel, bailarina de cabaret que, ya viejo, él conoció en el exilio.

Pero este último y achacoso Perón se dejó en manos del sector “ortodoxo”, algunos de cuyos cabecillas ya habían creado la funesta Triple A ‑‑Alianza Anticomunista Argentina‑‑, destinada a perseguir y asesinar a los militantes calificados de “izquierda”, lo que daría inicio a una ola de homicidios, desapariciones y terror. Perón falleció el siguiente año, 1974, y el gobierno quedó a cargo de su incompetente viuda. La polarización peronista se extremó; Cámpora sobrevivió a un atentado y se refugió en México, Isabel fue echada por un golpe y se instauró una dictadura militar de inspiración neoliberal, que acto seguido generalizó el campo de aplicación los métodos iniciados por la Triple A.

¿Quién es “el pueblo”?

En las experiencias reseñadas, se evidencia que el sentido político nacional‑afirmativo, desarrollista y progresista de tales populismos los hizo fuertes en tanto sus líderes sostuvieron su coherencia interna dentro de un cauce que movilizaba, cohesionaba y expandía el apoyo popular. Pero que si, debilitado el liderazgo central, una de las partes de la alianza hace predominar sus objetivos y prejuicios sobre las aspiraciones de las demás, tiende a escindir al conglomerado, o a que otros se desmovilicen o lo abandonen. O peor, a que pasen a enfrentarse.

Para comprenderlo es esencial entender, en cada país y formas de lucha, quién es la colectividad que denominamos “pueblo”, que en cada circunstancia explica su disposición, movilidad y apoyo. Es necesario tener presente qué constituye el cuerpo de esa alianza de reclamos y reivindicaciones, a quien se apela como el sujeto político capaz de ofrecer las capacidades y fuerzas que hacen falta para cambiar la realidad, su propia realidad.

Una respuesta notable por su alcance concreto como convocatoria masiva y como proyecto por el cual luchar juntos, fue la que el joven Fidel Castro plasmó en 1953 en La historia me absolverá, unos 30 años antes de las primeras publicaciones de Ernesto Laclau.

Esa proclama, más que ser el alegato del principal acusado frente al tribunal, tras la derrota del asalto al cuartel Moncada, apuntó hacia el próximo futuro, al llamar al pueblo cubano ‑‑a su vanguardia martiana‑‑ a rebelarse contra el estado de cosas existente. Ahí dice:

“Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, la gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia por haber padecido la injusticia y la burla generación tras generación, la que ansía grandes y sabias transformaciones en todos los órdenes y está dispuesta a dar para lograrlo, cuando crea en algo o en alguien, sobre todo cuando crea suficientemente en sí misma, hasta la última gota de sangre”.[12]

Enseguida de lo cual Fidel desgrana y concreta ese complejo sujeto político y lo convoca a protagonizar las siguientes etapas del proceso nacional cubano:

“Nosotros llamamos pueblo, si de lucha se trata, a los seiscientos mil cubanos que están sin trabajo deseando ganarse el pan honradamente […]; a los quinientos mil obreros del campo que habitan en los bohíos miserables, que trabajan cuatro meses al año y pasan hambre el resto compartiendo con sus hijos la miseria, que no tienen una pulgada de tierra para sembrar […]; a los cuatrocientos mil obreros industriales y braceros […], cuyas conquistas les están arrebatando, cuyas viviendas son las infernales habitaciones de las cuarterías, cuyos salarios pasan de las manos del patrón a las del garrotero, cuyo futuro es la rebaja y el despido, cuya vida es el trabajo perenne y cuyo descanso es la tumba; a los cien mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya […], que no pueden amarla, ni […] plantar un cedro o un naranjo porque ignoran el día que vendrá […] la guardia rural a decirles que tienen que irse; a los treinta mil maestros y profesores tan abnegados, sacrificados y necesarios al destino mejor de las futuras generaciones y que tan mal se les trata y se les paga; a los veinte mil pequeños comerciantes abrumados de deudas, arruinados por la crisis y rematados por una plaga de funcionarios filibusteros y venales; a los diez mil profesionales jóvenes: médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores, etcétera, que salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida, cerradas todas las puertas, sordas al clamor y a la súplica. ¡Ése es el pueblo, cuyos caminos de angustias están empedrados de engaños y falsas promesas; no le íbamos a decir: «Te vamos a dar», sino: «¡Aquí tienes, lucha ahora con todas tus fuerzas para que sean tuyas la libertad y la felicidad!»[13]

Probablemente muchos “politólogos” recuerdan ese texto como huella literaria de un fallido intento, sin advertir hasta qué punto su argumentación proyecta un arco desde aquel populismo ‑‑antecesor de posteriores afanes de liberación nacional‑‑ hasta el recién pasado y los próximos resurgimientos del progresismo latinoamericano. Con su examen de la complejidad social, de las actuales cerrazones y de sus alternativas, La historia me absolverá brinda un abordaje del sujeto político, de su articulación y de su potencial nacional‑afirmativo, descolonizador y revolucionario que sigue vigente. En medio de las interrogantes y las perspectivas de la actual crisis de la economía, de la política y del trabajo, es necesario volverla a discutir, en su contexto originario y en el actual.

En Cuba, la plural alianza liderada por “los muchachos” del 26 aceleró la formación política de la sociedad, tensionada por el esfuerzo de destruir la tiranía neocolonial, con la guerrilla en las montañas y en la clandestinidad urbana. Esfuerzo que en las peripecias de la lucha evoluciona y se recompone, en tanto se le dé continuidad a los objetivos comunes que realimentan su unidad.

El fracaso de la huelga de abril de 1958 ‑‑propuesta por el ala más moderada para deponer la dictadura sin descartar a los políticos tradicionales‑‑ fortaleció el liderazgo del Comandante en Jefe guerrillero. Y, acto seguido, la derrota de la subsiguiente ofensiva militar de la tiranía contra la Sierra confirmó el protagonismo político del Ejército Rebelde. Al derrumbarse la tiranía, la sagacidad de Fidel Castro y la dinámica del proceso no solo desintegró inmediatamente al ejército oficial y a los escuadrones represivos, sino también desmanteló los corruptos órganos del Estado, la política marrullera, la prensa venal y al núcleo de la cultura política neocolonial. Mientras quienes se oponían a emprender un proceso revolucionario corrían a Miami, la naturaleza patriótica y progresista de esa dinámica lo impulsó con el entusiasmo de los sectores populares.

Porque, en sus diferentes tipos y formas, la lucha, si es consecuente, enseña, hermana y decanta.

En el caso cubano, su victoria fue producto de un esfuerzo armado de liberación nacional sostenido por un movimiento de ancha y multicolor base social. La corrupción del sistema político y la violenta cerrazón de su etapa batistiana habían eliminado cualquier otra posibilidad. Pero donde no impera un régimen que cancele las demás opciones, otros modos de lucha contracultural y política son posibles. Lo que no desdice, sino confirma que allí, como en los demás países latinoamericanos, es indispensable aliar la coparticipación de las diversas fuerzas y modos de lucha para hacer factibles los cambios y el futuro necesarios.

Notas:

1. Ver Julio C. Gambina, “Proyecciones preocupantes de la CEPAL”, en Alai del 27 de julio de 2020.

2. Ver Simona Violetta Yagnova, “Los desafíos del mundo del trabajo”, en Alai del 24 de julio de 2020.

3. Ver Manuel Barrera Moreno, “Sector informal de la economía: ¿Nuevo sector social para la reestructuración de Chile?”, en Alai del 18 de julio de 2020.

4. Un ejemplo: cuando el gobierno acepta adoptar medidas antipáticas, convoca a los líderes de los gremios empresariales y de las centrales sindicales, para “mediar” en un acuerdo entre las partes. El gran capital acude como un solo hombre, mientras los sindicalistas, tan fraccionados como siempre, asisten a nombre de los trabajadores que aún tienen salario. La muchedumbre de los hombres y mujeres que carecen de trabajo fijo y subsisten como se pueda no tiene quien la represente ni santo que la defienda. Pero los medios noticiosos anuncian que las medidas se aceptaron por consenso.

5. Según la acertada expresión de Frey Betto, coincidente con aquella con la cual José Martí identificó a los mismos como “los pobres de la tierra”, con quienes deseó su suerte echar.

6. Vale anotar que ese fue, asimismo, el ámbito socio‑territorial donde el general Omar Torrijos llamó a constituir los núcleos de militantes, donde combinar la discusión de los temas nacionales con los asuntos de interés local.

7. Ver “Encrucijada de la Izquierda: ¿otro partido o millones de votos?”, en Punto Final del 17 de agosto de 2020.

8. Cursivas de NC. Ver “Em defesa da vida do povo, mudar o governo!” en Portal 360, Brasilia, en https://www.poder360.com.br

9. En el discurso del Presidente de México al presentar el Segundo Informe de Gobierno, el 1 de septiembre de 2020.

10. Ver Angelo Attanasio, «Mussolini es el arquetipo de líderes populistas como Bolsonaro, Trump y Salvini», entrevista a Antonio Scurati en BBC Mundo, el 4 de septiembre de 2020.

11. Solo algo más de 40 años después, bajo el triunfalismo inicial de la ofensiva neoliberal, para felicidad de las transnacionales, el sector estatal de las empresas brasileñas empezó a ser privatizado por el “socialdemócrata” presidente Fernando Enrique Cardoso, quien así abjuró de su pasado estructuralista y cepalista. Pero Petrobrás continúa siendo una empresa pública, al menos hasta ahora.

12. Ver Fidel Castro, La historia me absolverá, en http://www.radiorebelde.cu/26-julio-rebelde/lahistoriameabsolvera.html. Cursivas de NC.

13. Ídem.

* Nils Castro es escritor y diplomático panameño.


El retorno de las concesiones territoriales


Alainet.org

El 17 de agosto se cumplió un siglo del arribo de USS Sacramento al puerto de La Ceiba, con el fin de proteger los intereses de los hermanos de ‘sicilianos” Vaccaro y su compañía bananera la Standard Fruit Company, la que confrontaba una huelga de los trabajadores de las fincas bananeras, localizadas en La Ceiba y su entorno.

De acuerdo al historiador Antoni Canelas, días previos a la intervención militar estadounidense, en medio fragor de la huelga, se dio la denominada masacre de la calle 8 y posteriormente la masacre de la curva de la Masica. Canelas en su libro “El estrangulamiento económico de la Ceiba”, describe los pormenores de la huelga y la sanguinaria represión que se vivió en el Departamento de Atlántida en ese nefasto año de 1920; el que marco el fin de los pequeños productores de banano, denominado los poquiteros y afianzó el poder los hermanos Vaccaro además de la apropiación de toda la Atlántida, que gracias a la protección brindada por los Estados Unidos, la Ceiba se convirtió en un feudo familiar.

Las “ciudades modelo” (ZEDE) y el retorno de las concesiones territoriales en Honduras

El pasado seis de mayo, en medio de la pandemia de Sars II, inició operaciones en la isla de Roatan, PROSPERA, la primera “ciudad modelo” en instalarse en Honduras, en el marco de Las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico, las que se convirtieron en el pilar de las administraciones “nacionalistas” que ha gobernado Honduras en la última década, la que ha sido notoria por la violencia y corrupción imperantes.

Desde el 2011, Honduras optó por ser el escenario de la instauración de las “ciudades modelo”, teoría económica no tan novel del economista estadounidense Paul Romer, el que primero intentó llevar a efecto su experimento en la isla de Madagascar, donde el pueblo se levantó en el 2009, en contra de Marc Ravalomana, el entonces presidente, quien donó 100 mil hectáreas de tierra a la compañía coreana POSCO-DAEWOO.

Posteriormente, Romer apareció en Honduras en el año 2011, acompañando el gobierno de Porfirio Lobo, y promoviendo la creación de las ciudades modelo en nuestro país. En esencia las ciudades modelo o las zonas económicas especiales, permiten la tercerización de la justicia y la seguridad, dando lugar a la creación de ciudades-estados, cuasi independientes dentro del estado nacional, finiquitando de esta forma el concepto de soberanía westfaliana.

Golpe “nacionalista” a la Corte Constitucional

En octubre de 2012. La Corte de lo Constitucional declaró inconstitucionales la Ley de Regiones Especiales para el Desarrollo (RED), para el mes de diciembre del mismo año, el poder legislativo removió a varios magistrados de la corte constitucional como represalia sobre su resolución sobre la ley RED.

A partir del golpe al poder legislativo por el poder judicial, en Honduras desapareció la independencia de poderes, situación que ha generado un enorme abuso de poder, dedicándose el Congreso Nacional a legislar con el objetivo de destruir y violentar los derechos derechos humanos.

En la visita in situ del National Lawyers Guide de los Estados Unidos a Honduras, este presento un informe en el que señaló: “A menos de dos meses del fallo sobre la Ley RED, el Congreso Nacional de Honduras votó para destituir a los cuatro magistrados de la Sala Constitucional que habían dictado sentencia contra la ley. Los mismos cuatro magistrados también se habían enemistado con el gobierno con su fallo sobre una ley de reforma policial. Muchos comentaristas legales, incluyendo la Ministra de Justicia y Derechos Humanos de Honduras y el Relator Especial de la ONU sobre la independencia de jueces y abogados, caracterizaron esa destitución como un segundo golpe, ya que no cumplió con los procedimientos que precisa la Constitución”.

Hasta la fecha los libertarios neoreaccionarios estadounidenses involucrados en PROSPERA, ignoran la trascendía de los hechos acontecidos el 12-12-12, además de ignorar a propósito el caso en que se encuentra Honduras como consecuencia de lo que la Corte sur del distrito de Nueva York denomina “la impía alianza entre funcionarios hondureños y narcotraficantes”.

Por supuesto que las bondades de los proyectos enumerados por PROSPERA son atractivos, no obstante nosotros vemos la punta del témpano, con lo que implica el fin de la democracia liberal burguesa, la cual indudablemente se encuentra en crisis, y la opción de retornar a la autocracia tan preciada por los discípulos de Ayn Rand.

Tanto Thiel como Friedman han publicado su desdén hacia la democracia, e incluso no ocultan sus tendencias hacia un posible racismo, situación que da pie a múltiples conjeturas, sobre las posibles formas de gobierno que pretendan aplicar los “libertarios” en sus experimentos sobre gobernanza que pretenden llevar a efecto en los remanentes de la república de Honduras.

Por supuesto que Honduras tiene una trayectoria histórica de gobiernos entreguistas. Desde el episodio hace dos siglos de la República de Poyas promovida por Gregor McGregor, evento que pasó a la historia como la mayor estafa en el siglo XIX, a la entrega hace un siglo de la Ceiba a la mafia siciliana de los hermanos Vaccaro, los que terminaron siendo entronizados casualmente hace un siglo con la intervención del uso sacramento en agosto de 1920.

Las concesiones territoriales en el siglo XXI

La Ceiba aparentemente ha sido ha puesto en la mira de Thiel-Friedman y su representante en Honduras, Erick Brieman. Hasta la fecha el alcalde “liberal” de la Ceiba no ha hecho pública ninguna información sobre las pretensiones de los “libertarios” en la que fue durante más de medio siglo la sede de la mafia de los hermanos Vaccaro, sociedad que posteriormente pasó a llamarse la Standard Fruit Company. Al mejor estilo de los sátrapas liberales, Jerry Sabio no ha omitido informar sobre las pretensiones de la creación de un nuevo Mazapán -ciudad de la Standard Fruit Company, vedada para los hondureños- la que hasta la fecha mantiene sus restricciones.

Ciertamente Honduras enfrenta una severa crisis económica, no obstante las lecciones del pasado, de conceder el territorio a supuestos inversionistas extranjeros no han sido de beneficio para el país, y mucho menos en la actual coyuntura que nos encontramos. Un país aparentemente manejado por el crimen organizado no es ninguna garantía para negociar los intereses de una mayoría sometida a la violencia y la ausencia de un estado de derecho.

Como hemos manifestado con anterioridad, el estado de calamidad por la que atraviesa Honduras es en parte una creación de las administraciones gubernamentales surgidas después del golpe de estado, las que han destruido la economía del país y socavado las leyes. Por muy “filantrópicas” que sean las intenciones de PROSPERA, su sociedad con el actual gobierno hondureño descalifica sus pretensiones de “contribuir” a la prosperidad de los hondureños.

En fecha reciente, las comunidades y patronatos de Roatán se pronunciaron en contra de la ZEDE PROSPERA y la ausencia de un proceso de Consulta Previa, Libre e Informada con las comunidades isleñas, tal como indica el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de naciones Unidas sobre los Derechos de los pueblos Indígenas; denotando este hecho la persistente y sistemática omisión por parte del Estado, de reconocimiento del derecho a la Consulta.

- Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH