martes, 9 de febrero de 2016

Argentina, Venezuela y Bolivia: Tres caras de un momento

Rebelión

Por Félix Caballero Escalante

“La burguesía nacional de los países subdesarrollados no se orienta hacia la producción, los inventos, la construcción, el trabajo. Se canaliza totalmente hacia actividades de tipo intermedio (…) 
La burguesía nacional tiene una psicología de hombre de negocios no de capitán de industria. 
Y en verdad que la rapacidad de los colonos y el sistema de embargo establecido por el colonialismo no le permitieron escoger.” 
Frantz Fanon (1961)  


El escenario suramericano a partir de las elecciones en Argentina se reconfigura, pues a partir del domingo 22 de noviembre se termina la era de los K ya que pierden la presidencia luego de 12 años ininterrumpidos de gobierno.

El fenómeno del macrismo, que no es más que la restauración neoliberal en Argentina, resuena en todo el continente americano y refresca a las fuerzas conservadoras que por diferentes razones y contextos se han reposicionado como una fuerza política con capacidad de gobierno dentro de los diferentes países progresistas.

Las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre en Venezuela también representaron una derrota significativa para el movimiento socialista bolivariano y antimperialista pues la Mesa de Unidad Democrática (MUD), plataforma política que aglomera a los partidos de derecha, logra la máxima mayoría dentro de la Asamblea Nacional.

Si bien estos resultados electorales expresan una serie de contradicciones acumuladas durante años, que los procesos populares-nacionales no han podido solventar, no compartimos la lectura de algunos autores que catalogan este momento como “fin del ciclo progresista”, pues, es poco cierto que las fuerzas progresistas en Latinoamérica y el Caribe, simplemente desaparecerán y se agotarán como alternativa política para la construcción de un orden post-neoliberal.

Tenemos a Bolivia de ejemplo cuyo gobierno ha hecho pasos significativos hacia la transformación del Estado y la socialización de la democracia acompañado con una transformación parcial de los medios de producción que ha permitido un crecimiento interanual y a su vez una distribución basada en la equidad.

Nuestra propuesta es darle lectura desde el análisis internacional a la correlación de fuerzas a nivel nacional, tomando los casos de Venezuela, Argentina y Bolivia, pues a partir de la piedra fundacional del Consenso Bolivariano, es decir, la creación del ALBA-TCP en 2004, se comienza a generar una plataforma multilateral que va madurando a través de la sinergia entre los diferentes proyectos nacionales-populares y se constituye, de esta forma, un bloque, una comunidad de fuerzas vivas tan estrechamente relacionada, que la dinámica nacional puede tener repercusiones dentro del bloque geopolítico.

Argentina: el laboratorio del neoliberalismo del siglo XXI

Como Chile en los años 70, Argentina ahora representa el escenario ideal para que las fuerzas conservadoras experimenten diversas fórmulas de aplicación de medidas de ajustes estructurales a fin de reducir la participación del Estado en la economía nacional e imponer, como lo llama Claudio Katz, una CEOcracia [1].

La CEOcracia se enfoca en generar, mejorar o consolidar desde el gobierno, el sistema de transferencia de la renta nacional hacia las clases acaudaladas del país, siendo los gestores de ese sistema, es decir, ministros, y altos funcionarios del Estado, parte de la cúpula empresarial [2].

Somos testigos de cómo el gobierno de Mauricio Macri aprieta el acelerador a fin de aplicar medidas radicales antes de que el Congreso de la Nación comience a sesionar, pues dentro de la Cámara de diputados, la correlación de fuerzas está en contra del macrismo ya que solo 90 de los 257 escaños pertenecen a Cambiemos, mientras que la mayoría le corresponde al Frente por la Victoria (FPV) con 107 curules. Esta tendencia se repite en el senado pues 45 senadores pertenecen al FPV y sólo 16 al partido de gobierno.

Más de 12.000 trabajadores del sector público han quedado sin trabajo luego de que el ejecutivo argentino haya aplicado cierres de distintos medios como SenadoTV, Radio Nacional Rock, además de cerrar el Centro Cultural Kirchner y ordenar el despido de los directivos de Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y la Comunicación (Aftic) [3].

Igualmente el macrismo está apresurando la promulgación de la ley de agroquímicos que busca establecer un marco jurídico para que el complejo agro-biotecnológico pueda hacer uso libre de los transgénicos y de esta manera preparar el terreno para la suscripción del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que entre sus prerrogativas se encuentra la promoción de las patentes, la privatización de las semillas y mecanismos de regulación del Estado por parte de las empresas transnacionales [4].

Decimos que Macri está pisando el acelerador pues gran parte de estas medidas se han ejecutado a través de la figura del Decreto de necesidad y urgencia (DNU), un recurso que permite al ejecutivo promover acciones con fuerza de ley en “circunstancias excepcionales” como lo indica el artículo 99 numeral 3 de la constitución de la República de Argentina [5].

Esta herramienta le permite al ejecutivo saltarse las instancias regulares y apresurar el desmontaje de las políticas kirchneristas, como por ejemplo la derogación de la ley de medios y un replanteamiento de la política exterior pues actualmente el gobierno argentino busca incorporar al país a la órbita de la Alianza del Pacífico y reinsertarse en los mecanismos multilaterales de financiamiento como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Foro Económico Mundial de Davos cuya agenda se posiciona por encima de los mecanismos alternativos de integración regional como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños CELAC), cuya cumbre se celebrará el 27 de enero en Quito (Ecuador).

Vemos con preocupación cómo la situación social en ese país se enrarece, pues el gobierno, en sus pocos días de mandato, no ha hecho más que mermar la capacidad adquisitiva de la clase trabajadora a través de una devaluación que llega al 60%, ejercer el poder para desviar la renta nacional hacia la clase acaudalada a través del endeudamiento externo y, atentar contra la libertad de expresión que tanto ha usado la derecha como argumento en contra de los gobiernos progresistas.

Venezuela y las indefiniciones 

La derecha regional pretende borrar a la izquierda como opción política y tiene capacidad de hacerlo pues actualmente cuenta con una amplia base social ya que las propias fuerzas progresistas latinoamericanas no han podido superar las corrientes reformistas que plantean un avance gradual con políticas redistributivas que incluyan sectores marginados, empero, no se propone una trasformación radical del Estado.

Tanto en Argentina como en Venezuela, no se ha podido romper con la ideología del capital ni con su dinámica absorbente, pues a pesar de que haya una disminución de la pobreza en los países donde gobernó o gobierna el progresismo, este indicador generalmente representa un crecimiento de las clases medias que, sin una política de formación coherente con los ideales socialistas, se convierten en los primeros aliados de las fuerzas conservadoras.

Eso explica por qué hubo una diferencia de más de 2 millones de votos, entre la opción del chavismo y la oposición, a pesar de que también tenemos que tener en cuenta el gran porcentaje de abstención de las filas del chavismo [6] generado por el descontento con la dirección del gobierno que no ha sido eficiente a la hora de responder a la arremetida de la guerra económica y por plantear una postura ambigua donde se enaltece discursivamente el poder popular, empero, se sigue financiando los gastos suntuarios de la burguesía.

Esta nueva Asamblea Nacional con mayoría a favor de las fuerzas conservadoras, ha expresado que no trabajará con el ejecutivo para enfrentar la crisis económica sino que buscará imponer su agenda política, generadora de ingobernabilidad, para tumbar al Presidente Nicolás Maduro e impulsar simultáneamente su agenda legislativa para implantar el orden neoliberal a lo Macri, que pasa por ley de reversión expropiatoria, descentralización de los servicios públicos, la ley de amnistía, entre otros [7].

Esta movida de la MUD está sazonada con un poco de demagogia que puede hacer confundir a la población, como es el caso de la ley de vivienda que plantea otorgar títulos de propiedad a los beneficiados de la Gran Misión Vivienda, medida regida por la Cámara Inmobiliaria y que busca introducir los nuevos complejos habitacionales al mercado inmobiliario especulativo [8].

La mantención de la políticas sociales activas pasan por una coyuntura critica pues nos encontramos inmersos en una crisis deflacionaria donde las economías de la triada que mantiene el orden capitalista (EEUU, Unión Europea y Japón) se encuentra en estancamiento y en el plano de las economías emergentes, Rusia y China se enfrentan a una desaceleración de su crecimiento y Brasil se encuentra en recesión.

Todo esto repercute negativamente en los comodities y encrudece la situación para los países monoproductores y exportadores de materias primas que ven su presupuesto nacional significativamente reducido.

Bolivia y la radicalización

A pesar de esta compleja situación, el chavismo y las demás fuerzas de izquierda que hicieron posible la conformación del Consenso Bolivariano no se encuentras agotadas.

Es incoherente decir que estamos en un “fin” de ciclo progresista, pues estas fuerzas nunca han sido un invento electoralista, o coyuntural, sino que constituyen una comunidad política con arraigo histórico, compuesto por fuerzas vivas con capacidad de movilización y gobierno.

Actualmente las corrientes que proponen la transformación del Estado están sitiadas bien sea por la cooptación institucional de movimientos populares a través de los tentáculos del Petro-Estado y la cultura rentista o por la CEOcracia, sin embargo, ambos elementos son superables si se logra la profundización de los proyectos populares-nacionales de corte socialista que fueron planteados desde inicios del siglo XXI herederos de la revolución cubana, de los movimientos de liberación nacional, del levantamiento zapatista, etc.

Así lo asumió el gobierno de Evo Morales Ayma, el cual convocó para el 21 de febrero a un referéndum con el objetivo de someter a la consulta popular la posibilidad de enmendar la constitución y abrir la vía legal de participar como candidato presidencial en el 2019 y de esa forma continuar con el proyecto socialista influenciado por la concepción ancestral andina, de los kichuas y aymaras: el Sumak-Kawsay (Vida en armonía) [9].

El gobierno boliviano ha logrado interpretar el socialismo a través del pensamiento originario indigenista, así como lo hizo Mariátegui en la segunda década del siglo XX al proponer el socialismo comunitario basado en las unidades territoriales incaicas denominadas ayllu.

Para nosotros, la propuesta más radical y que da poca cabida a las corrientes reformistas es, precisamente, la que se desarrolla en marco del proceso boliviano pues la cosmovisión de la filosofía del Sumak-Kawsay pone como eje articulador de todo el entramado social para el buen vivir, el trabajo, la solidaridad y la vida en comunidad, contraponiéndose con la visión del neoliberalismo que se basa en la economía financiera y la hiperindividualización expresada en el mito de la “competencia”.

La consecución del Estado Plurinacional de Bolivia y el proyecto dirigido por el gobierno de Evo Morales Ayma es primordial para la vitalización del progresismo regional y representa un referente de que si se puede lograr un sistema económico donde el crecimiento y la distribución sean proporcionales

A modo de síntesis

1. En medio de una crisis general del capitalismo, que paralelamente a la deflación pasa por un proceso de concentración de grandes capitales transnacionales [10], los países de la periferia del sistema tienden a sufrir de manera más cruda los embates de esta situación debido a que la estructura económica nacional está poco diversificada y generalmente se basan en la exportación de comodities cuyo valor ha sufrido una baja significativa.

2. El reformismo, entendiéndolo como la corriente socialdemócrata que plantea construir un estado de bienestar social a través de un pacto interclasista, sin trastocar los procesos de acumulación tradicionales ni plantearse la transformación del Estado, ha contribuido con el estancamiento del progresismo en los distintos países del bloque progresista y ha acelerado el crecimiento de la CEOcracia en el caso de Argentina y la consolidación del Petro-Estado en el caso venezolano.

3. Bolivia, representa la síntesis de todos los proyectos nacionales-populares de corte socialista en la región y lograr la repostulación de Evo Morales sería una victoria de toda la izquierda latinoamericana. La conformación de un Estado Comunal, como se plantea en Venezuela, se puede ver reflejado en la práctica en la organización del socialismo comunitario boliviano, que se traza como meta democratizar la política por medio de una organización socio-económica horizontal basado en la cultura y cosmovisión de los pueblos originarios andinos, como el Sumak-Kawsay.

Notas:

1. Katz, C. (2015) La “CEOcracia” en acción. Recuperado el 10-1-2016 en: 

2. Katz (2015) menciona que: “… los remarcadores ahora son ministros y los gerentes del sector privado (denominados CEOs) controlan la administración pública”


4. Rechazan leyes regresivas sobre agrotóxicos. Por: Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina et al.: Recuperado en: www.alainet.org/es/articulo/174586#sthash.VrRwu81Y.dpuf

5. Recuperado en:

6. “La victoria en elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, se puede considerar como gran ganador, al voto castigo, pues el chavismo perdió unos 1.988.554 votos (26.2%) con respecto a las elecciones presidenciales del año 2013, no obstante, en comparación con esas mismas elecciones, la oposición sólo logró aumentar 343.434 votos (4.6%).” (Caballero, 2015). Recuperado en: http://www.alainet.org/es/articulo/174200#sthash.aKwvctqu.dpuf


8. La GMVV plantea la propiedad multi familiar, que tiene que ver con los espacios comunes y la unifamiliar que plantea que la propiedad pertenezca a la familia y no puede ser transferida por medio de la venta a otra persona.

9. Los venezolanos vivimos un proceso electoral semejante cuando el Comandante Chávez propuso en 2009 un referéndum para enmendar los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela a fin de eliminar la restricción a repostularse de forma continua en cualquier cargo de elección popular.

10. En el 2015 las cifras de adquisiciones y fusiones aumentó un 42% con respecto al año pasado y marca un precedente en cuanto a la tendencia monopolizadora del sistema capitalista. (Información rescatada en: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160111_economia_monopolios_regulacion_lf)

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