martes, 31 de enero de 2017

Ataques cibernéticos pretenden acallar medios alternativos



Desde el pasado 23 de diciembre, el periódico digital Criterio.hn permanece fuera de linea, tras un ataque considerado contra la libertad de expresión y la libertad de prensa, dado que es un medio que denuncia la impunidad y acompaña las acciones en pro de los derechos humanos.

El equipo de periodistas de Criterio.hn, denunció el hecho a través del siguiente escrito, así mismo hacen un llamado a la solidaridad para volver a ser voz de denuncia en Honduras:

(Redacción Criterio.hn) Desde que fundamos el periódico el 1 de mayo de 2015 hemos sido víctimas de ataques cibernéticos sistemáticos, a tal grado que nuestro web master ha contabilizado a diario un promedio de 50 ataques de fuerza bruta o intentos fallidos de ingreso al administrador de la página.

Estos ataques se dan al menos cinco días a la semana, es decir que se producen casi a diario. Creemos que la situación obedece al contenido  del material que publicamos que generalmente es de denuncias de corrupción y violaciones a los derechos humanos.

El último incidente se produjo el viernes anterior cuando los constantes ataques provocaron que la página web se cayera producto del consumo excesivo de los recursos del hosting, como medida para evitar los ataques de fuerza bruta provocados por bots.

Curiosamente la caída de la página ocurrió el día siguiente en que publicamos una noticia en la que poníamos al descubierto la violación que cometieron elementos de la Policía Militar del Orden Público (PMOP) y de la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN) al ingresar de manera abrupta a Café Paradiso y otra noticia titulada “Conferencia Episcopal pide a políticos frenar la corrupción, pero obvia la ilegal reelección”.

En esta última noticia hacíamos referencia por qué es ilegal la reelección presidencial de acuerdo a la Constitución de la República y poníamos al descubierto el papel que ha jugado de la iglesia católica en temas políticos.

“No quisiera pensar que esas dos noticias habrían incrementado la cantidad de ataques, pero hasta el momento no encuentro alguna otra razón que me haga pensar que las causas son otras. Tampoco quiero pensar que en todo esto estén involucrados funcionarios o instituciones del gobierno, aunque me resisto a pensar lo contrario porque no es la primera vez que nos sucede esto, ya que es algo reiterativo y ha ocurrido siempre que el periódico publica actos de corrupción o violaciones.

Para frenar los ataques sistemáticos, hemos cambiado el proveedor del hosting en dos  oportunidades y actualmente quienes nos brindan ese servicio nos recomendaron en las últimas horas que debemos invertir en un hosting dedicado, lo que implica hacer una nueva inversión, pero lastimosamente nos vemos imposibilitados en hacerlo porque no contamos con un respaldo financiero.

En virtud de lo anterior invocamos la solidaridad de organismos nacionales e internacionales que trabajan en la defensa y promoción de la libertad de expresión, porque no queremos que nuestro proyecto se muera en el intento por contribuir a construir una Honduras más justa y democrática.

Nota: Criterio.hn recibe ataques de fuerza bruta al menos cinco días a la semana con hasta 50 intentos diarios, procedentes de IPs nacionales e internacionales.

El informe del que hizo el web master, David Valladares, sobre la parte de seguridad del periódico, es el siguiente:

En la parte de seguridad como primera medida y ante los constantes ataques de fuerza bruta, hemos cambiado de proveedor de hosting en dos oportunidades. Actualmente el nuevo proveedor ofrece protección firewall para ataques de tipo DDOS y hemos procedido a instalar algunos plugins de WordPress recomendados por el mismo proveedor que ofrecen una capa de seguridad extra en cuanto a protección antispam e intentos fraudulentos de logins al administrador del sitio.

Hay mejoras extras que se pudieron haber implementado pero teniendo en cuenta que cada uno de estos plugins consume recursos extra se decidió no utilizarlos todos para evitar el uso excesivo de recursos, ello ayudó considerablemente a mantener a raya la moderación de spam en los comentarios de las publicaciones, así como el bloqueo de IPs por intentos fraudulentos de acceso al administrador, pero no es suficiente porque si bien ayudan a mantener seguro el sitio de accesos no autorizados, consumen recursos extras que al final afectan la utilización de recursos y por ende la futura suspensión de la cuenta.

Recomendación: Al igual que la categoría anterior, la recomendación es la actualización del plan de hosting a un plan VPS, ya que esto nos permite un mayor rango de acción que incluye instalación de más y mejores componentes de seguridad WordPress sin preocuparnos tanto por la parte de consumo de recursos.

Intervenir la UNAG podría parar la crónica que le agudiza crisis



Por Sandra Rodríguez

Estudiantes de la Universidad Nacional de Agricultura, UNAG, que están en la defensa de la Educación Pública de calidad, no atenderán el llamado de reanudar clases la próxima semana, tampoco aceptarán la convocatoria desde la Dirección de Desarrollo Estudiantil, que les pide llevar colchonetas y ropa de cama para reubicarlos el fin de semana.
Tras 48 días de toma pacifica al menos 1500 jóvenes permanecen en las instalaciones universitarias ubicadas en la ciudad de Catacamas Olancho, donde se han hecho cargo del mantenimiento y cuidado de los bienes incluyendo animales y cultivos, cuyos derivados  utilizan para su alimentación.

No se busca ser enemigos del rector Marlon Escoto, sino que se actué conforme a Ley, que escuche a los jóvenes, dijo ayer la coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, Bertha Oliva.

“Hay que resolver esos problemas, la petición de separar al rector Marlon Escoto, no es de los estudiantes, sino que debería ser de una junta interventora y la observación de organizaciones defensoras de derechos humanos, pero sin parcializarse”, declaró la defensora.

La situación de la UNAG no es por la separación del doctor Marlon Escoto, sino que se debe encontrar la verdadera crisis que sucede allí y agudiza la situación universitaria, y que está sometiendo judicialmente a los estudiantes que se manifiestan; no queremos que en Honduras pasé lo mismo que en Ayotzinapa, México, donde desaparecieron a 42 estudiantes que se manifestaron en contra de sistema en el año 2014, declaró Oliva.

El presidente de la República Juan Orlando Hernández debe intervenir en esta situación, ver que está haciendo la junta interventora nombrada por el Congreso Nacional, cual es el papel del Comisionado Nacional de Derechos Humanos, el CONADEH. No es acallar a los jóvenes sino atender sus propuestas, atender la problemática expresada a través de la voz de la juventud, de no escucharlos este es un país en tragedia permanente, advirtió Oliva, quien desde el COFADEH ha dado acompañamiento permanente a los defensores de al educación pública en Catacamas, Olancho.

Al volver a clases, según información oficial, los más de 3500 alumnos deberán llevar colchonetas a los establecimientos que ya se han conseguido para albergarlos en la ciudad de Catacamas, así mismo las clases las recibirán en el instituto público “18 de Noviembre”, cuyo nombre es la misma fecha en que inició la toma indefinida.

El estudiante Edas Paz, dijo que esa situación es preocupante, pues las autoridades dicen que todo está bien, pero el 2016 fue un año que dejó al descubierto el descontento estudiantil en las elecciones ilegales donde Marlon Escoto fue electo por tercerea vez y el reglamento interno solo permite dos, la situación de hacinamiento y dormir en el suelo, la expulsión de ocho compañeros de cuarto año y la inestabilidad académica de los alumnos de medicina veterinaria.

“Los que vivimos dentro la Universidad sabemos que la situación no está bien, por eso nos mantenemos en esta lucha”, afirmó.

Al aceptar el llamado de volver a clases, es regresar al inicio del problema, justo por lo que comenzaron las denuncias del trato inhumano en que vivían los y las estudiantes de agricultura, donde según alumnos y padres de familia, se les negaba hasta la comida, que ahí mismo se produce.

Hace unos días 147 estudiantes obtuvieron su título universitario, de un total de 620 jóvenes de último año, lo que significa que más de 450 apoyan la protesta social, pese a que ya están por egresar, la lucha es para que las futuras generaciones no sufran las violaciones a las que están sometidos, sostienen los estudiantes.

Por su parte los docentes denunciaron tres atentados durante la toma estudiantil, el ataque con el tractor, atropellos y un incendio misterioso, además de 20 demandas interpuestas en diciembre y 25 que se presentaran en enero por reintegro de catedráticos despedidos de manera injustificada. También hay contratación de personal sin presupuesto establecido y cien trabajadores que no gozan de los beneficios sociales.

Se desmiente que la huelga se origina por la exigencia de aumento salarial, ya que la manifestación es de parte de los y las estudiantes, como docentes nos unimos a la solicitud de que se intervenga la UNAG, así como se intervino el Instituto Hondureño de Seguridad Social, IHSS, porque la situación se agrava, afirmó el profesor Carlos Alvarado.

La junta interventora se solicita también de parte de los estudiantes, quien instan al presidente de Honduras para que acciones desde sus facultades, así mismo al rector interino Carlos Ulloa, y a Escoto que lo deje trabajar.

Diógenes Espinoza, pudo haberse graduado el 30 de  diciembre del 2016, pero afirmó que su ceremonia será en las instalaciones de la UNAG, donde ha estudiado y la que defiende, no en un colegio técnico como lo hizo una mínima cantidad de compañeros que ni siquiera cumplieron su periodo académico que es de 15 semanas, y ellos no sacaron las clases con la complejidad que tienen, en 15 días.

“Estamos dispuestos a seguir cuidando nuestra universidad y no posible que se pretenda reanudar módulos de clases fuera de la UNAG, y eso lo debemos aclarar, porque no se cuenta con la logística necesaria”.

Nosotros luchamos por las futuras generaciones y en el nombre de Dios y con la ayuda solidaria del pueblo, la vamos a lograr, agregó Adolfo Chávez, quien en tres años de alumno no ha visto al rector Marlon Escoto.

A continuación la comunidad estudiantil de la UNAG compartió la siguiente cronología de hechos que los han llevado las la toma el día de hoy:

“Cronología de una crisis”

¿La universidad Nacional de Agricultura  es presa de una Dictadura planificada?

- Primera parte

1) 15 de Mayo 2015 el consejo de educación superior suspende la matrícula de medicina veterinaria mediante acuerdo 3033-291-2015 por no tener planta docente especializada y no tener el hospital veterinario en funcionamiento ni equipado

2) 18 de diciembre del 2015 el consejo directivo aprueba un nuevo reglamento disciplinario sin opiniones legales de organismos de derechos humanos.

3) El 18 de marzo del 2016 Se nombra la comisión electoral para el proceso Eleccionario integrada por
*Carlos Ulloa, presidente
*Roy Menjivar, secretario

*Melvis Escoto

*Carlos Bustillo

Llama la atención que el primo de Marlon Escoto lo colocan como representante estudiantil sin ser el presidente de los estudiantes.

4) 14 de abril 2016 Renuncia Roy Menjivar como miembro de la comisión Electoral por irregularidades en el padrón electoral entre otras.

5) 14 de abril 2016 Renuncia Mario Talavera y Emilio Fuentes como candidatos en el departamento de recursos naturales por anomalías de la comisión electoral al incluir personas sin cumplir requisitos para votar.

6) 14 de abril del 2016 se llevan a cabo las elecciones de jefe de departamento en donde se empiezan a dar las primeras irregularidades de las elecciones como ser:
* permitir votar a personas que no cumplen con los requisitos de tener dos años de ser docente.
* Docentes que están en el extranjero son traídos solo a votar.
* La comisión electoral dirigida por Carlos Ulloa y Melvis Escoto excluyen del padrón electoral de elecciones a los docentes extranjeros pero a los estudiantes extranjeros sin les permiten votar y hasta ser electos miembros del consejo directivo (caso del estudiante salvadoreño Morris).
7) 14 de abril del 2016 Maniobra de la comisión electoral ponen como secretario de la comisión al primo hermano de Marlon Escoto violentando el reglamento del estatuto que dice que es el representante de los docentes (Asoduna) quien debe ser el secretario.

8) 29 de Abril del 2016 es el día de elecciones estudiantiles el “movimiento universitario progresista (MUP) ” no permiten la inscripción de otro movimiento estudiantil por lo que se protesta frente la rectoría y las vicerrectoria académica dónde se termina con un arreglo que las nuevas elecciones serán el 29 de Junio pero con dos movimientos.

9) 31 de mayo se llevan las elecciones de la rectoría, violando el estatuto de la universidad el consejo directivo elige a Marlon Escoto como Rector.

10) 15 de Junio asume la nueva Rectoría liderada por Marlon Escoto sin que el consejo directivo saliente resuelva la impugnación de su ilegal elección.

11) 20 de Junio del 2016 inicia despido de docentes que no apoyaron la elección ilegal del señor Marlon Escoto.

12) 29 de Junio elección del nuevo presidente Estudiantil el compañero Ángel Carranza contra todo pronóstico.

13) 25 de Julio 2016 El Heraldo denuncia las humillantes condiciones donde viven algunos becarios que duermen hasta en el suelo.

14) 26 de Julio del 2016 El heraldo denuncia que la universidad le alquila locales sin licitación a:
* Suegra del Rector Marlon Escoto de nombre Ovely Recinos.
* Suegra del vicerrector administrativo Javier Reyes Luna de nombre Alicia Nájera.
* Cuñado del vicerrector administrativo Javier Reyes Luna de nombre Roberto Quan.
Hasta la fecha el Ministerio Público de Catacamas no se ha pronunciado sobre eso, si se está investigando o ¿será que no investigan porque en el MP de Catacamas trabaja el Abogado José Manuel López hermano del asesor de Marlon Escoto de nombre Ariel López?

15) El 3 de agosto del 2016 el Heraldo denuncia que ha existido intimidaciones y amenazas a muerte entre otras irregularidades en las elecciones de la universidad.

16) 20 de agosto del 2016 el Consejo de Educación suspende a Marlon Escoto como Rector y acuerda que se abstenga de hacer cualquier gestión que le compete al Rector.

17) El 25 de Agosto del 2016 El Consejo Directivo Universitario (CDU) de la Universidad Nacional de Agricultura, que es presidido por el rector Marlon Escoto en sesión CDU-031-2016, resolvió declarar SIN LUGAR el escrito de impugnación a la elección del Dr. Marlon Escoto como nuevo Rector de la UNA, presentado por el abogado del Dr. Roy Menjivar.
El CDU ratificó el resultado de la elección del Dr. Marlon Escoto como Rector de la UNA para el periodo 2016-2019.
18) 1 de octubre del 2016 el Dr. Carlos Ulloa, vicerrector académico, pública un comunicado con listado de alumnos que matricularán como primer ingreso de medicina veterinaria violentando el acuerdo de educación superior del 15 de mayo del 2015.

19) 3 de Noviembre del 2016 el Consejo de Educación Superior dando cumplimiento a lo establecido en agosto de 2016 le regresa 621 títulos a la universidad de agricultura por ser firmados por Marlon Escoto como Rector quien violentando lo dispuesto por el CES firmó 621 títulos.

Integrarse a la toma

Por su parte la Iniciativa UNA-Reformas invita a los estudiantes que ese fueron a sus casas, a que vuelvan a la Universidad y que se integren a la toma, porque la problemática no ha sido resuelta y así no se puede continuar con el tercer periodo académico.
Pese al desgaste físico, la convicción en esta lucha se sobrepone al desinterés de parte de las autoridades académicas, quienes creyeron que durante las fiestas navideñas y de año nuevo los ciento de jóvenes abandonarían la lucha y se irían a sus casas, sin embargo han festejado y compartido no sólo entre ellos y ellas, sino con familiares, amistades, personas solidarias y grupos de egresado de la UNAG que los apoyan en la protesta pacifica como parte del derecho a la libertad de expresión.

¿Se terminó el neoliberalismo?


Rebelión

Por Marcelo Colussi

El Amo tiembla aterrorizado delante del Esclavo porque sabe que, 
inexorablemente, tiene sus días contados.

I.- Acaban de suceder dos hechos muy importantes en términos políticos a nivel mundial, que para más de alguno hicieron pensar en el fin del neoliberalismo. Nos referimos al rechazo de los votantes británicos para la continuidad del Reino Unido de Gran Bretaña en la Unión Europea (lo que popularmente se conoció como Brexit), y a las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos con el triunfo de Donald Trump.

Si fuera cierto ese final (aunque creemos que no es así exactamente), ello nos obligaría a replantearnos el sentido de la lucha para el campo popular: si se terminó el neoliberalismo, ¿cuál es el enemigo a enfrentar entonces? Con neoliberalismo o sin él -a lo que podría agregarse, homologando las cosas: con imperialismo o sin él, o con Estado de bienestar keynesiano o sin él, o más aún: con república o con monarquía parlamentaria- el verdadero núcleo del problema es el sistema de base del que todas las anteriores son expresiones determinadas y puntuales: el problema de fondo sigue siendo el capitalismo. El neoliberalismo es una expresión determinada de ese sistema, de ese modo de producción en su desarrollo histórico, con capitales monopolistas y transnacionalizados, en su fase de imperialismo.

El sistema capitalista -nunca está de más recordarlo- se fundamenta en la explotación del trabajo a partir de la propiedad privada de los medios de producción, no importando la forma que ese trabajo asuma: proletariado industrial urbano, proletariado agrícola -incluso si se trata de trabajadores estacionales-, productores intelectuales, trabajo hogareño no remunerado, habitualmente desarrollado por mujeres amas de casa. El corazón del problema está en la plusvalía, el trabajo no remunerado apropiado por los dueños de los medios de producción bajo la forma de renta, de ganancia, sean ellos industriales, terratenientes o banqueros. Ese es el problema a enfrentar: “No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva” (Marx).

En realidad, lo que hoy día conocemos como “neoliberalismo”, siempre asociado a la idea de globalización, es una forma que el sistema adquirió entre los años 70 y 80 del siglo pasado, surgido como doctrina en los llamados países centrales, en el que retoma la iniciativa económica, política, militar e ideológico-cultural que había ido perdiendo a través de décadas de avance popular. Recuérdese que los años 60/70 marcaron un alza significativa de las luchas anti-sistémicas, con distintas expresiones de rechazo que van desde organizaciones sindicales combativas hasta movimientos campesinos organizados, el desarrollo de guerrillas de orientación socialista hasta la aparición de un ala progresista de la Iglesia Católica surgida luego del Concilio Vaticano II y su opción preferencial por los pobres, el rechazo a la guerra de Vietnam y el movimiento hippie llamando al pacifismo y el no-consumismo al Mayo Francés como fuente inspiradora de protestas, el auge de los procesos de liberación nacional en África al impetuoso avance de los movimientos feministas y de liberación sexual, la mística guevarista que va marcando esos años así como el auge de un espíritu contestatario y rebelde que se expande por doquier. Vale recordar que para los años 80 del siglo XX, al menos un 25% de la población mundial vivía en sistemas que,  salvando las diferencias históricas y culturales existentes entre sí, podían ser catalogados como socialistas (Unión Soviética y el este europeo, China, Vietnam, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, muchos países africanos de reciente liberación, etc.).

II.- Ante todo esto, para el sistema, entendido como unidad global y monolítica, más allá de diferencias y pujas intercapitalistas, se prendieron las luces rojas de alarma. El llamado neoliberalismo fue la reacción a ese estado de cosas. De hecho, la primera experiencia como tal tiene lugar en el medio de una sangrienta dictadura latinoamericana: el Chile del general Augusto Pinochet. A partir de allí, el modelo se expande por innumerables países del Sur, para llegar luego a las naciones metropolitanas. Allí, Estados Unidos bajo la presidencia de Ronald Reagan y Gran Bretaña, dirigida por Margaret Tatcher, son los países que enarbolan el neoliberalismo como insignia triunfal, para impulsarlo a escala planetaria. Sus mentores intelectuales: los austríacos Friedrich von Hayek, Ludwig von Mises y lo que luego se conocerá como la Escuela de Chicago, capitaneada por el estadounidense Milton Friedman y sus así llamados Chicago Boys, reflotan y llevan a un grado sumo los principios liberales del capitalismo inglés clásico.

En pocas palabras, este nuevo liberalismo se emparenta directamente con el viejo liberalismo dieciochesco y decimonónico de los padres de aquella economía política clásica burguesa: Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus, John Stuart Mill: el acento está puesto en la entronización absoluta de la libertad de mercado, reduciendo drásticamente el papel del Estado a un mero mecanismo garante que asegura la renta de la empresa privada. El actual neoliberalismo y sus recetas de privatización de los principales servicios estatales, desarman el Estado de bienestar keynesiano surgido después de la Gran Depresión de 1930, teniendo como resultado dos elementos fundamentales: 1) el enriquecimiento exponencial de los grandes capitales en detrimento de toda la masa asalariada (trabajadores varios y sectores medios), y 2) el descabezamiento de toda protesta popular. Es elocuente al respecto lo dicho por la Dama de Hierro, Margaret Tatcher, para resumir esta nueva perspectiva: “No hay alternativa”. Dicho de otro modo: “O capitalismo ¡o capitalismo! Eso no se discute”.

El instrumento desde donde se impulsaron esas nuevas políticas fueron los grandes organismos crediticios de Bretton Woods: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, instancias financieras manejadas por los grandes capitales corporativos de unos pocos países centrales, Estados Unidos fundamentalmente. Desde ahí se fijaron las recetas neoliberales que prácticamente la casi totalidad de países del mundo debieron impulsar estas últimas décadas. Y por supuesto, no para beneficio de las grandes mayorías populares sino para esos pocos capitales transnacionales.

Las dos tareas mencionadas (acumulación de riquezas y freno de la protesta popular) se han venido cumpliendo a la perfección en estas últimas cuatro décadas. La acumulación de riquezas de los más acaudalados se llevó a niveles descomunales. A partir de ello, hoy día 500 corporaciones multinacionales globales manejan prácticamente la economía mundial, con facturaciones que se miden por decenas o centenas de miles de millones de dólares (una sola empresa con más renta que el PBI total de muchos países del Sur), y el patrimonio de las 358 personas cuyos activos sobrepasan los 1.000 millones de dólares -selecto grupo que cabe en un Boeing 747, en su gran mayoría de origen estadounidense- supera el ingreso anual combinado de naciones en las que vive el 45% de la población mundial. En otros términos: la polarización económico-social se llevó a extremos que nunca antes había conocido el capitalismo, surgido con los ideales (perversamente engañosos) de “libertad, igualdad y fraternidad”. Esa acumulación fabulosa de riqueza se hizo sobre la base de un empobrecimiento mayúsculo de las grandes mayorías.

Ese fabuloso acrecentamiento de riquezas vino de la mano de las nuevas tecnologías de la comunicación que convirtieron el planeta en una verdadera aldea global, eliminando distancias y homogeneizando culturas, gustos y tendencias, aplastando tradiciones locales de un modo impiadoso. El internet fue su ícono por antonomasia. De ahí que, en muy buena medida como producto de una ilusión mediática que así lo presenta, esa nueva forma de capitalismo despiadado que se erigió contra el alza de las luchas populares de décadas anteriores, suele estar asociado a la mundialización o planetarización, a lo que hoy se llama globalización, y siempre de la mano de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. Pero ese fenómeno no es nuevo. “La tarea específica de la sociedad burguesa es el establecimiento del mercado mundial (…) y de la producción basada en ese mercado. Como el mundo es redondo, esto parece tener ya pleno sentido [por lo que ahora estamos presenciando]”, anunciaba Marx en 1858. En realidad, la globalización no comenzó con la caída del Muro de Berlín, como malintencionadamente se arguye, cuando el “mundo libre” vence a la “tiranía comunista”, sino la madrugada del 12 de octubre de 1492, cuando Rodrigo de Triana avistó tierra desde la nave insignia de la expedición de Cristóbal Colón.

La otra faceta del neoliberalismo: la neutralización de todo tipo de protesta popular anti-sistémica, igualmente se llevó a cabo de modo perfecto. En América Latina los planes neoliberales se asentaron a partir de feroces dictaduras sangrientas que prepararon el terreno. Fueron todos gobiernos civiles, llamados “democracias”, las que impulsaron las recetas fondomonetaristas y privatistas, sobre montañas de cadáveres y ríos de sangre que les antecedieron. En el llamado Primer Mundo, esas políticas se impusieron también a sangre y fuego, pero sin la necesidad de dictaduras militares previas. El resultado fue similar en todo el mundo: los sindicatos obreros fueron cooptados, la ideología conservadora fue imponiéndose, y toda forma de descontento y/o contestación fue reducida a “oprobiosa rémora de un pasado que no debía volver”. Desmoronado el bloque socialista (fenecida la revolución en la Unión Soviética y revertida la revolución hacia un confuso “socialismo de mercado” en la República Popular China), Cuba fue prácticamente el único baluarte que permaneció fiel al ideario socialista. Y así le fue. El capitalismo global le ajustó cuentas, haciéndole sufrir el penoso “período especial”. Sin ningún lugar a dudas, estas nuevas políticas neoliberales (o capitalismo sin anestesia, para ser más explícito, sin el colchón que había generado el Estado socialdemócrata de las ideas keynesianas) desarmaron, desmovilizaron e hicieron retroceder toda protesta social. Conservar el puesto de trabajo (indignamente en muchos casos) pasó a ser lo único que se podía hacer. La protesta significa el desempleo, y ante el nuevo paisaje que crearon estas políticas, eso es equivalente casi a la muerte. En Latinoamérica los campos de concentración clandestinos, la desaparición forzada de personas y las torturas pavimentaron el camino para estos planes, de los que todos los trabajadores del mundo, Norte próspero y Sur mísero, siguen sufriendo hoy las consecuencias.

III.- Decir entonces que el neoliberalismo fracasó, es un tanto osado. Para quienes lo impulsaron, definitivamente no fracasó. Si lo que se buscaba, además de ampliar la riqueza, era tener a raya al movimiento obrero y a cualquier tipo de protesta social, eso se cumplió a cabalidad, con más que sobrado éxito. La parálisis evidenciada por la izquierda a nivel global es más que evidente. Por otro lado, decir que fracasó porque empobreció a muy buena parte de la humanidad es más que cuestionable, pues para eso surgió, no para resolver sus problemas.

Hoy por hoy faltan propuestas de cambio. El socialismo real, más allá de todas sus falencias -a veces abominables-, funcionaba como paradigma anticapitalista, como esperanza. Al menos, era un contrapeso para el mundo capitalista. Hoy, con honrosas excepciones como Cuba, ese modelo alternativo está en crisis. La experiencia pareciera demostrar que, aunque sepamos que no es así, tenía razón Margaret Tatcher: “No hay alternativa”. Aunque sea incorrecto que hemos llegado al fin de la historia (¡dislate absoluto que no puede mantenerse con ninguna justificación!), el problema se plantea en que no aparecen esas alternativas. El socialismo real, el que se conoció en buena parte del planeta, no pareciera un modelo atractivo. Y las luchas populares actuales se encuentran un tanto -o bastante- perdidas, sin norte. ¿Quién hoy, en su sano juicio, querría formar una fuerza guerrillera para irse a la montaña a pelear por un mundo más justo? ¡Ni siquiera montaña queda ya!

Pero más allá de esa desazón generalizada que nos ha ganado, de ese espíritu negativo que se ha venido imponiendo, el sistema de base sigue siendo el mismo monstruo generador de injusticias que inspiró las grandes luchas populares de otros tiempos; e inspiró a Marx y Engels a formular la teoría del socialismo científico. Las luchas de clases no han terminado, y el ideal de justicia, aunque se haya acallado temporalmente por la represión feroz de las bayonetas y/o de los planes de ajuste económico, no han desaparecido. Por el contrario, aunque nos hayan querido hacer creer que “la historia terminó” y desaparecieron las ideologías, la lucha de clases sigue siendo el motor imperecedero de la dinámica humana. Si así no fuera, el neoliberalismo no existiera. Es decir: como la lucha de clases sigue estando absolutamente presente, la clase dominante hoy canta victoria porque, temporalmente al menos, ha logrado maniatar a la clase trabajadora. Pero como dice el epígrafe: el Amo tiembla aterrorizado delante del Esclavo porque sabe que, inexorablemente, tiene sus días contados, porque en algún momento ese Esclavo abrirá los ojos (aunque se los quiera cerrar a toda costa) y reaccionará. El materialismo histórico, el marxismo, expresión teórico-científica de esas luchas, reiteradamente ha sido declarado muerto. Aunque… “Curioso cadáver el del marxismo, que necesita ser enterrado periódicamente” (Kohan). Si tan muerto estuviera, no habría necesidad de andar matándolo continuamente.

Lo que acaba de suceder con los votantes en Gran Bretaña y Estados Unidos, eligiendo en ambos casos propuestas que hablan de una crítica a las políticas en curso, no significa, precisamente, el fin del neoliberalismo. Significa, en todo caso, que la población reacciona a un estado de precariedad en que ha ido cayendo cada vez más. De hecho, reacciones a estas recetas neoliberales ha habido desde el momento mismo de su aplicación. Quizá la más fuerte, la más notoria, fue el Caracazo de 1989, en Venezuela, violentamente reprimida con miles de muertos luego arrojados al mar Caribe, que preparó el camino para la llegada al poder más tarde de Hugo Chávez con una propuesta anti-neoliberal. Pero ese es un ícono, evidente y particularmente estridente; la historia de estas últimas décadas está plagada de reacciones contra las políticas de ajuste estructural, de precarización del trabajo y de avance impetuoso de los capitales por sobre los derechos de los trabajadores cada vez más empobrecidos.

No podría decirse que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea o la llegada a la Casa Blanca del magnate Donald Trump representen el fin de esta era neoliberal. En todo caso, tanto el referéndum en las islas británicas como el descontento de los trabajadores estadounidenses expresan que la población trabajadora está agobiada. ¿Cambiarán ahora esos planteos fondomonetaristas?

IV.- Esto remite a la pregunta sobre cómo se estructura verdaderamente el sistema capitalista actual. Está claro que quien manda, quien pone las condiciones y fija las líneas a largo plazo, son estos capitales globales, financieros en muy buena medida, que establecen las vías por donde habrá de circular la población del planeta. Esos megacapitales realmente no tienen patria. Los Estados nacionales modernos conformados con el triunfo de la sociedad burguesa sobre el feudalismo medieval en Europa, y luego replicados en todas partes del orbe, ya no les son funcionales ni necesarios. El capitalismo globalizado actual no se maneja desde las casas de gobierno. La Casa Blanca, representación por antonomasia del poder mundial (con acceso a uno de los dos botones nucleares más poderosos del planeta) no es la que realmente decide por dónde van las estrategias. Extremando las cosas, el presidente de la primera potencia mundial es un operador de esos grandes capitales, donde el complejo militar-industrial juega un papel de primera importancia, así como las petroleras. ¿A quién pertenece, por ejemplo, la empresa automotriz más grande del orbe actualmente, el gigante Daimler-Chrysler? A los accionistas, que pueden ser tanto estadounidenses como alemanes…, o de cualquier parte del mundo (¿quién sabe realmente la composición de esos capitales? ¿Podrán tener ahí acciones el Vaticano, o algún cartel de la droga? ¿Por qué no?) Los dueños del capital no tienen color de bandera: su único himno nacional es el billete de banco, que se tiñe de rojo (sangre) cuando alguien se les opone. El Plan Marshall posterior a la Segunda Guerra Mundial buscó justamente eso: internacionalizar los capitales para evitar una nueva confrontación entre los países centrales.

Hay tantas armas y tantas guerras en el mundo, en casi todos los casos impulsadas desde Washington, porque ese entramado industrial necesita realizar su plusvalía, no descender su tasa de ganancia. ¿Quién decide las guerras entonces: ¿los gobiernos, o los poderes que le hablan al oído (dándole órdenes)? Del mismo modo, existe una cantidad insufrible de vehículos automotores circulando por el globo impulsados por motores de combustión interna que necesitan derivados del petróleo; sabido es que a) se podrían reemplazar tantos vehículos particulares por transporte público de pasajeros para hacer más amigable la circulación y, fundamentalmente, b) se podría prescindir de los motores alimentados por sub-productos del oro negro reemplazándolos por otros menos contaminantes: agua, energía solar, electricidad. Todo ello, sin embargo, no pasa. ¿Quién lo decide: los gobiernos o las megaempresas productoras de petróleo y/o de vehículos? (que le hablan al oído y le dan órdenes a esas administraciones). Los ejemplos podrían multiplicarse bastante abundantemente. La salud de la población mundial se beneficiaría infinitamente más con atención primaria que con la profusión monumental de medicamentos que llegan al mercado; los ministros de salud lo saben. ¿Quién decide que eso así suceda: los gobiernos o las mega-empresas farmacéuticas? Con la producción de transgénicos se podría acabar con el hambre en el mundo; cualquier gobierno lo sabe, pero ello no sucede. ¿Quién decide eso? Y ni qué decir del capital financiero global: ¿son necesarios esos paraísos fiscales donde, a velocidad de la luz, se mueven cifras astronómicas de dinero virtual? ¿A quién beneficia eso? Obviamente, no a la población. Pero cuando quiebran esos gigantes, son los gobiernos los que los socorren, cosa que no sucede cuando los trabajadores pierden su empleo, por ejemplo.

Esos megacapitales, que cuando tienen traspiés son asistidos por ese mismo Estado que tanto critican desde su visión neoliberal (por ejemplo, el fabricante de vehículos General Motors, o la gran banca, como sucedió con el Bank of America, o el Citigroup, o el JP Morgan, todos en Estados Unidos, o el Lloyds Bank en Gran Bretaña, o el Deutsche Bank en Alemania), son los que conducen finalmente las políticas mundiales. Obviamente la humanidad no se necesita ni tantas armas ni guerras, ni tantos medicamentos ni tantos automotores circulando, ni la infinita variedad de productos prescindibles que deben reciclarse de continuo; si eso se da generando el cambio climático -eufemismo moderado por no decir catástrofe medioambiental por la sobreexplotación de recursos-, y gobiernos como los de Washington o los de la Unión Europea lo avalan, es porque el complejo de mega-empresas globales lo imponen.

En esta nueva fase del capitalismo iniciada entre los 70 y 80 del siglo pasado, la globalización neoliberal encontró que es más fácil producir fuera de los países del Norte, trasladando su parque industrial al Sur, pues allí la mano de obra es mucho más barata y desorganizada, se pueden evitar impuestos y las regulaciones medioambientales son mucho más laxas o inexistentes. Esa globalización de la producción para un mercado igualmente global (lo que ya entrevía Marx a mediados del siglo XIX), que tomó su forma acabada desde fines del siglo XX con tecnologías que eliminan distancias, llegó para quedarse. Sin dudas, a lo interno de los países metropolitanos (Estados Unidos, Unión Europea, Japón), esa nueva recomposición del capital provocó severos daños a la clase trabajadora, aumentando en forma creciente su desocupación, lo que permitió recortar el precio de la mano de obra -congelamiento de salarios y de beneficios varios-. Eso es lo que produjo el notorio descontento de británicos y estadounidenses, que ante una elección determinada (el referéndum para ver si el Reino Unido de Gran Bretaña permanecía o no en la UE, la elección presidencial en Estados Unidos) dijeron no a esas políticas. Pero eso en modo alguno significa que el neoliberalismo se terminó.

V.- ¿Por qué ganó Donald Trump? Porque levantó un discurso populista y emotivo llamando a reconstruir la hegemonía económica estadounidense perdida, que detentó por varias décadas después de la Segunda Guerra Mundial. La promesa, creída por buena parte de los votantes, es que podrán volver esos tiempos dorados. Pero esa hegemonía del gran país, cuando aportaba el 52% del PBI mundial (ahora aporta solo el 18%), seguramente ya no podrá volver. Las megaempresas que manejan a Estados Unidos -y a buena parte del planeta- encuentran que es mucho más lucrativo producir fuera de la nación que dentro. Su mercado ya no es el territorio estadounidense: su mercado es el mundo todo. Ahí no hay nacionalismo que valga: lo único que rige es el hambre de lucro. Si su clase trabajadora queda desocupada y hambreada, no es problema de los capitales. La otrora meca del automóvil, la ciudad de Detroit, que albergaba hacia mediados del S. XX a las tres megaempresas fabricantes de automóviles, General Motors, Ford y Chrysler, con casi dos millones de habitantes, es hoy una ciudad empobrecida, casi fantasma, con apenas 700.000 pobladores e infinidad de establecimientos y casas abandonadas. Quien se perjudica es el trabajador, no la empresa: para esas compañías sigue siendo más redituable ensamblar sus vehículos en cualquier parte del planeta: la India, México, Portugal o Puerto Rico, pues su mercado es igualmente mundial. Si uno de sus vehículos lo adquiere un comprador estadounidense, pakistaní, senegalés o noruego, a la empresa le da exactamente igual: la ganancia se la sigue embolsando; si el anterior obrero productor de ese automóvil, camión o microbús queda en la calle, es pérdida para el trabajador y su familia, no para la empresa.

El discurso con el que gana Donald Trump -efectista, mediático- abre ilusiones, para la clase obrera y capas medias golpeadas, sobre la repatriación de esos capitales que ahora producen en cualquier punto del globo. Su promesa se complementa con un xenofóbico llamado a cerrar el país de los “indeseables” latinoamericanos que llegan ilegales en búsqueda del pretendidoamerican dream, supuestamente “robando puestos de trabajo”. Si todo eso hace pensar que el neoliberalismo está en retirada, hay un error de apreciación.

¿Cómo logrará el nuevo presidente hacer que retornen esas empresas a suelo estadounidense? Por lo pronto, hay allí, ante todo, pirotecnia verbal de campaña electoral. Y si alguna empresa retornara, como ya ha comenzado a amagarse, ello sería a condición de enormes exoneraciones impositivas. Como Trump es una rara avis de la política (“bicho raro”, dicho en otros términos), puede hacer creer que va en contra del sistema. ¡Pero en modo alguno es así! Como tampoco va en contra del sistema neoliberal la salida de Gran Bretaña del bloque económico-político europeo. Esas acciones expresan un descontento de la población, tanto como lo expresó el Caracazo o la interminable cantidad de protestas, marchas, saqueos y actividades de repudio a las políticas vigentes que se dieron, y se siguen dando, en innumerables puntos del planeta.

Si fuera cierto que termina el neoliberalismo: ¿qué sigue luego, entonces? ¿Terminaron los males de la humanidad? ¿Era el neoliberalismo el “malo de la película”? En modo alguno. Lo que se evidencia es un descontento que está por doquier. Pero esa desarticulación de la protesta es lo que buscó ese neoliberalismo justamente: el tener a la clase trabajadora de rodillas, desorganizada, sin modelos ni referentes alternativos. El “No hay alternativas” de una ampulosa y dictatorial Dama de Hierro es la expresión política concreta de esa ideología socio-económica que surgió en la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, funcional a las grandes empresas que vienen manejando el mundo desde hace tiempo, y que tienen en el ciudadano de a pie, el trabajador explotado, a su enemigo eterno, en tanto antagonista de clase. Ahí es donde cobra más que nunca sentido el epígrafe: el Amo tiembla aterrorizado (tratando que no se note, por supuesto, armándose hasta los dientes y neutralizando por todos los medios posibles una amenaza transformadora) ante el Esclavo porque sabe que, irremediablemente (porque hay una injusticia en juego, no natural, mantenida a capa y espada, con represión ideológico-cultural, en principio, y a garrotazos limpios cuando las cosas se ponen complicadas) tiene sus días contados (sus privilegios se asientan en la explotación, y eso no debe cambiar). El neoliberalismo es una forma de forzar a muerte, llevando a límites paroxísticos, esa dominación.

Una “democrática” elección donde la gente expresa ese descontento no significa que las políticas en curso están fenecidas. ¿Volverán ahora, entonces, los sindicatos con sus reivindicaciones? ¿Eso es lo que abren el Brexit y la llegada del millonario Donald Trump a la Casa Blanca? En Venezuela esa protesta -con varios miles de muerto de por medio- dio como resultado un Hugo Chávez, un líder carismático y populista que enarboló banderas anti-neoliberales, prometiendo un “socialismo del Siglo XXI” que nunca terminó de salir de los moldes del capitalismo (capitalismo rentista-petrolero con rostro más humano -mejor distribución de la riqueza- que sus antecesores, pero capitalismo al fin). ¿Qué sigue ahora en Estados Unidos y en Gran Bretaña? ¿Un populismo que vocifera contra los males de la globalización? ¿Qué sigue entonces: se desarman los megacapitales transnacionales que ponen las condiciones del mundo? ¿Terminan los paraísos fiscales y las compañías que producen en el Tercer Mundo, a costos ridículos, retornan a sus países de origen?

Aunque la ideología dominante y todo el aparato mediático-cultural global han intentado sacar de circulación el discurso socialista, la lucha de clases y la explotación de los trabajadores, ese sigue siendo el núcleo del problema. Ahí es donde debemos dirigir las baterías; el problema, en definitiva, no es el neoliberalismo, o neo-capitalismo: ¡es el capitalismo mismo!

El enigma del mañana



Por Carolina Vásquez Araya

Los humanos tendemos a crear ilusiones a partir de nuestras carencias. Así como inventamos historias románticas desde relaciones patológicamente opresivas, también construimos fantasías democráticas a partir de sistemas estructurados a propósito para negar a la ciudadanía toda posibilidad de incidencia. Esto no sucede solo a nivel local, es una realidad global a la cual nos acostumbramos por pura necesidad de compensar nuestra impotencia. 
Al arrojar una mirada hacia tierras lejanas con víctimas abstractas de conflagraciones ajenas –gracias a medios internacionales que nos comparten la visión oficial de los conflictos- nos hacemos la idea de vivir en un reducto de relativa seguridad. Lo que no vemos es la garra posada con firmeza sobre nuestras decisiones y nuestra independencia nunca asumida. Con la ingenuidad propia de quienes desconocen los entretelones de la historia verdadera, es decir, la de los intereses corporativos en todo acto de política internacional, nos han terminado por convencer una y otra vez el discurso y la promesa.

Hemos visto ciudades destruidas por ejércitos en pugna. Hemos leído sobre otras tierras arrasadas en donde millones de mujeres y niños son violados o descuartizados por las bombas de fabricación estadounidense, rusa o de cualquier país industrializado cuyo poder descanse sobre el poderío bélico. Con esa indignación de buenos ciudadanos comentamos sobre el horror de guerras ajenas que no nos tocan, creyéndonos inmunes. En los noticieros observamos horrorizados a miles de seres humanos emigrando hacia Occidente, como si no lo viviéramos en carne propia en la ruta hacia el Norte.

Sin embargo, los aires de la globalización también traen residuos de pólvora. Lo que nuestros países vivieron durante la Guerra Fría es la versión “vintage” de los conflictos actuales en Siria o Palestina. También pusimos nuestra cuota de muertos por cada intento de instalar gobiernos independientes. No fueron disputas de carácter político sino groseras invasiones –unas más solapadas que otras- con el castigo adicional del embargo de la riqueza de nuestros países. Las primaveras democráticas resultantes de la caída de las dictaduras no lograron madurar lo suficiente como para crear sistemas democráticos sólidos, basados en el manejo de los recursos nacionales con una visión de progreso y bienestar para toda la población.

Las corporaciones nunca lo hubieran permitido. De hecho, la mayoría de gobiernos terminaron cediendo el dominio de sus mayores industrias y fuentes de ingreso y quienes se negaron a hacerlo comenzaron a sufrir el acoso de Estados Unidos y sus aliados. Con la alegre complicidad de gobernantes corruptos y sus grupos afines en los sistemas jurídicos, políticos y financieros, los candados se fueron cerrando sobre una riqueza a la cual nunca más tuvieron acceso sus legítimos dueños. Hoy una mayoría abrumadora de la población de América Latina vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema. La niñez y juventud han perdido de manera progresiva las oportunidades de acceso a educación de calidad y alimentación apropiada para su desarrollo.

Este escenario, sin ser tan extremo como las áreas en guerra de Medio Oriente, sí nos coloca en la lista de las naciones invadidas cuyo progreso se detuvo en un punto sin retorno por obra y gracia de intereses que ni siquiera logramos imaginar. Los abusos cometidos por los países desarrollados contra los más ricos pero más débiles, quedarán inscritos como los peores crímenes en la historia de la Humanidad. 


lunes, 30 de enero de 2017

Ataque a la cultura no puede quedar en silencio



Por Sandra Rodríguez

La escritora Anarella Vélez, propietaria del Librería Café Paradiso, asistió al Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, para dialogar con su coordinadora general Bertha Oliva, con respecto al allanamiento ilegal de la cual fue víctima dicha casa de cultura y memoria en el centro de Tegucigalpa, el pasado 22 de diciembre en horas de la noche.

Al preguntar por el motivo de la invasión policial, le dijeron que era una actividad regular, “pero no es cierto”, comentó Vélez, “comprobamos que fue el único allanamiento en la cuadra, por lo que concluimos que fue un acto dirigido a Café Paradiso, un lugar de encuentro para escritores nacionales y extranjeros que pasan por Tegucigalpa.

Es un lugar al servicio de la cultura en Honduras, con casi tres décadas de albergar poesías, fotografías y la emisión de libres pensamientos.

He venido al COFADEH, porque es la casa que tiene históricamente un papel de defensa de los derechos humanos, para ver qué acciones se podrían realizar en cuanto a denuncias, porque no es posible que dejemos pasar este tipo de acciones, agregó la escritora.

Las denuncias pueden ser ante el Ministerio Público, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos, y otras entidades cuyo deber es velar por la integridad de las personas, por lo que es necesario consultar las acciones correspondientes, declaró la propietaria de Paradiso.

Asalto a paradiso
Declaró que no había ninguna orden de allanamiento. Se compartía una noche de poesía, eran las 9:25 pm, cuando de la patrulla con registro RHPM- 6310, descendieron miembros de la Policía Militar de Orden Público, PMOP, y elementos de la Dirección Nacional de Lucha contra el Narcotráfico, DNLCN, sorprendieron a los presentes, entre ellos poetas de todas las generaciones Libio Ramírez, José Luís Quezada, Mayra Oyuela, Venus Mejía, Dennis Ávila  y Paola Valverde de nacionalidad costarricense.

“Nunca nos había ocurrido un ataque de este tipo, por lo que considero es contra la cultura”, afirmó Anarella Vélez.

 Según testigos presenciales, entraron y comenzaron a decir que en este lugar habían drogas, a todos los que estaban en el recital los trataron de drogadictos, hicieron registro por todos lados, registraron a quienes quisieron y nunca mostraron la orden judicial siempre decían que la andaba otro, describe el periódico digital conexihon.hn.

Paradiso, ubicado en el casco histórico de Tegucigalpa, se fundó en 1987 por la pareja de poetas Rigoberto Paredes (QDDG) y Anarella Vélez. Cada jueves dedica un espacio para la lectura de poemas, presentación de cine independiente y conversatorios sobre los acontecimientos del país en el ámbito político.

Vélez sostuvo que el objetivo de esta librería y centro cultural en tres décadas “siempre ha sido un espacio para que se abran las mentes hacia el pensamiento crítico”.

Escritores en Trece Lunas


Por Mario Berríos 

Escritores hondureños lograron cerrar con éxito el año 2016. En el Instituto Hondureño de Cultura Hispánica, durante los últimos días de diciembre, gran cantidad de escritores  participaron en la primera edición de la Feria del Libro, celebrada en Tegucigalpa.

El evento fue estructurado por el poeta Alberto Destephen y su esposa, Nancy Lara, apoyados por la empresaria Karla Ponce. En el mismo fue exaltado con la presencia de poetas y escritores de diversas ciudades del país. Ellos expusieron sus obras literarias ante la presencia de muchos amantes de literatura y de gran cantidad de estudiantes de  institutos de la capital. Se expusieron al público no menos de 100 obras literarias y los autores participaron en lecturas y sesiones de autógrafos.

Uno de los principales eventos, según la agenda, fue el congreso de escritores, donde se discutió el reto de estos en Honduras. Igualmente, sobre futuros eventos a realizarse como parte de la estrategia de la Asociación Cultural Trece Lunas (www.13lunasrevistacultural.com).

Fuera del escenario, los escritores discutieron acerca de las restricciones sobre la libre emisión del pensamiento y la situación política del país. Asimismo porque Honduras es el único país en el mundo donde el libro de autores hondureños es prohibido en la UNAH.

La Feria del Libro sirvió para retomar ese vínculo que debe existir entre los escritores y sus lectores, aquel acercamiento necesario entre el consumidor de la obra literaria y el intelectual en su ejercicio diario de la mente, quien con pasión pergeña y teje la palabra seductora, para hacer de su obra un viaje fantástico o aleccionador.

Livio Ramírez, José Adán Castelar, Efraín López Nieto, Gloria Oquelí, Armando García, Javier Vindel, Ana Padilla, Teddy Castillo. También Samantha Aguilera, Sergio Echeverría, Elvin Munguía, Fabio Castillo, Murvin Andino, José Blanco, Julio César Pineda. Igualmente, Carlos Ávila, Jorge Madrid, Julio Turcios, Miguel Cálix, Rubén Griffin, Rolando López y Mario Berríos, entre otros, forman parte de la extensa lista de autores hondureños que formaron parte de esa feria.

El poeta José Adán Castelar en su intervención  ofreció una charla magistral sobre el escritor y su entorno. Sobre la labor realizada por el intelectual, los retos y la tarea de escribir en solitario. También habló de las enormes barreras que afronta el literato en su oficio y el gozo de escribir y publicar.

Intensa labor por los escritores

El movimiento literario o Asociación Cultural Trece Lunas, liderado por el poeta Alberto Destephen y Nancy Lara, ha tenido una intensa labor en 2016. Bajo su coordinación se han celebrado muchas promociones de autores hondureños y extranjeros.  Y con regularidad el local  ha sido el negocio de la empresaria Karla Ponce, Café y té, en colonia Humuya, Tegucigalpa. Aquí cada miércoles una actividad artística o literaria engalana su local.

En Café y té también se han llevado a cabo talleres de poesía. El poeta José Luís Quezada ha sido uno de los exponentes.

Los escritores hondureños durante décadas han sentido la ausencia de ese enorme poder que otorga la organización. Hoy, con Trece Lunas, se abre la posibilidad de estructurar una agrupación de literatos. Pero no para criticar obras literarias o matar a futuras plantitas literarias que a duras penas se dan en Honduras. Esto es para colaborar mutuamente y, a la vez, intervenir en el escenario nacional.

Como organización de intelectuales, el movimiento literario Trece Lunas bien puede irrumpir en la vida nacional. Esto para aportar soluciones a conflictos sociales, ya que el escritor no puede estar ajeno a los dolores de parto del pueblo.

Cuba, Fidel y la batalla contra la desigualdad


Por Rafael de la Garza Talavera

El reciente fallecimiento de Fidel Castro ha provocado innumerables reflexiones sobre la dimensión de su legado para Cuba y el mundo. En general, se pueden clasificar entre las positivas y las descalificaciones liberales, éstas últimas siempre atentas para difundir la supremacía de su libertad por sobre todos los demás valores; por su parte, las primeras se mueven en el marco de la defensa de la soberanía cubana y su eficaz resistencia al imperialismo yanqui hasta su importancia en la historia de Latinoamérica y del mundo, sobre todo al hacer visible la necesidad y posibilidad histórica de defender el legado de Bolívar y Martí. En todo caso, aquí se pretende señalar que un rasgo fundamental de la revolución cubana está representada por su terca defensa de la igualdad, aun a costa de limitar libertades, lo que le valió la descalificación de las buenas conciencias liberales y la crítica de los desencantados de la revolución.
Un rasgo central de las sociedades latinoamericanas desde la conquista y hasta nuestros días es sin duda la desigualdad. Los virreinatos establecieron una segregación de hecho, que operaba por encima de leyes especiales, a pesar de la graciosa concesión de la corona de considerar a los habitantes originarios como súbditos con derechos y personalidad jurídica. En realidad, los tres siglos del colonialismo implantaron una sociedad de castas que, con reformas y constituciones se ha mantenido hasta la fecha en prácticamente todo el subcontinente.

Los procesos independentistas y el consecuente surgimiento de estados liberales paradójicamente profundizaron la marginación y la desigualdad gracias al despojo sistemático de tierras comunales pero eso sí, con la marca de la casa: las libertades y la inconsistente igualdad ante la ley. Surgieron así conflictos que se mantienen hasta hoy, como el de la nación mapuche en contra del estado chileno, el cual una vez consumada la independencia se dedicó a despojar de tierras a los mapuches para otorgárselo a inmigrantes europeos con todas las ventajas, profundizando la desigualdad y la marginación no sólo entre los herederos de Caupolicán sino entre la mayoría de la población. Hoy por hoy, Chile junto con México son campeones de la desigualdad en la región y la tendencia se fortalece. Es por eso que se puede decir sin faltar a la verdad que los estados liberales en Latinoamérica profundizaron la desigualdad heredada por la colonia. Ya ni para que mencionar a los estados neoliberales contemporáneos, que han sistematizado el despojo y la depredación a niveles nunca vistos en el pasado.

El caso de Cuba no es una excepción pero habría que agregar que la isla fue la última en ‘independizarse’ de España aunque sólo para caer en las garras de los Estados Unidos y el colonialismo moderno. Y si bien Cuba no fue un estado libre asociado como lo es Puerto Rico, sus recursos naturales y humanos estuvieron siempre en función de los intereses yanquis. Sólo con la revolución cubana en 1959, la larga noche colonial en Cuba dio paso a la independencia. Pero en lugar de conformarse un estado liberal surgió un estado que con el liderazgo de Fidel se encaminó por los rumbos de un socialismo de estado que, al contrario del resto de los estados latinoamericanos, poco a poco fue alejándose de la defensa a ultranza de la libertad para poner el centro el valor de la igualdad, identificando claramente que la única manera de romper con la marca de nacimiento de los pueblos latinoamericanos era precisamente liberar de la desigualdad y la marginación a la mayoría de la población.

Fue así como la revolución cubana promovió las nacionalizaciones de los bienes de las compañías extranjeras, el reparto de casas y departamentos a los que las alquilaban , la reforma agraria y sobre todo, el orgullo de Cuba: sus sistemas de salud y de educación que son por mucho los mejores del continente. Porque la igualdad es un medio y no un fin en sí mismo para arribar a un mundo más justo. Sólo a partir de generar condiciones de igualdad se puede lograr una sociedad más justa. No se trata de que todos tengan lo mismo sino que todos tengan una oportunidad para desarrollar sus capacidades partiendo del mismo lugar. Y si es necesario limitar libertades para lograrlo no se puede dudar ni un instante pues de otro modo se repetirá indefectiblemente el círculo vicioso que invierte la cuestión y que dicho sea de paso, es impulsado vehementemente por los dueños del dinero: el sacrificio de la igualdad para garantizar la libertad… de unos cuantos.

Al respecto, los liberales en general no dudan en aceptar que el costo de la libertad debe ser pagado incluso con la vida de los que no están listos para definir prioridades, o que se empecinan en poner primero a la igualdad. Así es como por encima de la vida de millones está la libertad de unos cuantos para hacer lo que les venga en gana, con la promesa de que tarde o temprano dicha libertad será patrimonio de todos. No es este el lugar para profundizar sobre temas axiológicos pero lo que está claro es que el sueño liberal no sólo ha marginado a la inmensa mayoría de la población mundial sino que ha puesto en entredicho la sobrevivencia de la humanidad y del planeta. El fundamentalismo del mercado, esa quimera tan útil a los poderosos, se basa precisamente en la libertad de los agentes económicos a costa de lo que sea. Y sin embargo lo único que se puede observar es una mayor concentración de la riqueza en pocas manos, lo que redunda en una mayor desigualdad.

Se argumenta que la revolución cubana no sacó de la pobreza a la población aunque sin mencionar el bloqueo económico que aún persiste. Pero al respecto es necesario distinguir entre la pobreza y la desigualdad: la primera concierne sobre todo con el nivel de consumo mientras que la segunda tiene que ver con las posibilidades de vivir con dignidad, más allá de cuanto se pueda comprar. La pobreza limita el consumo pero la desigualdad deshumaniza. Tal vez por ello el pueblo cubano siga siendo un pueblo pobre –como lo son todos los pueblos latinoamericanos habrá que reconocer- pero solidario y consciente de su dignidad, sobre todo en un mundo en donde el consumo de mercancías inútiles es sinónimo obligado de libertad.

Sin duda que el balance de los logros y fracasos de la revolución cubana y del liderazgo de Fidel está por hacerse por el propio pueblo cubano y no por los que desde afuera promueven la libertad capitalista a costa de lo que sea. Sin embargo, es necesario subrayar que el pueblo cubano ha logrado resistir por medio siglo al imperialismo yanqui y su libertad como valor superior para seguir cultivando el valor de la igualdad contra viento y marea. Sin duda que este hecho ha exasperado a los dueños del dinero y sus lacayos, que desde sus trincheras académicas o políticas han descalificado semejante esfuerzo, negando que tenga algún valor o peor aún que no ha servido para nada.

El tiempo pondrá en su lugar el legado del valiente pueblo cubano y su insistencia en crear un país en donde, gracias sobre todo a los fundamentos del sistema mundo en el que vivimos, existe la pobreza pero la batalla contra la desigualdad es permanente. Cuba es sin duda la nación menos desigual del continente. Y en eso Fidel tuvo mucho que ver, nos guste o no.

2016, el año de la indignación movilizada

Rebelión

Por Ariel Goldstein

Concluyó 2016, un año que involucró enormes sucesos políticos en América Latina y en el resto del mundo. En ese marco, se ha producido una tendencia que ha comenzado a cobrar una relevancia inédita. Se trata de la significación que tiene el estímulo del sentimiento de indignación en las campañas políticas para influir en los resultados electorales. Algunos han asociado este fenómeno con una nueva era de la llamada “pos-verdad”, donde importan más las emociones provocadas que las verdades de los hechos. Este tipo de sentimiento ha florecido, incitado por la relevancia cada vez mayor que han ido adquiriendo las redes sociales en la definición de las dinámicas políticas frente a los medios de comunicación tradicionales.
Nuestra región se vio impactada en la primera parte de 2016 por el proceso que culminó con la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en Brasil, marcado por grandes manifestaciones en contra y favor de la permanencia de la mandataria en el gobierno. La derecha brasileña se nutrió así de la gestación de numerosos grupos como Revoltados Online, Movimento Vem Para Rua, Movimento Brasil Livre. Todos ellos con una prédica poderosa que estimulaba la indignación frente a la corrupción de la clase política desde las redes sociales, e incluso fogueados por estudiantes como Kim Kataguiri, que había sido un youtuber antes de alzarse a la dirección del MBL.

Luego tuvimos el desarrollo del plebiscito por la PAZ en Colombia. Allí, resultó sorprendente cómo una causa justa como la firma de la Paz entre las FARC y el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos se había visto frustrada, especialmente considerando los poderosos amigos con que contaba esta propuesta a nivel internacional (Estados Unidos, Cuba, el Papa Francisco). Sin embargo, las claves de la victoria de Uribe y del NO a la Paz fueron reveladas por el director de la campaña del No, quien señaló que la indignación había sido estimulada con la ayuda de asesores brasileños y panameños a través de las redes sociales. Según la orientación de la campaña, se trataba no de explicar razones contra la firma del acuerdo de Paz, sino de estimular sentimientos de indignación emocional, como por ejemplo lo que significaría “Timochenko como presidente de Colombia” como resultado de la firma de estos acuerdos destinados a poner punto final al conflicto armado.

Finalmente, fue en Estados Unidos el turno del ascenso electoral de Donald Trump, que expresó, como señaló en un artículo Pablo Boczkowski, el triunfo y la eficacia de la comunicación vía redes sociales y los reality shows frente al apoyo en bloque de los medios tradicionales más importantes a la candidatura demócrata de Hillary Clinton.

Como varios expertos han mencionado, la dinámica de los flujos informativos en las redes sociales estimula el reforzamiento de creencias preexistentes, evitando la confrontación con perspectivas alternativas. Esto posibilita la gran efectividad que tienen la formación de pseudo-noticias de propaganda y estereotipos en el curso de las campañas electorales o definiciones clave que recurren a plebiscitos para obtener legitimidad.

Hemos vuelto así a una época de crisis de la democracia a nivel occidental, congeniada con los efectos de la propaganda, que estimulan actitudes reaccionarias en las poblaciones. Eso presenta, como ha sido ya varias veces señalado, escalofriantes similitudes con la crisis de 1930 en el mundo que daría origen a la Segunda Guerra Mundial.

Son tiempos peligrosos para el respeto, la solidaridad y los valores a los que estábamos acostumbrados, y que exigirán mucho de la reflexión crítica y colectiva de nuestras sociedades para sobrellevar los abundantes desafíos que vendrán. 

sábado, 28 de enero de 2017

Ataque a la cultura no puede quedar en silencio



Por Sandra Rodríguez

La escritora Anarella Vélez, propietaria del Librería Café Paradiso, asistió al Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, para dialogar con su coordinadora general Bertha Oliva, con respecto al allanamiento ilegal de la cual fue víctima dicha casa de cultura y memoria en el centro de Tegucigalpa, el pasado 22 de diciembre en horas de la noche.

Al preguntar por el motivo de la invasión policial, le dijeron que era una actividad regular, “pero no es cierto”, comentó Vélez, “comprobamos que fue el único allanamiento en la cuadra, por lo que concluimos que fue un acto dirigido a Café Paradiso, un lugar de encuentro para escritores nacionales y extranjeros que pasan por Tegucigalpa.

Es un lugar al servicio de la cultura en Honduras, con casi tres décadas de albergar poesías, fotografías y la emisión de libres pensamientos.

He venido al COFADEH, porque es la casa que tiene históricamente un papel de defensa de los derechos humanos, para ver qué acciones se podrían realizar en cuanto a denuncias, porque no es posible que dejemos pasar este tipo de acciones, agregó la escritora.

Las denuncias pueden ser ante el Ministerio Público, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos, y otras entidades cuyo deber es velar por la integridad de las personas, por lo que es necesario consultar las acciones correspondientes, declaró la propietaria de Paradiso.

Asalto a paradiso
Declaró que no había ninguna orden de allanamiento. Se compartía una noche de poesía, eran las 9:25 pm, cuando de la patrulla con registro RHPM- 6310, descendieron miembros de la Policía Militar de Orden Público, PMOP, y elementos de la Dirección Nacional de Lucha contra el Narcotráfico, DNLCN, sorprendieron a los presentes, entre ellos poetas de todas las generaciones Libio Ramírez, José Luís Quezada, Mayra Oyuela, Venus Mejía, Dennis Ávila  y Paola Valverde de nacionalidad costarricense.

“Nunca nos había ocurrido un ataque de este tipo, por lo que considero es contra la cultura”, afirmó Anarella Vélez.

 Según testigos presenciales, entraron y comenzaron a decir que en este lugar habían drogas, a todos los que estaban en el recital los trataron de drogadictos, hicieron registro por todos lados, registraron a quienes quisieron y nunca mostraron la orden judicial siempre decían que la andaba otro, describe el periódico digital conexihon.hn.

Paradiso, ubicado en el casco histórico de Tegucigalpa, se fundó en 1987 por la pareja de poetas Rigoberto Paredes (QDDG) y Anarella Vélez. Cada jueves dedica un espacio para la lectura de poemas, presentación de cine independiente y conversatorios sobre los acontecimientos del país en el ámbito político.

Vélez sostuvo que el objetivo de esta librería y centro cultural en tres décadas “siempre ha sido un espacio para que se abran las mentes hacia el pensamiento crítico”.

Escritores en Trece Lunas



Por Mario Berríos 

Escritores hondureños lograron cerrar con éxito el año 2016. En el Instituto Hondureño de Cultura Hispánica, durante los últimos días de diciembre, gran cantidad de escritores  participaron en la primera edición de la Feria del Libro, celebrada en Tegucigalpa.

El evento fue estructurado por el poeta Alberto Destephen y su esposa, Nancy Lara, apoyados por la empresaria Karla Ponce. En el mismo fue exaltado con la presencia de poetas y escritores de diversas ciudades del país. Ellos expusieron sus obras literarias ante la presencia de muchos amantes de literatura y de gran cantidad de estudiantes de  institutos de la capital. Se expusieron al público no menos de 100 obras literarias y los autores participaron en lecturas y sesiones de autógrafos.

Uno de los principales eventos, según la agenda, fue el congreso de escritores, donde se discutió el reto de estos en Honduras. Igualmente, sobre futuros eventos a realizarse como parte de la estrategia de la Asociación Cultural Trece Lunas (www.13lunasrevistacultural.com).

Fuera del escenario, los escritores discutieron acerca de las restricciones sobre la libre emisión del pensamiento y la situación política del país. Asimismo porque Honduras es el único país en el mundo donde el libro de autores hondureños es prohibido en la UNAH.

La Feria del Libro sirvió para retomar ese vínculo que debe existir entre los escritores y sus lectores, aquel acercamiento necesario entre el consumidor de la obra literaria y el intelectual en su ejercicio diario de la mente, quien con pasión pergeña y teje la palabra seductora, para hacer de su obra un viaje fantástico o aleccionador.

Livio Ramírez, José Adán Castelar, Efraín López Nieto, Gloria Oquelí, Armando García, Javier Vindel, Ana Padilla, Teddy Castillo. También Samantha Aguilera, Sergio Echeverría, Elvin Munguía, Fabio Castillo, Murvin Andino, José Blanco, Julio César Pineda. Igualmente, Carlos Ávila, Jorge Madrid, Julio Turcios, Miguel Cálix, Rubén Griffin, Rolando López y Mario Berríos, entre otros, forman parte de la extensa lista de autores hondureños que formaron parte de esa feria.

El poeta José Adán Castelar en su intervención  ofreció una charla magistral sobre el escritor y su entorno. Sobre la labor realizada por el intelectual, los retos y la tarea de escribir en solitario. También habló de las enormes barreras que afronta el literato en su oficio y el gozo de escribir y publicar.

Intensa labor por los escritores

El movimiento literario o Asociación Cultural Trece Lunas, liderado por el poeta Alberto Destephen y Nancy Lara, ha tenido una intensa labor en 2016. Bajo su coordinación se han celebrado muchas promociones de autores hondureños y extranjeros.  Y con regularidad el local  ha sido el negocio de la empresaria Karla Ponce, Café y té, en colonia Humuya, Tegucigalpa. Aquí cada miércoles una actividad artística o literaria engalana su local.

En Café y té también se han llevado a cabo talleres de poesía. El poeta José Luís Quezada ha sido uno de los exponentes.

Los escritores hondureños durante décadas han sentido la ausencia de ese enorme poder que otorga la organización. Hoy, con Trece Lunas, se abre la posibilidad de estructurar una agrupación de literatos. Pero no para criticar obras literarias o matar a futuras plantitas literarias que a duras penas se dan en Honduras. Esto es para colaborar mutuamente y, a la vez, intervenir en el escenario nacional.

Como organización de intelectuales, el movimiento literario Trece Lunas bien puede irrumpir en la vida nacional. Esto para aportar soluciones a conflictos sociales, ya que el escritor no puede estar ajeno a los dolores de parto del pueblo.

Cultura de la violación: Complicidad y silencio en torno a la violencia sexual


Por Bárbara Tardón Recio * y Jesús Pérez Viejo **

“Se mantiene y ampara porque nuestros gobiernos y estados incumplen de forma sistemática sus responsabilidades en materia de prevención, protección, asistencia y reparación a las víctimas y supervivientes. Condonan la violencia sexual y arropan la impunidad de quienes agreden”.

La historia de la humanidad podría relatarse en relación constante con la historia de la violencia sexual, tal y como venimos investigando desde diferentes disciplinas en los últimos años. El matiz es importante, aunque también muy doloroso, porque nos aboca irremediablemente a escarbar en las cloacas de un patriarcado aún más tenebroso de lo que podríamos sospechar. Parece insoportable imaginarse que todas las mujeres han sufrido alguna forma de violencia sexual en su vida (acoso, abuso, agresión…). 
Sin embargo, así es, aunque la sociedad niegue tal evidencia. No hay mujer que no haya sido asaltada por exhibicionistas, manoseada sin quererlo, o burdamente acorralada con repugnantes piropos de contenido sexual nada agradable. Otras, aunque permanezcan en silencio, fueron abusadas en la infancia, agredidas o acosadas sexualmente por conocidos o amigos y, en algunos casos, por desconocidos. Pese a la magnitud de los datos que ofrecen los organismos internacionales de derechos humanos y las organizaciones feministas, convivimos con normalidad en todos los contextos políticos y sociales, con una de las formas de violencia machista y vulneración de derechos humanos más extremas. 
Todo ello gracias a dos culpables: quienes agreden sexualmente, pero también a la cultura de la violación. La expresión cultura de la violación, acuñada por el discurso y práctica política feminista, hace referencia a toda la estructura —lo que Galtung ha considerado en denominar como violencia estructural y cultural—, que justifica y alimenta, y que acepta y normaliza la existencia de la violencia sexual. 
Es una forma de violencia simbólica, como diría Bordieu, que tiene un efecto sedante, porque, al estar tan aceptada, pasa desapercibida por la inmensa mayoría. Sin embargo, es la que permite que la violencia directa se produzca (las violaciones, los acosos, los abusos, la tortura sexual…). La conforman un conjunto de creencias, pensamientos, actitudes y respuestas basadas en prejuicios y estereotipos de género relacionados con la violencia sexual. 
La cultura de la violación, que se expresa mediante dogmas patriarcales, crea machos varones violentos que utilizan los cuerpos de las mujeres, las niñas y los niños, y se apropian de ellos imponiendo sus deseos a través del miedo, mientras generan un daño extremo en las víctimas y supervivientes. Se sostiene porque existe todo un sistema, el patriarcado, que considera que todos los cuerpos de las mujeres y aquellos cuerpos no normativos pertenecen a los hombres por contrato, por un contrato sexual, como diría la teórica feminista de Carol Pateman. Un contrato sagrado e intocable. Es decir, pueden ser cuerpos violados o agredidos sexualmente cuando las circunstancias lo requieran: en la guerra de forma innata, en periodos de paz, en democracia o, incluso, si un régimen político establece que es conveniente. 
Es una obviedad invisible —o mejor dicho, invisibilizada intencionadamente—, por acción o por omisión, gracias a un sistema consentidor que, desde sus estructuras patriarcales, ofrece un escenario impune donde se desarrolla, y entre cuyos actores —no los únicos, pero sí los culpables directos— se encuentran los hombres que la ejercen. En este sentido, mucho se ha escrito falsamente sobre la naturaleza depredadora del hombre devorador sexual, cuyos instintos justifican los delitos sexuales. De igual manera que aquellos que siguen apuntalando la impunidad del violador, al considerarlo un loco incapaz de controlarse, o un chico perfectamente normal incapaz de violar. “Mi hermano no se hace violador de un día para otro”, afirmó la hermana de uno de los agresores sexuales del conocido caso de Pamplona. 
Como si ciertamente alguien se hiciera violador de un día para otro. Cada víctima tiene un nombre propio, una vida, un futuro que, de repente, se ve truncado y sumido en una espiral de consecuencias graves y devastadoras a corto y largo plazo. Consecuencias que afectan a su proyecto vital, generando secuelas físicas, emocionales, psicológicas, conductuales, sexuales y sociales, y que atentan contra todos los derechos humanos básicos, cuya titularidad debería estar protegida por los estados. Nombrarlas implicaría asumir responsabilidades y dar luz a uno de los rincones más oscuros de nuestra sociedad, pero no nombrarlas nos hace cómplices de este sadismo. La cultura de la violación transforma a las víctimas en culpables: “El juez me violó otra vez”, nos contó una mujer con la que las expertas intervinieron en un recurso especializado. 
Normaliza la violencia sexual como innata a los deseos sexuales, convirtiendo la violencia en erotismo: “Todas las mujeres tienen la fantasía de la violación”. Omite una educación sexual en las aulas que, por efecto desencadenante, promueve la alternativa de la pornografía mainstream patriarcal y violenta adulta como única escuela de aprendizaje: “Nos tenemos que poner todas a cuatro patas y el primero que se corra, pierde”, nos narró una chica en un instituto en relación a un juego recurrente entre grupos de adolescentes. 
Es una cultura en la que las mujeres sienten la amenaza continua de la violencia sexual desde que toman conciencia, que ampara el silencio entre iguales —en la familia o en la sociedad—, que considera que las mujeres provocan la agresión sexual, o que muestra una gran tibieza en torno al consentimiento. La cultura de la violación se mantiene y ampara porque, igualmente, nuestros gobiernos y estados incumplen de forma sistemática sus responsabilidades en materia de prevención, protección, asistencia y reparación a las víctimas y supervivientes. Condonan así la violencia sexual y arropan la impunidad de quienes agreden. 
La única vía para cambiar el rumbo de la Historia pasa por tomar conciencia de cómo se construye y mantiene, desenmascarar sus estrategias —al tiempo que señalamos y denunciamos a los culpables—, investigar los delitos, educar y sensibilizar a la sociedad, atender las necesidades de las víctimas y supervivientes, y adoptar las medidas que sean necesarias para erradicarla. De lo contrario, permanecerá vigente una cultura de la violación que cuestiona e invalida los valores democráticos, de ciudadanía y de igualdad, condonando así a todos los responsables directos e indirectos de semejante atrocidad. 
* Bárbara Tardón Recio es consultora internacional experta en violencia de género y derechos humanos. 
* * Jesús Pérez Viejo es doctor en Trabajo Social y psicólogo experto en violencia de género y violencia política.