lunes, 22 de febrero de 2016

Avanzar, retroceder, o hundirse en el letargo

Rebelión

Por Miguelangel Hernández

Para aquellos de nosotros que vivimos los años de la Gran Depresión todavía resulta incomprensible que la ortodoxia del mercado libre, tan patentemente desacreditada, haya podido presidir nuevamente un periodo general de depresión a finales de los años ochenta y comienzos de los noventa, en el que se ha mostrado igualmente incapaz de aportar soluciones. Este extraño fenómeno debe servir para recordarnos un gran hecho histórico que ilustra la increíble falta de memoria de los teóricos y prácticos de la economía. (i) 
De este modo, Hobsbawn expresaba su frustración en cara a la futilidad de la memoria colectiva, tras haber sido testigo presencial catástrofes ocasionadas en el transcurso del siglo XX por el libre mercado y encontrarse con que apenas un poco más de sesenta años después se propone el mismo conjunto de recetas revestidas como propuestas novedosas, encerrando a la humanidad en un callejón sin salida.

Es precisamente dicha falta de memoria, incluso entre quienes vivieron las distintas catástrofes, uno de los temas centrales trabajados en el texto citado. Por su parte, Polanyi atribuye (ii) tal situación a una fe en los atributos del libre mercado producto de la ideología que se esparciría a finales del siglo XIX, impulsada por la revolución industrial y el surgimiento del capitalismo moderno.

Según éste, el capitalismo se reproduce en base a dos movimientos antagónicos: uno que pregona la economía de mercado bajo el supuesto de la prosperidad que podría generar porefecto derrame (iii), haciendo necesario que el Estado se abstenga de intervenir en asuntos económicos; y otro, que si bien no propone necesariamente un modelo alternativo, se empeña en frenar la virulencia de dicho avance con el objetivo de resguardar el bienestar de la comunidad. El último, pudiera encarnar inclusive en actores sociales conservadores como los primeros Estuardo en Gran Bretaña, quienes, si bien en pro de un régimen monárquico y feudal que se encontraba en decadencia, frenaron los avances de la burguesía británica para resguardar la integridad del campesinado.

Todo ello, nos conduce a una problemática que aflige al continente Latinoamericano en su totalidad. Lo transcurrido del siglo XXI se caracterizó por el auge de diversos gobiernos proteccionistas, que si bien diferían en su efectividad (la economía venezolana se vio fuertemente impactada por la caída en los precios de los commodities, mientras que en Bolivia se ha mantenido un crecimiento económico sostenido hasta la fecha) y en el modo como afrontaban los peligros del libre mercado (desde la moderación pos keynesiana argentina y uruguaya, hasta lo experimentos comunitaristas heterodoxos en Bolivia y Venezuela), contuvieron el ascenso del dogma liberal por cierto tiempo.

No obstante, un panorama de recesión económica internacional (iv) avivó las contradicciones inherente a dichos procesos. Mientras disminuyan los ingresos su capacidad redistributiva (cuyos efectos repercuten mayoritariamente en el consumo y no en la producción) merma, resultando en que dichos países adolezcan de déficit fiscal (salvando las divergencias en torno a su gravedad) y el conjunto de rent seekers que articularon en torno a sus respectivos gobiernos limite la capacidad de maniobra.

Generando así condiciones óptimas para que emerja nuevamente el dogma del libre mercado como una propuesta crítica y “novedosa”. Ya en Argentina comienzan a verse los resultados, y mientras crece el desempleo, terminan los subsidios a servicios públicos, y aumenta abruptamente el precio de la canasta básica, la clase media, e inclusive hasta cierto punto los sectores populares opuestos a dichos gobiernos en todo el continente, abrazan al neoliberalismo suponiendo, nuevamente en un ejercicio neurótico, que recuperara la prosperidad perdida.

En consecuencia, solo una acción supranacional podrá evitar que el remedio sea peor que la enfermedad. Mientras las fuerzas del laissez faire avancen a paso de vencedores, es necesario que todas las organizaciones progresistas establezcan vasos comunicativos para combatir en el terreno de la información, esencial si se desea disputar la hegemonía en pleno siglo XXI, de modo que las diversas dislocaciones producidas a lo largo del continente no engendren las condiciones de posibilidad para una nueva era neoliberal. 

Notas

(i) Hobsbawn, E. (1995). Historia del siglo xx. Barcelona: Editorial Crítica.

(ii) Polanyi, K. (1992). La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.

(iii) El efecto derrame o teoría del goteo parte de la siguiente premisa: si se estimula el crecimiento económico mediante la generación de ventajas competitivas entre los inversionistas, la riqueza acumulada por los propietarios paulatinamente goteara en los sectores más humildes de la sociedad.

(iv) Página 12. (2016). Mundo difícil. La desaceleración china, la caída de Brasil y el derrape del petróleo llevaron al Fondo a corregir sus estimaciones a la baja. [Artículo en línea]. Disponible: http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-290682-2016-01-20.html [Consulta: 2016, Enero 20].

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