lunes, 31 de diciembre de 2018

Periodistas exigen justicia por Geovanny Sierra



Por Sandra Rodríguez

Frente a las instalaciones del Instituto Nacional Penitenciario (INP), un colectivo de periodistas con su brazo derecho vendado realizó un plantón para exigir justicia por el comunicador social Geovany Sierra, del canal Une Tv.

Los y las comunicadoras en el colectivo Prensa 504, condenaron las agresiones contra periodistas, el lunes 10 de diciembre en el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos.

Honduras es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, en Latinoamérica ocupa el cuarto lugar en el escalón de violación a la Libertad de expresión, que consiste en persecuciones, hostigamientos e incluso han perdido la vida.

Según el artículo 19 de la declaración universal de los Derechos Humanos, establece que todo individuo tiene derechos a la libertad de opinión y expresión.

Sierra fue abatido a disparos por parte de policías penitenciarios durante la cobertura de una movilización social en el primer año del fraude electoral que impuso en el poder al dictador Juan Orlando Hernández, el 26 de noviembre y que fue brutalmente reprimida.
Su brazo derecho fue impactado por una bala mientras transmitía para el canal con línea opositora al régimen hondureño, a las pocas horas el INP reconoció que los disparos salieron de un autobús, que supuestamente transportaba privados de libertad, y criminalizó la protesta aduciendo en un comunicado de prensa que los manifestantes pretendían liberar a los imputados y por eso dispararon los policía.

Para el colectivo de periodistas, son condenables los crímenes y atentados a comunicadores y comunicadoras sociales con la intención de coartar la libertad de opinión, prensa, expresión e información no solo de la prensa sino del pueblo hondureño en general.

“Estos hechos permanecen en la impunidad y se normalizan incluso por las tradicionales organizaciones de periodistas y dueños de medios de comunicación corporativos ligados a los intereses de los gobiernos y régimen de turno”, expresó el comunicado de prensa.

En esta ocasión – hacemos pública manifestación y nuestro referente es el periodista Geovanny Sierra quien labora con Une Tv, quien fue atentado por elementos del Instituto Penitenciario Nacional (evidencias y testigos sobran) en las inmediaciones de la Casa Presidencial el 26 de noviembre recién pasado y, debió ser sometido a 4 intervenciones quirúrgicas en su brazo derecho sin poder recuperar movilidad en el mismo.

Prensa 504, es un colectivo de comunicadores y comunicadoras, fuera del sistema de tarifa del oficialismo, es un colectivo de consciencia, con la clara intención de evidenciar y exigir justicia tanto en la penal como en lo civil, no solo en el caso de Geovanny Sierra, sino en más de 80 atentados que han asesinado sus cuerpos, sus voces pero no sus verdades, detalló.

Prensa 504
Por lo que, los y las periodistas reclamaron y demandaron, no de una investigación, sino que se ponga a la orden de la justicia a quienes dispararon (guardias de esa institución) no solo a nuestro colega Geovanny Sierra sino a dos manifestantes más.
Si no hay justicia aquí la exigiremos internacionalmente y no solo en este caso, comenzamos hoy y nuestras demandas y acciones serán permanentes y cotidianas.
Por una prensa libre de opresión y horror.
Por una sociedad sana y sin impunidad.
Porqué nuestro país merece estar informado verazmente.
504 nuestro código nacional e internacional.



Versión de agentes estadounidenses sobre muerte de niña guatemalteca es refutada por su familia

http://www.cubadebate.cu

Jakelin Amei Rosmery Caal Maquin murió bajo custodia de la Patrulla Fronteriza. EFE/Twitter

La familia de la niña guatemalteca de 7 años que murió en custodia de la Patrulla Fronteriza ha refutado la afirmación de las autoridades estadounidenses de que la menor no había comido ni tomado agua por días.

En una declaración difundida por abogados, los padres de Jakelin Caal dijeron que la niña sí había comido y tomado agua, y al parecer estaba bien de salud cuando viajó por México con su padre, Nery Gilberto Caal Cuz, de 29 años, hasta la frontera con Estados Unidos. Según la familia, Jakelin nunca caminó por el desierto durante días antes de que se la llevaran en custodia.

Tekandi Paniagua, cónsul guatemalteco en Del Rio, Texas, dijo que ya conversó con el padre de la niña. De acuerdo con el cónsul, Nery Caal le contó que fue dejado con un grupo de inmigrantes en una zona en México en la que tendrían que caminar unos 90 minutos para llegar a la frontera.

Funcionarios de la Patrulla Fronteriza no habían reaccionado de momento a las aseveraciones de la familia.

La familia dio a conocer su versión el sábado en una declaración difundido en conferencia de prensa en El Paso, Texas, en un albergue para inmigrantes donde se encuentra el padre de Jakelin. La familia de la menor no asistió a la conferencia y había solicitado privacidad.

Jakelin y su padre deseaban solicitar asilo en Estados Unidos y formaban parte de un grupo numeroso de migrantes arrestados el 6 de diciembre cerca de un cruce fronterizo remoto en Nuevo México. Horas después fueron subidos a un autobús que los llevó a la estación más próxima de la Patrulla Fronteriza, pero Jakelin comenzó a vomitar y al final dejó de respirar. Después falleció en un hospital en Texas.

Funcionarios de la Patrulla Fronteriza dijeron el viernes que los agentes hicieron todo lo que pudieron para salvar a la niña pero la menor no había comido ni tomado agua por días. En una revisión inicial no se advirtieron indicios de algún problema de salud y el padre había firmado una forma en la que se decía que la niña estaba bien de salud, según los funcionarios.

Sin embargo, la familia señaló el detalle de que la forma estaba en inglés, idioma que el padre de la niña no habla ni lee. Él se comunicó con agentes fronterizos en español aunque habla principalmente dialecto maya q’eqchi.

“Es inaceptable que una agencia del gobierno haga firmar a personas en custodia documentos en un idioma que evidentemente no entienden”, según la declaración.

¿Por qué los derechistas odian los derechos?

Rebelión

Por Patricio Montesinos

No es una interrogante difícil de responder porque es una realidad cotidiana en estos tiempos convulsos que vive Nuestra América y el mundo. Los derechistas tienen un perverso odio por los derechos de sus conciudadanos. 
Sin llegar al poder incluso, los representantes del conservadurismo comienzan a vociferar que impondrán recortes sociales, y lo hacen, les quitan la salud y la educación a sus pueblos, anuncian y materializan la privatización de todo, y lanzan a las fuerzas de seguridad para las calles a reprimir y asesinar, si lo estiman conveniente, a cuantos se les ocurra desafiarlos. 
Ejemplos hay, desde el electo, pero todavía no presidente de Brasil Jair Bolsonaro, hasta los de Argentina, Mauricio Macri, y de Chile, Sebastián Piñera, quienes además se comportan de manera violenta, y gustan de las armas de fuego, similar al actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. 
Sí, imitan a Trump, o mejor dicho son sus cachorritos, con el respeto que merecen los animales, como también lo es el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, uno de los empleados más perverso y sumiso de Washington. 
Aunque el mandatario de Estados Unidos los desaire públicamente, como ocurrió recientemente con Macri en la Cumbre del G-20 en Buenos Aires, esos señores se arrodillan a los pies de quien se cree es el emperador de la tierra, y también del cielo. 
Pero la animadversión de tales derechistas por los derechos de los humanos trasciende las fronteras de sus países porque sin el menor respeto se inmiscuyen constantemente en los asuntos internos de otras naciones. 
Financian y apoyan acciones subversivas y violentas contra Venezuela, Nicaragua y Bolivia, y por si fuera poco hablan hasta de golpes de Estado para derrocar a gobiernos legítimos, como el de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Evo Morales, que, por cierto, si se preocupan por sus compatriotas, y son ejemplos de solidaridad internacional, al igual que Cuba. 
En nombre de la “democracia” oligárquica, por supuesto la de los ricos, acusan a los líderes populares de la Patria Grande de lo que se les ocurra, los agreden continuamente y mienten sin vergüenza alguna. 
Claro, ahora los cachorritos de Trump están muy enfadados tras la ascensión a la presidencia de México de Manuel López Obrador, un hombre digno que dejó bien claro en su reciente toma de posesión el camino por donde transitará su influyente país en los venideros años. 
Nada de corrupción, injusticia, y neoliberalismo salvaje a favor de los oligarcas y en detrimento de los más desposeídos, precisamente las adicciones malignas que tienen los derechistas y por las que siempre han transgredido los derechos humanos de sus pueblos.

El G-20 y Nuestra América Latina



Por Juan J. Paz-y-Miño Cepeda

Entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre (2018) se realizó en Buenos Aires, Argentina, la decimotercera reunión del G-20, el foro de los mayores países industrializados y emergentes del mundo, integrado por Alemania, Arabia Saudita, Australia, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquia, más una representación por la Unión Europea, otra por España, y solo con tres países de América Latina: Argentina, Brasil y México. También estuvieron presentes representaciones de la ONU, OMC, BM, FMI.
Al inaugurar la reunión, Mauricio Macri, presidente de Argentina, dijo: “tomamos la cumbre como un gesto de apoyo, sobre todo después de tantos años de aislamiento”; pero la verdad es que el turno anual llegaba a su país, tal como el año pasado tocó a Alemania y en 2019 tocará al Japón.
Con una situación económica crítica, un endeudamiento externo que retomó el camino de la dependencia al FMI y condiciones sociales y laborales agravadas por las políticas neoliberales, no es posible tener al gobierno de Macri como un ejemplo que merezca el reconocimiento mundial.
Para México la situación fue especial: Enrique Peña Nieto (2012-2018) concluyó su presidencia suscribiendo el nuevo tratado de libre comercio con EEUU y Canadá (T-MEC o USMCA) el día en que se inauguraba el cónclave del G-20 y bajo la complacencia de Donald Trump, quien obtuvo un acuerdo a la medida de sus intereses, frente al anterior TLCAN (1994) que el norteamericano cuestionó desde el inicio de su gestión presidencial. 
Durante los últimos 30 años, las condiciones económicas sujetas al neoliberalismo de los sucesivos presidentes mexicanos y con el TLCAN de por medio, lo único que reforzaron es el poder de una elite empresarial y de las mafias. Porque el problema de la pobreza, el desempleo y el subempleo solo se han agravado en el tiempo, junto a la corrupción a todo nivel y a la extensión de una violencia hasta hoy imparable, precisamente por la debilitación institucional del país. Tampoco el México neoliberal puede ser un ejemplo mundial.
Brasil igualmente, de la mano del neoliberalismo de fines del siglo XX, se volvió una potencia económica sobre la base de extender las peores condiciones de vida y de trabajo entre su población. Solo los gobiernos de Luis Inácio Lula da Silva (2003-2011) y Dilma Rousseff (2011-2016) lograron revertir esas herencias, con avances sociales, un nuevo poder institucional y la atención inédita a los sectores populares. Esas conquistas, imperdonables ante los ojos de los poderes económicos y políticos tradicionales del país, condujeron al golpe de Estado blando que colocó en la presidencia a Michel Temer (2016-2018), con quien aquellos poderosos recuperaron el manejo del Estado, implementaron el lawfare, persiguieron al PT y lograron la encarcelación de Lula, tras un cuestionado proceso judicial. Tampoco el Brasil neoliberal ha podido convertirse en un ejemplo mundial.
De manera que en el G-20 no estuvieron presentes los problemas cruciales de los tres países latinoamericanos miembros y los más “grandes” de la región. En cambio, predominaron los temas de interés de las potencias mundiales y particularmente los que involucran a EEUU, China y Rusia.
La guerra comercial de EEUU con China ha quedado, por el momento, en suspenso. Trump ofreció postergar por 90 días la anunciada subida de aranceles a productos chinos, mientras Xi Jinping se comprometió a ampliar la compra de bienes a los norteamericanos. A pesar de eso, lo que queda en pie es la política neomonroísta (“América para los americanos”) del gobierno Trump para contrarrestar la presencia china y rusa en América Latina.
Trump canceló la reunión con Vladimir Putin, argumentando la detención de tres navíos ucranianos por parte de Rusia. La verdad de fondo es que procuró tomar distancia con el presidente ruso, mientras en los EEUU reflota el tema de la supuesta intervención de ese país en la campaña que favoreció electoralmente a Trump.
Por sobre estos acontecimientos, para la Casa Blanca está muy claro que la reunión en Buenos Aires ha sido un “éxito” y que el documento final acordado merece considerarse como “un gran día para los Estados Unidos”, porque refleja muchos de los objetivos de Donald Trump.
Ese documento, titulado “Construyendo consenso para un desarrollo justo y sostenible" (https://bit.ly/2U3ey3j), contiene 31 puntos de acuerdos, entre los que se habla del combate a la corrupción, la seguridad financiera mundial, la atención al trabajo, sobre refugiados y causas humanitarias.
Pero el comercio libre, como paradigma económico contemporáneo, constituye el eje de las preocupaciones. Sin embargo, hay cambios: Trump ha logrado que no se cuestione el proteccionismo de su país, lo que implica afectar, por primera vez, el hasta hoy imbatible principio del “libre comercio”. Además, se abogó por un replanteamiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC). 
América Latina podría aprovechar mejor esa reforma, al mismo tiempo que potenciar su propio proteccionismo para defenderse de la competencia externa, que sobre todo afecta al desarrollo industrial; pero es algo difícil y hasta imposible de obtener con gobiernos mayoritarios de derecha y elites empresariales neoliberales, que todavía creen en el aperturismo comercial indiscriminado y en los tratados de libre comercio (TLC). Difícil, además, frente a las presiones transnacionales que admiten la protección para sus intereses, pero no la de los latinoamericanos, a quienes exigen apertura. Es una relación similar a la de los viejos tiempos coloniales, cuando los imperios imponían a las naciones subordinadas los intereses metropolitanos.
Otro punto acordado se refiere al aprovechamiento y desarrollo de todo tipo de energías “limpias”; pero ello no frenará la afectación a los países del “tercer mundo” y, sin duda, a América Latina, región poseedora de distintos recursos energéticos sobre los cuales históricamente se han lanzado las grandes corporaciones capitalistas. Como lo quería Emmanuel Macron, presidente de Francia, el documento insiste en la protección del medio ambiente; pero incluye un párrafo que recoge la posición contraria de los los EEUU en este tema, que incluso se retiraron del acuerdo de París sobre el cambio climático en junio de 2017. 
Jair Bolsonaro, quien se posesionará como presidente del Brasil el 1 de enero de 2019, seguramente habría encajado muy bien en el G-20, porque su pensamiento y ubicación tanto política como económica, ha cuestionado el multilateralismo, se alía con los EEUU y se halla en la mira de constituir a su país en el subimperialismo de América Latina.
En cambio, un discurso como el de Andrés Manuel López Obrador al tomar posesión de la presidencia de México el 1 de diciembre, habría caido como balde de agua fría, porque su cuestionamiento de fondo fue al neoliberalismo, que tanto daño ha hecho a su país. El flamante presidente añadió que su misión será acabar con la corrupción y que separaría el poder económico del poder político. Afirmó que atendería a la población y no a la elite enriquecida con los gobiernos del pasado. También anunció que aboliría la inmudidad presidencial y que era mejor dejar atrás lo ocurrido con anteriores gobernantes, para no caer en la venganza ni el revanchismo. Pero son dos asuntos peligrosos ante la voracidad de la clase política tradicional que bien podría encontrar cualquier pretexto para enjuiciar al presidente; además de que triunfaría la impunidad frente a quienes han sido los responsables del desastre social de México bajo el neoliberalismo.
Un presidente como el ecuatoriano Lenín Moreno ¿habría resultado incómodo entre los “grandes” del G-20? Su política económica, local y provinciana tras 18 meses de administración, se ha reducido a quitar capacidades al Estado, perdonar multas e intereses debidos, suprimir impuestos a la elite empresarial bajo la figura de incentivos tributarios, orientar al gobierno por los intereses de las cámaras de la producción y creer todavía en el mercado libre internacional, así como en las “bondades” del capital imperialista, las privatizaciones y la flexibilidad laboral, contradiciendo así toda la historia económica del neoliberalismo latinoamericano, que López Obrador, en cambio, sí supo cuestionar. La “descorreización” y la desinstitucionalización han prosperado, así como la persecución política, el lawfare y la violación a los principios de la Constitución de la República del Ecuador de 2008.
Con todo lo expuesto es posible concluir que el G-20 se mantuvo como foro de los intereses transnacionales y del capitalismo central, sin topar los temas sensibles de América Latina, que tienen que ver, entre tantos asuntos, con el fortalecimiento de los Estados y con ello de la institucionalidad, la redistribución de la riqueza, la superación de la pobreza, el desempleo y el subempleo, la seguridad, la movilización migratoria, el incremento de tributos a los ricos, el fomento a las producciones nacionales, la integración regional autónoma, la contraposición al poder mundial de las corporaciones, el saqueo de recursos o el fin del bloqueo a Cuba, en la perspectiva de la lucha regional por una sociedad justa, por la soberanía y la dignidad de cada país. 


sábado, 29 de diciembre de 2018

"El gobierno ejecuta millones en nombre de la seguridad, pero la percepción de inseguridad crece"



En el transcurso del período post huracán Mitch, Honduras se ha consolidado como un Estado altamente empobrecido y desigual, lo anterior lo señala el Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras –FOSDEH-, basándose en registros del Instituto Nacional de Estadísticas –INE-, los que indican que 6 millones 79 mil personas están pobreza, de las cuales 3 millones 902 mil se encuentran en extrema pobreza.

Sin embargo, los últimos gobiernos (2002-2019), sobre todo nacionalistas y los dirigidos por Juan Orlando Hernández, “han ejecutado millones y millones de lempiras en nombre de la seguridad del país”, comenta el FOSDEH en un estudio sobre el costo de la seguridad y defensa en Honduras.

En ese sentido, se establece que del año 2002 al 2018, el presupuesto de la Secretaría de Defensa creció 787%, es decir que de 897.7 millones de lempiras en el 2002 pasó a 7,958.6 millones de lempiras en 2018. En el caso de la Secretaría de Seguridad, en el mismo período de tiempo, el presupuesto aumentó 518 por ciento: en el 2002 era de 1,064.5 millones de lempiras y en el 2018 suma 6,583.5 millones de lempiras.

Para el FOSDEH, en el caso seguridad en el país se adopta un modelo enfocado en efectos, cada año se destinan más recursos para contrarrestar los niveles de inseguridad, por tanto la percepción ciudadana de inseguridad se mantiene o crece: “para prevenir el delito se debe ahondar en el tratamiento de las causas estructurales”.

Importación de armas
 De acuerdo al FOSDEH, entre enero y agosto de 2018, el gobierno nacionalista e ilegal de Juan Orlando Hernández ha destinado 6.6 millones de dólares en la importación de armas, municiones y sus partes, “dentro de la cual la partida de bombas, granadas, torpedos, minas, misiles, cartuchos y demás municiones y proyectiles representan un 67%, y las armas de guerra significan un 8% del total”.

“Podemos ver estas cifras oficiales, el mismo Banco Central las publica, como se prioridad a estar importando artículos, mercancías que no son prioritarias en el país los niveles de pobreza, desigualdad y subempleo que tenemos en Honduras”, reitera Gisell Vásquez, economista del FOSDEH, remarcando que el nivel de pobreza es del 67%.

El seguimiento y evaluación del gasto público en seguridad y defensa, desarrollado por FOSDEH, apunta que la importación de armas, municiones y sus partes se realizó desde Estados Unidos, Israel, Brasil, México, España e Italia.

En el Día Internacional del Migrante: Solidaridad y Lucha



Cada 18 de diciembre se conmemora en el mundo el Día Internacional del Migrante y SOA Watch quiere expresar, sobre todo, toda su solidaridad y amor con todas las personas que se ven forzadas a abandonar sus países de origen.

De acuerdo al último informe de ACNUR, “Tendencias Globales, Desplazamiento Forzado 2017”, 68.5 millones de personas en todo el mundo han sido forzadas a abandonar sus hogares debido a las guerras, hambrunas y otros conflictos políticos. De estos, 24.4 millones de personas han recibido el estatus de refugiados en los países de destino. Estas cifras no reflejan la magnitud del horror, y la situación se ve exacerbada aún más por los EEUU y Europa cerrando sus fronteras, el poder creciente de la derecha y fuerzas contrarrevolucionarias a nivel mundial, y una completa falta de responsabilidad por cualquier crimen de guerra o violación al derecho internacional humanitario.

Detrás de la cifras están la vidas y nombres de personas quienes han sido víctimas de políticas de muerte. Hoy recordamos a Jakelin Amei Rosmery Caal Maquin, una niña guatemalteca q’eqchi de siete años quien murió en custodia de la Patrulla Fronteriza de EEUU el pasado 8 de diciembre. Asimismo traemos a la memoria su lugar de origen, Raxruha, Alta Verapaz, Guatemala, sitio de guerra contrainsurgente, que fue promovida y respaldada por EEUU durante el conflicto armado interno, el que dejó a más de 200.000 muertos, 45.000 desaparecidos, más de un millón de personas internamente desplazadas, 600 masacres y genocidio contra el pueblo maya tras las campañas de tierra arrasada, según las comisiones de verdad la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) de las Naciones Unidas y el Proyecto Interdiocesano para la Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI) de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG).

Expresamos nuestra indignación ante su muerte, pues sabemos que fue resultado directo de una historia de intervención y violencia en la región. Como SOA Watch, hemos y seguiremos denunciando públicamente las causas de fondo que están provocando la migración, especialmente de centroamérica, en nuestro continente. Sin duda, el impacto nefasto y devastador de las políticas intervencionistas y de seguridad de los EEUU se ve reflejado en el desplazamiento masivo que hoy vemos en tiempo real de las personas migrantes y refugiadas, que incluye jóvenes, comunidades indígenas y comunidades de color. Decimos una y otra vez: ¡Fue el Estado!

Para la familia de Jakelin, nuestras condolencias y solidaridad. Jakelin Amei Rosmery Caal Maquin, ¡Presente!

Este pasado noviembre, SOA Watch realizó diversas acciones de protesta en Nogales, Arizona y Sonora, como en otros países de América Latina, para denunciar las políticas de criminalización en Estados Unidos, México, y otros países de América Latina, contra personas migrantes, solicitantes de asilo y personas refugiadas, que va en contra del derecho humano e internacional a buscar refugio.

En este día especial en que recordamos el Día Internacional del Migrante renovamos nuestro compromiso de seguir trabajando por un fin a la intervención de los EEUU en América Latina y el cierre de la Escuela de las Américas; el fin al Plan Mérida y la Alianza para la Prosperidad; la desmilitarización y desinversión de las fronteras; el fin a los sistemas racistas de opresión que criminalizan y matan a personas migrantes, refugiadas y comunidades de color; y por el respeto, dignidad, justicia y el derecho a la autodeterminación de las comunidades.

Llamamos a la solidaridad con personas migrantes en todo el mundo que buscan una vida digna, convocamos a seguir luchando  por un mundo mejor, y rescatamos la consigna que nace en el seno de la lucha de migrantes en todo el mundo – ningún ser humano es ilegal!

En solidaridad,

SOA Watch

Derechos humanos y derechos de la naturaleza, un aliento de esperanza


Rebelión

Por Alberto Acosta *

“Levántate, en pie, defiende tus derechos.

Levántate, en pie, no dejes de luchar”

Bob Marley

Setenta años de la Declaración de los Derechos Humanos parecen nada; tal como los siglos transcurridos desde la Revolución Francesa, cuando se asumieron los Derechos del Hombre y del Ciudadano (por no mencionar el trágico destino de quien, en aquel momento, pidiera los Derechos de la Mujer y la Ciudadana). Basta abrir cualquier periódico del planeta para constatar -ya desde la primera página- (casi) siempre noticias sobre alguna violación a dichos derechos. Y eso sin mencionar las violaciones estructurales de los derechos a la vida (derechos fortalecidos no solo en los derechos políticos, sino en los derechos sociales, culturales y ambientales de individuos y pueblos, todos igualmente violados casi a diario).

A pesar de tantos discursos escuchados y acciones desplegadas por años, falta muchísimo para la real vigencia de los derechos humanos. Más allá de las buenas intenciones, las organizaciones y las instituciones especializadas, la actualidad de tales derechos es sombría más aún en el mundo empobrecido. Pero si bien la realidad induce a un pesimismo profundo, el derrotismo es inadmisible. Los avances civilizatorios son lentos, a ratos imperceptibles, pero existen y debemos evaluarlos y analizarlos, sin caer tampoco en triunfalismos de ocasión. El objetivo es redoblar esfuerzos para que los derechos humanos sean una realidad que trascienda las meras proclamas.

Pensarlos como mecanismo de medición de procesos en marcha no ha dado resultados satisfactorios. Apenas un ejemplo: medir los impactos sociales y ambientales de las políticas económicas no basta para detener la irracionalidad del capital. El saldo será siempre lúgubre y frustrante si la humanidad y su madre -la naturaleza- no son el centro de atención de la política y la economía. No bastan las políticas sociales paliativas de los impactos de la acumulación capitalista…

Buscar imposibles equilibrios macroeconómicos sacrificando y empobreciendo a poblaciones enteras debe condenarse de entrada. Siempre las políticas económicas -agrarias, industriales, comerciales, etc.- deberían diseñarse bajo el respeto pleno de los derechos humanos. A la postre el asunto no es solo económico, sino fundamentalmente de ética política. Sin olvidar las expresas restricciones en la legislación nacional e internacional sobre derechos humanos, urge dar al menos dos pasos adicionales.

Un primer paso implica superar la lógica mercantil -todo se vende y se compra, desde escrúpulos y principios hasta la propia vida- que ha penetrado en todas las esferas de la existencia incluso mercantilizando la naturaleza: se establece bancos de semen o vientres de alquiler; comercializa el clima; se construye el mercado de la información genética (que sueña con transformarnos en “maquinas inteligentes” que vuelvan irrelevante a lo “humano”)... La experiencia humana se transforma profundamente y hasta puede extinguirse, a menos que rompamos radicalmente la actual globalización del capital. A pesar de eso hay logros en temas de equidad de género, participación de la sociedad civil… avanzamos lentamente en el derrocamiento del dominio patriarcal y de la colonialidad. Pero toda esa lucha será inútil si no detenemos al desenfrenado tren de la Modernidad y sus delirios de auto-aniquilación.

Nos falta entender a plenitud -y con humildad- que la experiencia humana emerge de relaciones, significados y practicas entre seres humanos y no-humanos, todos constitutivos de la misma naturaleza de quien somos apenas una pequeñísima extensión. Todos -humanos y no humanos- somos actores indispensables en el teatro de la vida, pero no somos los únicos y menos aón los principales protagonistas. Por eso al primer paso, debe seguir un segundo: entendamos que la naturaleza es sujeto de derechos (recuperando experiencias como de la Constitución de Ecuador).

Ambos pasos, cual vigorosas alas, pueden llevarnos a la discusión y el abordaje de cuestiones vitales para la humanidad y por ende la naturaleza. Nos toca organizar la sociedad y la economía asegurando la integridad de los procesos naturales, garantizando los flujos de energía y de materiales en la biosfera, preservando siempre la biodiversidad del planeta. En estricto, los derechos a un ambiente sano para individuos y pueblos son parte de los derechos humanos, pero no son derechos de la naturaleza. Las formulaciones clásicas de derechos humanos como los derechos a un ambiente sano o calidad de vida son antropocéntricas, y deben entenderse separadamente de los derechos de la naturaleza. Tampoco cabe aceptar que los derechos humanos se subordinan a los derechos de la naturaleza, como afirmó algún solemne ignorante. Al contrario, ambos tipos de derechos se complementan y potencian.

Entender los alcances civilizatorios de los derechos de la naturaleza demanda liberarnos de dogmas y de viejos instrumentarios analíticos. En el tránsito hacia una civilización biocéntrica no solo cuenta el destino, sino también los caminos que lleven a una vida en dignidad. Garantizando a todo ser, humano y no humano, del más pequeño y humilde al más grande y majestuoso, un presente y un futuro, aseguraremos la supervivencia humana en el planeta. Supervivencia hoy amenazada por las ambiciones de lucro y de poder. Así, los derechos humanos y los derechos de la naturaleza, complementarios como son, sirven de hoja de ruta y aliento de esperanza.

Vistas así las cosas nada nos puede conducir al desánimo. Aspiremos siempre a más derechos, nunca dejemos de luchar.-

El autor es economista ecuatoriano. Expresidente de la Asamblea Constituyente. Excandidato a la Presidencia de la República del Ecuador.


Destruyendo la democracia



Por Chistopher Lydon

Incluimos aquí un fragmento de una conversación entre Chomsky y Lydon, extraída de Comments Off on Destroying Democracy, en la que el veterano activista vincula la laminación de los valores democráticos con la caída de la tasa de beneficios y la solución dada por los poderes políticos y económicos a esa caída: el neoliberalismo.
—Todo lo que te pedimos es que nos expliques dónde estamos en este mundo, cuando…

—Eso es fácil.

—…cuando tanta gente está al borde de algo, de algo histórico. ¿Puede hacernos un sumario?

—Bueno, un breve sumario, creo que si se le echa un vistazo a la historia después de la Segunda Guerra Mundial, algo extraordinario ha sucedido. En primer lugar, la inteligencia humana ha creado dos bombas capaces de acabar con nuestra existencia –o como mínimo con nuestra existencia organizada–, ambas después de la Segunda Guerra Mundial. Una de ellas nos es familiar. De hecho, las dos lo son. La Segunda Guerra Mundial terminó con el uso de las armas nucleares. Fue inmediatamente obvio el 6 de agosto de 1945, un día que recuerdo muy bien. Fue obvio que la tecnología se iba a desarrollar hasta el punto de un definitivo desastre. 

En 1945, el Bulletin of Atomic Scientists inauguró su famoso Reloj del Apocalipsis. Se puso en marcha cuando faltaban siete minutos para la medianoche. En 1953 ya se había movido dos minutos hacia la medianoche. Ese fue el año en que los Estados Unidos y la Unión Soviética hicieron explotar sus bombas de hidrógeno. Pero resulta que ahora comprendemos que al término de la Segunda Guerra Mundial entramos en una nueva era geológica. La llamamos Antropoceno, la era en que los humanos producen un impacto severo, de hecho casi desastroso, sobre el medio ambiente. El reloj volvió a cambiar en 2015 y, de nuevo, en 2016. Inmediatamente después de la elección de Trump, a finales de enero del año pasado, el reloj se volvió a adelantar, faltando solo dos minutos y medio para la medianoche, lo más cerca que ha estado desde 1954. Así que hay dos amenazas existenciales –que pueden, en el caso de que haya una guerra nuclear, exterminarnos; y, en el caso de catástrofe medioambiental, crear un impacto severo sobre nuestra forma de vida– y quizás más.

Ocurrió un tercer acontecimiento. Empezando alrededor de los años setenta, la inteligencia humana se dedicó a eliminar, o por lo menos a debilitar, a las principales barreras contra estas amenazas. Lo llaman neoliberalismo. Hubo una transición en la época que algunos denominaron estado de bienestar, los cincuenta y los sesenta, con un gran periodo de crecimiento, de crecimiento igualitario, progreso en la justicia social y así…

La socialdemocracia…

La social democracia, sí. A veces se le llama “la edad de oro del capitalismo moderno”. Esto cambió en los setenta, cuando se estableció la era del neoliberalismo en la que vivimos desde entonces. Si te preguntas qué clase de era es, pues su principio fundamental es desactivar los mecanismos de solidaridad social y soporte mutuo, y el compromiso popular en la determinación de las políticas.

No se llama así. Se le llama “libertad”, pero “libertad” implica subordinación a las decisiones de un poder concentrado, no responsable, privado. Eso es lo que significa. Las instituciones gubernamentales –u otros tipos de asociaciones que posibilitan la participación de la gente en la toma de decisiones– son sistemáticamente debilitadas. Margaret Thatcher lo dijo muy educadamente: “la sociedad no existe, solo existen individuos”.

De hecho, estaba parafraseando, seguramente de forma inconsciente, a Marx quien, en su condena de la represión en Francia, dijo “la represión está transformando a la sociedad en un saco de patatas, solo individuos, una masa amorfa que no puede actuar conjuntamente”. Era una condena. Para Thatcher, es un ideal –y eso es el neoliberalismo. Destruimos, o como mínimo desacreditamos los mecanismos de gobierno a través de los cuales la gente, al menos en principio, puede participar en la medida en que esa sociedad sea democrática. Así que debilitadlos, desacreditad a los sindicatos, a otras formas de asociaciones, dejadlos como un saco de patatas y, mientras tanto, transferid la toma de decisiones a poderes privados y no responsables; todo con la retórica de la libertad.

¿Qué conlleva esto? La única barrera que nos protege de estas destructivas amenazas es una sociedad comprometida, una sociedad informada y comprometida que actúe conjuntamente para desarrollar los medios que permitan hacer frente a estas amenazas y responder a ellas. Esta ha sido sistemáticamente debilitada, deliberadamente. Quiero decir, en los setenta hablábamos de esto. Hubo un gran debate entre la élite sobre el peligro de que hubiera demasiada democracia y la necesidad de lo que llamaron “moderación” en la democracia, para que la gente fuera más pasiva y apática, para que no moleste demasiado; eso es lo que hacen los programas neoliberales. Lo mezclas todo y ¿qué sale? Una tormenta perfecta.

—Todo el mundo ve los titulares, con el Brexit, Donald Trump y el nacionalismo hindú y el nacionalismo en todas partes y Le Pen; se ponen más o menos juntos y sugieren un fenómeno mundial real.

—Está claro y era predecible. No se puede saber en qué momento pero, cuando se imponen políticas socioeconómicas que conducen al estancamiento o al declive para la mayoría de la población, a deslegitimar la democracia, a que las decisiones políticas no estén en manos del pueblo, el resultado es gente descontenta, enfurecida y atemorizada. Y este es el fenómeno que, de forma engañosa, se conoce como “populismo”.

—No sé qué piensas de Pankaj Mishra pero a mí me gusta su libro “La edad de la ira”, que empieza con una carta anónima a un periódico de alguien que dice “Deberíamos admitir que no solo estamos aterrorizados sino que también estamos desconcertados. Desde el triunfo de los vándalos en Roma y el norte de África, nada ha sido tan incomprensible y difícil de revertir”.

—Ahí está el fallo del sistema informativo, porque es muy comprensible y muy obvio y muy simple. Fíjate, por ejemplo, en los Estados Unidos, que ha sufrido mucho menos por estas políticas que otros países. Toma el año 2007, un año crucial justo antes del derrumbe. ¿Cómo era aquella magnífica economía que era tan elogiada en aquél momento? Era una en la que los salarios de los trabajadores americanos, de hecho, eran más bajos que en 1979, cuando empezó el periodo neoliberal.

Este hecho no tiene precedentes históricos, exceptuando situaciones tras catástrofes, guerras o cosas parecidas. Fue un periodo largo en el que los salarios reales habían decrecido, aunque se amasaron riquezas en algunos bolsillos. También fue una época en la que se crearon nuevas instituciones, instituciones financieras. Si nos fijamos en los años cincuenta y sesenta –la llamada época dorada– los bancos estaban conectados con la economía real. Esa era su función. No había caídas en la banca porque había regulaciones de los mercados financieros.

A principios de los años setenta hubo un cambio drástico. En primer lugar, las entidades financieras se inflaron a gran escala. En 2007 obtuvieron un 40% de beneficios. Por lo tanto, dejaron de estar conectadas a la economía real.

En Europa, la forma en que se desacredita a la democracia es muy directa. Las decisiones están en las manos de una troika que no ha sido elegida: la Comisión Europea, que no se vota; el FMI, por supuesto no votado; y el Banco Central Europeo. Ellos son los que toman las decisiones. Así que la gente está enfadada, está perdiendo el control de sus vidas. Ellos son los que sufren las consecuencias de las políticas económicas, y el resultado es ira, desilusión, descontento, etcétera.

Hemos visto en las pasadas elecciones francesas que los dos candidatos eran ajenos al establishment. Los partidos centrales se han hundido. Lo vimos en las elecciones americanas. Dos candidatos fueron capaces de movilizar a las masas: uno de ellos era un multimillonario odiado por el sistema, el candidato republicano que ganó las elecciones –pero fijaros en que una vez toma posesión es el antiguo sistema el que dirige el país. Puedes manifestarte en contra de Goldman Sachs durante el periodo de campaña, pero asegúrate de que se encarguen de la economía cuando seas presidente.

—Así que la cuestión es, en un momento en que la gente está casi lista para actuar y casi lista para reconocer que este juego no funciona, ¿tenemos la capacidad, como especie, de actuar en consecuencia, de adentrarnos en ese estado de perplejidad y, más adelante, pasar a la acción?

—Pienso que el destino de nuestra especie depende de ello; recuerda, no es solo desigualdad, estancamiento, estamos ante un desastre terminal. Hemos creado la tormenta perfecta. Estos deberían ser los titulares de cada día. Desde la Segunda Guerra Mundial hemos creado dos medios de destrucción. Desde la era neoliberal hemos desmantelado la forma en que los manejamos. Esas son nuestras tenazas, eso es a lo que nos enfrentamos y, si no resolvemos ese problema, estamos acabados.

Quiero volver al libro de Pankaj Mishra “La edad de la ira” por un momento. No es la edad de la ira, es la edad del resentimiento contra las políticas socioeconómicas que han dañado a la mayor parte de la población durante las últimas generaciones que, conscientemente y como principio, han desvirtuado la participación democrática. ¿Por qué no debería haber ira?

—Pankaj Mishra lo llama –es una palabra nietzscheana– “resentimiento”, que hace referencia a un cierto tipo de ira explosiva. Pero él dice que “es la característica distintiva de un mundo en el que la promesa moderna de igualdad colisiona con una masiva disparidad de poder, educación, estatus, y….”

—Esto ha sido diseñado así. Mira los años setenta: en el panorama, el panorama de la élite, había una gran preocupación con el activismo de los años sesenta, un período tumultuoso. Hizo que el país se convirtiera en civilizado, lo que para ellos puede ser peligroso. Lo que pasó es que grandes sectores de la población –que habían sido pasivos, apáticos, obedientes– intentaron entrar en la escena política de una u otra forma para presentar sus intereses y preocupaciones. Los llaman de “especial interés”. Eso significa minorías: la gente joven, los ancianos, los agricultores, los obreros, las mujeres… En otras palabras: la población. La población es un “especial interés” y su función es observar en silencio; esto está claro.

A mediados de los setenta se publicaron dos documentos bastante importantes. Venían de lugares opuestos en el espectro político, ambos influyentes y ambos alcanzaron las mismas conclusiones. Uno de ellos, relativamente más a la izquierda, fue escrito por la Comisión Trilateral –los liberales internacionalistas, tres de los grandes países industrializados, la administración del presidente Carter, beben de esa fuente-. Es el más interesante, “La crisis de la democracia”, un informe de la Comisión Trilateral. Samuel Huntington, de Harvard, miraba con nostalgia los días en los que, como él dice, Truman era capaz de dirigir el país con la ayuda de unos cuantos ejecutivos y abogados de Wall Street; en ese momento todo estaba bien, la democracia era perfecta. Pero en los años sesenta todos concluyen que se complicaron las cosas porque los de “especial interés” empezaron a intentar entrar en la política y eso causa demasiada presión, que el estado no puede soportar.

—Recuerdo bien ese libro.

—Necesitamos moderar la democracia.

—No solo eso, le dio la vuelta a la frase de Al Smith. Al Smith dijo que “la cura para la democracia es más democracia.” Huntington dijo, “no, la cura para esta democracia es menos democracia”.

—No fue él. Fue el régimen liberal, hablaba en su nombre. Es el punto de vista consensuado de los liberales internacionalistas y las tres grandes democracias industriales. Ellos –en su consenso– concluyeron que la mayor parte del problema es, en sus propias palabras, que “las instituciones son las responsables del adoctrinamiento de los jóvenes”. Las escuelas, las universidades, las iglesias, no están haciendo bien su trabajo. No están adoctrinando a los jóvenes adecuadamente. Los jóvenes tienen que volver a ser pasivos y obedientes, entonces se arreglará la democracia. Eso sería el lado izquierdo.

Pero, ¿qué hay en el lado derecho? Un documento muy influyente: “El memorando Powell”, que se publicó al mismo tiempo. Lewis Powell, un abogado de empresa y, más tarde, juez del Tribunal Supremo; escribió un memorando confidencial para la Cámara de Comercio de EEUU que fue muy influyente y que, más o menos, desencadenó el moderno “movimiento conservador”. La retórica es bastante disparatada. La visión general es que una izquierda alborotadora se ha apoderado de todo. Tenemos que utilizar los recursos de los que disponemos para vencer a esta izquierda desbocada que está dañando la libertad y la democracia.

Pero hay algo más. Como resultado del activismo de los años sesenta y la militancia laboral, hubo una caída de la tasa de beneficio. Esto no es aceptable, así que había que revertir esta caída, había que debilitar la participación democrática. ¿Qué llega? El neoliberalismo, que tiene exactamente esos efectos.

Entrevista realizada por Christopher Lydon y publicada en el nº 361 de El Viejo Topo, febrero de 2018


viernes, 28 de diciembre de 2018

Lempira, la fantasía y realidad



Por Sandra Rodríguez

Para este tiempo los niños ya anduvieran su dinerito en la bolsa, ya sea para comprar “cuetios” (pólvora) o los estrenos de navidad, pero el precio del café ha caído, y no hay lempiras, no hay desarrollo, no hay trabajo en la tierra de donde es originado el ilegal presidente del régimen hondureño.
El departamento de Lempira está ubicado al occidente de Honduras. Con una extensión 4,228 kilómetros cuadrados, tiene un aproximado de un millón y medio de habitantes y una historia de resistencia indígena y colonización que se impuso con terratenientes y políticos influyentes en el país.

Su cultura indígena lenca da color a los 19 municipios, estos se dedican a la agricultura específicamente de café, maíz, arroz y tabaco, y recientemente se le otorgó un “premio Guinness” por la taza de café más grande del mundo, para lo que se utilizó 18,000 litros de agua procesada y a su vez, se obtuvo en favor de la gubernamental “Marca País” el segundo récord cuando 900 personas bebían el aroma rico al mismo tiempo en Gracias, cabecera departamental.

Para romper esos “récords” Juan Hernández estuvo presente. Lo que significa que en esa ocasión no había libre movilidad ni telecomunicaciones, ya que es como una ciudad blindada, según comentaron integrantes de la Red de Defensores de Derechos Humanos de Lempira.

La exuberante taza de café contrasta con lo que sucede en las fincas de pequeños productores, allá la cosecha no está buena, el precio está muy bajo y es más lo que se invierte que lo que se obtiene, no hay dinero, no hay lempiras en Lempira.

Pero si hay lempiras para el equipamiento policial y militar, hasta en las postas de los municipios más alejadas de la ciudad se cuenta con la logística que no siempre es para “Servir y Proteger” como es lema de la Policía Nacional. Es más, el presupuesto para “seguridad interna” supera los fondos destinados a salud y educación.

Rigoberto Matute, aseguró que “ser defensor de derechos humanos en Lempira es un riesgo” por el trabajo que nosotros hacemos en nuestras comunidades, ya que defendemos a las personas más desposeídas, a la gente de nuestra comunidad, y nos convertimos en una amenaza para el sistema, ya que impulsamos el despertar de esa gente humilde.

Rigo, maestro de profesión y caficultor cooperativista, es reconocido en el municipio de La Unión, donde hay grandes terratenientes e influyentes líderes políticos y religiosos. ¿A quién se enfrenta -le pregunté- “Nos enfrentamos a los entes del Estado, a la policía, a personeros de cargos públicos”

Sin embargo, “Cuando nos gusta lo que hacemos, no es fácil o difícil, es una pasión”.

Desde la cabecera departamental, procura la joven Libny Bonilla, quien participó en el encuentro nacional de redes de derechos humanos el pasado 11 y 12 de diciembre, bajo la coordinación del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), expresó que, al tener este espacio para compartir con los demás grupos de defensores, se lleva mucho conocimiento y experiencia de otras comunidades, pero la Red de Lempira tiene la particularidad de accionar en una región donde se concentra todo el poder del gobierno.

Por lo que, estos encuentros nos hacen reflexionar y tener argumentos para defender nuestros derechos y denunciar los abusos de autoridad los que se cometen, agregó Libny.

Ella siente impotencia al saber que el mismo sistema estigmatiza y criminaliza a los y las defensoras de derechos humanos a nivel nacional. Los señalamientos vienen por ser de partidos políticos diferentes al del gobierno de turno, no se goza de los mismos derechos de quiénes son sus correligionarios, aseveró.

Tenemos los medios para no callar

Con Rigoberto y Libny, también Bernardino Pérez estuvo en el encuentro realizado al oriente de Tegucigalpa, donde compartieron sobre las amenazas que enfrentan junto al COFADEH para la obtención de justicia, con respecto a lo expuesto por su coordinadora general, la defensora de DDHH, Berta Oliva, al finalizar jornada.

A consideración de Bernardino “es preocupante que las oficinas estatales cierren las puertas o nieguen información a las abogadas del COFADEH, como nos explicó doña Berta, porque para los y las defensoras de derechos humanos en las comunidades también es complicado lo que vivimos”.

A su favor, la Red de Lempira cuenta con medios de comunicación alternativos como Radio Taragual “La voz de la vida”, que origina su señal y en la comunidad donde habita Bernardino, y la que ha sido averiada por los constantes apagones

“Yo he hecho uso de radio Taragual, ha sido un medio para denunciar lo que sucede en La Unión” aseveró Rigoberto, quien hace unas semanas logró la liberación de un docente, llevado a una posta policial para que declarara sobre una pared móvil que construyó en la escuela donde labora, y que al alcalde no le agradó. Las acciones de comunicación fueron inmediatas y efectivas, recordó el defensor, quien informó a la Red y al COFADEH.

Hacemos denuncias de acciones que no podemos apañar, que no debemos callar, que se deben saber y en las que el COFADEH nos da asesoramiento en base a lo que nos ha enseñado a través de las formaciones, detalló Bernardino, que además es comunicador social.

¿A quién se enfrentan? Bernardino respondió que “Nos enfrentamos a diferentes actores, la policía, el ejército, dirigentes políticos y religiosos”.

El presidente que se impuso a la fuerza dice que Lempira no carece de nada, eso nos afecta mucho por que la realidad es otra. Bernandino Pérez

DATO:

En abril de este año, se publicó la inversión de 74 millones de lempiras que beneficiar unos 3,725, hogares, 107 comunidades, 75 cajas rurales de ahorro y crédito, 67,224 personas y 215 centros educativos, en 14 municipios del departamento de Lempira, a través de proyectos de desarrollo comunitario con fondos gubernamentales e internacionales.
En Lempira toda la población es vulnerable, sobre todo en proyectos mucha gente se lamenta y nos dice “hagan algo por nosotros”, ahí se hacen pisos, letrinas, eco fogones, pero solo es para los afines a Juan Orlando.

A criterio de Pérez, la mayoría que supuestamente lo nombró (al presidente de facto) esa gente no está siendo beneficiada. Según el fraude electoral de noviembre del 2017, Hernández ganó por los “votos rurales”, después de 72 horas en que el Tribunal Supremo Electoral (TSE), presidido por David Matamoros Batson, había dado la tendencia con la que ganada el candidato de la Alianza de Oposición Contra la Dictadura, Salvador Nasralla, con el conteo del 90 por ciento de los votos de los departamentos de Francisco Morazán y Cortés, donde están la capital política y la capital industrial, respectivamente.

Esa mayoría en Lempira (nombre del primer indígena que se resistió a la invasión española en el S. XVI) son del pueblo Lenca, y se le violenta el derecho al territorio, es la imposición de terratenientes la que prevalece “somos excluidos, no aceptamos sus engaños porque por hambre no vamos a caer, estamos claros en la lucha”, afirmó el defensor que dirige la radio comunitaria.

Aunque las tierras de Lempira no son muy perfectivas para granos básicos, es lo que poseen ancestralmente. El café tiene un precio bajo, no hay ni para que los niños compren confites o churros, ya que los pequeñines también se suman a la actividad de la corta entre octubre y enero, y ayudar en la economía familiar. “Los Reyes” (de apellido) son los que están acaparando la tierra, denunciaron los defensores.

Bernardino expresó que hasta el derecho a sacar arena de los ríos se les es negado, pues si requieren de este insumo básico para la construcción deben pagar dos mil lempiras la volquetada, “porque no tenemos derecho a sacarla nosotros mismos los pobladores”.

Por lo que, los programas y políticas públicas que supone la inversión de millones de lempiras y no se ve reflejado en la que desde el régimen llama “vida mejor”, que incluye seguridad social. Es así que, la falta de oportunidades y desigualdad en la distribución de los bienes general violación a los derechos humanos. Hasta acceder al sistema sanitario es un acto riesgoso, pues la policía también le pone peros a los defensores que deciden acompañar estos procesos, como sucedió hace unos meses con Bernardino Pérez.

Mientras tanto, el COFADEH y la Red de defensores y defensoras de derechos humanos de Lempira, continuarán en la procuración del respeto a los derechos humanos, y que desde el Estado se respete la labor de defensoría tal como lo establecen leyes nacionales y convenios internacionales.

Descertificando a Fyffes/Sumitomo


Rel-UITA

Por Giorgio Trucchi

Tras una auditoria e investigación en el terreno, que confirmó la violación sistemática de derechos laborales y sindicales, Fair Trade USA decidió revocar oficialmente el certificado de Comercio Justo que había entregado en abril a Sur Agrícola de Honduras (Suragroh), subsidiaria de Fyffes/Sumitomo en el país.

De acuerdo con un comunicado de Fair Trade USA, durante la auditoria se constataron “violaciones críticas de varios estándares de Comercio Justo” que cubren salarios y beneficios, salud y seguridad de las trabajadoras y libertad de asociación.
“No hay, y no habrá, ninguna fruta Suragroh vendida con el sello Fair Trade Certified™”, asegura la nota de la certificadora estadounidense.
La revocación de la posibilidad de vender los melones producidos en el sur de Honduras con el sello de Comercio Justo es solamente la última de una serie de sanciones que sufre la transnacional frutera irlandesa, recientemente adquirida por la japonesa Sumitomo.
Por las reiteradas denuncias de violación de los derechos laborales y sindicales en las plantaciones de melones y piñas de Honduras y Costa Rica, en mayo de 2017 Fyffes fue suspendida de la membresía de la Iniciativa de Comercio Ético (ETI).
En el caso de Honduras, Fyffes/Sumitomo sigue negándose a reconocer la legitimidad de la subseccional del Sindicato de Trabajadores de la Agroindustria y Similares (STAS), y ha venido hostigando sistemáticamente a afiliados y afiliadas al sindicato, dentro y fuera de las fincas.
Extenuantes jornadas de trabajo, no pago del salario mínimo y las extra, falta de acumulación de antigüedad y de cotización a la seguridad social, así como malas condiciones de higiene y seguridad y la creación de “listas negras”, son otras de las dramáticas violaciones denunciadas nacional e internacionalmente.
El caso de las meloneras de Fyffes en Honduras (1) también es parte de una queja presentada en el 2016 por sindicatos hondureños y la AFL-CIO (2) ante la Oficina de Comercio y Asuntos Laborales (OTLA) del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, destacando violaciones al capítulo laboral del DR-CAFTA (por su sigla en inglés) (3).
“Tanto a nivel nacional como internacional ha quedado bien evidenciado que Fyffes/Sumitomo es una empresa que violenta derechos.
Lo más paradójico es que el único que aún cree en su respetabilidad es el gobierno de Honduras”, dijo a La Rel, Ahrax Mayorga, asesor del STAS.
En especial, Mayorga lamentó las decisiones tomadas recientemente por la Secretaría del Trabajo y Seguridad Social (STSS) tendientes a querer ‘limpiarle la cara’ a la transnacional.
“No sólo decretó la ilegalidad de nuestras subseccionales en la meloneras, sino que anuló las sanciones ya impuestas contra Fyffes, aprobó la personería jurídica de dos sindicatos patronales, al tiempo que resolvió que todo trabajador temporal no tiene derecho a las prestaciones sociales, ni a los beneficios de la seguridad social”, explicó.
El también secretario de Comunicación de la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Agroindustria (Festagro) manifestó que es el momento de subir de tono a la campaña de denuncia.
“Fyffes/Sumitomo ha sido repetidamente sancionada por violentar derechos. Esto hay que darlo a conocer a nivel mundial y hay que subir el nivel de la presión internacional.
La situación debe cambiar y el gobierno de Honduras debe tener un poco de vergüenza y dejar de estarle limpiando la cara a una transnacional que ya es impresentable”, concluyó Mayorga.

Notas:
1- Melón Export S.A. (Melexsa) y Sur Agrícola de Honduras (Suragroh)
2- Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales
3- Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos


El saldo negativo de los gobiernos “progresistas” y la nueva presidencia de México



Por Gloria Muñoz Ramírez

Los gobiernos progresistas en América Latina “han resultado una regresión y para los pueblos indígenas han significado una doble o triple regresión, porque se les ha folklorizado. Hoy hay hombres de sombrero y mujeres de pollera en el parlamento, pero folklorizados, no representando políticamente a sus pueblos. Es una política de despojo que los fuerza a desplazarse. Y en esto no hay ninguna diferencia entre los gobiernos progresistas y los gobiernos de derecha y conservadores, como el de Perú o el de Colombia. La actitud anti-indígena es una constante en ambos casos”, advierte Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escritor y acompañante desde hace más de 30 años de diversos movimientos sociales del continente.

“El saldo de los gobiernos progresistas en América Latina es negativo”, sentencia Zibechi en entrevista con Desinformémonos, luego de participar en una serie de encuentros con movimientos sociales e indígenas de Chiapas y Oaxaca, durante una breve gira por México en la que presentó su más reciente libro: Los desbordes desde abajo (Ediciones Bajo Tierra, 2018).

De la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, Zibechi señala que no representa ningún cambio para la región. Y sus consultas, opina, “son mecanismos de desarticulación de la protesta”. Habrá resistencia, dice, “pues las luchas no van a desaparecer porque haya un gobierno que sonría”.

La desarticulación de los movimientos sociales, la inclusión de cuadros de abajo en el nuevo gobierno, la imposición de proyectos extractivistas, el aislamiento de los críticos, la polarización de la prensa, el rol de Estados Unidos, entre otros, son los temas de esta entrevista.

– ¿Cuál es el saldo de los gobiernos progresistas en América Latina?

– El saldo de los gobiernos progresistas en América Latina es negativo. El saldo es Bolsonaro, el saldo es Macri, es una Venezuela destruida. El saldo es Daniel Ortega, genocida, violador. Como dijo Chico de Oliveira en Brasil, fundador del Partido del Trabajo de los Trabajadores, “el lulismo fue una regresión política”.

Y cuando decimos esto no hablamos de esos millones que salieron de la pobreza pero que ahora volvieron, no hablamos de algunas cuestiones interesantes que se hicieron interesantes, como las cuotas para las personas negras en las universidades brasileñas. Hablamos de que destruyeron la potencia emancipatoria de los pueblos porque dispersaron a los movimientos sociales, se llevaron a los dirigentes a los ministerios, se corrompieron.

No hay país con gobierno progresista en el que no haya habido casos de corrupción. El que fue vicepresidente de mi país, Uruguay, que tiene un apellido noble, Raúl Sendic, debió renunciar a la vicepresidencia por un caso de corrupción. En Argentina tiraban bolsos llenos de dinero adentro de un convento para eludir el tema de la apropiación indebida que hubo.

El saldo es negativo, pero eso no quiere decir que no comprenda a la gente que los votó, que los apoyó y que los sigue apoyando, porque frente a eso está una derecha espantosa. Pero en resumidas cuentas el saldo es negativo.

– En concreto, ¿cuál es el saldo en el ámbito económico?

– En lo económico no hubo reforma agraria, pero no hubo una reforma del sistema impositivo. No hubo reformas estructurales. Hubo una mayor renta a los sectores populares, pero esa renta fue bancarizada, financierizada, y entonces consiguieron, a través de las políticas sociales, que la gente tuviera un poco más de dinero, pero tiene además un cartoncito como el de las tarjeta de crédito o débito, que necesitan para poder sacar el dinero de las políticas sociales del banco y con eso van a los las malls o de shopping a comprar televisiones de plasma, motos, coches. Es una integración a través del consumo.

Durante el periodo de Lula en Brasil, el sector que más lucró y que tuvo las mayores ganancias de su historia fue la banca. Entonces fue una integración de los sectores populares, pero a través del consumo, y eso despolitiza, y además enriquece a la intermediación bancaria.

– ¿Y los megaproyectos en territorios indígenas?

– El extractivismo, la soja, la expansión del agronegocio, la minería, generaron un desplazamiento o acorralamiento de los pueblos indígenas. Hay un caso en Brasil que es demencial y se llama Belo Monte, que es la represa, la tercera más grande del mundo, que desvía 100 kilómetros del río Xingú, y en esa cuenca que se vacía se van a morir de hambre o van a tener que emigrar los pescadores, los habitantes de las riberas, todas las personas que vivían del río y que son pueblos originarios. Pero además, la demarcación de las tierras indígenas no se respetó.

Por otro lado tenemos el ejemplo paradigmático que es Bolivia. En Bolivia el movimiento popular tenía cinco organizaciones que hicieron el pacto de unidad, y después de la marcha en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) en 2011, el gobierno empezó a dividir a las organizaciones.

Hay dos organizaciones, y esto fuera de Bolivia se sabe poco: el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) y la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), dos organizaciones históricas de los pueblos indígenas, a las que Evo Morales y Álvaro García dieron sendos golpes de Estado. Mandaron a la policía, echaron a los dirigentes legítimos y atrás llegaron, protegidos por la policía, los dirigentes afines al gobierno, al Estado. Esto es un auténtico golpe de Estado y sucedió en Bolivia.

Cuando decimos que el progresismo ha resultado en una regresión, para los pueblos indígenas ha significado una doble o triple regresión, porque se les ha folklorizado. Hoy hay hombres de sombrero y mujeres de pollera en el parlamento, pero folklorizados, no representando políticamente a sus pueblos. Es una política de despojo que los fuerza a desplazarse. Y en esto no hay ninguna diferencia entre los gobiernos progresistas y los gobiernos de derecha conservadores, como el de Perú o el de Colombia. La actitud anti-indígena es una constante en ambos casos.

– Vamos al terreno de las libertades. ¿Qué pasó en estos gobiernos con la libertad de expresión y con la libertad de manifestación? ¿Se llevaron a cabo “linchamientos” a quienes, desde la izquierda, se opusieron o cuestionaron lo que estaban haciendo?

– Durante los primeros años hubo una ampliación de libertades, de manifestación, de crítica, pero a partir de la crisis de 2008 hubo un repliegue de estos gobiernos. Una vez más Brasil es un caso paradigmático porque en junio de 2013, 20 millones de jóvenes salieron a las calles en 353 ciudades durante un mes, inicialmente contra el aumento del transporte, que es muy caro en Brasil (cada desplazamiento de autobús o metro vale entre 20 y 25 pesos mexicanos), pero terminó siendo una revuelta contra la desigualdad. São Paulo es la ciudad que tiene más helipuertos y helicópteros del mundo porque la burguesía no se digna a ir en coche por la superficie.

Esa revuelta contra la desigualdad tocó los límites del progresismo, que se limitó a repartir un poquito mejor la renta salarial, pero no la renta total y no tocó las desigualdades. Cuando surgió ese movimiento hubo un repliegue del gobierno de Dilma Rousseff, del PT y de la izquierda en su conjunto, y mandaron a la policía. Por supuesto que lo que habría tenido que haber hecho un gobierno de izquierda era ponerse del lado de la gente, pero al mandar a la policía generaron un vacío político y una desmoralización tan fuerte que de eso se vino aprovechando la derecha hasta el día de hoy. El 2013 fue un parteaguas en Brasil y en toda la región. Son los movimientos, la irrupción de la gente cansada de que le tomen el pelo, de que se burlen de ella, una de las dos o tres causas principales de la crisis de los progresismos en América Latina.

– ¿Y los medios de comunicación? ¿Qué papel jugaron y juegan?

– Sobre los medios de comunicación hay varias dinámicas. Hay países donde los Estados han ido avanzando sobre los medios de comunicación, como Venezuela, clausurándolos, domesticándolos o comprándolos. El grueso de los medios de comunicación de Venezuela son estatales o pro-estatales. El otro extremo podría ser Argentina, donde hay alrededor de 200 medios de comunicación culturales, autogestionados, digitales y en papel, como Desinformémonos en México. Esos 200 medios tienen entre cinco y siete millones de lectores mensuales, en un país de 40 millones de habitantes. Se trata de medios minoritarios, pero ya no son marginales. Más aún, cuando hay un conflicto, como cuando una fábrica de Monsanto se iba a instalar en las Malvinas Argentinas, y desde Uruguay, si se quería saber lo que pasaba, entrabas a la prensa de la derecha, La Nación, Clarín, y no aparecía nada. Entrabas a la prensa de la izquierda, como Página 12, y tampoco aparecía nada. Tenías que informarte en estos medios comunitarios o alternativos.

Estos medios ya no son una minoría marginada, sino que tienen una masa crítica, y cumplen el rol de que informan a los nuestros de lo que otros no informan.

– Hemos visto que se ha dado una polarización de los medios durante estos medios. Los que están con el gobierno, en este caso progresista, y los que tiene la ultraderecha…

Sí, claro. En Brasil está pasando algo increíble, Bolsonaro hace campaña contra la Red Globo, que es la hegemónica, y contra Folha de São Paulo, que es el periódico de las élites, y se apoya en las redes sociales y en los medios de comunicación evangélicos, que son de ultraderecha. Hay una reconfiguración de los medios muy interesante, que hay que seguirla, porque incluso Bolsonaro amenazó con clausura Folha de São Paulo, que es un escándalo, es como clausurar un diario de derecha de México. Es la misma actitud que tiene Donald Trump con los medios. Pero están emergiendo otros medios, como es el caso de los evangélicos, son una fuerza política y social que merece ser estudiada a fondo, y están compitiendo ya con la Red Globo en Brasil. Por otro lado, en la mayoría de los países existen medios como los nuestros, alternativos, pero no en todos tienen fuerza.

– Hay otros medios, que no son alternativos ni marginales, sino grandes medios de izquierda, o críticos al poder, bien colocados en sus países, como Brecha en Uruguay, o Página 12 en Argentina. ¿Qué papel juegan con los gobiernos progresistas?

– Debo decir que Brecha fue crítico antes de la llegada de los gobiernos y durante los gobiernos progresistas. Siempre hemos sido un periódico crítico. Página 12, en cambio, se hizo kirchnerista y dependió hasta hoy de recursos bajados por el Estado. Todo lo malo tiene una parte buena, y acá en México lo van a vivir. La parte mala es que los progresistas nos destruyen o nos crean muchos problemas. La parte buena es que el escenario se clarifica, ya no quedan lugares para las medias tintas, estás o no con el Estado. Cuando estás con el Estado la excusa es q ue ahora lo gobierna la izquierda, pero estás con el Estado, eso es lo principal. Y los que se mantienen en su trabajo de autonomía, de trabajo por fuera de las instituciones.

Página 12 claudicó, en los 90 fue un diario bien importante no sólo en Argentina, tenía una estética particular y un impacto con tapas de página muy potentes. Por otro lado, hay otros medios que se han mantenido fieles a su trayectoria. Yo no quiero exagerar, pero diría que Brecha, en Suadamérica, es de los pocos que ha atravesado el progresismo con muchas dificultades económicas. No vivimos de Brecha, estamos mal económicamente, pero mantuvimos la dignidad y una posición independiente, aunque hay matices. Hay algunos periodistas dentro más afines al gobierno, pero siempre críticos.

– ¿Y cuáles son los costos de mantenerse críticos, desde la izquierda, a los gobiernos progresistas?

– Los costos de mantener la postura crítica son el aislamiento, no te llaman para hacerte entrevistas, te ignoran. Hay deterioro económico personal, tenemos que buscarnos trabajitos para sobrevivir, y eso es un costo importante, pero hay que fijarnos muy bien, hay una trampa del progresismo que hemos logramos sortear, pues así cómo como la profesión periodística, en el caso de Brecha, hoy tiene un salario muy bajo, pero ha habido una renovación generacional y de género. Y hoy la mayoría de la planta son personas jóvenes y mujeres. Los que quieren ganar más se han ido con el gobierno o a crear periódicos afines al progresismo, y los que nos quedamos, bueno, pues ganamos poco, pero ahí estamos.

– ¿Lo que nos estás diciendo es que nos va a ir muy mal a los que mantengamos una postura crítica, en el caso de México, a Andrés Manuel López Obrador?

– Yo no diría “irnos muy mal”. El aislamiento es duro, pero te hace más fuerte. Y además no aspiramos a hacernos ricos. Por ejemplo en Brecha, de 35 trabajadores, habrá cinco o seis con carro, los demás vamos en transporte público, y eso me parece que es muy importante porque marca algo que en este momento es una siembra, no se ve, pero están ahí las semillas y en algún momento van a florecer.

Pero lo que está sucediendo en México hay que leerlo de otro modo por dos razones. El ciclo progresista en América Latina inició por el 2000 y terminó por el 2014, y es un ciclo que fue posible gracias a los altos precios de las commodities, del petróleo, de la soja, del mineral de hierro, porque a las burguesías en esa época de bonanza económica no les importó mucho que les subieran un poco los impuestos, y porque los sectores populares estuvieron tranquilos. Pero hoy en día vivimos la post crisis del 2018. Las clases dominantes del mundo se han hecho más bestiales, más brutales. El uno por ciento tiene una riqueza como nunca soñó tener en la historia y se han hecho mucho más intransigentes, más ultras, y están en contra de los pueblos.

El gobierno de López Obrador llega en el momento en el cual las clases dominantes no están dispuestas a ceder en nada. Hay una situación que llevará muy rápidamente al gobierno a alinearse con los intereses empresariales. Estos pocos días que llevo en México he visto algo sorprendente. Prendo la televisión y en el parlamento unos diputados del PAN ponen una manta que dice “#NoALaDictaduraObradorista”. Son terribles, pero desde el primer día ya están oponiéndose, no le dan ninguna chance. Parece que eso va a marcar: Te doblegas completamente o vas a tener una oposición implacable como tuvo Dilma en sus últimos años en Brasil.

– ¿Qué representa la llegada de López Obrador para el Continente Americano?

Me gustaría decir que representa algo para la región, pero yo creo que no representa nada, porque desde el punto de vista de la integración regional latinoamericana, no aporta nada, y desde el punto de vista de un giro a la izquierda en la región, ya no es posible, y tampoco aporta nada y porque la política exterior, por lo que yo entiendo, va a ser de alineamiento total con el nuevo NAFTA y con las políticas de Donald Trump. Entonces yo no espero nada.

Si hubiera sido diez o quince años atrás, capaz que se podría esperar algo en un clima distinto, pero hoy en día, cuando hay una guerra comercial con China y con Estados Unidos, cuando hay un encrespamiento de las relaciones internacionales y una intransigencia muy fuerte, como hace una semana que se pelearon Trump y Macron y hubo un destrato mutuo muy fuerte… pues no hay margen para ninguna otra política.

– Háblanos de los movimientos sociales dentro de los gobiernos progresistas...

– Los gobiernos progresistas han sido maestros en el arte de desactivar a los movimientos sociales y a la protesta social. Han cegado las bases sociales de sus movimientos con políticas sociales, pequeñas cosméticas que entusiasmaron a mucha gente que nunca había recibido nada. También cooptaron a los dirigentes de los movimientos.

El personal político de los gobiernos progresistas viene de abajo, los cuadros tecnocráticos que están al frente nacieron y conocen la cultura organizativa de los movimientos sociales, entonces, cuando están arriba saben muy bien qué teclas tocar para debilitar, y eso es muy peligroso.

Hay dos cosas que ponen en peligro a los movimientos sociales. Primero, el Estado se reviste de legitimidad con el progresismo, y un Estado con legitimidad, un Estado fuerte, es peligroso. Después, los saberes de abajo que han llegado allá arriba están destinados a debilitarnos. Y estas dos cuestiones juntas pueden ser enormemente depredadores para los movimientos populares. Un ejemplo es Bolivia con Evo Morales y Álvaro García, que se disfrazaron diciendo que era el gobierno de los movimientos sociales e hicieron los golpes de Estado a los mismos.

En Argentina está el caso piquetero. El movimiento piquetero fue completamente neutralizado, dispersado, destruido, por las políticas sociales. Hay un manual en un libro del Ministerio de Desarrollo Social, donde estaba la hermana de Néstor Kirchner, que dice que el funcionario ideal del Ministerio es “aquel militante social que en los 90 se opuso y organizó a la gente en la base social en los territorios contra el modelo neoliberal”. Succionan cuadros políticos y militantes y saberes a los Estados y eso es un elemento muy definitorio y fundamental.

El tercer ejemplo pueden ser los compañeros de Brasil del Movimiento de los Sin Tierra y de los Sin Techo, movimientos muy importantes, muy luchadores, con una trayectoria impecable, que reconocen que Lula y Dilma entregaron menos tierras con la reforma agraria que el gobierno neoliberal de Fernando Henrique Cardoso, pero aun así, los apoyaron porque hay un chorro de dinero que fue destinado a la educación, la vivienda, etcétera. Son movimientos potencialmente revolucionarios que quedaron neutralizados completamente.

– Y el caso de México, país al que también conoces muy bien desde hace un cuarto de siglo...

– En México hay muchos movimientos potentes. Los movimientos urbanos tienen una larga trayectoria de haber sido dispersados, sobre todo por gobiernos del PRD, pero me preocupan mucho los movimientos indígenas, que son una parte minoritaria de la población, pero importantísima, y me preocupa el aislamiento y la posibilidad de golpes o represiones quirúrgicas. Me preocupa mucho que en los próximos seis años haya un proceso de debilitamiento del zapatismo y del CNI (Consejo Nacional Indígena) y de otros movimientos indígenas y populares, que son los que se han opuesto a los grandes proyectos.

Hay una operación muy fina. Las consultas que se ha hecho y las que se van a hacer son mecanismos de desarticulación de la protesta. Mañana tú puedes decir que estás en contra del Tren Maya por tal o cual razón, y te van a decir que vayas y votes. En esta consulta, la del aeropuerto, hubo 1 millón y cacho de votos, pero yo creo que en las próximas consultas pueden votar más personas, y si votan más personas mayor será la legitimidad de la consulta, aunque sea ilegal, sin sustento jurídico y sin sustento de ningún tipo.

Supongamos que respeten la consulta. El mensaje que están enviando los progresistas y López Obrador es que el conflicto no vale la pena porque es riesgoso, que votando o apoyando al gobierno se van a solucionar los problemas. El mecanismo de la consulta busca encasillar y conducir la protesta al terreno de las urnas. ¿Para qué me voy a oponer a la carretera si estoy en contra y puedo votar. Y si pierdo, por lo menos pude opinar en un ejercicio democrático en el que no tuve que poner el cuerpo y la policía no me dio un golpe? Lo que se hace es deslegitimar el conflicto y deslegitimar la protesta, y eso va de la mano de aislar a los que protesten. Los que protestan aislados son rápidamente víctimas de la represión estatal. Ése es el riesgo que yo veo ahí.

Espero que la consulta no tenga la última palabra. Con la consulta los pueblos tienen dos opciones: o jugarse por la consulta, que no creo que sean tan poco hábiles, o que digan que hagan todas las consultas que quieran pero que ellos no quieren que el tren pase por ahí, que es lo que han hecho otros pueblos en América Latina.

Por suerte, en algunos casos como el de las comunidades zapatistas o Cherán, hay una fortaleza. Igual la van a pasar muy mal, creo yo y ojalá me equivoque, pero no es lo mismo pasarlo mal cuando están temblequeando a cuando estás bien y firme en tus bases, como los zapatistas.

Po otra parte, estoy seguro de que López Obrador se jubilará, no creo que se pueda reelegir, aunque me imagino que ya está pensando en reelegirse. Pasarán seis años, se irá Morena o no, pero el zapatismo va a seguir en pie, y eso es importante porque son luchas de cinco siglos que no van a desaparecer porque haya un gobierno que sonría o tenga buenos modales.

– ¿Y la resistencia?

– Habrá resistencia. Lo que han hecho los gobiernos progresistas es profundizar el capitalismo, han traído más capitalismo, más transnacionales y más monopolios. Esto de hacer mega obras en el sur es para cooptar al resto de México, porque ha sido la zona más rebelde y eso todos lo sabemos. Los pueblos van a resistir. Hay muchas personas que, como decimos en Uruguay, “no se comen la pastilla”, no se dejan engañar. La gente está alerta, además ya tienen 15 años de nuestra experiencia y saben lo que pasó en el sur. Habría que ser un poco más optimista.

– ¿Qué papel juega Donald Trump y Estados Unidos?

– Trump es más que Trump. Es la mayor intransigencia de las clases dominantes, de los ricos, y la mayor intransigencia del Pentágono, que tiene tanto peso como las clases dominantes. Esta gente se está inclinando por la guerra, por militarizar el escenario global. La guerra comercial contra China es una guerra y, comercial por ahora. La guerra va a escalar y es probable que lleguemos a guerras entre naciones con armas nucleares, eso que los zapatistas llaman el colapso.

El régimen Trump tiene aspectos del colapso, es una manifestación de la crisis del sistema, del imperialismo yanqui, pero también es una manifestación de que ellos pueden apostar al colapso antes de soltar la sartén que creen o temen que se les está escapando. Un escenario horrible. El que venga después de Trump, aunque sea demócrata, va a seguir muchos de los pasos de Trump. El gobierno de Trump no es un paréntesis, sino un viraje en las estrategias de las clases dominantes.

Estados Unidos apuesta cada vez más a la subordinación absoluta de México. Es un patio trasero del cual no van a soltar las garras y por lo tanto, en ese proyecto de tener a México subordinado, el gobierno de López Obrador les pueda venir incluso muy bien, pues esto de llevar las mega obras al sur, de facilitar el flujo de mercancías, commodities, minerales, maderas, todo lo que haya para sacar, los monopolios lo ven muy bien, y más si además consigue aplacar a una parte de la ciudadanía.

Lo que no va a conseguir este gobierno ni ninguno, por ahora, es bajar los niveles de violencia, los feminicidios, la actividad del narcotráfico, de la ilegalidad. Eso para Estados Unidos es algo importante, porque desde la guerra contra el narco apuesta a la violencia, al Plan Mérida, a la descomposición del tejido social. Todos son planes del imperio que ahora los va a ejecutar López Obrador. Con este señor además se van a cumplir los planes que profundizan el capitalismo, el monopolio, y lo que los compas zapatistas han llamado la cuarta guerra mundial, el despojo de los pueblos. Eso es lo que está a la orden del día.

– Para finalizar, ¿qué lectura le das al fenómeno migratorio que estamos viviendo estos  días de Centroamérica hacia el norte?

– Quiero creer que con esta marcha masiva de migrantes está naciendo un movimiento, porque antes la migración era individual, de familias, gota a gota, pero ahora es masiva y organizada. Para movilizarse 7 mil personas todas juntas hay que estar organizado. Capaz que es la primera de muchas marchas y si es así es bueno, porque la migración solitaria es fácilmente reprimible, vulnerable, pero con esta probablemente la gente haya llegado a la conclusión de que es mejor migrar en masa para estar más protegidos. No tengo claro que Trump vaya a poder impedir el paso de los migrantes por la frontera, a pesar de todas las gárgaras que hace. Es un costo político muy alto. Lo bueno es que está naciendo algo nuevo, desde abajo.