lunes, 17 de agosto de 2015

A 70 años del ataque nuclear sobre Japón, la nación nipona impulsa su guerrerismo


Ante un nuevo aniversario de los ataques nucleares por parte de Estados Unidos sobre las poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasaki, miles de japoneses comenzaron la conmemoración para recordar las 300 mil víctimas de los ataques. En acto oficial, Shinzo Abe, primer mandatario nipón, instó a la comunidad internacional a terminar con el armamento nuclear mientras impulsa reforma constitucional para incrementar el guerrerismo de su país.
En el Parque de la Paz, ubicado en el hipocentro de la explosión nuclear, se llevó adelante el acto oficial, donde participaron las principales autoridades gubernamentales de Japón con la asistencia de 40.000 personas.

El primer ministro Abe anunció que Japón “promoverá medidas para el desarme nuclear” durante la cumbre de líderes del G7 que se celebra el año próximo en la localidad costera de Shima.

Pero este nuevo aniversario, como todos en Japón durante los áultimos años, es aprovechado por las autoridades políticas de ese país para accionar sobre la situación militar nipona. Si bien su Constitución tiene un marcado sesgo pacifista, incorporado justamente luego de la Segunda Guerra Mundial, desde hace tiempo Shinzo Abe impulsa una modificación en la Carta Magna cuyo objetivo es ampliar la capacidad militar de la nación para dar vía libre a la intervención de sus fuerzas militares por fuera de sus fronteras.

El alcalde de la ciudad de Hiroshima, Kazumi Matsui, convocó al desarme nuclear pero se distanció de Abe, al declarar que es necesario “Trabajar con paciencia y perseverancia (para lograr sistemas de seguridad que permitan eliminar la amenaza nuclear) será vital, y requerirá que promovamos por todo el mundo el camino a la paz verdadera revelado por el pacifismo de la Constitución japonesa”.

De forma contundente, los hibakusha, sobrevivientes del ataque nuclear norteamericano, se oponen a las reformas impulsadas por Abe, considerándolas inconstitucionales, denunciando las intenciones guerreristas detrás de la maniobra. Durante el acto, uno de los oradores, justamente un hibakusha, instó a las autoridades japoneas a no cometer los mismos errores del pasado, mientras desde los presentes se entonaban gritos de “no a la guerra”.

Como todos los años, del acto participaron, además de la Emabajadora de EEUU, la principal potencia nuclear del mundo, representantes de un centenar de países -entre ellos potencias nucleares como Reino Unido, Francia y Rusia-, y se colocó en el monumento una lista con los nombres de las víctimas.

Hiroshima y Nagasaki

El 6 y 9 de agosto de 1945, el Gobierno de los Estados Unidos, a cargo de Harry Truman, ordenó a la Fuerza Aérea lanzar sin previo aviso las bombas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, que acabaron con la vida 140 mil personas durante el primer bombardeo y otras 80 mil personas en el segundo ataque, arrastrando con la vida de otras miles de personas tras las secuelas producidas por la explosión nuclear, que hasta el día de hoy perpetúa sus daños sobre la población.

Bajo el proyecto Manhattan, los científicos Julius Oppenheimer y Enrico Fermi, diseñaron la primera bomba nuclear, “Little Boy”, a la que le siguió “Fat Man”, con un diseño más sofisticado. Seis días después del bombardeo estadounidense, concluyó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

El objetivo del ataque atómico era imponer la paz para “traer los chicos a casa”, según argumentó Truman, y de esta manera derrotar definitivamente al Ejército Japonés. Asimismo Estados Unidos buscaba demostrarle a la imponente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en ese momento aliada estratégica para derrotar al enemigo nipón, la fortaleza del poderío norteamericano, con un Imperio alemán ya derrotado por el Ejército Rojo y una fuerza soviética que prometía expandir su dominio al resto de la Europa Oriental.

Truman, obsesionado por la dominación soviética, había llegado a la presidencia tras la muerte de Franklin Roosevelt en abril de ese mismo año, se había desempeñado previamente como presidente de la Comisión Investigadora del Programa de Defensa Nacional. Una vez en la presidencia, conoció el proyecto Manhattan y lo consideró pieza clave para enterrar a Japón y sorprender a los soviéticos, asegurándose el liderazgo nuclear.

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