sábado, 8 de agosto de 2015

De la huelga de hambre a las mesas de la indignación



Luego de permanecer alrededor de 30 días en huelga de hambre, los indígenas tolupanes, campesinos, defensores de derechos humanos, ciudadanos y ciudadanas cambiaron su trinchera de lucha, abandonaron sus carpas pero no sus ganas de seguir apostando a la transformación de una nueva Honduras.

Tal como lo mencionaron en un pronunciamiento: la huelga se levanta no porque no pudiera continuar, ni porque les falte compromiso o disposición al sacrificio; se levantó porque consideran que han cumplido con sus objetivos de generar conciencia y de alentar la lucha de los indignados e indignadas.

“Se levanta la huelga y se van con nosotros como equipaje de viaje nuestras carpas, donde descansamos y debatimos durante semanas por una nueva patria. Nos vamos al corazón del pueblo a impulsar y fortalecer las mesas de indignación ciudadana. Sin más, decimos: de la huelga de hambre pasamos a ser mesas de indignación ciudadana”, dijeron los 22 huelguistas que se mantuvieron en la zona denominada CICI-H.

Los huelguistas comprobaron y vivieron en carne propia lo insensible y sordo que se muestra este gobierno ante los reclamos del pueblo. Ellos dignamente levantaron su campamento de las inmediaciones de Casa Presidencial, para instalarlo de manera general en cada departamento, municipio, barrio, aldea y caserío, a través de la conformación de las mesas ciudadanas de la indignación.

Sus demandas y ganas de seguir luchando por lograr que en Honduras cambien las cosas siguen intactas. Saben que se requiere la instalación de una Comisión Internacional contra la Impunidad, que inicie investigaciones independientes que logren que se juzgue y condene a todos los responsables de la quiebra de instituciones públicas, de los que abusan del poder, de los corruptos e impunes, de los que manipulan las leyes a su antojo y que hacen de la institucionalidad su hacienda particular.

Están claros que la lucha también es cuesta arriba, pero ahora será en compañía cotidiana de ese pueblo indignado que se moviliza y que ahora le apuesta a una nueva fase de organización y articulación de la lucha alrededor de las Mesas de indignación ciudadana contra la corrupción y la impunidad, espacio que buscan iniciar con prácticas democráticas y éticas, con profundo amor a la patria, que desarrollen la capacidad y la fuerza para producir, defender y poner en marcha un modelo de sociedad y de Estado en el que, sobre toda las cosas, se respete y garantice la dignidad de la gente.

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