jueves, 6 de agosto de 2015
TeleSur, una década desmontando murallas culturales y mostrando caminos libertarios del Sur
Rebelión
Por Ollantay Itzamná
Se atribuye a Simón Bolívar la frase de: “No nos dominarán por la fuerza, sino por la ignorancia”. Esta sentencia performativa lo comprendió en su real magnitud nuestro hermano mayor Hugo Chávez Frías. Por eso no escatimó esfuerzo, ni recursos, para hacer realidad, desde hace una década atrás (julio, 2005) el apasionante y ambicioso proyecto comunicativo/formativo de TELESUR para acompañar los caminos libertarios de los pueblos del Sur.
Cuando no existía TELESUR, los pueblos subalternizados estuvimos condenados a la inclemente tiranía mediática de los criminales del mundo que imponían sus mentiras y caprichos como verdades absolutas desde sus omnipotentes y omnipresentes medios como CNN, y otros consorcios mediáticos mundiales. Nos mantenían postrados en la ignorancia sobre nuestra realidad. Inculcándonos sentimientos de culpa y resignación por nuestras nefastas historias inconclusas como pueblos.
Antes de TELESUR, despiertos y dormidos, creíamos que el camino de la liberación integral en regiones como Abya Yala simplemente era imposible, porque desconocíamos los caminos o procesos emprendidos por pueblos vecinos.
Pero, desde hace una década atrás, TELESUR, junto a otros esfuerzos de comunicación libertaria, no sólo perforó el hermético cerco mediático impuesto por el Imperio euronorteamericano en los pueblos del Sur, sino que instaló e instala en nuestra conciencia individual y colectiva un sentimiento de certidumbre y confianza en nosotros mismos. Nos devolvió la fe en nosotros mismos.
TELESUR, por su filosofía comunicativa, su contenido programático diverso, su metodología de mostrar las verdades escondidas, se ha convertido en el instrumento de información/formación de los pueblos insurgentes que enarbolamos la bandera de la defensa de la Vida y de nuestra Madre Tierra frente a los heraldos blancos de la muerte.
TELESUR no sólo rompió las fronteras culturales/nacionales en las que nos encarceló y dividía el sistema cultural euronorteamericano, sino que tendió y tiende puentes culturales, y complicidades de luchas, entre los pueblos vecinos que jamás nos conocíamos entre nosotros.
El o la hondureña, en resistencia e indignada ante la destrucción de su país, se informa, se organiza y se moviliza empapándose con la información transmitida por TELESUR. En Europa, Norteamérica, Centro y Suramérica ocurre algo similar. TELESUR es nuestro norte informativo porque nos muestra los caminos libertarios del Sur. De Asia, África, Europa y otros pueblos de América, sabíamos de su existencia, pero ignorábamos mutuamente nuestras desgracias compartidas y sueños libertarios.
Nos liberamos del ALCA, del Consenso de Washington, de CIADI, del FMI, etc., y avanzamos en CELAC, MERCOSUR, ALBA, Banco del Sur, etc., porque TELESUR nos informa e instala la certeza de que no hemos nacido para ser esclavos de nadie. TELESUR nos abre los ojos y activa nuestras alas para volar juntos/as los destinos más altos y profundos.
La o el indígena maya, quechua, aymara, mapuche, cuna, etc., nos sentimos identificados con TELESUR, no tanto porque en este canal internacional las agendas indígenas son importantes, sino porque TELESUR también es nuestra herramienta de lucha para mostrarnos al mundo como pueblos: con nuestras luchas y esperanzas.
Sin TELESUR, los irreverentes caminos de las democracias participativas de Bolivia, Ecuador, Venezuela, etc., ya hubiesen corrido la misma suerte fatal de la primavera democrática de Guatemala (1944-1954). Pero, estos procesos avanzan porque TELESUR los acompaña, y tiene logros en contrarrestar las guerras mediáticas.
En buena medida, desde el mundo de la multimedia, las y los indígenas existimos gracias a TELESUR. Es éste quizás el mayor legado que nos deja este esfuerzo de comunicación libertaria que ya por una década viene rompiendo y derribando la letal hegemonía cultural mediática de los hidalgos de la muerte.
Podrán bombardear la infraestructura física de TELESUR en Caracas. Podrán intimidar y asesinar a corresponsales/profetas de TELESUR en el mundo entero. Pero no podrán despojarnos del legado libertario que este medio sembró en cada uno/a de nosotros en esta década de camino. ¡Feliz culpa de quién imaginó TELESUR!
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