lunes, 17 de agosto de 2015
Los fundamentalismos caminan juntos
De la huelga de hambre a las mesas de indignación
Fue casi unánime el parecer del partido nacional al rechazar el proyecto de plebiscito que presentó Mel Zelaya: “por ser un proyecto débil e inconsistente no pasó en el Congreso Nacional la solicitud del plebiscito para traer a Honduras una Comisión Internacional contra la Impunidad”.
La votación reflejó como está la correlación de fuerzas en el legislativo y cómo el oficialismo ha logrado 19 diputados de otras bancadas. En virtud de ello, siguen diciendo las fuentes periodísticas, “diez diputados del Partido Liberal, dos de la Democracia Cristiana, uno de Unificación Democrática y deis de la bancada independiente votaron junto a los 47 diputados del Partido nacional para un total de 66 votos en contra del plebiscito”.
Queremos llamar la atención de los argumentos esgrimidos por medio del portavoz oficial Mauricio Oliva. Alguien que no conociera la historia política del país sacaría la “impresión” que vivimos en un país de la ley, donde la Constitución es sagrada, se conoce, se cumple y rige la vida nacional. Al mismo tiempo que la institucionalidad jurídica funciona con independencia, precisión, eficacia e inmediatez.
Sin embargo, lo que encontramos es una especie de “fundamentalismo político” que acude a la Ley y a la Constitución como justificante para no hacer los cambios necesarios que exigen tanto la ciudadanía como la oposición. Se convierte en un parapeto inexpugnable que protege al partido de gobierno, grupos de poder y todo tipo de corrupciones en colusión con una gran variedad de actores y sectores sociales. Para ello fue determinante la opinión del TSE diciendo que no hay fondos para realizarlo o que significaría cambiar cuatro artículos de la Constitución.
Coincidentemente el pastor Evelio Reyes, desde el punto de vista de la comunidad evangélica y miembro de la Confraternidad Evangélica, rechazaba la ayuda internacional argumentando que “esa Honduras que soñamos no la van a construir los extranjeros, es responsabilidad nuestra, así que yo celebro y yo espero que quien presentó la moción y quiénes esperaban que pasara y fuera aprobada, respeten esa mayoría”. En otras palabras defiende y está de acuerdo con el rechazo al plebiscito y da su apoyo incondicional al diálogo convocado por el gobierno.
Nos llevaría lejos hacer un recuento de la gran variedad y pluralidad de “fundamentalismos” existentes en nuestro mundo. Pero si hay algo que tienen en común es que, aunque la forma sea distinta, el fondo es el mismo: se identifican con unos principios, valores, proyectos de vida y sociedad que no permiten el cambio, democratizar nuestras sociedades o hacer que nuestra historia camine por la justicia, la trasparencia y la dignidad.
¡Estamos aún lejos de que las leyes y la Constitución sean liberadas de los corruptos y el poder!
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