lunes, 31 de agosto de 2015

Las luchas de muchas lencas campesinas



Por Tommy Morales

Los maltratos de la vida, la pobreza y la mala alimentación se dibuja en las facciones de muchas lencas campesinas, se levantan antes que salga el sol, algunas a prender el fuego y otras a ver el amanecer, porque no hay razón para prenderlo.

Sus compañeros de hogar cuando hay, desayunan con un mínimo y una taza de café que cultivaron ellos mismos; luego emprenden largos viajes para trabajar y conseguir el diario del día; mientras ellas se dedican a los quehaceres del hogar y a atender los hijos, esa es su vida hasta que el descanso eterno las y los reclamen.
No tienen casi nada, lo poco que poseen, es arrebatado por la ambición de muchos corazones que  llegan a quitarles hasta lo que no tienen; una de esas personas se llama Gladys Aurora López, ella que tiene la dicha de la vida de comer tres veces al día, tener una casa lujosa, andar en carros de lujo con guardaespaldas, que puede comprar joyas, vestidos y zapatos caros, llego a Santa Elena y reclamo el rio Chinacla y los yacimientos de las minas de los ancestros de María Teodora Benítez.
Benítez narro que “Nos vinieron a sacar como a las tres de la mañana a mí y a mi compañero, hemos sido sujetos por las leyes, llevados a las autoridades, tratados como criminales, porque la señora quería hacer una represa y como no dimos lugar nos llevaron a la cárcel”.
La indígena manifestó que los uniformados le exigieron que sacara a su esposo de la casa, se los llevaron para Marcala y luego a los juzgados, “nos dijeron que nos tenían procesados a veintiuna familias”, la abogada les informo que la demanda era por usurpación de tierras.
“No es así, porque los terrenos de antes mis padres, se llaman Indalecio Benítez, se llama Eustaquia Hernández, por eso empezamos a trabajar familia unida, y nos dijeron que Hernán Ventura y doña Lety están pagando las leyes, para que nos sacara, pero por nuestros derechos esta difícil que va a poder vencer doña Lety y Aurora”, aseguro la indígena.
Benítez pidió que “Como leyes las autoridades sean más compasivas con el campesino, que quieren trabajar, sinceramente el gobierno tiene la obligación de darnos tierras, pero no desalojarnos, ni los procesos”.
Exigió que “Pido como una madre, como mujer lenca, trabajadora que saquen los papeles de las personas que están procesados, porque no es justo que nos procesen por las tierras que son nacionales, queremos que el señor gobierno nos den ayuda, pero no que nos vengan a querer golpear”.

El misticismo en la lucha
Hay una distinción implícita en el gran conjunto de las ceremonias y los rituales practicados por los campesinos de tradición lenca. Es importante y útil señalarlo. Se trata de una diferenciación entre lo doméstico y lo público.
Las ceremonias que tienen un carácter público se efectúan en los cabildos indígenas, las iglesias o capillas, es decir, en un centro de población. Son organizadas por la jerarquía religiosa indígena la Auxiliaría de la Vara Alta de Moisés. Aunque su fundamento es netamente católico, fuertemente inspirado por el antiguo testamento, algunos de sus rituales se arraigan en el pasado prehispánico.
Estos elementos místicos se entremezclan en la lucha que libran las y los campesinos lencas en la defensa de la tierra y los recursos naturales.
Ana (ficticio) relató que ella y su esposo tuvieron “cinco meses de oscuridad”, en ese periodo perdieron poco a poco la conciencia, no recuerdan nada de lo que ocurrió en ese tiempo hasta llegar el punto que no reconocían ni a sus hijos.
Con lágrimas en sus ojos, con una clara confusión dijo que ambos se fueron a otra comunidad y que los compañeros y familiares los llevaron de vuelta a su hogar; se encontraban en un estado deplorable.
“Nosotros nos perdimos, fuimos a botar la ropa, por causa del daño que nos habían hecho, porque me sucedió un problema en mi cerebro, a esto le llamamos hechizo, fue de repente y no sabíamos y no podemos dar fe”, aseguro la campesina.
Ana aseveró que la gente que le hizo el daño es parte de la comunidad y que les pagaron para que los molestaran, ya que existe gente que se presta  por dinero para hacerles mal a otros.
Ambos se pusieron en tratamiento con medicina natural y sus raíces, “investigamos nosotros fue eso lo que nos pasó”, añadió que “esto fue por la tierra, ya que no hay otra razón”.
Ana pidió que se escribiera acerca de esto, ya que es parte de su idiosincrasia de la cultura lenca y para que la gente se diera cuenta de lo que está en juego cuando se emprende una lucha; la vida misma.

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