martes, 2 de febrero de 2016
Corte Suprema de Justicia
Ya se está definiendo la próxima Corte Suprema de Justicia y no es el hemiciclo legislativo sino que hay otros escenarios donde se están desarrollando reuniones o “misas negras”, unas en secreto y otras en público, Hay reuniones en el Congreso Nacional, en las casas de políticos, en las sedes de los partidos y hasta en la propia embajada norteamericana. Esta elección de la Corte se da en un ambiente lleno de mucho morbo, acusaciones y contraacusaciones, se da entre muchas verdades y también muchas mentiras y rumores.
Es una elección en la que se espera una responsabilidad sin precedentes de parte de los diputados y diputadas que son los que al final de cuentas tienen la posibilidad de decidir el tipo de Corte Suprema que le van a dar al pueblo hondureño.
Pero como dice el dicho “por la víspera se conoce la fiesta”, esta decisión que tienen los diputados está rodeada de un proceso cuestionado impulsado por la junta nominadora que no pudo impregnarle la suficiente dosis de transparencia que requería el proceso frente al también intervencionismo puro y duro, con mucho cinismo, de parte de la propia embajada de Estados Unidos que en los últimos tiempos ha tenido una participación activa y decisiva en asuntos internos cuya discusión y aprobación solo le competen a los hondureños y hondureñas.
El escepticismo sobre esta elección se apodera de la sociedad misma que no ve luces y tiene poca confianza en que los políticos puedan escoger 15 magistrados que respondan a una buena administración de la justicia para los próximos 7 años. Estas negociaciones que se están dando en estos momentos con la excusa de llegar a los famosos consensos, no caen bien entre la población que tiene bien claro que los políticos siempre negocian en nombre del pueblo y toman decisiones en contra del pueblo.
Hay dos puestos que son fundamentales para el control de la justicia. La presidencia de la Corte Suprema de Justicia y el control de la sala constitucional. La presidencia de la Corte también asume la presidencia del Consejo de la Judicatura catalogado por algunos críticos como el brazo armado que se utiliza en contra de los jueces para que no se salgan de la línea oficial, partidista y atente contra los intereses de los grupos que controlan la justicia misma.
Tal y como quedó conformada la Comisión de Dictamen, parece ser que la próxima Corte ya tiene nombres y apellidos. Recordemos que no sólo se define a una Corte Suprema sino que se definen la vida de otras instancias que son negociadas a luz de la elección de los magistrados. Por ahora la pelota está en el Congreso Nacional y son los diputados y diputadas que tienen la última palabra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario