lunes, 31 de marzo de 2014

María Domínguez: “Ni balas, ni machetes detendrán nuestra lucha por el agua y la tierra”

Rel-UITA

Por Giorgio Truchi

“Ni balas, ni machetes detendrán nuestra lucha por el agua y la tierra”: María Domínguez

El 5 de marzo, María Santos Domínguez, coordinadora de organización del Consejo Indígena de Río Blanco y miembro activo del Copinh, fue atacada salvajemente por cinco individuos armados con machetes y garrotes, sufriendo lesiones y amputaciones. Su hijo de 12 años y su marido quedaron gravemente heridos. Su culpa: defender las aguas sagradas del río Gualcarque y el territorio ancestral lenca ante la amenaza del proyecto hidroeléctrico “Agua Zarca”.

Promovido por la empresa de capital hondureño Desarrollos Energéticos S.A. de C.V. (DESA) y ejecutado, entre otros, por la compañía de capital chino SINOHYDRO, el proyecto Agua Zarca ha enfrentado el rechazo de las comunidades indígenas de la zona, cuya lucha de resistencia, que el 1 de abril cumplirá un año, ha sido criminalizada y brutalmente reprimida. El 15 de julio de 2013, los militares abrieron fuego contra una movilización pacífica que se dirigía hacia la empresa, asesinando al dirigente indígena lenca Tomás García e hiriendo de gravedad a su hijo Allan.

Asimismo, los dirigentes del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) Bertha Cáceres, Aureliano Molina y Tomás Gómez han sido perseguidos judicialmente, mientras los pobladores de La Tejera y demás comunidades lenca han sido objeto de persecución, hostigamiento y continuas amenazas, en una situación de creciente militarización de la zona.

Un ataque “a matar”
Cuando en agosto del año pasado, la Rel-UITA y otras organizaciones nacionales e internacionales viajaron hasta la zona de Río Blanco, Intibucá, para expresar su solidaridad con la lucha de las comunidades lenca, María Domínguez nos miró a los ojos, agradeció nuestra presencia y tomó la palabra (vea el vídeo).

“¿Cómo es posible que pretendan prohibirnos ir al río y privarnos de nuestras tierras? Si algún día me tocara morir defendiendo la tierra y las aguas del río, para mí va a ser un orgullo”, dijo con fuerza y convicción casi profética. El 5 de marzo María regresaba a su casa luego de haber colaborado en la preparación de la merienda en el centro escolar comunitario, cuando cinco sujetos -tres hombres y dos mujeres- la emboscaron y la atacaron con machetes y garrotes.

“Ahora sí que te vamos a quitar la vida, india gran p…, y ni el Copinh va a poder defenderte. Sos una revoltosa y ahora vas a aprender a no meterte en estas cosas. Quitándote a ti es suficiente y se termina la bulla”, le gritó Fausto Vásquez, uno de los agresores, mientras caían los primeros machetazos que le partieron el pulgar de la mano derecha y le provocaron graves heridas en la cabeza y el pecho.

“Ya me habían amenazado en el pasado, y no tengo la menor duda de que se trata de una venganza por la lucha que hemos emprendido contra el proyecto hidroeléctrico. Todas estas personas están relacionadas con la empresa”, aseguró María Domínguez a La Rel. Mientras la dirigente indígena era alcanzada por una serie interminable de golpes y filazos, Santos Roque Domínguez, esposo de María, llegó al lugar acompañado por su hijo Pablo, de 12 años. De nada les sirvió tratar de hacer entrar en razón a los agresores.

Roque Domínguez y María Dominguez (Foto: Copinh)

“Estos asesinos no tuvieron piedad. Con un machetazo le desprendieron una oreja a mi hijo, que se había acercado para ayudarme, mientras que a mi marido casi le cortaron una mano y le hirieron de gravedad en la cabeza y el cuerpo. Finalmente pudimos escapar. Corrimos y corrimos hasta que encontramos auxilio”, continuó María.

Pese a las denuncias presentadas ante la Fiscalía, solamente uno de los agresores está detenido y la situación permanece en total impunidad. El Copinh ha emitido un comunicado en el que exige a las autoridades correspondientes “el fin de la impunidad, la violencia y las amenazas contra el derecho a la vida, los derechos individuales y colectivos del pueblo lenca de Río Blanco”.

Pablo Domínguez, 12 años (Foto: Copinh)

“Están criminalizando nuestra lucha. Por este vil atentado responsabilizamos no solo a los autores materiales, sino a los intelectuales que fomentan la campaña de odio contra el Copinh y las comunidades que se oponen a la hidroeléctrica. Exigimos la salida inmediata de las empresas que pretenden privatizar las aguas del río y el territorio lenca”, dijo a La Rel Bertha Cáceres, coordinadora del Copinh.

La lucha no se detiene
Actualmente, María, Roque y Pablo se recuperan satisfactoriamente, aunque las heridas profundas y las mutilaciones marcarán sus vidas para siempre. Sin embargo, aseguran que no dejarán nunca de luchar. “Esta gente piensa que asesinándonos acabarían con la lucha, pero están equivocados. Hoy, más que nunca, estoy convencida de que la lucha en defensa de nuestro río y de nuestra madre tierra es digna y justa. De esto vivimos y nos vamos a mantener firmes. Lo repito: si tengo que ofrendar mi vida por la defensa de nuestras tierras, para mí será un orgullo”, concluyó la combativa dirigente del Consejo Indígena de Río Blanco.
27 de marzo de 2014

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