Hace más de 100 años 146 mujeres trabajadoras fueron asesinadas en una fábrica de Nueva York, en memoria de su lucha por una vida y un trabajo más digno se conmemora el 8 marzo como el Día Internacional de las mujeres. El impacto que genera el que nos arranquen la vida sigue siendo el mismo y actualmente en nuestro país cada 13 horas una mujer es asesinada. Cada una de ellas era una mujer que transitaba por los caminos de la vida, que tenía sueños, esperanzas, que amaba y que buscaba la felicidad pero que, sin embargo, su vida le fue arrebatada.
A partir de los registros del Centro de Derechos de Mujeres, CDM, sabemos que 4 de cada 5 mujeres son asesinadas con armas de fuego. Ello evidencia que la lógica militarista y el flujo de armas avalado por el Estado son también cómplices y responsables de los femicidios en nuestro país.
En el contexto actual las ciudades son mucho más peligrosas para las hondureñas porque 3 de cada 5 muertes violentas ocurrieron en zonas urbanas. Además, las lógicas de exterminio de las juventudes y la política de “limpieza social” están encarnadas en los cuerpos de mujeres: desde el 2008 las mujeres jóvenes entre 15 y 29 años representan entre el 43% y 48% de los femicidios.
La frialdad de los números no refleja lo que en la cotidianidad significan la pérdida de una madre, una hermana, una compañera, una amiga o cualquier mujer.
La impunidad en casos de muertes violentas de mujeres en promedio en los últimos cinco años (2008-2012) ha sido del 93.5% lo que demuestra no solo la falta de voluntad política sino los altos índices de desigualdad y la carencia de un Estado que defienda y garantice el derecho a la vida de todas y todos. A casi un año de haberse aprobado la tipificación penal sobre los femicidios, vemos que esta impunidad sigue creciendo así como se incrementan las muertes violentas de mujeres en todo el país, muertes producidas con crueldad extrema, odio, desprecio, cometidas en casi el 100 por ciento por hombres, como expresión extrema de las relaciones asimétricas de poder entre hombres y mujeres en nuestra sociedad. El estado hondureño es responsable de cada una de las mujeres asesinadas y víctimas de femicidio al no asumir e impulsar acciones efectivas que prevengan y erradiquen estas violencias y al impulsar cada vez más acciones que pretenden controlar la vida y los bienes comunes en favor de unos cuantos desconociendo sus obligaciones.
Frente a ello, nosotras, feministas, comprometidas con los derechos humanos de las mujeres, con la construcción de una verdadera democracia en nuestro país, contribuimos con visibilizar esta problemáticas desde nuestro rol activo en la vida política, económica y cultural del país.
El Estado hondureño está obligado a responder con leyes efectivas y medidas diversas que garanticen la vida de las mujeres, porque no sólo somos el 52 por ciento de la población, sino también porque el Estado ha asumido compromisos nacionales e internacionales, entre ellos con la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW) y la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (Belem do Pará), que exigen acciones concretas para combatir las violencias de todo tipo contra las mujeres garantizando sus derechos humanos.
Hoy, nuevamente, exigimos al Estado hondureño:
• El cumplimiento de la Ley que tipifica el femicidio y la elaboración consensuada con las mujeres organizadas del protocolo de investigación para femicidios.
• El fortalecimiento de la unidad de investigación de delitos contra la vida de la mujer y que la unidad de femicidios sea ubicada nuevamente como parte de ésta.
• Garantizar el acceso a la documentación y transparencia de la información relacionada con violencia contra las mujeres
• Creación de mecanismos que garanticen eficiencia en la investigación como protocolos, bancos de ADN y registros de agresores.
• Derogación de las políticas de seguridad actuales que lo que están provocando es altos niveles de re-militarizacion e incrementos de las violencias contra todas y todos.
• Impulsar políticas y planes integrales que permitan prevenir, atender y erradicar todo tipo de violencias contra las mujeres.
• Ratificación del protocolo facultativo de la CEDAW
• Presentar un informe público sobre los casos de femicidios, su impunidad, medidas, y acciones
No creemos en la lógica de este gobierno que pretende vender un concepto de seguridad en el que las armas y los militares son los protagonistas porque vivimos en nuestros cuerpos a diario el acoso de estas fuerzas y sabemos que intentan encerrarnos nuevamente y sacarnos de las calles y la vida pública.
Las feministas soñamos y construimos una propuesta política diferente y en contraste con la lógica masculina de la muerte, la verticalidad, la guerra, la explotación y las armas. Nos juntamos desde diversas expresiones de nuestros movimientos en este Foro de análisis sobre los femicidios porque abrazamos el poder de los espacios colectivos y comunitarios como espacios que nos cuidan y en los que se puede construir una cultura de vida y armonía para que todas y todos seamos cada día más felices.
Tegucigalpa, 6 de marzo 2014.
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