lunes, 2 de noviembre de 2020

La tercera década latinoamericana

Rebelión

Por Emir Sader 

Kirchner, Morales, Lula y Chávez, protagonistas del cambio en la primera década latinoamericana. 
Créditos: Antonio Scorza/AFP via Getty Images. Fotos Públicas

El siglo XX se anunciaba como un siglo de revoluciones y contrarrevoluciones ya en su primera década, con la masacre de la Escuela de Santa María de Iquique y la Revolución Mexicana. La segunda década contó con la Reforma Universitaria de Córdoba y las movilizaciones populares que propiciaron la fundación de los Partidos Comunistas y Socialistas. La tercera década fue abierta con las sublevaciones populares lideradas por Sandino y por Farabundo Marti, en Nicaragua y en Salvador. Todo confirmaba los presagios del cambio de rumbo del siglo.

El siglo XXI comenzaba en un contexto de viraje conservador en el mundo, con sus reflejos en Latinoamérica, territorio dónde se concentra la mayor cantidad de gobiernos neoliberales, en sus modalidades más radicales. La última década del siglo XX fue la del auge de la hegemonía neoliberal en el continente, que se imponía como consenso, en el marco internacional del Consenso de Wáshington y del pensamiento único. El ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, que aceptó sacar los zapatos para entrar en un aeropuerto de los EE UU [N. de ed.- en referencia a Celso Lafer, ministro de Fernando Henrique Cardoso], y el deseo de Carlos Menem de establecer “relaciones carnales” con EE UU, son símbolos de la postura de total subordinación de los gobiernos del continente con Washington en aquella década.

Pero la primera década del siglo XXI en Latinoamérica sorprendió, con una ola de reacción a los gobiernos neoliberales, cambiando radicalmente el escenario político en el continente y constituyéndose, una vez más, en el epicentro de las luchas en el plano internacional. Al solitario triunfo electoral de Hugo Chávez en Venezuela, todavía a fines del siglo, vino a sumarse la victoria de Lula en Brasil. Chávez compareció en la toma de posesión del nuevo presidente brasileño, manifestando que, finalmente, dejaría de estar solo en la lucha.

El abrazo de Lula a Néstor Kirchner, en la toma de posesión de NK, durante el transcurso del primer año del nuevo gobierno brasileño fue un hecho que marcaría la primera década del siglo en Latinoamérica. Los dos gobiernos se convertirían en el eje de los procesos de integración regional que nacían en aquel momento. Cuando los dos fueron a la toma de posesión de Tabaré Vázquez, en Uruguay, ya tenían claro que nacía un proyecto con dimensiones estratégicas para Latinoamérica. A ese proceso se sumarían después Bolivia, con el extraordinario triunfo de Evo Morales, y Ecuador, con el de Rafael Correa, quién ha manifestado que ya no se trataba de una nueva época de cambios, sino de un cambio de época.

Esos seis gobiernos han protagonizado, en la primera década del nuevo siglo, la lucha contra el neoliberalismo y la construcción de gobiernos postneoliberales. A contramano del capitalismo a escala mundial, lograron disminuir las desigualdades en esos países, fortalecieron la presencia del Estado y desarrollaron procesos de integración regional e intercambio Sur-Sur. Tuvieron un extraordinario éxito, haciendo de ésa, la década más importante de la historia de esos países.

Con el tránsito hacia la segunda década del siglo XXI se empezaban a notar elementos de recuperación de la iniciativa de la derecha y algunas debilidades de esos gobiernos postneoliberales, que supusieron que la segunda década estuviese marcada por una contraofensiva de la derecha, que logró restablecer gobiernos neoliberales en países como Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia e Uruguay, desarticulando el eje de gobiernos antineoliberles que macara la primera década.

A lo largo de la década, el neoliberalismo demostró el escaso recorrido que tienen sus políticas, hasta el punto de que, en Argentina, en las primeras elecciones presidenciales que tuvieron lugar, el neoliberalismo ha sido desplazado de nuevo del gobierno. En otros países como Ecuador y Brasil, se ha confirmado que la derecha sólo dispone del modelo neoliberal, puro y duro, que les está llevando al fracaso. Que tienden a ser derrotados en disputas electorales democráticas, frente a lo cual han puesto en práctica su estrategia de judicialización de la política, poniendo en práctica nuevas formas de golpes, como ejemplifican los casos de Brasil y de Bolivia, que muestran la debilidad de la derecha antes que su fuerza.

Cuando llegamos al final de la segunda década, hay una disputa abierta sobre el carácter que tendrá la tercera década en Latinoamérica. Las elecciones en Bolivia y Ecuador, así como el desenlace de la crisis brasileña, definirán los rasgos de esa nueva década. En caso de que la izquierda triunfe, esos nuevos gobiernos se sumarán al de Argentina, contando, en cierta medida también con el de México –limitado por los tratados de libre comercio que tiene con EE UU-, así como el de Venezuela, para recomponer el eje de gobiernos antineoliberales. En la medida que la derecha mantiene el neoliberalismo como su bandera, esos gobiernos tendrán que caracterizarse, ante todo, por su antineoliberalismo.

Cuando surgió la crisis de esos gobiernos, hace algunos años, Rafael Correa convocó a una reunión en Guayaquil, una reunión de balance sobre los cambios que se aproximaban, en la que participaron también, entre otros, Pepe Mújica y representantes de Bolivia, Brasil, Argentina y Uruguay. Se tomó la decisión de publicar un libro con el balance de la situación y las perspectivas de los seis gobiernos. Yo coordiné en aquel momento la publicación del libro que tomó por título Las vías abiertas de América Latina (Octubre, 2016), publicado en Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia.

En ese libro Álvaro García Linera, Rene Ramírez, Ricardo Forster, Constanza Moreira, Alfredo Serrano, Manuel Canelas, Juan Guijaro y yo, presentamos nuestras visiones de cada país, introducidos por un análisis general de la tendencia en todo el continente. Este es el momento de hacer algo semejante, con un proyecto de investigación ambicioso, que haga el balance de la primera y la segunda décadas en esos países y proyecte la tercera década.

Es hora de convocar a los intelectuales del pensamiento crítico latinomericano para sumarse a ese proyecto, que analice y apoye a las fuerzas políticas antineoliberales en la reconstrucción del eje de gobiernos con esa orientación, además de ofrecer análisis sobre las debilidades que han permitido la restauración de la derecha y los reveses de la izquierda, para retomar el proyecto antineoliberal con más profundidad y ampliación de sus plataformas de trasformación económica, política, social y cultural de Latinoamérica.

Un proyecto que puede tomar el libro Las vías abiertas de América Latina como referencia inicial, pero con mayor amplitud de análisis hacia atrás y hacia adelante. Que puede ser uno de los más importantes ejes de investigación en la era pospandemia, más allá de iniciativas más concretas y puntuales, que permita además recomponer un eje del pensamiento crítico latinoamericano, que tanta falta hace a día de hoy. Un proyecto que puede desembocar en un seminario –virtual o, a lo mejor, el primer seminario de nuevo presencial– y en un libro, publicado en América Latina y en otras regiones, dado que tenemos las experiencias más importantes de lucha antineoliberal. La tercera década lationoamericana puede ser el título que defina los marcos de ese proyecto, condición esencial para que volvamos a avanzar en Latinoamérica.


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