viernes, 29 de marzo de 2019
Roma, espero que me permitan disentir
Por Daniel Nina *
No tolero leer a Martin Heidegger. No me puedo olvidar de que uno de los filósofos más influentes del Siglo XX fue un asiduo colaborador del nazismo y el fascismo alemán y Europeo. Sus Cuadernos Negros, recientemente descubiertos y traducidos al español, contribuyeron en el proceso de implementar el holocausto de los judíos. Desde la ética que aún defiendo no puedo leerlo. Por más importante que sea. Y tanto en mis cursos de estudios graduados como en mis clases, siempre he sabido decir “existe” pero no participo de él. Prohibido olvidar.
Roma (director Alfonso Cuarón, México, 2018) es la nueva película de la cual todos los leídos hablan y la cual es el estándar requisito de estas navidades. Es la película que hay que ver. Y sobre todo hay que salir del cine diciendo “es un filme excelente”, dado que la estética, la plástica, la cinematografía, es un culto a la vida. Tienen razón. Algo así como la filosofía de Heidegger, si aún usted lo lee.
Lo que nadie habla es del contenido de la película, pues lo reducen a estética y arte a su vez y nos olvidemos que es en el contenido que yace el meollo del problema. Que nadie se olvide de los Cuadernos Negros de Heidegger. Justificado por el pensamiento filosófico de Heidegger y expresado en los cuadernos, murió mucha gente.
Expresado lo anterior, ¿de qué trata Roma? Trata de la historia del barrio Roma en Ciudad México, en la cual el director, guionista, productor y camarógrafo Alfonso Cuarón narra la historia de su vida e historia familiar. Entonces, qué decir: que las clases medias mexicanas son como muchas que conozco, blancas, clasistas, racistas y discriminan al inferior. Luego de haber vivido 15 años en Sudáfrica y cuatro en Bolivia, ¿qué diferencia hay entre el trato que los blancos o mestizos dan a las clases indígenas o africanas? No hay ninguna diferencia. Punto.
Entonces, si me preguntan, más allá del neorrealismo, de Federico Fellini, Luis Buñuel y hasta el mismo Alfred Hitchcock, ¿a qué se rinde homenaje en este película? Se rinde homenaje al trato inhumano que las clases medias o medias altas confieren a su empleada doméstica, lo cual contrario a otros filmes del mismo tema, como The Help (Dir. Tate Taylor, EE.UU., 2011) no tiene ninguna agencia (agency) o soberanía personal. Realmente hablando Cleo (Yalitza Aparicio) la principal actriz del filme, de origen indígena, empieza la película donde la termina: limpiando, literalmente hablando, la excreta del perro de la casa. Sí esto es poesía, pues entonces, como a Heidegger, renuncio a leerlo o a ver o a endosar esta película.
El problema es que la película de Cuarón sale a destiempo histórico. Como hemos dicho y repetido una y otra vez, la revolución cultural sobre la “destrucción” de la desigualdad social y la apuesta a la libertad no la están haciendo personas como Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro o Alejandro González Iñárritu, todos de origen mexicano. En el caso de ellos seguimos premiando estética, pese a que no rompen con el paradigma de la desigualdad, simplemente lo presentan de una forma bonita.
Me reitero en los cineastas afroestadounidenses y afrobritánicos donde encontramos un rompimiento con los paradigmas dominantes de desigualdad, lo cual merece ser explorado. En este sentido me interesa como rompimiento de paradigma de la ideología dominante seguir más a Steve McQueen, Jordan Peele, Ryan Cooler, Roots Riley, Spike Lee, Michael B. Jordan, entre otros. Cualquiera de los filmes producidos por estos cineastas o actores provocan desde la estética correcta un cambio de paradigma. Pero, Cuarón, Cleo y la excreta del perro… Nos dejan en el mismo lugar.
En fin, ¿qué aporta Roma al cambio de paradigma de la desigualdad mexicana? Pienso que nada. No se olviden que los indígenas mexicanos siguen en la misma posición social, la cual exploró Cuarón en la década de 1970 en el filme, pese a una revolución en el 1917, pese al muro de Donald Trump, y pese a las buenas intenciones de Andrés Manuel López Obrador. Es la historia mexicana, de la cual Cuarón y su familia son parte, la cual habría que implosionar y transformar. Una pena que en el único filme en la historia de México donde una indígena (Cleo/Aparicio) es la actriz principal, su vida y la de las otras no cambie para nada. Una pena.
El cine es más que estética. Pese a que Heidegger es el filósofo del siglo XX, sus Cuadernos Negros apoyaron un régimen de desigualdad y destrucción. De igual forma un filme como Roma perpetúa la desigualdad y no la transforma. (Y de paso, no voy a enviar dinero a la asociación de empleadas doméstica de México, como sugiere Cuarón en los créditos finales de la película). En fin, Roma la va a ver si le parece a usted.
* Daniel Nina, escritor, profesor y abogado de Puerto Rico. Editor en Jefe de El Post Antillano
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