lunes, 25 de marzo de 2019

Los rostros de la izquierda latinoamericana que buscan enfrentar la ola conservadora



Por Victor Farinelli

Algunos partidos y movimientos sociales han comenzando a confluir en torno a ideas comunes. El proceso ha sido transversal e, incluso, involucra a jóvenes políticos de Estados Unidos. Este, de acuerdo a analistas del sector, es el tiempo de consolidación de estos nuevos liderazgos y de aquellas promesas que aparecieron justo en la debacle de la izquierda tradicional; aquella que encabezó la promesa del socialismo del Siglo XXI.
El cambio en el eje político latinoamericano desde gobiernos progresistas hacia conservadores parece haberse consolidado tras las últimas elecciones de Jair Bolsonaro en Brasil e Iván Duque en Colombia. Ambos se suman a líderes regionales ya consagrados de derecha, como el argentino Mauricio Macri y el chileno Sebastián Piñera, convirtiendo al subcontinente en un enclave reformista y pro mercado.

Atrás quedaron las políticas sociales implementadas por gobiernos como el de Cristina Fernández, en Argentina; Dilma Rousseff, en Brasil; y Michelle Bachelet, en Chile.Las tres mandatarias formaron un eje progresista relevante en la región, que se vio fortalecido por la labor de otros presidentes, como Lula da Silva, Néstor Kirchner, José Mujica, Rafael Correa, Fernando Lugo, Evo Morales y el propio Hugo Chávez, en los inicios de la revolución bolivariana.

Pero l a hegemonía regional ahora está en las manos de Piñera, Bolsonaro y Duque. A ellos se suma un alicaído Macri, y otros mandatarios como Abdo Benítez, d e Paraguay; Martín Vizcarra, de Perú; e incluso el otrora progresista Lenín Moreno, d e Ecuador. ¿El factor común de todos estos gobiernos?: su disposición a alinearse con las políticas que impulsa Estados Unidos, hecho que parece materializarse a través de las periódicas visitas que realiza el vicepresidente de ese país al subcontinente, Mike Pence; o el jefe del Departamento de Estado, Mike Pompeo (o Rex Tillerson antes de él).

La izquierda latinoamericana ha quedado impávida ante esta ola de gobiernos conservadores, siendo incapaz de reorganizarse de manera exitosa y de interpretar correctamente las necesidades sociales modernas. O, al menos, de proponer mecanismos eficaces ante la actual coyuntura. Sin embargo, algunos partidos y movimientos sociales han comenzando a confluir en torno a ideas comunes. El proceso ha sido transversal e, incluso, involucra a jóvenes políticos de Estados Unidos. Este, de acuerdo a analistas del sector, es el tiempo de consolidación de estos nuevos liderazgos y de aquellas promesas que aparecieron justo en la debacle de la izquierda tradicional; aquélla que encabezó la promesa del socialismo del Siglo XXI.

Chile, el futuro entre el FA y el PC
La renovación de la izquierda en Chile tiene rostros y también su propio bloque. Se trata del Frente Amplio (FA), el conglomerado que irrumpió con fuerza en las últimas elecciones, aunque ha moderado el andar conforme se adapta a la burocracia de un sistema político presidencialista.

Una desgastada Nueva Mayoría (ex Concertación), el conglomerado que apoyó el gobierno de Michelle Bachelet, permitió que surgiera por su izquierda el FA, con una figura política prometedora, que reúne atributos positivos similares a los de Bachelet: Beatriz Sánchez (48), una dirigente independiente que en la última presidencial estuvo cerca de pasar al ballotage con Piñera.

Pero el liderazgo de Sánchez no ha sido suficiente para encausar al conglomerado. Conflictos derivados de agendas políticas particulares lo han llevado a quebrarse en votaciones y a enfrentarse por líos comunicacionales menores, pero de alto impacto reputacional.

Sánchez compite por el liderazgo en el FA con figuras como Giorgio Jackson (32) y Gabriel Boric (33), ex líderes estudiantiles de alta valoración social. A ellos se une Jorge Sharp (33), el joven alcalde de Valparaíso que lucha por proyectar su gestión más allá de la V región.

La ex Nueva Mayoría, en todo caso, también cuenta con cartas jóvenes, nacidas al alero del mismo movimiento estudiantil de 2011. Las comunistas Camila Vallejo (31) y Karol Cariola (32) encabezan esa camada, ya en su segundo periodo como diputadas. Pero de cerca aparece otro comunista: Daniel Jadue (51), el alcalde de Recoleta que ha revolucionado la gestión municipal con sus medidas sociales.

Argentina, aún a la sombra del kirchnerismo
Pese a que la candidatura de Cristina Fernández (66 años) parece ser el plan A del kirchnerismo y de parte importante del peronismo sindical, empieza a surgir como alternativa un nombre que podría asumir la posta incluso si la líder de Unidad Ciudadana no es inhabilitada por la justicia.

Se trata de Axel Kicillof (47), ministro de Economía durante los dos últimos años de mandato de Cristina y actual diputado nacional, representante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El corto currículum político de este economista neokeynesiano quizás no explique por qué él ya es al menos la carta kirchnerista para competir por la gobernación de la Provincia de Buenos Aires, y por qué ha causado alboroto en algunas de sus intervenciones en actos kirchneristas en los últimos tiempos.

S u poco reconocimiento fuera de Buenos Aires lo aleja como opción a nivel nacional, pero en la Provincia de Buenos Aires el economista incluso supera en algunas encuestas (aunque pierde en otras tantas) a la actual gobernadora María Eugenia Vidal (45), que es la figura macrista menos rechazada en este momento. De hecho, también hay quienes creen que Vidal debiera reemplazar a Mauricio Macri (60) como la carta de la coalición Cambiemos para mantenerse en la Casa Rosada, por lo que una posible pelea entre ella y Kicillof todavía no tiene un escenario definido.

Lo cierto es que la frente kirchnerista Unidad Ciudadana guarda a Axel Kicillof como un comodín mientras espera las decisiones judiciales que definirán si la senadora y ex presidenta, Cristina Fernández, podrá ser candidata. El riesgo es que termine presa, como Lula da Silva en 2018, y en ese sentido la idea es que si hay que apostar en Kicillof, habría que trabajarlo mejor de cómo lo hizo el Partido de los Trabajadores (PT) con Fernando Haddad, en Brasil.

Además de Kicillof, otras figuras que han ganado espacio entre los sectores progresistas son el activista social Juan Grabois (35), vocero de la CTEP (conocido por su cercanía con el Papa Francisco), la también economista kirchnerista, Delfina Rossi (30), quien fue nombrada directora del Banco Nación por Kicillof en 2015, siendo la más joven a ocupar el cargo, y las dos figuras parlamentarias más destacadas del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, Nicolás del Caño (39) y Myriam Bregman (47).

Brasil, a la izquierda del PT
La renovación en la izquierda brasileña se encuentra dividida por las dos realidades distintas vividas por los partidos más representativos de ese sector: el PT y PSOL (Partido Socialismo y Libertad).

El más antiguo y emblemático partido progresista de ese país es el PT, que estuvo por 13 años en el poder con Lula da Silva (73 años) y Dilma Rousseff (71), pero que ahora se encuentra entrampado en la situación de tener que defender a su líder histórico, condenado por la justicia.

El PT se ha mantenido fiel a Lula, pero no olvida que debe seguir adelante en su lucha por el poder. El que propuso una renovación de liderazgo y estrategia dentro del PT fue Lindbergh Farias (49), un ex senador que perdió las elecciones internas del partido, por lo que todavía no ha sido capaz de ser el cambio que muchos anhelan.

Mientras el PT sufre internamente, el PSOL, partido que nació desde una disidencia del PT, demuestra muchísimo más optimismo.

El partido logró duplicar su bancada en la Cámara de los Diputados y además cuenta con la juventud de muchos de sus nuevos parlamentarios, como Áurea Carolina (35), Sâmia Bonfim (29), David Miranda (34), Fernanda Melchionna (35), Talíria Petrone (33) y Gláuber Braga (36), como una señal de renovación que puede fortalecerse aún más entre los sectores progresistas que defienden una izquierda que de ahora en adelante sea diferente de lo que ha hecho el PT, aún cuando reconocen lo que se hizo en los gobiernos de Lula y Dilma.

Entre sus líderes más destacado tiene a l activista social Guilherme Boulos (37), qu ien se convirtió el año pasado en el presidenciable más joven de la historia de Brasil. Vocero del principal movimiento social por la vivienda en São Paulo (MTST, sigla de Movimiento de los Trabajadores Sin Techo), Boulos ha empezado este año a recorrer el país, emulando al Lula en los a ños 80, cuando el entonces sindicalista de São Bernardo también buscaba pasar de líder regional a figura de proyección nacional.

También hay una corriente feminista muy fuerte creciendo dentro del PSOL, impulsada por la memoria de Marielle Franco, la concejala del partido que fue asesinada en marzo de 2018. Esa corriente inspira a cuatro diputadas que además vienen de cuatro grandes capitales brasileñas: Áurea Carolina (de Belo Horizonte), Sâmia Bonfim (de São Paulo), Fernanda Melchionna (de Porto Alegre) y Talíria Petrone (de Rio de Janeiro).

El origen de las diputadas también revela el punto débil del PSOL para consolidarse como partido más representativo de la izquierda: es un fenómeno creciente en las grandes capitales y centros urbanos, pero no ha logrado resultados similares en los sectores rurales y selváticos del país, en el Brasil profundo.

Fuera del eje PT-PSOL también está Manuela D´Ávila (37), la principal líder del Partido Comunista y que fue candidata a vicepresidenta en la fórmula con Fernando Haddad.

Estados Unidos, socialismo demócrata
Muchos y muchas podrían desconfiar al leer la expresión “izquierda estadounidense”. Pero la corriente sí existe y ha sido impulsada por una renovada ola de jóvenes demócratas progresistas, que han visto al “socialista democrático” Bernie Sanders (77 años), precandidato presidencial en 2016, como un referente a seguir.

Sanders ya anunció que postulará nuevamente en las primarias del Partido Demócrata en 2020. Pero detrás de él hay gigantesca onda de militantes y representantes millennials ocupando espacios en la política.

El nombre que destaca entre todos esos nuevos líderes norteamericanos es el de Alexandria Ocasio-Cortez (29), un muchacha del Bronx, hija de inmigrantes puertorriqueños, que servía tacos en un restaurante de Nueva York hasta fines de 2017 y que hoy es la más taquillera integrante de la Cámara de Representantes, con un perfil en Twitter que, dentro de un ranking de figuras políticas, sólo es superado por el del presidente Trump en cantidad de visualizaciones.

No hay comentarios: