miércoles, 27 de marzo de 2019

Delegación internacional acompaña a comunidades que resisten a modelo extractivo



La presencia de más de 75 personas representantes de varias organizaciones de derechos humanos, religiosas y religiosas de Estados Unidos, es una muestra de la preocupación que muchos sectores internacionales tienen sobre lo que ocurre en Honduras.

Esta semana la denominada Delegación de embajadores por la paz visitó varias regiones del país, para compartir con las comunidades que viven en medio de la violencia generalizada, la violencia que provoca el modelo extractivo y la pobreza en que se vive en Honduras, donde 6 de cada 10 familias se encuentra en estas condiciones, tal como lo confirman datos del Foro Social para la Deuda Externa de Honduras, Fosdeh.

En un comunicado publicado el día de su llegada, la delegación ecuménica aseguró que estaba integrada por espacios que trabajan por los derechos de las personas migrantes, y que busca conocer los factores que están obligando a las personas a huir, entre ellos, la violencia, la degradación ambiental; y los efectos del golpe de Estado de 2009, el cual acentuó la entrada de los cárteles de la droga, el crimen organizado, la corrupción en las fuerzas de seguridad y la casi total impunidad ante las violaciones a derechos humanos.

Luego de una visita a las instalaciones de Radio Progreso-ERIC en la ciudad de El Progreso, Yoro, al norte de Honduras salieron en rutas que los condujeron al departamento de Santa Bárbara, Colón, Cortés y Yoro.

Occidente lucha contra las represas
Un grupo de la delegación llegó hasta Minas de Santa Cruz, una de las 10 comunidades en el municipio de Quimistán, que se oponen a la instalación de la empresa hidroeléctrica San Lucia I y II, proyecto que se pretende instalar sobre las aguas del río Cuyagual, principal afluente de agua para los vecinos y vecinas de la zona.

Por su rechazo a la construcción de la represa, los líderes y pobladores de la comunidad enfrentan hostigamiento, amenazas a muerte y militarización de la zona. La delegación puedo constatar esta realidad que se repite en otras comunidades de Honduras, quienes rechazan la presencia de la industria extractiva por ser una amenaza directa para la ciudadanía.


Guapinol
 Otro grupo de la delegación llegó hasta la zona del Bajo Aguán, departamento de Colón, una región que en los últimos años su población ha sido víctima de conflictos de tenencia de tierra, presencia del narcotráfico y más recientemente la amenaza que supone la instalación de una empresa minera en el Parque Nacional Carlos Escaleras, anteriormente Montaña Botadero.

Las comunidades del municipio de Tocoa han sido víctimas de desalojos, asesinatos y criminalización, así lo comprueba la acusación que existe para 32 defensores del río Guapinol, 13 de ellos declarados inocentes por un juez nacional.

La delegación tuvo la oportunidad de conocer la comunidad de Guapinol, donde platicó con su gente, escuchó sus argumentos para defender la fuente de agua, pero también pudieron ver el proceso de militarización que existe en la región.

El día que la delegación visitó la comunidad y pretendía celebrar un acto espiritual en honor al agua limpia y pura del río Guapinol, los militares de la zona lo imposibilitaron a través de la amenaza e intimidación, alegando que esa zona era propiedad de la empresa minera Inversiones Los Pinares. Ante esta situación la comunidad en un comunicado dijo: “Seguiremos defendiendo nuestro derecho de forma pacífica como siempre lo hemos hecho, porque la empresa se victimiza haciendo quedar mal a la comunidad en resistencia, que lo único que hace es defender el derecho al agua”.

Otra parte de la delegación compartió con la población abandonada y excluida de la denominada ciudad industria de Honduras, San Pedro Sula. Se escuchó a los hombres y mujeres a quienes se les niega un pedazo de tierra, y que se han visto obligados a vivir en casas improvisadas a las orillas de los ríos, en los denominados bordos. Otra de las realidades que conocieron fue lo que viven niños, niñas y jóvenes en las colonias calificadas de violentas, exactamente el sector Rivera Hernández, en el programa socioeducativo Paso a Paso.

En su paso por Tegucigalpa, capital hondureña, la delegación realizó una vigilia en las afueras de la embajada de Estado Unidos, para luego mantener una reunión con la representación de este gobierno.

Entre los puntos y peticiones que realizaron a esta embajada está el daño que para los defensores de derechos humanos y del ambiente significa que el gobierno de Estados Unidos y su embajada esté dando respaldo público a un gobierno violador de derechos humanos.

Realidad que seguirá provocando migración y Caravanas que salen huyendo de la realidad, por lo que urge abordar de manera efectiva las causas de raíz de la migración, y la realidad que demuestra que las estrategias hasta ahora no han funcionado. Un tercer tema fue la demanda de apoyo de la embajada a la UFECIC y a la MACCIH, y la preocupación de los mensajes de altos funcionarios que no quieren la continuidad de la misma.

San Romero
La visita de la delegación coincide con el 39 aniversario del martirio de San Oscar Romero, que fue asesinado por su defensa de la mayoría empobrecida y por denunciar la represión por parte de las fuerzas del gobierno de El Salvador el 24 de marzo de 1980.  La delegación conmemorará este fin de semana el aniversario con un foro de reflexión teológica sobre la vigencia del pensamiento y actuación de San Romero en la Honduras actual.

“Vamos a Honduras con el espíritu de San Oscar Romero y Berta Cáceres, en el aniversario de su martirio. Ambos exigieron el fin de la represión”, dijo José Artiga, director de la Fundación Share, que tiene 40 años de experiencia acompañando y defendiendo los derechos humanos en El Salvador. “San Romero está hoy con los hondureños y hondureñas que luchan por tener una vida digna y un futuro y medioambiente sostenible para el país entero”.

El padre Ismael Moreno, director del ERIC y Radio Progreso dijo que la presencia de la Delegación es una muestra de solidaridad que existe con Honduras y su gente. “Una presencia internacional de embajadores por la paz y la justicia que vienen en solidaridad con Honduras y en recuerdo al legado de monseñor Romero”.



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