miércoles, 8 de julio de 2015
El Pacifismo de los jóvenes es la forma más valiente de enfrentar la violencia estatal, según Víctor Meza
Las calles se están llenando de indignados e indignadas. Reclaman, con antorcha en mano, una justicia efectiva que lleve a la cárcel a los saqueadores del Estado, es decir a los corruptos. También piden en la calle la instalación en el país de una Comisión Internacional contra la Impunidad, CICIH, emulando lo que está aconteciendo en Guatemala.
Las movilizaciones son pacíficas a pesar de la provocación de los seguidores del gobierno del presidente Juan Orlando Hernández que también ha organizado sus marchas en demanda de justicia contra la corruptos acuñando la frase “caiga quien caiga”
Sobre la huelga de hambre de los indignados, el analista Víctor Meza, declaró que es una acción pacífica pero con una carga explosiva de movilización social. “Ese pacifismo no la hace indefensa, ese pacifismo la hace fuerte, la hace invulnerable frente a las presiones del poder. Ese pacifismo de los jóvenes es la forma más valiente de enfrentar la violencia del Estado” dijo Meza.
Radio Progreso (RP) dialogó con el director del Centro de Documentación de Honduras, Cedoh, Víctor Meza (VM) sobre esta realidad del país con la presencia de los indignados e indignadas en las calles.
RP. ¿Cómo analiza usted lo que está pasando en Honduras?
VM. Lo que está pasando en Honduras es como el renacimiento, fortalecido, del espíritu de participación ciudadana, del espíritu cívico, de un espíritu de entusiasmo por combatir una situación que se caracteriza por la desintegración ética del Estado, por la ruina moral del gobierno actual y por un Estado de descomposición moral tan amplio, tan vasto que avasalla a la sociedad entera.
RP. ¿Qué reflejan las protestas callejeras con una juventud acompañada de las antorchas?
VM. Reflejan un estado de ánimo de hastío social, de hartazgo, de cansancio. Es una forma de decir basta ya, y confiamos que los procesos electorales podría facilitar la vía para un cambio, pero es evidente que el fraude, una forma político-electoral de la corrupción, no permite que las elecciones sean un instrumento para democratizar a Honduras.
RP. ¿Cómo interpreta usted las marchas del Partido Nacional?
VM. Las contramarchas que ha hecho el partido de gobierno, es una reacción negativa contra la participación auténtica de la ciudadanía porque son mecanismos de movilización interesada, estimulada con pagos misérrimos, especulan con las necesidades de la gente. Es doblemente vergonzoso. El partido de gobierno no tiene capacidad de movilización propia, y por otro lado, es una prueba que utilizan los recursos del Estado para financiar, aprovechándose del hambre de la gente, movilizaciones ficticias.
RP. ¿Qué contexto regional rodea esta crisis?
VM. El contexto regional tiene su punto de partida en Guatemala. Todo el movimiento que está surgiendo y que se está consolidando en Guatemala tiene un extraordinario parecido con lo que está pasando en Honduras. El parecido llega a tal punto que los focos de corrupción ubicados como puntos de partida para la rebelión anticorrupción han sido los institutos de seguridad social.
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RP. ¿Qué los diferencia?
VM. Yo creo que el movimiento guatemalteco ha ido avanzando más allá, es anterior al hondureño y ha planteado con mayor consistencia sus demandas. Yo siento que todavía el movimiento hondureño de indignados tiene que afinar con más precisión sus demandas y darles la coherencia debida.
RP. ¿Cómo valora usted la huelga de hambre que actualmente se desarrolla?
VM. La declaratoria de huelga de hambre de estos jóvenes, es un acto de suprema valentía, es un acto de dignidad, es un ejemplo de que no todo está perdido en el país, de que otra Honduras es posible, y esos jóvenes simbolizan el futuro de Honduras, lo mejor que tiene el país, lo más sano, lo más combativo, lo más valiente, lo más ético, qué bueno que sea así, y que esta generación no se rinda.
RP. ¿Qué tan extrema es esta decisión en las condiciones en que está el país?
VM. Sin duda alguna es pacífica pero tiene una carga explosiva de movilización social muy grande precisamente por su pacifismo. Ese pacifismo no la hace indefensa, ese pacifismo la hace fuerte, la hace invulnerable frente a las presiones del poder. Ese pacifismo de los jóvenes es la forma más valiente de enfrentar la violencia del Estado.
RP. ¿Cómo interpreta el llamado del gobierno al “diálogo social sin condiciones”?
VM. Es una reacción un tanto desesperada pero también tardía. Recordemos que una de las primeras iniciativas del gobierno actual, fue la de convocar a un dialogo nacional que nunca fructificó, que fracasó como han fracasado muchas iniciativas de diálogo en el pasado.
RP. ¿Es un diálogo social sin condiciones?
VM. Al proponer un diálogo sin condiciones es una forma encubierta de proponer un diálogo condicionado. Mi condición es que no haya condiciones, eso es lo que no está diciendo el gobierno. También insiste en que es un diálogo social, y por qué no un diálogo político si las demandas que están en la mesa son políticas, esencialmente políticas.
RP. ¿Se puede proponer un diálogo desde el gobierno?
VM. Proponer un diálogo desde la institucionalidad actual con los protagonistas, actores y personajes que simbolizan una institucionalidad fracasada es desconocer una verdad elemental: la institucionalidad estatal ha colapsado, y precisamente la gesta está en las calles porque ya no creen en la institucionalidad actual ni en los actores.
RP. ¿Hay condiciones para instalar una Comisión Internacional Contra la Impunidad?
VM. Creo que la demanda debe tener mayor afinamiento técnico jurídico. Algunos abogados conocedores de estos problemas podrían ayudar a los indignados para que la propuesta sea más viable. En estos momentos se está pidiendo que el presidente haga la solicitud, firme la solicitud, el presidente la puede firmar, hoy mismo puede firmar una solicitud ante la Onu pidiéndole. Ahora . Eso no quiere decir que hay que eliminar la demanda, se puede afinar de alguna manera, encontrar fórmulas jurídicamente viables para pedir algo que sea inmediato.
RP. ¿Cómo valora usted la propuesta de crear un sistema integral hondureño de combate a la impunidad y la corrupción?
VM. El gobierno no está proponiendo nada nuevo. Eso ya está contenido en varios documentos. Él dice es un sistema hondureño, con lo hondureño quiere descalificar la participación internacional que es a lo que tiene miedo.
RP. ¿El diálogo tiene que ser liderado por personas ajenas al país?
VM. Preferiblemente porque los actuales representantes del Estado, del poder, no tienen ni la credibilidad moral necesaria ni la legitimidad política para dirigir un diálogo en Honduras.
RP. ¿Qué le sobra al movimiento de los indignados?
VM. Les sobra espontaneidad, le sobra autonomía, le sobra creatividad.
RP. ¿Qué le falta?
VM. Mayor amplitud de participación, mayor coherencia en sus demandas, mayor afinamiento en sus reclamos. Pero este es un proceso en donde ese afinamiento se irá produciendo gradualmente. La creatividad es impresionante. Y cuando las ideas se introducen en la mente colectivamente, cuando las idean empapan el alma de la gente, las ideas se vuelven fuerza material.
RP. ¿Cómo acompañar a este movimiento?
VM. Hay que acompañarlo participando activamente, ayudando con ideas, estimulándolos; y si no somos capaces de eso pues hay que acompañarlo no interrumpiéndolo.
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