lunes, 6 de julio de 2015

Las mesas de indignación



La población indignada necesita saber canalizar sus iniciativas y creatividades para no caer en la improvisación. Es necesaria una estructura organizativa que articule las diversas demandas, tanto la que exige el enjuiciamiento de todos los que saquearon al Seguro Social y la instalación de la CICIH, como las demandas territoriales de rechazo a los proyectos extractivistas, las ciudades modelo así como el respeto a las culturas y territorios.

Es necesario echar la mirada más allá de la coyuntura entusiasta. La población antorchada ha identificado la lucha contra la corrupción y la impunidad como los quehaceres centrales de las movilizaciones. Y la corrupción y la impunidad no se reducen al IHSS ni a la administración actual de Juan Orlando Hernández. Una vez que se identifica un caso de corrupción, el mismo remite a otros y así hasta caer en la cuenta que la lucha contra la corrupción y la impunidad es infinita. Para ello, es necesario saber organizarse.
Las “Mesas de la Indignación” pueden ser el camino articulador de un proceso donde se incluyan temáticas, actores y sectores. Las mesas de la indignación han de partir de la base, es decir, las mesas comunitarias de indignación, que pueden instalarse en un barrio, una colonia o una aldea. En un municipio pueden existir diversas mesas de la indignación, y en cada una de ellas los ciudadanos pueden tratar asuntos que implican a la comunidad.

De la mesa comunitaria de indignación se avanza hacia la mesa municipal o sectorial de indignación, hasta lograr la instalación de la mesa Nacional de la Indignación, en donde se recogen demandas, inquietudes, propuestas de todo el país para que se impulsen propuestas o acuerdos nacionales de lucha.

Si se busca que el fenómeno de la población indignada convierte la ausencia de institucionalidad así como la injusticia social, la corrupción y la impunidad en oportunidad para que emerja “la primavera hondureña” es necesario prepararse no solo con antorchas. Si se busca obligar a que se enjuicie a todos los que saquearon al Seguro Social, a la renuncia del fiscal general y su adjunto, así como aprobar un mecanismo que asegure la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia independientes de otros poderes del Estado, entonces habrá que saber organizarse para una lucha intensa y coherente.

Para implementar un proceso de profunda transformación para rehacer los tejidos institucionales, políticos, sociales, culturales y éticos, es condición obligada que se articulen las diversas fuerzas y liderazgos no solo para la presente coyuntura, sino para los desafíos en el mediano y largo plazo.

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