miércoles, 8 de julio de 2015

Yo iba para donde mi Abuelita


¡Ay, esta jodida juventud indignada nos tiene a todas patas arriba!  Me levanté temprano, me bañé y me iba para donde mi abuelita. ¡¿Cómo  fui a parar bajo la preciosa luna juniana enjaulada con unos muchachos en huelga de hambre de un movimiento que hasta ayer no era mi movimiento?

Tan nos tienen dando tumbos estas chavas y chavos que a JOH le hacen sacar  todos los chepos posibles, ejércitos y policías de civil para ver qué traman un montón de jóvenes que lo dicen todo por internet y lo que no, se lo cuentan al que pasa y pregunta, pues están más que convencidas que lo que hacen no sólo es legítimo sino urgente. Tanto han revuelto que mucha gente del pensamiento crítico se pasa horas deshojando margaritas: voy a la huelga, no voy a la huelga, un ratito, un ratote..nada…. mientras ellas y ellos suman simpatías de las que son escabrosas en los análisis de coyuntura.

Mire, oficial, le decía una de las compas a un apertrechado robocop hondureño que parecía botella de chile tabasco, usted cree que yo no quisiera estar en mi casa, acostada en mi cama con mi niña, usted cree que me gusta estar aquí mirándolos con esas armas, pero ahora ya nos metimos a esto y no nos vamos a salir,  yo sé que usted es hondureño como nosotros, que también sufre lo que nos pasa.

Sí, yo la comprendo decía aquel otro, que se levantó el casco para que se le entendiera, pero y como,  es que este es mi trabajo, pero yo la comprendo, nosotros también pagamos seguro, viera yo fui un día por una fractura y una venda fue lo que me pusieron.

¡Ay indignación tan poderosa la que nos junta y rejunta! Los huelguistas hablan con tanta pasión que se les llenan los ojos de lágrimas, dicen amar a esta Honduras como solo hablan los enamorados auténticos. Sus hermanos se disfrazan para parecer mayores y manejan las redes virtuales como quien juega naipe y así van poniendo su ritmo a los pasos de estos días.

Sus maneras y sus estilos, sus propuestas a medio hacer o haciéndose, pero sobre todo esa osadía, esa rebeldía tan inclaudicable recuerda esos enamoramientos que nos voltean al revés, nos hacen hacer lo inusitado e ininteligible, pensar en lo que no se nos había ocurrido, inventar todo lo necesario aunque no sepamos como va a terminar el romance.

Será por eso que también a todas y todos los veteranos de los movimientos y de la vida nos tienen así, como que no sabemos para donde agarrar, donde ponernos, qué decir,  como actuar, porque esas rebeldías y los amores nos sacan del control, porque tenemos miedo a volvernos a equivocar, y sentimos  que solo se puede actuar con certezas o medio certezas, que es mejor jubilarse del corazón a perderse en sus enredos.

El movimiento por la indignación está sacudiendo este sistema y las disidencias del sistema y mucho más allá, de fondo, de fondo.

Yo, que iba para donde mi abuelita, me quedé en una calle donde las cipotas hablan con  los lobos feroces que no están perdidas en el bosque, que tienen un ánimo tan poderoso como su indignación empalabrada y sus horizontes para esta tierra son la dignidad y alegría para ellas, para nosotras, para sus niñas.

Qué va a pasar quién sabe, lo cierto es que el aroma del amor, como el de la rebeldía nunca se olvida, y suma, siempre suma.

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