martes, 6 de noviembre de 2012
Los “terceros candidatos”, una lista interminable pero sin ínfimas chances
Por Alejandro Bercovich
Enviado Especial
Si el sistema bipartidista estadounidense no suele dejar lugar para terceras alternativas, el virtual empate entre demócratas y republicanos complicó aún más las cosas para los candidatos no alineados con azules ni colorados. Si bien hay una larga lista de ellos, ninguno tiene siquiera ínfimas chances de obtener un representante en el Colegio Electoral, debido a que casi todos los Estados entregan todos sus congresales a la lista ganadora. Además, muchos de quienes iban a apoyarlos optarán finalmente por el voto útil para alguno de los dos candidatos principales.
El antecedente de Ross Perot, el candidato que arañó el 20% del voto popular en los comicios de 1992, cuando Bill Clinton le ganó a George W. Bush padre, es ilustrativo. En aquella oportunidad, el empresario reaganista logró el segundo lugar en varios Estados con su prédica conservadora pero proaborto y anti-NAFTA. Sin embargo, no alcanzó a enviar tropa propia al Colegio Electoral y su fuerza cayó en el olvido.
Ahora los medios siquiera mencionan a los terceros candidatos. Y como la campaña corre por cuenta de cada uno –no hay cuotas de pantalla ni nada similar–, episodios como la detención la semana pasada de la candidata a presidenta por el Partido Verde, Jill Stein, pasan absolutamente desapercibidos para la mayoría de la población. La militante ecologista fue encarcelada por llevar provisiones a manifestantes que protestaban contra la construcción de un gasoducto en Texas, justo cuando el huracán “Sandy” azotaba la Costa Este y revivía el debate sobre el cambio climático.
Algo más que a Stein se menciona acá –y especialmente en los estados del Sur– al postulante del Partido Libertario, un ex republicano que gobernó Nuevo México entre 1995 y 2003 y que amenaza con quitarle votos decisivos a Mitt Romney. Aunque muchos republicanos lo critican por eso, el extremista Tea Party (el ala ultraconservadora de los colorados) considera que puede aleccionar al Great Old Party para que nomine a alguien más “duro” la próxima vez.
El Partido Socialista de los Trabajadores, de extracción trotskista y donde aportaba dinero John Lennon cuando vivía en Nueva York, tendrá boleta sólo en 15 Estados. Su candidato, James Harris, es un sindicalista negro de Ohio que hizo su carrera en Detroit pero cuenta con su mayor base electoral en California, donde las minorías étnicas son mayoría si se las cuenta en conjunto. En 2009 obtuvo 1% de los votos cuando quiso ser alcalde de Los Angeles.
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