lunes, 26 de noviembre de 2012

¿Solo hay periodistas “opinadores” en Honduras?



Por Dick Emanuelsson

Después de haber vivido siete años en Honduras creo que tengo suficiente experiencia vivida para opinar y hacer una conclusión crítica sobre el periodismo hondureño. Y lo hago después de haber leído solo opiniones, no periodismo investigativo que tanto se necesita en momentos cuando llueven las acusaciones sobre fraude en las elecciones internas.

Se lee sobre “canibalismo político electoral”, etcétera, pero ¿donde vemos el periodista que, en vez de tirar acusaciones en sus programas comprados en Globo o en otros empresas comerciales, realmente busca los elementos por sus denuncias? Hasta ahora no los veo.

A final, toda esa chilladera, como decía David Romero, uno de los pocos periodistas que se atreve meterse en el lodo de corrupción, regresa al mismo periodista si no tiene cubrimiento por sus acusaciones, da frustración y desmoralización, no solo para el colega sino para sus lectores o radioescuchas. Quiero hacer un reconocimiento también a Rony Martínez que muy bien maneja las noticias y sabe hacer un distancia de propias posiciones subjetivas y la noticia fria.

En las elecciones de 29 de noviembre de 2009, Hagamos Democracia entregó su carta de datos a las 20.30 horas que decía que solo 47% del padrón electoral había votado. Dos horas más tarde salió el presidente del TSE diciendo con bombo y platillo que las elecciones habían sido las más votada en la historia de Honduras, pero sin mostrar un solo dato ya que todo, según se podría entender, fue una fachada para que las mismas elecciones fueran legitimadas en el mundo.

Y así fue. Para la colombiana Patricia Janiot de CNN, la mejor defensa mediática al golpismo hondureño, esto era suficiente y esa misma noche transmitió sin cuestionar una sola letra las palabras del presidente del TSE. Y con esa declaración como “fuente fidedigna” de un medio tan prestigioso, además estadounidense, pues los diferentes gobiernos en el mundo comenzar a reconocer el gobierno de Porfirio Lobo.

El plan de la embajada y de Clinton había concluido, según los planes desde el mismo 28 de junio de 2009.

Me sorprendió que esa noche y en la mañana siguiente ningún periodista hondureño llamó a Rolando Bu para enfrentarle con los datos suyos y del TSE. Lo llamé y entrevisté al presidente de Hagamos Democracia, financiado en gran parte por la USAID, y sostuvo los datos suyos; solo 47% de los hondureños habían votado.

Esa cifra se confirmó el 23 de diciembre, es decir, casi cuatro semanas después, el día antes de la Navidad, donde todo el mundo no quiere saber de elecciones, Lobo y menos golpistas. Pero ahí quedó registrado para la historia el gran bluff del TSE, que las elecciones el 29 de noviembre había sido las elecciones más votadas.

Pero ahí estaban todos los lideres que hoy encabezan LibRe, acusando al TSE por fraude y que “solo 25-30 por ciento de los hondureños habían votado” pero no tenía una sola cifra.

Y es ahí en donde el periodista investigativo tiene el gran papel, investigar, no rendirse, sumar las declaraciones de las fuentes, como hemos visto y escuchado a David Romero en el programa “Interpretando la noticia”.

Por otro lado muchos de los colegas que han asumido el papel de candidato pierden automáticamente su independencia y autonomía periodística, no importa cuanto rechazan estas palabras. Es imposible la ecuación, pero eso es un fenómeno muy extensivo en Honduras. Es más, no solo hay peleas entre estos colegas con los otros partidos, sino peleas penosas con corrientes internas del mismo partido LibRe. Jamás en mis 30 años como reportero he visto algo tan casi generalizado como en Honduras.

Mejor dicho, pónganse a cuestionar el poder, el TSE, justifiquen sus acusaciones de fraude con elementos.

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