Por Rodolfo Pastor Fasquelle
Como de costumbre, con poco análisis, votó un tercio de los electores posibles (¡!) que han definido las figuras que participarán en las elecciones generales, dentro de un año. Aunque los sesudos analistas de Televicentro y los observadores extranjeros menos avezados elogian el avance democrático en las elecciones internas, se repitieron muchos vicios antiguos, especialmente en las zonas rurales y la mayoría no alcanza a vislumbrar quién está detrás de los ganadores, qué fuerzas, qué intereses, qué recursos, qué grupos. No hay muchas sorpresas, fuera del dudoso triunfo de Villeda, pero la claridad nítida de la nueva escogencia tampoco deja de ser reconfortante. Reducido el número de opciones, las cosas son más claras, solo quedan tres alternativas. No hay ya siete golpistas en el Partido Nacional, si no que solo uno, que los representa y esconde. (Es sorprendente cuán poco sabemos de él. ¿Dónde estaba el 28 de Junio del 2009, JOH?)
Ya solo hay un golpista en el PL. Según la cuenta vigente, que le ha dado el triunfo, a la mayoría de los liberales no les importó que Mauricio fuera golpista, en la práctica el Partido Liberal acaba de cederle otra tajada a LibRe, justo la que ese partido necesitaba para convertirse en un reto. Los antigolpistas no van a arrodillársele a la defensa de la constitución encarnada. Con el PL murió el bipartidismo, aunque mis amigos, los mismos, sigan hablando de su nueva vida, y no alcanzarán a resucitarlo los santos óleos ni los resultados inflados. Honduras solo puede reconciliarse después de reconocer su historia, una cuenta clara de lo que piensa cada quien y un debate franco.
No es para alejarse más unos de otros, si no para entenderse mejor y llegar a algún acuerdo, los hondureños tienen que hablar con la verdad, advertir y reconocer que, entre ellos, hay una diversidad muy grande de visiones y posiciones colectivas, que la negociación de una solución de consenso tiene que partir de esa diversidad y también tiene que llegar a un áureo medio, a un centro de equilibrio desde el cual se repartan mejor los disensos y se pueda coagular la suficiente cohesión de lo diverso. Eso es lo que LibRe tiene que hacer, solo él puede, centrarse un poco, abrirse mucho y sumar.
A cada quien le toca analizar la contradicción del resultado con lo que anticipaba al final, no digamos con sus expectativas iniciales. Varios precandidatos de los partidos tradicionales que contaban con recursos de todo tipo y que una y otra vez anunciaron su triunfo se vieron confrontados con resultados muy adversos. Claramente a los cachurecos no les importó el escándalo de la ciudad modelo (que apasionó a tantos aquí) ni que un movimiento secuestrara las tarjetas de identidad de los otros, usufructuara descaradamente la ayuda y los recursos del gobierno, aceptaron gozosos la propuesta del bono por voto. Y aunque lo denunciaron con claridad al final Miguel y Ricardo tuvieron que retar a dos poderes del Estado, mientras que Juan Orlando contó con el bono que al final se repartió masivamente como la medicina con su nombre, durante una semana antes de abrir las urnas, con dinero, cemento, víveres y sobre todo contó Juan con los cuadros políticos más profesionales y capitalizó, haciéndose el de a peso, un gran segmento del PN que no vio el golpe con buenos ojos. (Juan insultaba a Mel y lo imitaba, eso es lo que hará a futuro.) En cambio los candidatos a diputados de Álvarez y Pastor no sabían lo que hacían, andaban por El Carmen invadiendo tierras y engañando bobos porque no tenían otra cosa que lo ajeno para dar. Miguel quizás se retire. Aun así no la tiene del todo fácil Juan. Cómo va a contrarrestar el descontento y la conflictividad que generaran el desgaste y la corrupción de su gobierno en el año que queda. ¿Se puede gastar el doble de eso para la general? El mundo no solo es voluntad.
Si los banqueros ya no quieren comprar los bonos. En este último año las ya gravísimas circunstancias del fisco se van a complicar más, con un gobierno en abierto conflicto con los grupos empresariales que apoyaban a la opción de Álvarez. El partido en el poder se verá sometido a una tensión entre quienes quisieran visualizarlo como una opción reformadora, de las que, desde la antigüedad plantean reformarlo todo para que todo siga igual y quienes querrían someterlo a su control otra vez, arrebatárselo a políticos de oficio, demagogos a los que no han dudado en atacar frontalmente, cuando ya no les queda más que la sumisión. La lógica de su sobrevivencia y la de la reproducción del poder le exigen al PN una evolución casi imposible, renovarse profundamente y distanciarse del estruendoso fracaso del gobierno, del que por otro lado necesita para reproducir la hazaña de ayer. Pudiera ¿reconciliarse con Grupo Roble, La Prensa, los banqueros y las patronales? A mí lo que me importa sobre todo es mi propio partido. Y lo que debe aprender sobre los retos y las rutas posibles de LibRe hacia el poder. Tengo claro que no se justifica ni ser ilusos ni ser pesimistas.
Incluso cuando no podía en las internas movilizarse para capturar todo su potencial LibRe ha demostrado que no es el partido del 2% que dijeron una y otra vez los de CID Gallup y los jesuitas de UCA. Sin televisión, sin publicidad pagada en la radio ni los periódicos ha conseguido un 25% del resultado con más votos para Xiomara que los que se le podrán asegurar a Villeda. Ya es hoy, seis meses después que lo fuimos a registrar ante el TSE, la segunda fuerza política del país. También tiene que corregir sus cálculos ilusos, que en política no conducen a ningún lugar. Tiene que trabajar en forma organizada. Y levantar la mira y ajustar su estrategia. Confiar en su gente. Somos izquierda democrática, se nos va a escuchar a todos y nadie será ofensivo. Trabajando como debe ser, LibRe alcanzará el doble de los votos que sacó ayer. (Pudiera ser millón, dice optimista H. Martínez el bueno. ¿Se podrá? Ya vamos a ver.
Para convertirnos en un reto real frente al oficialismo cachureco que hoy ha quedado en única opción del oligarca, y en la opción preferida del elector participante, LibRe tiene que evolucionar, tiene que ampliar su base y consolidar sus estructuras. Y para ampliarse el Partido nuevo tiene que adoptar un mensaje más creíble y sudar la campaña que aquí nadie quiere, porque todo el mundo quiere ser general, ideólogo o inquisidor.
Falta documentar a la gente, hacerle sus traslados. Aprendan de Juan. Darles una mano para el transporte. Hay que asegurarles las condiciones para que puedan votar. Y hay que elaborar un mensaje y un discurso que, sin perder su axioma, deje de asustar a la gente. Un discurso que sin caer en la santurronería y la indefinición, tampoco se resbale al confrontacionismo gratuito, que sin negar su filiación y su consistencia ideológica de avanzada no se evapore en las entelequias de la retórica izquierdista de antiguo régimen.
Mientras LibRe tiene que convertirse en ejemplo de pluralismo y apertura, de respeto para la diversidad de todo tipo y por supuesto también de la diversidad ideológica. De reconciliación interna, primero de una izquierda genuinamente democrática. No vamos a expulsar a nadie, por razones ideológicas, ni vamos a permitir exclusiones y procedimientos inquisitoriales o sabotajes. Y hay que presentar un plan que considerando los anhelos de distintos segmentos del Partido, le proporcionen a esa base --en que podría ampliarse-- tranquilidad en primer término y un nuevo ánimo de lucha. Porque nadie se suicida, compañeros, tenemos que ser prácticos. Las soluciones básicas están a la vista, son la gobernanza descentralizada y el socialismo actualizado al estilo del de Chile y de Uruguay, el socialismo de Brasil y de Ecuador. Aquí junto a nosotros en Nicaragua, la democracia que antes, por radical, había perdido la confianza del elector y el poder, ha reconvertido al Sandinismo para avanzar en desarrollo, estabilidad, inversión. Aprendamos lo que es pertinente y productivo. Venezuela es un gran amigo y debemos ser agradecidos, pero nunca contaremos con los recursos que ella tiene.
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