martes, 27 de noviembre de 2012

Las elecciones internas y algunos aprendizajes



Radio Progreso

Las elecciones son una herramienta muy importante para la vida democrática de un país, con ellas se puede fortalecer la institucionalidad y desde ahí luchar por el respeto de los derechos de la gente. Sin embargo, en Honduras los procesos electorales no siempre ayudan a la construcción de Estado de derecho, con frecuencia las propias elecciones ponen al descubierto y profundizan sus carencias. Las elecciones internas y primarias recién pasadas fueron un escenario para observar el sentido que tienen los procesos electorales para la clase política y la élite empresarial hondureña, y ocasión para sacar aprendizajes.
Uno de los aprendizajes que deja las recientes elecciones, es que la clase política hondureña no sacó absolutamente ningún aprendizaje del golpe de Estado de 2009, sigue violando la ley y jugando con la dignidad de la gente como si en el país no pasa nada. Sigue actuando sobre la lógica de que “la Constitución hay que violarla las veces que sea necesario” y sobre la lógica de que los “hondureños somos un pueblo aguantador”. Sin embargo, el actuar con esos aires de triunfalismo, está llevando a esta clase política a destruir hasta la “cáscara” que queda de la institucionalidad.
Otro aprendizaje y certeza que dejan y confirman estas elecciones primarias, es que los ganadores de los procesos electorales no siempre se deciden en las mesas electorales sino en los sofisticados programas computacionales que usa el Tribunal Supremo Electoral para contar los votos. Las personas que depositan su voto en una urna no siempre se corresponden con la cantidad de votos que finalmente informa el Tribunal Supremo Electoral. El problema no es el programa, el problema son las personas que a fin de cuentas lo manipulan.
Otro aprendizaje es que las elecciones internas y primarias, más que un ejercicio para que los partidos elijan sus autoridades y los candidatos para participar en las elecciones a cargos públicos, se han convertido en un primer filtro donde se van configurando y consolidando los grupos de empresarios alrededor de un candidato o de un partido. Y como en política no hay cena gratis, los empresarios apoyan candidatos con el único fin de asegurar sus negocios y sus capitales.
Otra lección que nos deja este proceso electoral es que el Estado no puede seguir financiando las elecciones internas y primarias. Los mil millones de lempiras gastados en el proceso, no se traducen en beneficios para el Estado y su gente, en primer lugar, porque los candidatos no debaten ni asumen compromisos sobre los grandes problemas que afectan el país, y segundo, porque la mayoría de los candidatos son leales al caudillo del partido o al empresario que lo respalda.
Otra lección y quizá la más importante, es que ha surgido una oportunidad en el país para romper con el bipartidismo. Nunca en la historia del país un partido nuevo había participado en un proceso electoral con misma altura que los partidos tradicionales, como lo hizo el partido LibRe el domingo pasado. No obstante su novedad, su falta de pericia y aun con no pocos de errores que lo asemejan a las prácticas tradicionalistas, LibRe mostró una fuerza electoral en ascenso y con plena capacidad para romper con el rancio bipartidismo hondureño. El asunto está en su lucha interna porque en efecto siga creciendo como alternativa, y evitar al máximo convertirse en el nuevo partido liberal.

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