martes, 13 de noviembre de 2012

Es difícil entender los gobiernos de Ortega y Correa; más fácil el de Castro, Chávez y Morales



Por Pedro Echeverría V.

No he escrito acerca de Nicaragua ni del gobierno de Daniel Ortega; sin embargo de tanto escuchar acerca de la detención en ese país de las camionetas y los millones de pesos que se atribuyen a la empresa Televisa, pensé trabajar en una reflexión acerca de ese país centroamericano. De lo único que estaba enterado es de su revolución de 1979, de su extrema pobreza, de la lucha de Sandino de 1926-1934 contra la invasión yanqui y que Daniel Ortega –que gobernó 1985-90, regresó al gobierno después de perder tres elecciones y estar fuera de él 17 años. Entre paréntesis me gustaría que las seis o siete camionetas y los millones de pesos que se encontraron en su interior, se le queden a ese pueblo valiente de seis millones de habitantes que –casualmente- es uno de los más pobres y miserables de América Latina.
¿Cuál ha sido el terrible mal que acosa a los pueblos del mundo en Latinoamérica, Asia y África, entre éstos Nicaragua? Sin duda la miseria y mil problemas que se originan de ella. ¿Cuál es el origen de la miseria que persiste a pesar de que hay países que acumulan gigantescas riquezas? Pues precisamente eso: la acumulación de riquezas tiene su origen en la explotación y el saqueo de los pueblos del mundo por unos cuantos países que se adelantaron en la historia de dominación. El héroe Sandino no solo luchó y logró echar a los invasores yanquis de su país, sino que fue luego asesinado para que esos mismos gringos regresen a gobernar poniendo de pantalla a la familia Somoza. ¿Cómo iba a salir de su miseria ese país y prosperar en educación con buenos servicios de salud si todo lo que producía iba a parar a manos de EEUU?
Hace dos años estuve como el viajero-mochilero de siempre, en Quito; pude observar y hablar mucho con los que protestaban en las plazas de aquella ciudad, con dirigentes de oposición y con estudiantes en sus universidades. Me quedaban muy claras las críticas contra las políticas internas o domésticas del presidente Correa; pero como hasta hoy, valoraba más la política exterior antimperialista porque la pobreza de los pueblos radica mucho más en la explotación y el saqueo que se produce en el mercado internacional por los grandes países. Más aún, jamás podrá liberarse un país –por mejor gobierno que tenga- si no se destruye antes el capitalismo mundial. Al hablar con algunas gentes de la CONAIE me convencí de que Correa había dado pasos atrás y que su “antimperialismo” no era auténtico como en sus primeros años.
Lo mismo me sucede con Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua que luchó –casi como nadie- contra la dictadura somocista. Me he metido a leer y conocer sobre su gobierno, a revisar los argumentos de sus críticos (Cardenal, Saramago, sandinistas, exdirigentes) y me he encontrado con críticas terribles –incluso de dictador, autoritario y ladrón- que pueden ser rencorosas, muy personales o, de plano increíbles en un personaje que se diga izquierdista y radical antimperialista. La realidad es que no cabe en mi mente que un izquierdista (pienso en Marx, Lenin, Trotsky, Mao, Fidel Castro) viva con vicios y valores consumistas de un burgués y menos apropiándose del dinero del pueblo para acumularlo. Preguntaría: ¿ha habido reprivatización, negocios con EEUU, represión a las protestas del pueblo en las calles?
Pienso que los gobiernos de Castro en Cuba, de Chávez en Venezuela y de Evo Morales en Bolivia los conozco mucho más de manera directa y por muchas lecturas. Nunca han sido gobiernos socialistas porque para ello debe desaparecer el trabajo asalariado, el desempleo, la terrible pobreza y estar construyendo la igualdad; esos tres gobiernos han proclamado que quieren construir el socialismo y hacen ensayos para ello, pero están muy lejos porque mientras exista el imperialismo, el mercado capitalista, las clases sociales en el mundo, los grandes ejércitos y la gran producción de armas, todos los países están a expensas de los imperios. Obama puede destruir en unas cuantas horas –con sus poderosas armas- a los países que desee; pero no es tan fácil con la protesta mundial, aunque sí es posible.
En cada uno de los cinco países antes mencionados hay una oposición de izquierda que piensa y que lucha porque los gobiernos sirvan realmente a los pueblos y que los saquen de la pobreza. Pero también en cada uno de esas naciones hay oposiciones de derecha financiadas por empresarios y los EEUU buscando derrocar a esos gobiernos que quieren sacudirse del imperialismo. Por ello no podemos confundirnos nunca ni en esos cinco países ni en otros. La derecha -con el apoyo imperial- busca instalar regímenes que concentren cada vez más la riqueza en unas cuantas familias; la izquierda, por el contrario, dice: ¡mueran los privilegios personales y viva el trabajo y la distribución colectiva de la riqueza! Por eso hay que pensar y darse cuenta que hay oposiciones y oposiciones, y no caer en la trampa.
Si en México llegara un gobierno de centro izquierda no tan corrupto como el PRD, por ejemplo los lópezobradoristas, surgiría de inmediato una oposición de derecha formada por el PRI, el PAN, parte del PRD, los empresarios y los medios de información muy bien financiada por los EEUU. Pero también surgiría una oposición izquierdista que apoyaría todos los actos en beneficio de los trabajadores, presionaría por reformas en beneficio de los trabajadores, pero también protestaría cuando se sirva a los intereses de la derecha. La mayoría estaría apoyando acríticamente, pero las oposiciones tendrían que surgir. Obviamente lo que sería muy grave es no saber distinguir a unos y a otros y se desate pareja la represión sin ver quienes son los enemigos y quiénes los aliados, tal como ha sucedido mucho en la historia.

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