martes, 24 de mayo de 2016

Palmerola: ¿Acaso el Imperio tiene algo que decir?



Por Javier Suazo

El gobierno de la República a través de las alianzas público-privadas (APP) suscribió un contrato para la construcción del Aeropuerto Internacional de Palmerola, localizado a menos de 80 kilómetros del Aeropuerto Internacional Toncontín de la ciudad capital de Honduras, Tegucigalpa. El costo de la obra asciende a la suma de 163 millones de dólares, de los cuales el aporte de la empresa ganadora de la licitación es de 53%, el resto aportado por el gobierno y por el pueblo y gobierno de España. 

Este contrato necesita ser aprobado por el Congreso de la República para entrar en vigencia, siendo evidente una oposición parlamentaria de los partidos LibRe, Liberal, PAC y PINU-SD a la forma como se negoció el contrato y las cláusulas que establece para ser cumplidas por el país. La primera y la más sonada entre diputados, dirigentes de partidos políticos, empresarios, trabajadores y comerciantes, es que con la construcción de este Aeropuerto el Aeropuerto Internacional Toncontín dejará de operar y afectará a la ciudad capital y población. La solución propuesta al gobierno es que no se detenga la construcción de Palmerola pero se deje operando Toncontín para vuelos nacionales; lo cual también no convence ya que el flujo de pasajeros a lo interno es poco y estacional.

La segunda es lo leonino del contrato suscrito. La concesión es por 30 años con prorroga hasta 60 años, siendo la empresa prácticamente dueña del bien físico y espacio geográfico. Si el Aeropuerto Toncontín no se cierra en 90 días el Estado pagará 17 millones de lempiras mensuales a la empresa, ya que según sus cálculos el flujo de pasajeros haría que el negocio no fuera rentable. No habrá nuevos impuestos al concesionario durante 60 años. Los beneficios para el Estado de Honduras serán por la aplicación de un canon de 10%, siempre y cuando los pasajeros sean superiores a los 600,000 anuales. El gobierno de la República no podrá construir una pista o aeropuerto en un radio de 100 kilómetros (hoy se habla de 120 kilómetros) de Palmerola.

La tercera se relaciona con el diseño de la obra. Resulta complicado construir un Aeropuerto Internacional en una pista que se usa por militares para combatir el narcotráfico, aterrizaje de aviones de EEUU para el equipamiento de las FFAA hondureñas y desarrollo de obras de infraestructura económica y social en los distintos municipios del país, sacar presidentes del poder electos democráticamente, o para restablecer el orden democrático en países cuyos gobiernos se han convertido en una amenaza para la paz regional. El Aeropuerto de Palmerola tendrá solo 4 mangas para el arribo y abordaje de los pasajeros, lo cual se considera marginal si se habla de un Aeropuerto tipo A.

Lo cuarto. Los costos de la construcción son altos, incluso más caros que los registrados por otros aeropuertos. Hay evidencia de una sobrevaluación de los costos, y se desconoce si el gobierno de la República elaboró un análisis comparativo de los mismos, no solo entre oferentes sino contra otros proyectos de la región.

Lo quinto. El Estado de Honduras a través de COALIANZA y la Secretaria de Finanzas no hizo ninguna consulta a los actores involucrados en el proyecto, en especial los empresarios, la industria turística, los dirigentes políticos, Corporación Municipal y asociaciones de comerciantes que operan en la ciudad capital de Honduras. Esta consulta hubiera evitado las dudas que han surgido en cuanto a la poca transparencia del proceso, principalmente antes de la licitación; es decir, lograr un consenso previo entre grupos económicos, sociales e incluso políticos antes de aprobarse el acuerdo de concesión.

Lo sexto. Hay rumores que la tarifa aeroportuaria a cobrar de entrada será de 63 dólares, mucho mayor que la que cobra actualmente. Incluso si se cobra 60.50 de dólares, ello es mayor que el promedio regional.

Lo séptimo. Las proyecciones de pasajeros en Palmerola no es real, al menos que se piense cerrar totalmente Toncontín y parte del Aeropuerto Villeda Morales de San Pedro Sula. De 580,000 pasajeros internacionales en 2019 se aumenta a 1, 280,000 en 2025; en el caso de los pasajeros nacionales el aumento es de 40,000 pasajeros en ese periodo.

Lo octavo. El gobierno de la República aprobó en Consejo de Ministros el Decreto N. 33978 del 7 de marzo de 2016 que declara de interés público la construcción del Palmerola y el rescate de los Servicios Aeroportuarios en Toncontín manejados por la empresa INTERAIROPORT con contrato firmado hasta 2020. No se sabe cuanto se pagará a dicha empresa por daños, perjuicios o por simple indemnización, y si la plata ya está contemplada en el aporte del gobierno para la construcción de Palmerola. Es más, es de esperar un conflicto mayor, ya que la empresa exigirá que se cumpla las fechas del contrato suscrito. Se sabe por fuentes no oficiales que en el grupo de inversionistas que están detrás de la empresa concesionaria de Toncontín, se encuentran empresas norteamericanas que exigirán el cumplimiento del contrato en la fecha que ellos consideren pertinente.

Después del trueno, caso de las denuncias públicas sobre la mala negociación realizada por COALIANZA por permitir el cierre de Toncontín y la demanda de la población capitalina por mayor transparencia y renegociación de las clausulas del contrato con el concesionario, el gobierno instaló mesas técnicas de trabajo conjuntamente con la empresa EMCO, S.A de CV para agregar un Adendum al contrato cubriendo las inquietudes de los parlamentarios. No obstante en la firma del contrato, no participó el principal socio comercial de Honduras y huésped desde hace más de 30 años en Palmerola: EEUU

En varias ocasiones hemos escuchado a los embajadores de EEUU en Honduras manifestar que el Aeropuerto Palmerola donde opera la base aérea Enrique Soto Cano y Academia de Aviación, es de Honduras y el gobierno puede hacer con ella lo que más convenga al país y su gente. Sin embargo, es de apuntar que Palmerola es quizá la principal base que tiene EEUU con alcance mayor en América Latina, capaz como se ha insinuado de movilizar tropas a Venezuela en caso que el Presidente Nicolás Maduro no cumpla con la Carta de la OEA. Asimismo, es el principal disuasivo para que Daniel Ortega en Nicaragua no siga armándose para proteger sus fronteras, utilizado también por los norteamericanos como un espacio para vender y balancear la cantidad de equipo bélico entre los países de la región.

Un argumento a favor de la aprobación del contrato de Palmerola por los EEUU, es que no se afectará el funcionamiento de la pista y base para operaciones militares, mucho menos la capacitación y entrenamiento de los pilotos. Lo cierto es que, según demostró un hijo del ex presidente Suazo Córdova, la construcción propuesta no es la mejor opción ya que además de tener solo 4 mangas y una bodega de 1,500 mt2, se afecta el espacio de los tanques de combustible y las instalaciones de la Academia que deben ser remodeladas o reubicadas.

También se afirma que EEUU está asignando mayor importancia a sus objetivos geoestratégicos en los países de Sur América (Brasil, Venezuela, Colombia), ya que la coyuntura presagia una mayor presión social y aumento del conflicto interno regional al debilitarse los gobiernos de corte progresista como Dilma Rousseff en Brasil (golpe blando) y Nicolás Maduro en Venezuela (golpe de escasez). Pero como manifestó en más de una ocasión el ex-Embajador de EEUU en Honduras, Crescencio Arcos, Honduras es nuestro principal aliado en la región y no debemos dejarlo solo.

Para los próximos días se espera que el contrato sea devuelto al Congreso Nacional para su discusión y aprobación. Quizá, los dirigentes de los partidos políticos de oposición pidan un pronunciamiento oficial de la Embajada Americana sobre el asunto, a efecto de evitar malos entendidos que conlleve la adopción de medidas no “deseadas” para el pueblo hondureño; entre ellas, las deportaciones masivas de hondureños indocumentados y el pago de una gran suma de dinero por el daño causado a sus empresas. 

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