lunes, 16 de mayo de 2016
Plantas térmicas: Una amenaza para 7 colonias de La Ceiba, Atlántida
“Nos están quitando la vida poco a poco. Antes que llegara la empresa térmica nuestras colonias eran zonas de paz y nuestras viviendas el lugar de descanso y de compartir en familia, pero hoy se han convertido en un completo infierno”, aseguró con un tono molesto Yolanda Álvarez, vecina de la colonia Bosques del Altiplano del municipio de La Ceiba, Atlántida.
Esta situación la está provocando la empresa térmica Laeisz, quien instaló la maquinaria en la subestación San Isidro de la colonia Bosques del Altiplano, del perímetro urbano de la referida ciudad, y está generando 20 megavatios de energía a base de diésel por un valor 0.1637 centavos de dólar el kilovatio hora, representando más de 400 millones de Lempiras, unos 17 millones de dólares al año.
“Tenemos un problema grande, porque los 20 gigantes motores trabajan las 24 horas y el gas que emite llega hasta dos o tres kilómetros, las partículas del búnker se deshacen y caen sobre los techos de las casas. Las colonias afectadas son: La Manantial, La Robles, Bosques del Altiplano, La Pisaty, San Isidro, Sauce, entre otras ubicadas en el sector Este de la ciudad, sobre la salida al departamento de Colón”, indicó Álvarez.
Armando Padilla, vecino del sector, aseguró que tienen varios “problemas de salud por el humo que tiran las empresas. También nos afecta porque en la noche trabajan al doble y por el ruido no podemos dormir. El humo que tiran las canteras afecta principalmente la salud de los niños, ellos están padeciendo de enfermedades respiratorias, y otro grave problema son las vibraciones que están rajando las casas”.
“Para poder escuchar televisión tenemos que subir el volumen a un nivel alto. Definitivamente nuestras colonias se han vuelto imposibles para vivir por el gran ruido y la contaminación que está generando las plantas de generación de energía térmica”, aseguró Yolanda.
A renglón seguido dijo: “aquí hasta los pajaritos se han ido. En horas de la noche el sonido es más ensordecedor porque ponen a trabajar los 30 contenedores que poseen igual número de motores. Imagínese que para poder dormir bien en las noches en algunas ocasiones pagamos hoteles o nos quedamos donde algún familiar que viven en lugares que no hay ruido”.
Con un tono de impotencia indicó que a sus pequeños hay que hablarles fuerte para que escuchen y los que van al kínder o a la escuela en muchas ocasiones se duermen en clases. Manifestó además que cada mes están acudiendo a los médicos especialistas por problemas en los oídos, enfermedades respirarías, trastornos en el sueño y problemas de estrés.
“Nosotros hemos denunciado en todas las instancias legales para que obliguen a que esta empresa saque toda la maquinaria y le lleven a lugares donde no hay viviendas, sin embargo todo mundo se llama al silencio”, explicó Armando Padilla quien es parte del patronato de la colonia Altos del Altiplano.
Una amenaza a la vida
“Las centrales de generación de energía térmicas generan diversos contaminantes físicos y químicos muy peligrosos para la salud de la población. Los efectos adversos sobre el organismo humano se manifestarán a corto, medio y largo plazo, potenciando y desencadenando los producidos por los contaminantes preexistentes”, indicó el doctor Mario Contreras.
“Las repercusiones negativas sobre la salud humana podrán abarcar un amplio abanico de enfermedades que oscilarán entre patologías banales (conjuntivitis, rinitis, faringitis, etc.) y graves y potencialmente mortales como la bronquitis asmática severa, enfisema broncopulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia cardiaca e incremento del riesgo de cáncer”.
Así mismo indicó que los contaminantes físicos acústicos por el ruido derivado del funcionamiento los motores de las plantas térmicas produce alteraciones en el organismo humano, secundarias a la interrupción del biorritmo sueño-vigilia. Los contaminantes electromagnéticos, radiaciones electromagnéticas generadas por la obtención y distribución eléctrica producen alteraciones principalmente en el sistema nervioso y cardiovascular.
“Aquí llegaron e instalaron toda la maquinaria sin consultarle a la población que habitan en las colonias aledañas. Esto es un abuso y nosotros vamos a ser todo lo que este a nuestro alcance para que esta empresa salga de nuestro territorio”, indicó Armando Padilla.
Así mismo dijo que le gustaría que el presidente de la Republica Juan Orlando Hernández, los diputados y los dueños de las térmicas llegaran a vivir una semana al lugar donde están los motores para que se den cuenta de lo que está pasando desde diciembre del 2015 cuando se instalaron las plantas.
El negocio de las térmicas
Desde 1995 en Honduras se viene manejando el oscuro negocio, como los gases que emanan de las plantas móviles que usan diésel para generar electricidad, y que han obligado al Estado a depender de la energía sucia en más de un 50% para abastecer la demanda energética en el país.
Si la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) se librara de pagarle a las empresas generadoras de energía térmica los pesados costos fijos, el precio del kilovatio/hora sería de 3.68 lempiras y la factura al consumidor podría reducirse hasta un 25 por ciento, según análisis de la estatal.
El 25 por ciento del costo del kilovatio de energía que pagan los abonados corresponde al costo fijo que amparado en los leoninos contratos paga el Estado a las empresas térmicas, según los registros oficiales de la estatal.
El precio promedio del kilovatio de energía térmica según la ENEE es de 23 centavos de dólar (unos 4.90 Lempiras el kilovatio/hora).
En total son 14 empresas térmicas las que le suministran a la ENEE energía a base de búnker y diésel, pero de ese total, ocho compañías son las que venden más del 80 por ciento del total que compra la estatal.
Los costos fijos son los que está obligada la ENEE a pagar a las empresas térmicas, aunque sus máquinas no trabajen, lo que encarece el costo del servicio e infla al final el recibo de los abonados y las abonadas.
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