jueves, 19 de mayo de 2016

Pactos mediáticos



El factor mediático sabe jugar con los datos. El gobierno y las élites empresariales tienen establecido un pacto íntimo a través de los medios.  Ese pacto es fundamental para comprender lo que va ocurriendo. Un dato puede estar haciendo mucho daño a toda la sociedad pero si los grupos de poder o el gobierno no están interesados en que se haga público, los medios de comunicación no lo abordan o lo tratan con muy bajo perfil.

Un dato quizás hasta puede ser secundario para la sociedad, pero si hay interés en ponerlo en el centro de atención para distraer a la sociedad o desviar la atención de otros asuntos, el gobierno con los grupos de poder le dan una relevancia extraordinaria a través de sus medios de comunicación.

¿Acaso no se sabía que en los altos mandos de la policía residía la responsabilidad directa del asesinato de Arístides Gonzáles y de Alfredo Landaverde? Todos los principales funcionarios del país lo sabían. Y lo sabían los propietarios de los medios de comunicación, ¿ a qué responde que se divulgue en este tiempo? ¿Qué intereses tiene la Embajada de los Estados Unidos? ¿Qué intereses tiene el gobierno de la República? ¿Qué ganan los propietarios de los medios de comunicación corporativos?

Existen al menos dos claves de lectura para responder estas preguntas. La primera clave: la política de seguridad del gobierno de los Estados Unidos. Segunda clave: las pretensiones continuistas del actual presidente de la República. Estados Unidos está interesado en que haya depuración de la policía, que venga la MACCIH para contribuir a esa depuración. El presidente de la República quiere la depuración para avanzar hacia el fortalecimiento de su política de militarización como factor decisivo en su proyecto continuista.

El país necesita transformaciones profundas en las políticas públicas sobre la seguridad. Sin embargo, a estas alturas de la incertidumbre y de la corrupción política, ya no se sabe si las decisiones que se están tomando responden en primer lugar a la necesidad real de contrarrestar la inseguridad, o si se trata de medidas orientadas a allanar el camino para la campaña política del continuismo del presidente de la República.

Algo es cierto: la inseguridad es el resultado de una estructura de poder que se sostiene sobre la ley de los fuertes. Y esto es impunidad. Y está en la base de un modelo productor de violencia. Mientras no se toquen estos dispositivos, todas las medidas, comisiones y leyes que se aprueben podrán hacer remiendos, pero los dinamismos de fondo seguirán intactos.

Un criterio para identificar si una decisión está en una línea de verdad y de transformación es analizar el comportamiento de las élites. Si una decisión es avalada o recibida con alegría o entusiasmo por las grandes élites y si aparece como noticia positiva destacada por los medios corporativos, no hay duda de que la misma traerá consecuencias negativas para el país y para la gente más pobre.

Al contrario, si una medida molesta o genera alboroto y reacción agresiva en los grupos poderosos, y se habla muy mal de ella o se le ignora en los medios corporativos, no hay duda de que será en beneficio para el país y para la gente más pobre. Un criterio que puede ayudar a saber situarse y evitar manipulaciones en esta compleja y tormentosa realidad.

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