martes, 10 de mayo de 2016

La necesidad de nuevas alianzas



El Primero de Mayo en Honduras es de memoria y de recuento de luchas. Muchas veces nos quedamos en una festividad de nostalgia. Volvemos nuestra mirada a la huelga del 54, pero nos perdemos al momento de mirar la realidad actual de desmovilización y pérdida de una auténtica lucha organizada.

La realidad es mucho más profunda que la que aparenta el primero de mayo. La realidad es mucho más que las consignas y una caminata festiva en las calles. El sindicalismo se ha reducido a muy pocas organizaciones con dirigencias burocratizadas y en pleno contubernio con la patronal. No sólo se ha debilitado por los giros que ha dado el capital y sus empresas, sino que sus dirigentes se han quedado estancados en un discurso trasnochado, con consignas vacías, con acuerdos entre cúpulas y muy alejadas de sus bases, y más alejadas todavía de las realidades de explotación tan diversas en estos tiempos complejos del siglo veintiuno.

De igual manera, en estos años que corren del presente siglo, han surgido nuevas fuerzas de trabajadores y trabajadoras que han roto con el molde tradicional de clase obrera salarial y que tiene como contrapartida un patrón que lo explota. Hoy la gente trabajadora se ha diversificado y la patronal se ha difuminado en ese extenso y complejo mundo de la economía informal y subterránea.

Han surgido en estos tiempos nuevas fuerzas y nuevos escenarios de lucha, que demandan una lectura actualizada, vigorosa y creativa por parte de los sectores académicos, intelectuales y políticos para saber interpretar las nuevas y profundas explotaciones, los rasgos que adquiere en la actualidad la clase trabajadora y las instancias organizativas que se han de impulsar para que expresen las nuevas realidades y demandas de los sectores explotados.

En el pasado se habló de la alianza obrero campesina, ¿qué es esa alianza que hemos de impulsar como prioritaria? ¿Acaso no se pueden ensayar e impulsar nuevas alianzas, por ejemplo entre obreras y pobladores, entre juventudes estudiantiles con juventudes de barrios y colonias marginales? ¿No habría que pensar en alianzas entre organizaciones sociales campesinas e indígenas con organizaciones de migrantes en el exterior? ¿No es necesario pensar en alianzas entre las organizaciones de mujeres de diversos sectores urbanos, campesinos, indígenas?

No hay duda entonces que la clase trabajadora tiene que redefinir su identidad en nuestro tiempo. Ya dejó de ser la clase obrera tradicional con sus aliados naturales los campesinos. Hoy se tiene que definir la nueva alianza popular y trabajadora, que hemos de construirla a partir de los migrantes, los trabajadores informales, los pobladores, las trabajadoras de la maquila y los campesinos pobres. Estos sectores sociales son los llamados a constituirse en los actores de la alianza popular y política para la lucha por las transformaciones sociales, económicas y políticas. En la capacidad de lograr esta nueva alianza y en la capacidad de articular un proyecto de país se definirá el futuro del país que soñamos y queremos.

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