lunes, 9 de mayo de 2016

32 años víctima el fundamentalismo religioso, discriminación social y acoso judicial, "Vicky" buscó el exilio



Por Sandra Rodríguez

"A la edad de Cristo te vas a ir" le dijo su mamá a Arely Victoria Gómez Cruz, quien días antes de cumplir 33 debió abandonar el país que la vio nacer, y desde su silencio en un mundo machista sobrevivir para defender su identidad de género.

“Pero ya es momento de reflexionar, buscar otra forma de vivir que le permita estabilidad emocional y económica que permita continuar en la lucha de la inclusión social de la comunidad de la diversidad sexual”. 
Son 32 años sufriendo gritos, insultos, malos tratos y que le avienten objetos e incluso frutas y verduras en la calle, lo que las personas tengan a la mano la avientan en las calles de Tegucigalpa. Dicen frases homofóbicas e incluso la ven como si fuera mercancía, esto pasa generalmente entre los vendedores ambulantes, lo que inquietaba a la joven mientras atravesaba el centro de la ciudad.
Pero su mamá la apoyó desde siempre, porque ella comprendía que tenía preferencia para las cosas de las niñas. Siempre supo que ella era una niña, la que ahora está lejos para protegerse de sus atacantes.
Su infancia “se podría decir que era normal” comentó “Vicky”, como se le conoce a la defensora de los derechos de la comunidad lésbica, gay, transexual, bisexual e intersexual (LGTBI), aunque en sus papeles legales se llama Víctor Manuel Gómez Cruz, y su fotografía no concuerda con su imagen femenina, esa es sólo una de las complicaciones que a diario debe enfrentar la Chica Trans (como se le denomina a las mujeres que nacen con sexo masculino: Chicas Transexuales), mientras no existan leyes en favor de la identidad de género.
Desde siempre gustaba vestir y jugar como niña, sin comprender las diferencias en los roles que otorga la sociedad según el género, debía mantener su apariencia masculina, cabello corto, pantalones y carritos de juguetes que cambiaba por muñecas y otros accesorios de color rosado y brillos, incluso creyendo que iba a encontrar “su príncipe azul” viviendo en un “mundo rosa”.
Fueron años de mucha confusión y sufrimiento, incluso cuando en la secundaria la obligaron a asistir a un colegio técnico en Tegucigalpa, donde la mayoría de su matrícula es de varones, porque la homofobia era desbordante de parte de sus maestros y compañeros.
Pasó su adolescencia, revelándose a las leyes sociales, buscando  un lugar donde sentirse identificada y sobretodo poder ayudar a personas que sufrían y siguen sufriendo lo que ella ha pasado.
Fue hasta los 25 años cuando empezó el proceso de organizarse en Asociación para una Vida Mejor de Personas Infectadas y Afectadas por el VIH-SIDA en Honduras, APUVIMEH, sus dirigentes Sandra y José Zambrano la guiaron en el aprendizaje de derechos humanos y la defensa de los mismos, compartiendo y ayudando  a otras personas de la diversidad sexual en Honduras, cuya población se estima sea un 10 por ciento de los ochos millones y medio del censo nacional, aunque no todos y rodas vivan públicamente su orientación sexual.


En el 2009 surge su verdadera identidad
Con el golpe de Estado del 2009, Víctor Manuel, supo que Arely Victoria era la parte de su persona que buscaba en su existencia, y empezó su proceso como lideresa Trans, el espacio se le dio en el tema político social. Y en el 2014 inició el proceso formal de aprender sobre derechos humanos, porque el resto es porque “Arely” se formó en la calle.
En el 2012 participó en las elecciones internas para optar a un cargo de elección popular, como diputada suplente en el partido Libertad y Refundación (LibRe), donde ella y su compañero de planilla recibieron ataques del pastor evangélico Evelio Reyes, a quien denunciaron por discriminación al llamar a no votar por personas LGTBI.
La inclusión en diferentes ámbitos es uno de los triunfos que puedo agregar a mi vida, no solo en lo político, ya que exigí respeto por la comunidad LGTBI simpatizante de LibRe, ya que estamos en la misma lucha por la refundación del país.
Hace dos años, Vicky fue víctima de un ataque en el centro de Tegucigalpa, donde unos tipos la despojaron hasta de sus zapatos de tacon, cuando regresaba de una reunión con respecto al tema de la denuncia contra el pastor Reyes. Y después de estar una semana hospitalizada se fue a Nicaragua, sonde aprovechó para estudiar.
En las aulas universitarias, donde me matriculé en la carrera de Pedagogía, fue otro de los escenarios que debí hacer trabajo de sensibilización, porque también homofobia, incluso el no poder entrar a ningún servicio sanitario porque me dicen que aunque parezca mujer, debo ir al de hombres, pero poco a poco fueron cediendo y entendiendo la diversidad sexual.   
Duelen más las palabras que los golpes
Aunque no sea mujer biológica, mi mente y pensamientos y todo por dentro soy femenina, pero hay transfobia interna, y duele más cuando es el entorno de las organizaciones sociales, porque estamos expuestas alas exclusión y no nos dejan crecer como personas.
Tengo mucho cariño por las mujeres, jamás he querido ser mejor que ellas, sino que lucho para que se respete de los derechos de todas, ya que la sociedad machista patriarcal es muy arraigada en Honduras.
En la Semana Santa, fue detenida en la posta del Tizatillo, salida al sur de Tegucigalpa, por defender a una joven que estaba siendo acosada por policías, allí la desconocieron como defensora de DDHH y fue víctima de acoso.
Continuará formándose para volver a Honduras
Recientemente, con dolor por dejar su patria, pero con la esperanza de aprender, estudiar y capacitarse, ella se fue, y espera volver en un tiempo indefinido para continuar con la lucha anti patriarcal y homofóbica que respete los derechos de las personas a decidir sus preferencias de vida y la defensa de los DDHH.
“A Honduras le falta mucho para que la comunidad LGTBI sea parte de sus proyectos, pues no podemos acceder libremente a un empleo, hay que vivir ocultos. La identificación personal es un problema hasta para hacer trámites personales”.
La vulnerabilidad  es máxima, ya que no tenemos planes de salud, de seguridad, y al andar en la calle cualquiera nos maltrata, no nos ven como personas. Debemos demostrar que las personas transexuales no solo servimos para trabajos sexuales y espectáculos; sino que valemos como mujeres, somos inteligentes y yo lo logré, pude salir adelante, superarme sin acudir a la explotación sexual, sino luchar por mis ideales, aunque esto ahora me haga abandonar el país, porque ser defensora de DDHH  no es del agrado de las autoridades.
Y aunque extrañe mucho la comida de casa, las conversaciones con su madre, sus amigas y amigos, Vicky debió elegir entre seguir viviendo o que la asesinen en un país catalogado como de los más peligrosos para los y las defensoras de DDHH, según representantes de  Amnistía Internacional, en su reciente visita a Honduras después del asesinato de la defensora indígena y ambientalista Berta Cáceres, hace dos meses.
Por lo tanto es más valiosa la vida, en una etapa con más oportunidades de fortalecerse, en un país donde la diversidad sexual tiene más aceptación, ella quiere practicarse una cirugía que le permita  a “Arely Victoria”  ser la dueña del cuerpo y alma ante la imagen que se opone “Víctor Manuel”.
En ese entonces estará lista para retornar a Honduras, aunque a lo mejor la situación de los derechos de la Diversidad Sexual haya mejorado y tengan más opciones de expresarse en la sociedad, expresó la defensora, mientras se despedía del personal del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), a mediados del mes de abril.  

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