martes, 29 de septiembre de 2015

¿Y ahora?


Por Melissa Cardoza

Para Anarella

Acariñar el mundo tal vez

No  sé si para eso aún hay tiempo

Los hipócritas celebran la inmolación ajena

durmiendo a salvo en camas propias con delirios bélicos

ahí donde la lluvia no los lastima

porque es buena el agua del cielo fuera de una celda

su valentía alcanza para putear choferes en marcha

asustar mujeres en la oscuridad de la noche

usar palabras grandilocuentes, estúpidas y vacías

propias de coleccionables  héroes de agachón



Hacer que desagonice la esperanza tal vez

No sé si hay viento bueno para animarla

Los que soplan sobre el odio maldicen con terror

una y otra vez tu nombre después del padre nuestro y antes del  ave maría

van a buscar ese rostro  en las esquinas de los nuestros

y matarán como es su ley y mandamiento

como lo vienen haciendo

nombrando palabras feroces para la gente

que no es su gente,  pero es la tuya, la mía



Desandar el tiempo, tal vez

marcha la muerte desde atrás hace tanto en esta geografía

amarrarte ese trágico  día a tu propia cama a punta de risas

tornar el destino, tejer con las moiras otro camino

y darte chocolate, semitas recién hechas,

leerte un cuento o tres

desalambrar las palabras que para ustedes son ridículas

decirte amor,  tiernito de mi corazón, consentido mío

zurcir, con muchas manos, las hojas al árbol pelón sin que se noten los remiendos

para que no sintieras el sol que asesina a la milpa sin piedad, sin querer

para que toda la rabia-país no te cayera  encima

sólo a vos

no te cayera encima con toda su sequía



No sé, qué hacer, es que yo no lo sé

en este tiempo  en que se envilece la ternura

es tan fácil traicionar la vida, decir cualquier cosa y abandonar la poesía.

* Escritora feminista hondureña



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