jueves, 24 de septiembre de 2015
Con reclamo a sus demandas, los docentes conmemoraron su día
El pasado jueves 17 de septiembre Honduras celebró el día del maestro y la maestra. Una fecha que cada año sirve para reflexionar sobre el papel que juegan en la actualidad los formadores generacionales.
La celebración se da en el marco de una profunda crisis educacional que contempla: precariedad de los centros educativos, escasez de materiales para impartir clases, métodos ambiguos de enseñanza y medidas privatizadoras.
La vulnerable situación educativa es parte de la desatención de las partes involucradas en orientar la formación académica del estudiantado bajo nuevos criterios formativos.
Producto de ello en este momento según cifras gubernamentales la tasa de escolaridad en Honduras es de 7.5 abajo de Guatemala que es de 7.8 años, El Salvador con siete y Costa Rica con 12 años de escolaridad promedio.
Los docentes son los encargados de orientar, formar y trasladar los conocimientos a los alumnos; ese proceso de enseñanza-aprendizaje se implementa en la mayoría de los casos bajo esquemas conductistas que traducen la pedagogía a un ambiente de memorización.
Las sociedades alienadas, enajenadas y sin capacidad de crítica se deben en gran medida a la falta de una educación orientada a razonar, a brindar contenidos y sobre todo a criticar.
Esta es una de las tantas luchas que un reducido número de docentes emprenden como soldados que gritan solos en el desierto por cambiar un sistema que urge de transformaciones construidas desde la enseñanza y aprendizaje.
Pero en esa dinámica también hay condiciones objetivas como: el profundo abandono del gobierno a los centros públicos, la burocracia, las privatizaciones y la persecución laboral a los impartidores del pan del saber.
“La educación en Honduras vive uno de sus peores momentos, por una parte la Ley Fundamental de Educación lejos de mejorar la calidad ha significado todo un retroceso tanto en el funcionamiento de los centros como en la persecución laboral.
Ese ambiente nos pone en una realidad donde no celebramos nuestro día como debería ser, sino que nos impulsa a creer en la necesidad de luchar para exigir más atención del Estado y respeto hacia nuestra labor”, afirmó Raúl Soberanis presidente de la Federación de Organizaciones Magisteriales (FOMH) en Cortés.
Por su parte el gobierno dice todo lo contrario y es que a criterio del Secretario de Estado en el Despacho de Educación, Marlon Escoto quien ha dicho en sus apariciones en los medios de comunicación, que la Ley Fundamental y las reformas que contiene son el camino indicado para poner orden en el sistema educativo.
La administración de Escoto y del gobierno presume el cumplimiento de los 200 días clases como uno de los alcances más importantes de los últimos tiempos en su afán por evitar las protestas y los paros educativos que hacían perder clases al estudiantado.
Tareas por cumplir
“Somos conscientes que falta mucho por cumplir, pero estamos en esa pelea constante para fortalecer los niveles de enseñanza, pero también exigimos que nos brinden todas las herramientas para que se convierta en una realidad”, manifestó la profesora Lucía Granados.
Los docentes saben que hay muchas tareas por cumplir, tanto del magisterio como del gobierno, pero esas diferencias se diluyen en la falta de consensos que permitan construir mejores condiciones para la población que se educa en el sistema público.
El profesor Raúl Soberanis dijo que se necesita compromiso de todos los sectores, pero recalcó que el gobierno no está en disposición de eso y como prueba de ello es la persecución laboral que se ha iniciado contra los maestros que intentan luchar para que los problemas se solucionen.
Lucía Granados también habló sobre la necesidad de mejorar las instalaciones de los centros escolares y que se cumplan con las promesas de matrículas gratis, dotación de materiales para impartir clases.
Para Granados sin estos requisitos es difícil mejorar la educación en un país donde a su criterio el Estado no prioriza para ello.
Otro punto que recalcan es que hace más de cuatro años no tienen incrementos salariales y aseguran que en muchas ocasiones ellos tienen que comprar desde marcadores, sacar copias y otros suplementos que se deben entregar a los estudiantes.
Las autoridades gubernamentales afirman que siguen destinando fondos para que esto no ocurra, pero la realidad de las instituciones educativas habla por sí sola, a tal punto que padres de familia y estudiantes han protagonizado varias tomas exigiendo atención a los centros.
A diferencia de otros años el magisterio atraviesa un ambiente de miedo y desorganización que producto de las medidas coercitivas del gobierno los ha limitado a poder hacer oposición en las calles.
Joel Almendarez dirigente magisterial cree que el gremio debe organizarse y retomar la beligerancia que tenían en el pasado, en su opinión solo así podrán defender la educación y exigir mejoras en los centros educativos.
En su día a los docentes y las docentes no les quedó más que denunciar las condiciones en las que ejercen su profesión, soñando en revivir el gremio combativo de años anteriores y así demandar al Estado que cumpla con su responsabilidad con la educación y que detenga la política de privatización.
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