jueves, 10 de septiembre de 2015
Las lecciones de Guatemala y las diferencias con Honduras
Guatemala celebra la caída de un presidente acusado de dirigir una de las redes criminales más grandes dentro del Estado. Hace cinco meses irrumpió en este país hermano un movimiento espontáneo de indignación que se aglutinó principalmente en la plaza central de Ciudad de Guatemala, un mes después en Honduras sucedía algo similar tras darse a conocer el desfalco millonario del IHSS exigiendo la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández (implicado en el desfalco según denuncias públicas). ¿Qué expectativas surgen en la región tras este hecho histórico?
Para algunos analistas ese logro puntual de la protesta popular en Guatemala tiene mucho que ver con la oxigenación de un sistema corrupto enraizado en toda la región y los cambios profundos aún están lejos de llegar.
Recomendamos: Cronología de la indignación, la crisis y los cambios de Plaza Pública.
Aunque también en Honduras se celebra la renuncia de Otto Pérez Molina y su sometimiento ante la ley, y hasta se expresa, principalmente en redes sociales, que pronto le llegará el momento al presidente de Honduras, hay diferencias sustanciales que se deben señalar en los contextos de nuestros países. Tomando en cuenta además que la última semana el gobierno de Hernández ordenó reprimir violentamente cualquier protesta que obstruya la vía pública, obteniendo como resultado dos graves represiones en el norte del país en los últimos días, cosa que en Guatemala no sucedió.
El analista hondureño Álvaro Cálix enumera las diferencias:
1.- Existencia de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) que más allá de las limitaciones permitió el fortalecimiento del Ministerio Público y eso hace posible la investigación de la red de defraudación aduanera nombrada como “La Línea”. En Honduras los tres poderes del Estado están supeditados al presidente quien desde el mandato anterior dejó amarrado el Estado a su favor. Una de las demandas principales del movimiento indignado es la instalación de una CICI en Honduras, parecida a la de Guatemala, demanda que pasa por la petición del presidente actual, señalado por actos de corrupción y que se niega rotundamente a hacer.
2.- El tiempo electoral: no es lo mismo un gobierno de un año a uno en último año que está más desgastado.
3.- El sistema de partidos en Guatemala. La élite poderosa en Guatemala contrario a Honduras ha creado una estrategia donde no necesitan un membrete político para ostentar el poder. Juegan con un espectro de partidos de maletín, que se recrean cada tanto tiempo que no repiten periodos de gobierno y controlan el poder porque controlan el Estado. En Honduras es diferente por el bipartidismo.
4.- Los antecedentes de lucha que se dan en Honduras después del golpe de Estado han tomado experiencia en las calles, en Guatemala no, este episodio no conecta con antiguas resistencias orgánicamente.
Sin duda otra de las diferencias es el papel de la Embajada de Estados Unidos que se une como factor decisivo para la renuncia del presidente. Aunque al inicio ésta respaldaba el “orden constitucional” que sería afectado por la renuncia de Pérez, la protesta social y la presentación del caso por la CICIG y el MP hizo que cambiara de opinión y hasta algún punto presionara para que el Congreso retirara la inmunidad y fuera posible lo que hoy vemos, un presidente en ejercicio llevado a la justicia.
En Honduras la Embajada de Estados Unidos tiene su apuesta en el proyecto político de Juan Orlando Hernández, quien, dicho sea de paso, es el promotor de la Alianza para la Prosperidad en el triángulo norte, el proyecto geopolítico en la actualidad más importante para Estados Unidos en la región.
“EL Triángulo norte geopolíticamente tiene una ubicación clave, eso es prioritario para EEUU. En Guatemala sacando a Otto Pérez Molina no se corría el riesgo de que una fuerza opuesta al poder hegemónico llegara al poder, no existía ese riesgo que en Honduras puede ser que sí exista”, explicó Cálix.
VEA el análisis del colega Martín Rodríguez director del medio digital Nómada.GT sobre la caída del presidente y la participación ciudadana en ese hecho.
Reestructuración de élites
Aunque la renuncia de Otto Pérez, una de las consignas más sonadas en las calles de Guatemala, es un logro puntual del actual movimiento también significa una oxigenación para las élites económicas y políticas, asegura Álvarez.
El domingo son las elecciones en Guatemala y el actual movimiento indignado se encuentra dividido en su posición con respecto a las mismas. Un grupo ha protestado y exigido a la Corte que las elecciones se pospongan hasta que haya un proyecto político alejado de las mafias del país, y otro grupo apuesta por que se mantengan las elecciones y que la gente se exprese en las urnas.
La socióloga y artista guatemalteca Rebeca Lane asegura que no se puede permitir que las élites políticas producto de ese sistema de corrupción e impunidad lleguen al poder. Eso solo perpetuaría la crisis.
Para el analista hondureño Álvaro Cálix también todo este movimiento de indignación puede derivar a una oxigenación de las élites económicas. En Guatemala Pérez Molina, así como en Honduras con Juan Orlando Hernández y en Panamá con Martinelli, el gobierno respondía a una nueva élite económica que desea superar los poderes hegemónicos ya establecidos. Las nuevas élites, incluso aún más corruptas, pretendiendo destronar a las antiguas élites, muy parecido en el ámbito político.
Por eso vemos en muchos casos a los empresarios mayores acuerpando la protesta ciudadana en Guatemala y también en Honduras, dice Cálix.
“En el caso de El Salvador ha sucedido ya con la llegada del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, un respiro de un sistema siempre cooptado por los poderes hegemónicos tanto económicos como políticos”, comparó.
Una carta con dos caras
Según Cálix la renuncia de Pérez Molina es un arma de doble filo cuando de los intereses geopolíticos se habla.
“Esa carta también se puede utilizar para justificar lo que pasa en Brasil, Ecuador y Argentina. Estados Unidos tiene una apuesta política por el actual presidente de Honduras para el control geopolítico. ¿Quién más salpicado que Uribe en Colombia?, por ejemplo y no tuvo límites hasta 8 años después.
“La alianza para la prosperidad es prioridad para fortalecer la zona de seguridad, la oxigenación económica, la rotación de élites en esta región”, explicó.
Un movimiento que debe evolucionar
Guatemala y Honduras son países jóvenes, ambos cuentan con más del 50% de su población entre las edades de 15 a 50 años. Ambos países también son de los más desiguales de la región y esto ha alimentado las protestas que en ambos países se han caracterizado por ser protagonizadas por los estratos urbanos, jóvenes, clases medias y universitarias.
En Guatemala se integraron recientemente las luchas territoriales, indígenas e históricas que fortalecieron las manifestaciones que habían disminuido bastante y eso también puede ser una lección para Honduras.
“Las conducciones en Guatemala y Honduras han sido espontáneas pero en este momento de la lucha en Honduras estas dirigencias están limitando el proceso. En Guatemala al menos se logra la renuncia, aquí las cosas son diferentes”, dijo Cálix.
La renuncia de Otto Pérez Molina y que desde anoche duerme en prisión preventiva es una luz, pero los cambios deben seguir, ahora el #EstoApenasEmpieza es la insignia del movimiento popular e indignado en Guatemala. En Honduras son muchas las expectativas y las realidades contradictorias.
Guatemala celebra la renuncia de Otto Pérez Molina
Tras la renuncia del ahora ex presidente de Guatemala, manifestantes exigen cambios más profundos y aseguran: #EstoApenasEmpieza.
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