miércoles, 30 de septiembre de 2015

Las buenas noticias de un viaje



Nuestro Papa Francisco nunca deja de sorprender. Así como ha sido incisivo para demandar transformaciones profundas al interior de la curia vaticana y en la estructura jerárquica de la Iglesia en general, lo está siendo también al proclamar al mundo entero que ni las guerras ni la acumulación de capitales ni la desaforada depredación de los bienes naturales pueden tener cabida en una sociedad civilizada en armonía entre los seres humanos y la madre tierra.

La visita que en estos días está realizando nuestro Papa Francisco tanto en Cuba como en Estados Unidos representa sin duda uno de los mayores desafíos, y los está afrontando con mucha sencillez, firmeza, humildad y claridad. Bien sabemos que estas dos naciones han simbolizado sistemas políticos, económicos, culturales e ideológicos en franca confrontación, polarización y de muto descrédito a lo largo de al menos medio siglo. Y sistemas que los tenemos con frecuencia dentro de nuestras mentes y corazones y que nos impiden descubrirnos como hermanos y hermanas.

Lo que nada podía prever que se resolvería con una negociación a partir del diálogo directo y con los representantes de los dos bloques en la mesa, se ha ido alcanzando en estos últimos tiempos animado en buena parte por la presencia y el estímulo de nuestro Papa Francisco. Para alcanzar esto se necesita una actitud de profunda honestidad, escucha, comprensión, apertura a ambas posturas y la capacidad para establecer puentes entre las diversas posturas desde la búsqueda del bien común y  la paz como bien supremo.

A las autoridades cubanas el Papa Francisco les recuerda la necesidad de invertir en nuevos liderazgos que rompan con dinastías y concentraciones del poder en pocos y envejecidos rostros que debilita la disposición para relevos generacionales. Al gobierno estadunidense sin duda le ha de recordar que un mundo nuevo, solidario y sustentable no se puede construir sobre la  imposición de un sistema basado en la explotación infinita de los bienes de la naturaleza y en el dominio del mundo que aplasta la soberanía y los derechos culturales de los pueblos.

Construir puentes y promover la cultura de la solidaridad con los pueblos más excluidos del planeta así como el respeto a la diversidad cultural y religiosa son señales de Evangelio y de un Dios de misericordia que se descubren  en la visita pastoral y eclesial que el Papa Francisco  realiza en Cuba y Estados Unidos. Para que estos puentes sean posibles es muy conveniente que los diversos sectores de la Iglesia demos testimonio hacia el interior de nuestras comunidades e instituciones de ser constructores de puentes tanto al interior de la iglesia como entre los diversos sectores de nuestras sociedades atrapadas en conflictos, polarizaciones, violencias y desconfianzas.

Confiamos que esta visita del Papa Francisco deja sembradas las semillas de sociedades que dialogan y que buscan la paz y la solidaridad en nuestras sociedades mesoamericanas, caribeñas y norteamericanas. Y que estos signos de auténticos diálogos que promueve el Papa Francisco impacten positivamente en nuestra Honduras tan necesitada de puentes de justicia, solidaridad y de paz entre los diversos sectores de la sociedad.

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