viernes, 25 de septiembre de 2015
OEA pierde autoridad en el diálogo hondureño
Ante la ruta al fracaso que está llevando el llamado “diálogo nacional”, el director del Centro de Estudios para la Democracia, Cespad, Gustavo Irías propone que el país debe apostarle al Diálogo Ciudadano que involucre a los diferentes sectores que se han movilizado y que se han declarado en indignación ciudadana.
“Son sectores que se caracterizan por una gran diversidad en sus enfoques, en sus planteamientos, y una tarea urgente y fundamental es que todos estos sectores, desde la ciudadanía, puedan sentarse, puedan dialogar sobre su imaginario de país, puedan concertar una agenda y puedan concertar un plan único de acción en contra de la corrupción y en contra de la impunidad,” expresó Irías.
La Organización de Estados Americanos, OEA, que es quién va a la cabeza de este diálogo con su mediador John Biehl del Río, ha informado que ya hay dos fases cumplidas del diálogo. La primera fue algo así como una especie de catarsis, y en su momento así lo definió el propio mediador, en esta fase acudieron todos los sectores o la mayoría.
Luego la OEA nos dice que puso en marcha la segunda fase en la que básicamente escucharon a otros sectores con poder económico y político, aquí hablaron con los empresarios y los representantes máximos de los partidos políticos sobre todo del oficialismo. Esta segunda fase concluyó con la presentación al gobierno de la llamada propuesta encaminada a transformar el sector justicia de Honduras. Y está a punto de comenzar la llamada tercera fase de la que aún no se conocen cómo se va a desarrollar.
Radio Progreso (RP) conversó con el analista Gustavo Irías (GI) sobre el diálogo en Honduras y el rumbo que está tomando.
RP. ¿Cómo valora el diálogo que se está dando en el país?
GI. Hemos asistido a dos fases de lo que se ha llamado crear las condiciones del diálogo, un pre-diálogo, y realmente en la primera fase hubo éxitos relativos en tanto que el facilitador enviado por la OEA, John Bielh del Río, logró conversar con todos los actores involucrados en este conflicto, que en torno a un sistema más efectivo de justicia, busca reducir los niveles de corrupción e impunidad que ha planteado la ciudadanía en la calle.
RP. ¿Qué pasó en la segunda fase?
GI. En la segunda fase se esperaba que hubiera dejado como resultado una aproximación de lo que sería una ruta para el diálogo, pero la gran sorpresa desde la oposición indignada particularmente y de todos los sectores, que hubo fue una propuesta muy alineada con el mismo planteamiento gubernamental de un sistema integral de impunidad y corrupción que no es precisamente lo que se demanda desde las calles que es la instalación de una Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad.
RP. ¿Se podía esperar algo distinto?
GI. De una y otra manera había algún grado de expectativa de que este fuera un camino en el cual pudiera avanzarse hacia algunas aproximaciones y que las demandas que están en las calles pudieran encontrar un espacio en las mesas y que por lo menos pudieran ser consideradas.
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RP. Para usted, ¿en qué fase está este diálogo?
GI. Estamos en una fase de preparación hacia un diálogo pero, creo que el resultado de la segunda fase nos plantea que no avanzamos en la preparación hacia ese diálogo.
RP. ¿En qué tipo de país se está intentando este diálogo?
GI. Este es un país, que el mismo facilitador lo llegó a decir en algún momento, que es un país caracterizado por la crispación, por la falta de confianza y por los rencores entre los diversos sectores sociales y políticos.
RP. ¿Cuál es el mensaje de ese resultado?
GI. Que no encontró condiciones para el diálogo o que simplemente en función a su imaginario de esta problemática que está planteada en el país a partir de mayo, por lo menos desde que está la gente en la calle protestando y exigiendo una comisión contra la impunidad, terminó alineándose a uno de los sectores impunes, en este caso al sector gubernamental.
RP. ¿Qué piensa de la forma cómo se retiró el mediador del diálogo?
GI. Se retiró del país dándonos muestras de un perfil que se aleja de todo facilitador o mediador de un diálogo, gestionar un conflicto al interior del país. Y se retiró dando declaraciones, a mi manera de pensar, muy irresponsables sobre actores importantes tanto de la oposición social como de la oposición política.
RP. ¿Por qué estas declaraciones de un mediador?
GI. Lo que nos dice es que John Biehl del Río, en esta segunda fase, se alejó por completo de su rol de facilitador o de mediador del conflicto político. Tomó partido por el gobierno y terminó planteando una respuesta para la reforma al sector justicia que se suscriben en reformas cosméticas, no son reformas a fondo.
RP. ¿Cuál es la función principal de un mediador?
GI. Aproximar a actores que están en posiciones diferentes y poder encontrar la metodología, las maneras de que puedan sentarse, de poder conocer las posiciones de cada quién, de poder ubicarlas en una agenda y si es posible en una mesa, al final de cuentas pueden haber diversas metodologías.
RP. ¿Qué se juega la OEA con el diálogo en Honduras?
GI. Es una oportunidad para la OEA levantar ese nivel de un organismo inoperante, de un organismo ineficiente para intervenir en los conflictos sociales y políticos que se han generado en diversos países de América Latina, y que realmente los resultados entregados por la OEA han sido muy decepcionantes.
RP. La Cicih, ¿es un tema enterrado en el diálogo que impulsa la OEA?
GI. Desde el momento que nos deja esa declaración que fue muy clara, prácticamente sí podemos decir que se ha dejado de fuera la Cicih. Desde la mirada de la OEA, desde la mirada de un facilitador, de un funcionario internacional, de manera muy irresponsable se ha desconocido precisamente lo que lo trajo al país que es la demanda de la ciudadanía que ha estado y sigue estando en las calles de manera permanente.
RP. ¿Debe continuar John Biehl del Río como facilitador del diálogo?
GI. John Biehl del Río y la Organización de Estados Americanos han perdido toda credibilidad, toda confianza y lógicamente la capacidad de poder facilitar un diálogo en un país polarizado, crispado y en el cual existen alto grado de desconfianza en los diferentes actores políticos.
RP. ¿Cuál es el futuro del diálogo en Honduras?
GI. La posibilidad de un diálogo imaginado, donde estén toda esta diversidad de actores políticos y sociales en una sola mesa creo que ha quedado postergado, no podemos decir que esté enterrado pero si postergado.
RP. ¿Qué diálogo hay que impulsar?
GI. El diálogo ciudadano, es el diálogo de los diferentes sectores que se han movilizado y que se han declarado en indignación ciudadana. Son sectores que se caracterizan por una gran diversidad en sus enfoques, en sus planteamientos, y una tarea urgente y fundamental es que todos estos sectores, desde la ciudadanía, puedan sentarse, puedan dialogar sobre su imaginario de país, puedan concertar una agenda y puedan concertar un plan único de acción en contra de la corrupción y en contra de la impunidad.
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