martes, 22 de septiembre de 2015

El ultimo disparo



Por Natalie Roque Sandoval

Las fotografías de los restos del Guerrillero Chema Reyes y del padre Guadalupe Carney fueron hechas públicas por la Fuerzas Armadas de Honduras (FF.AA.) durante la tercera semana de septiembre de 1983, acompañando una nota de prensa que deba cuenta de la muerte en supuesto combate de Reyes y otros siete guerrilleros. Estas imágenes fueron publicadas en medios de comunicación impresa de circulación masiva en el país. De todos los combatientes asesinados, solo los restos de Guadalupe y Chema son expuestos, como evidencia del aniquilamiento del grupo guerrillero.

La columna guerrillera liderada por José María Reyes, integrada por aproximadamente un centenar de combatientes, ingreso al país en julio de 1983 procedente de Nicaragua y se internó en las montañas de Olancho. Desde su ingreso al territorio hondureño la columna fue acechada por diferentes escuadrones del ejército hondureño con el apoyo de aparatos militares y de inteligencia de EE.UU, complementadas con actividades “humanitarias”. Nótese que en la portada donde aparece el cadáver de Reyes Mata se hace mención a los ejercicios militares "Pino Alto", realizando labores supuestamente humanitarias en la Mosquitia, claro mecanismo de la guerra de baja intensidad para “ganarse” a la población.
Chema era   uno de los principales líderes de la izquierda hondureña de los años  70 y 80. De trayectoria internacionalista, en 1968 formó parte de la legendaria expedición del “Che” (Ernesto Che Guevara) en Bolivia. Posteriormente en Chile, participó en la organización del Frente Revolucionario Antiimperialista. Centroamericanista comprometido, es miembro fundador del Partido Revolucionario de los  Trabajadores Centroamericanos (PRTC) en la década de los 70s y participa en acciones guerrilleras en El Salvador. Al momento de su muerte era Secretario General del PRTC de Honduras (PRTC-H), Comandante de las Fuerzas Armadas del Pueblo (FAP) del mismo, y uno de los cinco miembros de la Dirección Nacional para la Unidad del Movimiento Revolucionario Hondureño (DNU), instancia unitaria integrada por las organizaciones Partido Comunista Hondureño, PRTC-H, Movimiento Popular de Morazanista para la Liberación de Honduras.
El Padre Guadalupe, por su parte, era un sacerdote jesuita estadounidense nacionalizado hondureño, llegado a Honduras a inicios de la década de los sesenta –poco después de ser ordenado- para trabajar con misionero. Durante su labor permaneció en diversas zonas rurales del país, trabajando de forma cercana con poblaciones campesinas en sus programas de alfabetización, colonización y cooperativismo. Fue expulsado de Honduras por el Ejército Hondureño en 1979, más tarde llegaría a Nicaragua donde se vincularía a un grupo de hondureños liderados por José María Reyes, quienes organizaban una columna guerrillera para ingresar a Honduras.

El discurso visual
He decidido concentrarme en las imágenes en el periódico La Tribuna, con fechas 20 y 22 de septiembre. Concibo estos grupos de imágenes como una serie: Tres grupos de imágenes en un único discurso, imágenes/evidencia, imágenes/trofeo, ¿imágenes redentoras? Las fotografías tomadas al cadáver del guerrillero y a las pertenencias del sacerdote fueron los últimos disparos del ejército en contra de sus humanidades. Pues aun cuando su destino fue el mismo: tortura y muerte,  es clara la diferencia en el tratamiento de imagen dado a los restos de estos dos revolucionarios.


En orden cronológico, las primeras imágenes en aparecer corresponden a los restos del Padre Guadalupe, publicadas el 20 de septiembre. Subversivo si bien es cierto, pero también sacerdote –sobretodo norteamericano- hasta cierto punto inviolable, al menos de forma pública. A esta premisa pareció obedecer la forma en que fueron presentadas las imágenes de Carney, o más bien las imágenes de sus pertenencias, pues lo declararon muerto con anterioridad al enfrentamiento: en su muerte –de acuerdo a esta versión- nada habría tenido que ver el ejército hondureño. Son imágenes ¿redentoras? “El hambre mato al Padre Guadalupe” reza el titular de la nota periodística, en la que se presentan fotografías de sus objetos litúrgicos (cáliz, estola, biblia, pañuelos y otros) que aparecen en el suelo junto al armamento supuestamente recuperado del campamento guerrillero.  Componen casi la mitad de la página las pruebas de su involucramiento ¿sacrílego?, dos imágenes elocuentes: la primera, un folleto titulado “Reflexiones de un cristiano marxista hondureño”, la segunda imagen corresponde a dos páginas del “Catecismo para tiempo de guerra”. El articulo queda completado por una cuarta imagen de perfil del sacerdote (vivo). En el texto de la nota se encuentran elementos totalmente falseados, pero no abordare esos detalles, me concentrare exclusivamente  en el intento de lectura de las imágenes. Aunque llama la atención el cambio de nacionalidad de Estadounidense a Canadiense, por ejemplo. Se sabe que el padre Guadalupe fue capturado vivo y trasladado a la base militar de El Aguacate, donde habría sido torturado, para luego ser arrojado vivo desde un helicóptero a la muerte, según la reconstrucción de eventos basada en el testimonio del ex miembro del Escuadrón 3-16 Florencio Caballero y en documentación desclasificada del Departamento de Defensa de los Estados Unidos de América.
En la nota periodística el cadáver del sacerdote parece ser representado por sus objetos litúrgicos, sus armas son evidentemente la “literatura subversiva”. Está claro que existe evidencia que lo incrimina, evidencia de su culpabilidad, evidencia que lo hace ¿merecedor de la muerte? ¿”Delincuente subversivo” igual que los demás guerrilleros? Quizá, pero se tiene mucho cuidado a la hora de tratar la imagen de sus restos, que pareciese ser manejada de forma respetuosa. Resulta una bien pensada precaución, Guadalupe era norteamericano, además un sacerdote muy querido por muchas poblaciones campesinas, profanar de su cadáver podría haber despertado la indignación en EE.UU. y en Honduras, teniendo consecuencias imprevisibles. Aunque lo torturaron, el discurso visual de sus restos deja inviolada su humanidad.
El cadáver de Chema por su parte,  aparece en la portada del periódico del 22 de septiembre, ocupando la mitad del espacio con el titular “Fotografiado el cadáver de “Chema” Reyes Mata”. Es una imagen-evidencia, pensada para certificar la muerte y generar un efecto-verdad que insertada en la prensa desplegará una función “informativa y probatoria de los hechos” . La imagen del rostro y torso de Reyes es sin duda elocuente: proyecta a un guerrillero aplastado,  con los ojos y boca semi-abiertos, como exhalando su último aliento, en medio del matorral donde supuestamente fue abatido. Esta parece ser en blanco y negro, matizada para potenciar su efecto en portada con un tono rojizo.
La segunda parte de la serie aparece en la página que reproduce la nota de prensa de las FF.AA., se compone por dos imágenes en blanco y negro: a la izquierda una fotográfica frontal del rostro de Reyes vivo y a la derecha una vista  del cadáver depuesto en un matorral.
Parece que ese último disparo fotográfico tuviese la intensión de arrebatarle lo que aun podía conservar de humanidad, aun después de muerto. Me remito aquí a la interpretación de Susan Sotang quien  hace un paralelo entre la cámara y un arma, señalando en este sentido  el carácter depredador de hacer una foto: “La cámara/arma no mata, así que la ominosa metáfora parece un mero alarde, como la fantasía masculina de tener un fusil, cuchillo o herramienta entre las piernas(…)Fotografiar personas es violarlas, pues se las ve como jamás se ven a sí mismas, se las conoce como nunca pueden conocerse; transforma a las personas en objetos que pueden ser poseídos simbólicamente ”.
Es evidente la manipulación de la escena, resultan notorias las diferencias en las dos imágenes del cadáver ¿Por qué en la portada aparece con los ojos y boca abiertos mientras en el interior se muestra con ambos cerrados? Se intenta posicionar la versión oficial de su muerte en combate, pero es evidente un silencio visual: Si parte de la columna guerrillera fue abatida en un enfrentamiento ¿Por qué no se muestran los cuerpos de los demás caídos?
La imagen de este  guerrillero hondureño aparece tratada sin ningún respeto por su humanidad, su cadáver tirado en medio de un matorral, derrotado. Esta imagen parece haber sido tomada rápidamente, casi como parte del registro de evidencias antes de su destrucción. Pero no es el caso, la escena fue cuidadosamente montada para transmitir un mensaje aleccionador y deshumanizante. Es la clara imagen del enemigo despojado de su condición humana, es un guerrillero, la máxima expresión de la abyección, animalizado. Se presenta un cadáver violentado hasta el último momento, indigno de respeto.
Chema era un seguidor de Ernesto “El Che” Guevara, así que las FF.AA. de Honduras no permitirían que se inmortalizase en una  imagen como la del cadáver del Che en Bolivia, cuyo cuerpo fuese presentado a los medios tendido en una camilla en una mesa de autopsia en una visión que muchos evocarían como “crísitca”  y que reforzaría de alguna forma interpretaciones visuales del sacrificio  de un mártir.
Es importante también recordar que la deshumanización se encuentra totalmente instalada en el discurso relativo a la “subversión”, lo “subversivo” era una suerte de “demonio apátrida”, se delinea “en el imaginario social la figura del subversivo, como un sujeto peligroso y destructivo, como un cáncer social que debía ser literalmente exterminado de la faz del territorio nacional” , ser subversivo equivale a ser inhumano. En este sentido, se presenta a Chema como el subversivo despojado de la humanidad al nominarlo como tal, y con esta acción se legitima la violencia del tratamiento de la imagen de su cadáver.  
Me parece importante hacer referencia a otra “característica” significativa del subversivo, es comunista, por ende ateo. Contrastemos ahora el tratamiento de las imágenes, nos encontramos –pareciese- ante un dos manejos: el de lo sagrado y el de lo profano. Guadalupe sigue siendo tratado en el discurso de la imagen como “humano” en tanto “hombre de Dios”. Es la única consideración que se tiene con el misionero, no hay disparo final con una cámara, su memoria no es públicamente profanada en una imagen.

Referencias bibliográficas     
Cerro, Gladys Verónica. (2008) La construcción de la subversión como "lo otro" de la sociedad argentina : Los meses previos al golpe de estado en marzo de 1976 [en línea]. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.672/te.672.pdf

Cossia, Lautaro (2012) , “Retóricas del Che muerto. Entre la información y significación” en La Trama de la Comunicación, Volumen 16. UNR Editora, Argentina.
Metsman, Mariano. La última imagen sacra de la revolución latinoamericana. En Revista Ojos Crueles. Temas de fotografía y sociedad, núm. 3, Buenos Aires, núm. 3, octubre 2006.
Sontag, Susan. (2006). Sobre la fotografía. Mexico D.F.: Santillana Ediciones Generales, S. A. de C. V

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