lunes, 28 de septiembre de 2015

¿Qué ruta está llevando el diálogo en Honduras?



Es una pregunta que la población se hace tras presenciar un panorama incierto en la búsqueda de una solución a esta crisis que vive el país. Pero también se concluye que el diálogo no se ha dado, no con la libertad que el pueblo hondureño exige.

La Organización de Estados Americanos, OEA, que es quién va a la cabeza de este diálogo con su mediador John Biehl del Río, sin presentar una ruta clara por dónde quiere avanzar, nos dice que hay ya dos fases del diálogo cumplidas. La primera fue algo así como una especie de catarsis, y en su momento así lo definió el propio mediador. En esta fase acudieron todos los sectores o la mayoría.

Luego la OEA nos dice que puso en marcha la segunda fase que básicamente fue escuchar a otros sectores con poder económico y político, aquí hablaron los empresarios y los representantes máximos de los partidos políticos sobre todo del oficialismo. Esta segunda fase concluyó con la presentación al gobierno de la llamada propuesta encaminada a transformar el sector justicia de Honduras. Y está a punto de comenzar la llamada tercera fase en el que la OEA ha dejado claro que va continuar con los facilitadores, John Biehl del Río de la OEA y Alejandro Bendaña y Luis Rosadilla, ambos de la ONU.

Esto sorprende al país porque la gente se sigue preguntando sobre el inicio del diálogo ya que por ahora no se ha dado con la apertura requerida, y de remate, sin mucha algarabía ya surge una propuesta de solución que responde más a reforzar la propuesta del gobierno y no toma en cuenta la demanda popular de una Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad, la llamada Cicih.

Tampoco se conoce con claridad el aporte de la Organización de Naciones Unidas, Onu, que dijo que iba a preparar una hoja de ruta por donde debería encausarse el diálogo en el país. Recordemos que la Onu vino con sus expertos a levantar un diagnóstico de la crisis y valorar las posibilidades de lograr acuerdos que ayuden a superarla, luego se retiró y le lanzó la pelota a la OEA, que por los vientos que sopla, acumulará otro fracaso en sus intentos por resolver crisis en sus países miembros.

Y el tiro de gracia a lo que se hace llamar diálogo se lo hizo la propia OEA tras que su representante, John Biehl del Río, diera unas desafortunadas declaraciones antes de abandonar el país dejando en evidencia sus preferencias, sus ataques, señalamientos y descalificaciones a la población indignada, y dejando muy en claro que el tema de la Cicih es un caso cerrado ya que un órgano interno, como lo es el Congreso Nacional, se pronunció al respecto, por lo que esta demanda ya no forma parte de ese llamado gran diálogo nacional.

Esto nos confirma una vez más que los diálogos impulsados desde las cúpulas del poder buscan justificar la utilización de ese poder en contra de los desfavorecidos. Jamás un diálogo dará resultados si es impuesto desde arriba. El diálogo debe surgir desde abajo, desde donde se sienten con mayor fuerza los golpes de las decisiones tomadas desde arriba, sino cambiamos la lógica de impulsar un diálogo, cualquier llamado para ese fin será para justificar y afianzar el poder de las mafias que controlan a la nación.

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