sábado, 12 de septiembre de 2015
Reprimir es la orden que se ha dado a la policía y a los militares
Nuevamente Honduras fue escenario de represión policial y militar. A las 7 de la mañana obreros y obreras de maquilas en Zip Búfalo, Villanueva, Cortés se tomaron la carretera que conduce a San Pedro Sula y Potrerillos. Tres horas después llegó un contingente policial para proceder a un desalojo que se extendió hasta las 2 de la tarde.
Estos obreros y obreras no se identificaron dentro de un sindicato pero aseguraron estar cansados de la corrupción que ha llevado a la crisis al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y principalmente exigieron la derogación de la nueva Ley Marco Protección Social.
Una de las preocupaciones más comunes entre los manifestantes era que el pago de sus cesantías (que en la maquila se hace cada año) iba a ser tomado en un 50% por el gobierno para administrarlo y colocarlo en una cuenta privada a la cual no se tendrá acceso hasta el cumplimiento de su contrato.
A partir del 4 de septiembre, los empleadores comenzarán a acreditar el 4% calculado sobre el salario de los trabajadores en una subcuenta de reserva laboral de capitalización individual gestionada por una Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantía (AFP). Cada trabajador debe abrir la subcuenta en el Régimen de Aportaciones Privadas (RAP). El patrono pagará ese porcentaje a favor del empleado hasta que acumule un 50%. Garantizará al empleado el 50% de sus prestaciones gozadas a partir del 4 de septiembre. Así lo estipula el artículo 30 de la Ley Marco de Protección Social.
Cuando de sus fábricas fueron informados que esto sucedería con sus cesantías, los obreros decidieron salir a la calle a protestar, pidiendo que se derogue toda la ley porque además sienten que es como “borrón y cuenta nueva después del desfalco del IHSS y ese robo nos lo quieren cobrar”, dijo una de ellas de quien omitiremos el nombre por seguridad.
Ayer en El Progreso, Yoro; empleados de las maquilas en ZIP Porvenir se sumaron a la protesta de las mesas de indignación paralizando el tráfico a la altura de Quebrada Seca y siendo también fuertemente reprimidos por policías y militares. Las demandas se unen ya que el sector maquila se ve seriamente afectado por el desfalco en el IHSS, la corrupción y las nuevas leyes que siguen violentando sus derechos, según dirigentes allí presentes.
La orden es desalojar
La protesta obstaculizaba dos carriles de carretera parando gran cantidad de furgones y camiones de carga así como vehículos particulares. Cuando la policía llegó al mando del Comisionado Sabillón éstos dieron 10 minutos para proceder el desalojo y dijeron que ellos solo dialogaban cuando se soltaran las carreteras. Los trabajadores continuaron en sus puestos y comenzaron a cantar el himno nacional.
Uno de los comisionados al mando nos dijo que esa era la orden a nivel nacional, desalojar cualquier protesta que detenga el tráfico, garantizar el derecho a la libre circulación usando gas lacrimógeno, toletes y demás instrumentos de represión contra la humanidad de manifestantes.
Eran alrededor de 2 mil obreros y obreras y algunas personas vecinas que se sumaron porque sintieron indignación al escuchar el reclamo de los manifestantes. Cinco minutos antes del desalojo llegó el titular de la Secretaria de Trabajo en San Pedro Sula, Alexander Leiva y concluyó que los obreros en protesta estaban confundidos con la ley y que nada de lo que ellos reclamaban era correcto.
Cinco minutos tardó el representante del Estado en esta rama en hablar con los obreros y obreras y de inmediato salió para que la policía comenzara a reprimir violentamente.
Mientras los cientos de manifestantes cantaban el himno nacional, la policía nacional disparó bombas de gas lacrimógeno, cohetes, y con una tanqueta rociaron agua. Cuando, especialmente las mujeres, corrieron para refugiarse a los alrededores de la zona, la policía las siguió y tiró gas. Así varios reporteros que cubrían la noticia también fueron afectados por el gas lacrimógeno y otros químicos lanzados desde tanqueta.
Mujeres y niños que estaban en puestos de comida en los alrededores fueron afectados también.
Tras ese primer ataque, la carretera se convirtió en una batalla campal donde un grupo de alrededor de 300 obreros se atrincheraron para lanzar piedras a los policías y militares que llegaron de respaldo. Así permanecieron por tres horas, mientras volaban piedras, bombas lacrimógenas y disparos por parte de militares.
Siete heridos fueron trasladados en ambulancia al Hospital Mario Catarino Rivas y solo se supo que dos de ellos permanecen internados, una por ser afectada por el gas lacrimógeno y otro por golpes en la cabeza.
Allanamiento de morada
Cuando la mayor parte de los manifestantes estaban dispersos, los policías y militares comenzaron a registrar buses y hasta entraron a una casa de madera ubicada en el desvío a Marañones, cerca del Zip.
En esta casa se ubicaban algunas personas refugiadas, mujeres y hombres mayores en su mayoría. Uno de los vecinos que allí estaba fue sacado violentamente de la casa por militares, golpeado en uno de sus costados con un tolete y llevado detenido por andar “sin camisa”. “A los vagos se les trata como vagos” dijo un policía cuando se le preguntó por qué le pegaban.
Los policías y militares entraron violentamente a la casa sin una orden de allanamiento, intimidando a todas las personas que allí escapaban del gas lacrimógeno, incluyendo periodistas.
Las jornadas de protestas en Honduras llevan 3 meses exigiendo castigo a los corruptos que saquearon el IHSS y pidiendo la instalación de una Comisión contra la Impunidad que investigue a quienes están en el poder. A estas demandas se ha unido ahora el sector maquila exigiendo también la derogación de la nueva Ley Marco de Protección Social. Mientras los obreros y obreras informan que seguirán protestando, el actual gobierno sigue respondiendo con represión.
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