sábado, 7 de febrero de 2015

Con beatificación de Monseñor Romero se reconoce a un mártir de la justicia



El mundo despertó con la noticia de aprobación del decreto para la beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, después de largos años de estancamiento en el proceso. Un gran sector de la sociedad salvadoreña ya esperaba la beatificación de quien se ha convertido en una figura con muchos seguidores en todo el mundo. 

En detalle, el papa que hoy se reunió con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, aprobó el decreto en el que se reconocía el "martirio" de Romero "in odium fidei", es decir, que fue asesinado por "odio a la fe".

Monseñor Romero, conocido por ser un defensor de los pobres, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa por un comando de extrema derecha. Según la Comisión de la Verdad que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) patrocinó una vez se firmaron los Acuerdos de Paz en 1992, el autor intelectual del magnicidio fue el mayor Roberto D'Aubuisson Arrieta, fundador del partido ARENA en este país vecino.

El sacerdote Andreu Oliva, SJ, rector de la Universidad José Simeón Cañas (UCA) expresó en una entrevista a Radio Progreso que es muy importante este acontecimiento pues es el reconocimiento de que Romero fue asesinado precisamente por defender los principios de la fe, a causa de su trabajo evangelizador.

“La iglesia confirma lo que muchos ya pensábamos y teníamos claro, que monseñor era un mártir de la fe, de la justicia y de la evangelización a favor de los pobres. Monseñor Romero fue un gran pastor que supo escuchar el sufrimiento y clamor del pueblo y se puso a su lado, de los que se veían violados en sus derechos humanos y trabajó para defender a estas personas, para exigir el cese a la violencia, pedir a las fuerzas de seguridad que dejaran de matar a la población y esto lo hizo en base al evangelio y a su forma de ver la vida”, dijo. 

En marzo de 1994 se abrió el proceso de beatificación del prelado y tras concluirse su fase diocesana, que redacta el informe sobre la vida, en 1997 pasó a la Congregación de la Doctrina de la Fe para que diese su autorización.

El proceso vivió una fase de estancamiento y sólo en 2005 la Congregación para la Causa de los Santos dio el visto bueno para que continuase, mientras que con la llegada del papa Francisco en marzo de 2013 se ha vivido una aceleración a la beatificación de Romero.

La máxima autoridad de la UCA dijo que desde hace unos días ya se esperaba esta noticia en El Salvador. “Lo hemos recibido con muchísima alegría, porque es el reconocimiento de la vida y entrega de monseñor Romero al pueblo salvadoreño”, explicó y además agregó que es conocido que el papa Francisco estuvo muy interesado en que el proceso de beatificación de monseñor Romero se diera y que incluso él pidió desbloquearlo. 

Para este sacerdote jesuita, el mayor obstáculo que tuvo este proceso fue la polarización de la sociedad salvadoreña después de la guerra civil y la responsabilidad de la clase política salvadoreña en su asesinato. “Este proceso estuvo detenido varios años en el Vaticano porque es una figura que aquí en El Salvador tiene a sus grandes seguidores y detractores, habían intereses importantes para que él no fuera declarado mártir. Todos sabemos el mensaje de monseñor Romero, los atropellos que se cometieron al pueblo salvadoreño por parte del Estado y las fuerzas de orden, había una gran parte del poder político que no quiso a monseñor Romero y que no le gustaba que fuera declarado mártir o beato”, dijo. 

Se espera que esta semana se realice la ceremonia de beatificación, en la que monseñor Romero puede ser declarado beato o santo. 

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