lunes, 16 de febrero de 2015

Algunas discordancias en el sondeo



Un “sondeo de opinión pública” es una especie de consulta popular donde se recoge la opinión de la ciudadanía en torno a las principales realidades del país. Por eso su importancia radica en lo que los ciudadanos expresan libremente sus opiniones, puntos de vista y expectativas acerca de lo que es o debiera ser el país, la actuación de sus partidos, gobierno e instituciones. Pero, al mismo tiempo, se puede hacer un “sondeo al sondeo”, es decir, analizar las respuestas o aportaciones que nos dan evaluando las incongruencias y discordancias que aparecen en sus respuestas.

El primer dato que queremos subrayar es la de un “realismo pesimista” que se observa en las opiniones encuestadas. Es claro que los encuestados hacen una lectura acertada de la realidad cuando describen los tres grandes problemas que afectan al país: la delincuencia o inseguridad, el desempleo y la pobreza. Pero a esta descripción le añaden un adjetivo pues la califican de “mala-muy mala” casi en un 70%. Esto es bueno destacarlo frente a la “agresión mediático-periodística” a que hemos estado sometidos al cumplirse el primer aniversario del presidente JOH. Y, sobre todo, porque no ven en el corto y mediano plazo que pueda revertirse esta situación: será igual o peor (70%).

Una segunda reflexión podemos hacer acerca de la solución política que está dando el gobierno actual: se puede denominar como un “cariato político”: es decir, una mentalidad y un pensamiento que busca, propone e impone soluciones fuertes, autoritarias, verticales y militares. Es un síntoma de sociedades con poca o escasa formación político-crítica, donde la participación democrática es mínima y se deja inconscientemente la tarea de democratizar al país a la clase política. Aparte de lo que puede significar de “retroceso democrático” nos está diciendo la poca implicación del electorado en la sociedad civil, en las organizaciones sociales y comunitarias. Las encuestas reflejan este sentir al dar un alto grado de confianza a las FF AA o cuando manifiestan que ha mejorado la situación de inseguridad con la Policía Militar.

Un tercer elemento discordante que se observa en los encuestados es la poca valoración de los “partidos emergentes”. Como suele decirse “se junta el hambre con las ganas de comer” pues al poco o mucho desempeño de estos partidos se une la desvalorización hacia ellos que viene señalado cuando dicen que “son más de lo mismo” (77.7%). La preferencia sigue estando hacia el bipartidismo, aunque sí se constata la crisis del partido liberal que queda rezagado frente al partido nacional. Y, además, las propuestas que se hacen siempre privilegian al gobierno. No deja de ser verdad que sin tiempo y respaldo para madurar proyectos distintos y alternativos no habrá cambio social posible.

De una manera u otra estamos ante un electorado que no cree en la posibilidad del cambio social en nuevas fuerzas políticas, movimientos sociales u organizaciones de los sectores populares a los cuales no se les da mucho crédito, protagonismo y apoyo. Trasladan al campo socio-político lo que se dice popularmente: “es mejor viejo conocido que lo nuevo por conocer”. Tienen bien interiorizados los esquemas consuetudinarios del poder y la autoridad donde no hay cabida para la movilidad de ningún tipo.

Por último señalar que se considera como “aliado estratégico” imprescindible a los EE UU (64.5%). Si casi la mitad de la población tiene un pariente que ha emigrado en los últimos cuatro años, sabemos que son las remesas las que de un lado u otro de la frontera alimentan la aventura de la “tierra prometida” con el “sueño americano”. Por lo tanto, es una relación ambigua que juega con la vida de los migrantes: allá son necesarios para alimentar una economía que crece a base de “mano de obra barata y prescindible”; aquí, las remesas son una cortina ideológica inmovilizadora.

Terminamos animando a profundizar y reflexionar sobre una realidad social que el Sondeo del Eric nos pone ante nuestros ojos con clarividencia. Es una “percepción social” que por nada del mundo podemos sacralizar: más bien nos invita a proponer y luchar por otro tipo de sociedad y de país distinto al reflejado en las encuestas.

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