lunes, 23 de febrero de 2015

Métase a la política, que el tiempo apremia



Menos presupuesto y más promesas para educación pública en Honduras

Y en esto no valen diferencias entre derechas ni izquierdas, conservadurismo o progresismo, tradicionalismos o resistencias, catolicismo, evangelismo o ateísmo. La política como negocio mete a todos en el mismo saco. El negocio de la política empareja y allana los caminos.

Este año nos va despertando a muchas sorpresas. Casi ninguna agradable. Entusiasmó la baja de los precios de los combustibles, como expresión de las maniobras de los grandes emporios económicos mundiales. Hoy se habla de que tanta baja en el precio del petróleo provoca una desaforada explotación del mismo hasta saturar los mercados, así como el despido de miles de obreros como resultado de la caída de dichos precios. Los obreros –muchos de ellos migrantes—acaban pagando los platos rotos. Y todo por decisiones y cálculos de la política de los grandes.

En nuestro país el gobierno nos puso el tema militar como el único punto de la agenda nacional mientras en San Pedro Sula aumentaron en cien por ciento el precio del peaje al tiempo que en la carretera que de la capital conduce hacia el norte se construyeron tres casetas para cobros completamente desmesurados. Y todo bajo el manto de los políticos.

Mientras tanto, las corporaciones municipales se dedicaron a aumentar los impuestos a prácticamente todo, desde el tren de aseo hasta las propiedades grandes y chiquitas. Pero como la política es negocio, gran parte del aumento a los impuestos llevaba el apasionante propósito del aumento a los sueldos de los alcaldes, regidores municipales y personal de confianza. Y un aumento del tamaño de sus pretensiones políticas.

Aquí no importan las capacidades y habilidades, no importan estudios ni competencias académicas o profesionales. Aquí no vale que una gente sea economista, periodista, educadora, tornero, electricista, motorista, modista, peluquero, socióloga, carpintero, abogada, obrera o campesina. Nada de eso vale en Honduras. Aquí lo que vale es el enganche en la política.

Quien sabe eso y se decide, es porque le ha entendido al trámite. Una persona metida a la política rompió todas las barreras. No se sabe si es lista o tonta, si sabe o no sabe. La política purifica de todas esas inconveniencias humanas. Basta que la gente se aprenda unos cuantos discursos, ya sean de derecha o de izquierda, según su estilo o conveniencia. Y todo lo demás vendrá como negocio redondo de añadidura.

¿Y Usted qué hace que anda perdiendo el tiempo? Deje todo lo que está haciendo y métase a la política, el único negocio que de verdad funciona en Honduras. Apúrese, que el tiempo apremia. No importa el color ni el discurso. El único requisito es que aprenda bien a decir que quiere estar al servicio de la patria y que es cumplidor de la ley. Una vez metido en la política, todo lo que haga, por muy turbio que sea, la política misma se encarga de hacerlo parecer como efectivamente un servicio a la patria, y todo conforme a la ley. Y tenga la plena seguridad que una vez metido de lleno en la política, su rostro irradiará por siempre, como dice el poeta, “esa sensación de ternura que produce el dinero”.

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