sábado, 14 de febrero de 2015

Novedades e incongruencias


Del reciente sondeo realizado por el ERIC hay cosas nuevas que van apareciendo, así como otras que son contradictorias e incongruentes acerca de los protagonistas sociales y políticos del país.

Es bueno comenzar contextualizando la opinión de los encuestados relacionando la edad con el nivel de educación y el empleo: la mayor parte no pasan de los cuarenta años, tiene un nivel académico bajo y más de la mitad de la población no tienen trabajo. Estos datos nos dan una primera aproximación donde se nos dice que se trata mayoritariamente de los sectores populares y medios-bajos. Es decir que la posición social, de una u otra manera, condiciona su visión de la sociedad y sus propuestas de cambio o conformismo social. Al mismo tiempo asume una “visión fetichista de la política, del poder y la autoridad”. Aunque es lúcida en cuanto a determinar los principales males que le aquejan no lo es tanto en cuanto a determinar la relación “causa-efecto” y las posibles salidas o soluciones a la realidad social, a tener una visión estructural de la sociedad y lo que pueda ser una democracia participativa.

Una de las novedades que se van consolidando viene referida al segmento poblacional que se declara “sin partido” y “sin iglesia”. El porcentaje de los “sin partido” se acerca muchísimo al partido de mayor preferencia. Esto significa que el “bipartidismo” reinante en el país empieza a fracturarse, no por los “partidos emergentes”, que en teoría encarnarían el cambio y la transformación de la sociedad, sino por los “desencantados” que son críticos con políticos, gobernantes y las instituciones. Y es un segmento que va en aumento.

Salvando las distancias y especifidades podemos decir otro tanto del “campo religioso” donde los “sin iglesia” van creciendo. ¿Se trata de un descontento institucional, rechazo a los líderes religiosos, la no aprobación de la gestión simbólico-teológica-pastoral” y su incidencia en el cambio social, su acercamiento o lejanía con el poder o la pretensión frustrada de conseguir mayores cuotas de poder social?. Ciertamente está relacionado con un tipo de organización religiosa más plural o más vertical-autoritaria.

Es muy posible que buena parte de los desertores políticos (“sin partido”) y religiosos (“sin iglesia”) sean los mismos y vayan buscando abrir una brecha tanto dentro del “bipartidismo político como en el religioso”. También es posible que sean sectores con mayor formación académica y conciencia crítico-ciudadana como para ir formulando alternativas democráticas y religiosas orientadas a la “transformación del campo político y religioso”.

Otras variables que queremos poner en diálogo vienen referidas a la relación entre los medios de comunicación y la “confianza/aceptación” de las diversas iglesias. Es un dato incontrovertible, como se desprende del sondeo, que son los medios quienes moldean el sentir, el pensar y el votar de buena parte de la ciudadanía. En parte es debido al bajo nivel de escolaridad, de conciencia crítica y una visión pre-moderna de la sociedad. El aumento del porcentaje evangélico es debido, en parte, al mayor poderío e inversiones en los medios de comunicación (radio y TV, sobre todo) a nivel nacional y en los principales centros urbanos del país. Al mismo tiempo, tienen una estructura organizacional más rígida, autoritaria y vertical que la Iglesia Católica, con menos pluralismo teológico-pastoral y mayor dependencia de sus líderes y pastores. Muestran una “gran afinidad” con una “militarización de la sociedad” (tanto en términos castrenses como en lo teológico-moral). Y negocian los votos electorales y privilegios de unas iglesia sumisas y que son capaces de negociar el “voto cautivo de sus rebaños” para adquirir mayores cuotas de poder frente a la Iglesia Católica y dentro de la sociedad.

La lectura atenta del sondeo del ERIC proporciona muchos elementos acerca de nuestro país y realidad. En estas breves pinceladas que permite un editorial dejamos por fuera las muchas incongruencias que muestran los encuestados y su visión del país. ¡Quedará como tarea pendiente!. Pero por el momento nos sirve para retomar el camino democrático y participativo que necesita el país.

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