lunes, 9 de febrero de 2015

El valor de una mirada


Por F. Vladimir Pérez Casal

La fotografía no admite “distorsión”  si se trabaja puramente, a su través no se podrá mentir y el “alma” de la cosa saldrá reflejada en la imagen, y la cosa en sí también, pero no otro espíritu ni otra cosa que no sea la que trascienda de la propia realidad.

Ante la imagen uno se enfrenta a la pregunta: ¿puede la representación producir verdaderos sistemas de signos y no sólo simples aglutinaciones de símbolos? ¿Puede concebirse que la copia del objeto refleje la realidad?

Toda comunicación por analogía, desde el “lenguaje” de las abejas hasta el “lenguaje” de los gestos, como no poseen una doble articulación, es decir, como no se basan en fonemas son una combinación de unidades digitales.

En cierta medida todos piensan que la imagen es un lugar que le hace resistencia al sentido; nombre o sujeto de una cierta idea mítica de la Vida: la imagen es representación, en definitiva, resurrección y dentro de esa concepción, lo inteligible resulta antipático a la experiencia vivida. De ese modo, por ambos lados se siente a la analogía como un sentido triste y desmarcado de la realidad. La imagen es y será, un sistema muy rudimentario con respecto al objeto en sí; y peor aún, la imagen no puede agotar la riqueza inefable del objeto, de la creación, de la realidad misma.

Hoy nos ocuparemos de imágenes y por ende de sus creadores, de fotógrafos; César Leandro y Carlos Raúl Vilá López, nacieron el 5 de octubre de 1992, son jimaguas y se dedican a la fotografía.

César acumula ya los siguientes premios y menciones: Primer premio en la 6ta Bienal Nacional de Fotografía Alfredo Sarabia in Memoriam. Emitido por la Fototeca de Cuba, 2013; Segundo premio en el Fotozafari organizado por el Instituto Superior de Arte (ISA) y la Facultad de Medios Audiovisuales (FAMCA) durante el Festival de IMAGOS, 2013; finalista del Concurso On Joue Sur La Terre, organizado por la Alianza Francesa de Cuba, 2014; Segundo lugar en la segunda edición del concurso Enfoco organizado por el proyecto Quinqué, 2014; Segundo lugar en la tercera edición del concurso Enfoco organizado por el proyecto Quinqué, 2014; fue seleccionado en concurso por la Fábrica de Arte Cubano (F.A.C) para exponer en dicha institución, 2014.  A pesar de su corta edad ya tiene una exposición personal: Re-constructivo, Sala “Joaquín Blez” de la Fototeca de Cuba y ha participado en diecinueve colectivas, entre las que destacan: “Iluminations”, Ave 25 Gallery, San Francisco, Estados Unidos. 2013; “Con cierta complicidad”, Sala “Lezama Lima” del Morro Cabaña en el marco de la 22 da edición de la Feria Internacional del Libro. 2013; “Esto es una exposición (performance)”, Plaza Vieja del Centro Histórico de La Habana vieja, 2013; Discurso No Oficial del Espacio, Galería “Immagini”, México D.F, México, 2014; “En busca de Matías Pérez” (performance), Plaza Vieja del Centro Histórico de la Habana Vieja, 2014.

Los críticos llaman la atención sobre su obra en revistas especializadas y culturales como Negra y Artecubano y escriben: “…algunos fotógrafos cubanos jóvenes trabajan desde lo conceptual y manejan códigos de representación de avant-garde. Se aprecia, entonces, una renovación en el tratamiento de la imagen que, en el caso muy particular de César Vilá, está desligada de la realidad para dirigir su producción hacia lo abstracto. En las obras de este autor se puede observar un dinámico empleo de símbolos y signos ligados con elementos subreales que, por momentos, hasta llegan a tocar la puerta de la ambigüedad” [i].

Por su parte, Carlos Raúl, tiene los siguientes premios y menciones: Primer premio en la segunda edición del concurso En foco organizado por el proyecto fotográfico Quinqué; Primer premio en la tercera edición del concurso En foco, organizado por el proyecto fotográfico Quinqué; Segundo lugar en concurso F.A.C. ME organizado por la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana; Selección de obras por concurso para La Fábrica de Arte Cubano; y ha participado en   exposiciones colectivas, entre las que destacan: “Esto es una exposición” (performance) en “La Plaza Vieja del Centro Histórico de la Habana Vieja”.  2013; Discurso No Oficial del Espacio. Galería “IMMAGINI” (México D.F) 2014; “Poesía en el lente”. Galería “5 de septiembre”. Cienfuegos.2014; “Que mona es Lisa”. Galería “Félix Arencibia”. 2014; “A la Sombra de mi Bandera”. Galería “Carmelo”. 2014 y “Gertrudis Gómez de Avellaneda”. Galería “Alma Mater”. 2014.


La revista especializada Negra, en varios de sus números ha publicado trabajos críticos sobre su obra.

La imagen, aunque sea en un sentido (y sobre todo por ello), nos permite volver a una verdadera ontología del significado, pues no podremos traer el objeto con nosotros a todas las partes, sino su imagen, y ese es el caso de la fotografía.

¿De qué modo la imagen adquiere sentido? ¿Dónde termina el sentido?, si termina, ¿qué hay más allá del mismo? Y si adquiere un sentido otro, nuevo, ¿qué mensajes puede contener ese nuevo y adquirido sentido de las cosas?

Si nos miramos en un espejo, la imagen -clara u oscura- devuelta desde el cristal nos revelará tal y como somos; pero no así, porque la imagen no refleja ni el amor ni la soledad, la verdad o su contraria, o lo que una persona piensa en el preciso instante en que está siendo fotografiado.

Jihann Heinri Schulze [ii], tratando de obtener fósforo descubrió, por accidente, en 1725, que la luz es la que causa el proceso de “ennegrecimiento”. Schulze abandonó su experimento para hacer fósforo, recortó varias palabras de una hoja de papel y las colocó alrededor de un matraz que usaba cargado de sustancias, situó este cerca del calor de una llama pero no se produjo ningún cambio de color. Cuando apartó el recipiente y lo dejó a la luz del sol, durante el tiempo en el que se bebió una larga taza de té, tras quitar el papel, aparecieron entonces las palabras en el matraz tal y como habían sido colocadas, estaban “fotografiadas” por el nitrato de plata oscurecido.

Schulze tardó en descubrir que fue el nitrato de plata el “culpable” de su hallazgo; y también tardó en conocer que de esa misma manera se provocó unas terribles quemaduras en las manos que tuvo vendadas durante varias semanas, al punto que casi las pierde, por la infección que cogió, ya que continuó manipulando ácidos y químicos durante el tiempo que duró la quemadura.

Con el tiempo la teoría ha ido cambiando, con Lepucio [iii] supimos que los cuerpos, en parte, no son focos que desprenden imágenes que captan los ojos y estas pasan al alma que las interpreta. Con Apuleyo [iv] aprendimos que no son los ojos los que, con una fuerza invisible a modo de tentáculo, desprendían la luz y llegan a los cuerpos, tocándolos. Euclides [v] decía que el rayo de luz que emite el ojo viajaba en línea recta es quien tocaba al objeto. El árabe Ajasen Basora [vi] pensó que la luz era un proyectil que provenía del sol, rebotaba en los objetos, para después caer sobre el ojo.

Con el holandés Willebrord Snel van Royen [vii] conocimos la Ley de la Refracción, aunque no fue hasta leer la Óptica de Descartes que reconocimos la existencia de la teoría completa. Newton [viii] fue la primera hipótesis “moderna” sobre la teoría de la luz; con su modelo corpuscular; y el fenómeno de la birrefrigencia del espacio descubierto por el danés Bartholinus [ix], que quiso ser justificado por Newton, dicen más que por la amistad que los unía que porque realmente creyera en la teoría, eran inseparables, asiduos al mismo bar donde bebían cerveza y ginebra, pero finalmente lo abrazó la lucidez, cuando supuso que los corpúsculos del rayo podían ser rectangulares y sus propiedades variar según su orientación respecto a la dirección de la propagación. Eso “embarcó” a Newton en una gran controversia con que la abrió su Teoría del Modelo Ondulatorio.

Estos jóvenes fotógrafos que refiero ¿cómo descubrieron su destino? Jugando, pusieron el ojo tras el visor y apretaron el obturador para dejar plasmados y “espantados” en el celuloide o en la memoria, que se usa ahora, a los seres humanos, a las esquinas, a los postes, al cielo, a los perros, a los palitos de tendedera, a la luna y a la inmensidad del destino, para siempre.

Me asalta más de una preocupación, ¿lograrán estas imágenes digitales sobrevivir dentro de 10, 20 o 50 años? Como lo han hecho las de Korda, mi amigo Liborio Noval, la fotógrafa casi anónima Vivian Maier [x] o las que guardaba la maleta mexicana de Robert Capa [xi], ellas han llegado hasta nosotros gracias a la perdurabilidad de la plata de los negativos.  Entonces ¿qué será de estas fotos dentro de 10 años? [xii]

Muchas de las imágenes corren el riesgo de no existir y de desaparecer, desintegrarse en el tiempo, por culpa de la tecnología; lo más seguro será hacer copias de las fotos en papel y pegarlas en uno de esos álbumes que pasan de generación en generación, al igual que hacían nuestros tatarabuelos y así logrará que nuestra memoria visual los recuerde a los sentimientos que tenemos o que tuvimos de cada uno de ellos, o de los momentos o de los lugares por los que pasamos y podremos hacer que vengan del pasado recóndito los recuerdos y nos inunden nuestras vidas.

Para escribir estas líneas he vuelto sobre las maravillosas y extraordinarias imágenes de Linda McCartney publicadas en: Sixties. Protrait of an era, de 1992 y sobre una edición especial de la revista Life, Photography. Exposed. The history behind image, de agosto del 2005. No por inteligencia, sino por costumbre he sabido que las imágenes de César y Carlos no tienen nada que envidiar a las de Sebastiao Salgado [xiii] o a las de Ansel Adams [xiv], demuestran que hay talento y que están en el camino del oficio.

Las miradas tiene un valor especial, Carlos Cuevas, allá por la década del 80 del siglo pasado escribió: “Tu mirada/ es el más perfecto modo/ de decirlo todo, todo/ aunque no hayas dicho nada…”.

Una mirada me salvó de muchas cosas, de la maldad y de la muerte, lo pienso convencido. Después se ha vuelto a repetir la mirada, no la misma, pero con el mismo sentido frente al mar, en el puerto de La Habana, ante delfines inquietos que nadan por el Malecón, entre y ante los castillos empedrados de la bahía, me sigue salvando, nada más el recuerdo de esa mirada me salva. Es cierto que nada es igual que antes pero….

El valor de la mirada de César y Carlos, su miradas impresas en el papel “por culpa” del nitrato de plata y de otros químicos, revelan más que la cosa en si en las que se detienen. Sus imágenes son muestra de la idoneidad de ambos, del oficio adquirido, lo que unido a la juventud que tienen y disfrutan, los convoca a que dependa de ellos, de su constancia y del trabajo, que se les abran otras puertas en el futuro y en sus manos estará lograrlo; y los veremos en la Bienal de La Habana.

Referencias
[i] Alfonso, Daniel G. (2014): Noticias artecubano, Nº 9, pág. 12.

[ii] 12 de mayo de 1687-10 de octubre de 1744. Científico y profesor alemán cuya contribución a la química fotográfica fue descubrir que las sales de plata se oscurecen por la acción de la luz del sol.

[iii] 450 a.n.e.

[iv] Apuleyo (ciudad romana de Madaura, en la Argelia actual, en torno al 123,125 – en torno al 180), a veces llamado Lucio Apuleyo.

[v] Euclides fue un matemático y geómetra griego (325 a.n.e. – 265 a.n.e. ). Se le conoce como “El Padre de la Geometría”.

[vi] 965-1039 n.e

[vii] Leiden, 1580 – 30 octubre 1626, también conocido como Snellius, astrónomo y matemático, célebre por la ley de la refracción que lleva su nombre.

[viii] Isaac Newton (1642-1727). Físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés.

[ix] Rasmus Bartholin (latinizado como Erasmus Bartholinus; 13 de agosto de 1625 – 4 de noviembre de 1698).

[x] (Nueva York, 1 de febrero de 1926 – Chicago, 21 de abril de 2009). Fue una fotógrafa estadounidense aficionada que trabajó como niñera en Chicago.

[xi] Robert Capa, seudónimo de Endre Ernő Friedmann (Budapest, Hungría, 22 de octubre de 1913 – Thai Binh, Vietnam, 25 de mayo de 1954), fue un famoso corresponsal gráfico de guerra y fotoperiodista húngaro del siglo XX.


[xiii] Fotógrafo brasileño nacido el 8 de febrero de 1944. Recibió en 1998 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

[xiv] 20 de febrero de 1902 – 22 de abril de 1984. Fotógrafo estadounidense, nacido en San Francisco.

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