lunes, 6 de octubre de 2014

Rousseff ganó, pero irá a segunda vuelta con Neves

La mandataria obtuvo el 41,5 por ciento de los votos, el opositor del PSDB Aécio Neves consiguió un 33,6 y Marina Silva debió contentarse con un 21 por ciento. Neves tuvo una doble derrota en su provincia natal, Minas Gerais.

Por Eric Nepomuceno

Página/12 En Brasil

Desde Río de Janeiro

Terminado el conteo de los votos, Dilma Rousseff obtuvo –en números aproximados– 41,5 por ciento del electorado. Y la disputa por el segundo lugar en el ballottage se dio como era esperado: Aécio Neves, del neoliberal PSDB, derrotó a Marina Silva, del PSB.

Sin embargo, hubo sorpresas. Si los institutos de sondeo de opinión dieron en el blanco en lo relacionado a tendencia, se equivocaron, y mucho, con los resultados. Aécio Neves, en lugar de algo alrededor de los 24 o 25 por ciento previstos, logró hacerse con 33,6 por ciento de los votos. Y Marina Silva tuvo que contentarse con un escuálido 21 por ciento del electorado, una votación –alrededor de 21 millones electores– muy similar a la que obtuvo hace cuatro años, cuando disputó e igualmente quedó fuera de la segunda vuelta.

No se trata exactamente del mejor escenario para Dilma. Primero, porque su votación disminuyó sensiblemente comparada con la que obtuvo en la primera vuelta en 2010 (46,9 por ciento –una diferencia que se traduce en cuatro millones menos de votos–). Segundo, porque en tres de los cuatro mayores colegios electorales brasileños, ella no logró una ventaja realmente impactante: superó a Aécio por 700 mil votos en Río, 400 mil en el estado natal de ambos, Minas Gerais, y escasos 110 mil votos en Rio Grande do Sul. Ya en San Pablo, mayor colegio electoral –responde por 22 por ciento del total de votantes brasileños–, la ventaja obtenida por Neves supera los cuatro millones de votos. Y tercero, porque su adversario en ese tramo decisivo contará con el respaldo sustancial de los electores de Marina Silva, para no mencionar el respaldo firme de la totalidad de los medios de comunicación, donde se concentra la oposición más feroz y determinada al PT, en general, y a Rousseff, en particular.

Es verdad que Neves tuvo una doble –e importante– derrota en su provincia natal, Minas Gerais. No logró superar a Dilma (aunque por escasa diferencia) y vio cómo su candidato a la gobernación local fue aplastado por Fernando Pimentel, del PT, ex ministro y amigo personal de Dilma. En Río, tercer colegio electoral brasileño, su votación fue de poco impacto. Así, su sorprendente votación se debió principalmente a San Pablo, donde el actual gobernador, Geraldo Alckmin, de su mismo PSDB, logró una sonora victoria en la primera vuelta, superando hasta las más optimistas previsiones de sus propios correligionarios.

El tradicional adversario de Neves dentro del PSDB, José Serra, obtuvo una contundente ventaja sobre Eduardo Suplicy, derrotándolo en la carrera para el Senado y terminando con 32 años de legislatura del veterano militante del PT.

Así, en la segunda vuelta, cuya disputa empieza hoy mismo, Neves sale acelerado. Cuenta con el respaldo del electorado conservador y antipetista de San Pablo, donde contará con los esfuerzos de un gobernador reelegido de manera formidable. Y cuenta, además, con los problemas que el PT enfrenta en algunas provincias importantes, principalmente Rio Grande do Sul y Río de Janeiro.

La gran incógnita se refiere a la posición que será adoptada por Marina Silva, la gran derrotada en todo ese proceso. La tendencia natural de parte significativa de los votos dirigidos a Silva será que se desvíen a Neves. Los estrategas de Dilma creen que será necesario “recuperar” al menos 30 por ciento de los 21 millones de votos de Marina, lo que significaría unos 6 millones de electores que supuestamente abandonaron a la actual mandataria en medio del trayecto. No será, desde luego, una tarea fácil.

La duda que prevaleció en las horas siguientes al resultado de ayer es sobre cuál será la decisión personal de la candidata derrotada. Para los estrategas del PSDB, a empezar por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, es fundamental que Marina declare formal y oficialmente su respaldo a Neves. Y más: que su partido, el PSB, tradicional aliado del PT, se asuma ahora como parte de una nueva alianza, la que pretende conducir a Neves a la presidencia.

Ocurre que Marina, además de centralizadora y autoritaria, es imprevisible. Tanto puede salir hoy mismo en fervorosa defensa de quien la atacó duramente durante la primera etapa de la campaña como puede cerrarse en silencio por algunos días y luego declararse neutral.

En el PT, se da por seguro de que una parte mayoritaria del electorado de la evangélica ambientalista confirmará su antipetismo y acarreará sus votos para Neves. La cuestión es cómo recuperar la parte significativa que, desilusionada con el PT y Dilma, pasó a apoyar a Silva pero igualmente rechaza el neoliberalismo enfático del otro candidato.

En dos colegios electorales importantes, Minas Gerais y San Pablo, Dilma salió en la delantera en la primera vuelta, y ahora tratará de ampliar su ventaja. En Bahía, también muy importante, el candidato del PT, Rui Costa, en un vuelco espectacular logró derrotar al derechista Paulo Souto, aliado a Neves, y ganar la gobernación en la primera vuelta. Será un respaldo muy importante.

En otra provincia importante, Rio Grande do Sul, el cuadro es bastante más complicado. El actual gobernador, Tarso Genro, petista histórico, obtuvo un resultado inferior a lo esperado: 32,5 por ciento de los votos. Su adversario en la segunda vuelta es José Sartori, del PMDB, quien obtuvo sorprendentes 40,4 por ciento (hace tres semanas no pasaba de los 10 por ciento en los sondeos: ha sido otro vuelco espectacular en una jornada electoral plagada de sorpresas). Pese a que los dos partidos, PT y PMDB, son aliados en el plan nacional, desde luego en Rio Grande do Sul la situación permanece en suspenso. Hay varios sectores del PMDB, en todo el país, que se pasaron a Aécio. ¿Cómo será en Rio Grande do Sul?

Hay, finalmente, dos factores que tendrán que ser tenidos en cuenta. Primero: Lula da Silva estuvo un tanto al margen en esa primera etapa. Pese a estar presente en una gran cantidad de actos pro Dilma, la verdad es que su participación en el comando y en la estrategia de la campaña ha sido más bien discreta. ¿Cómo será ahora? Segundo: al contrario del PT, su rival PSDB carece de militancia de base, capaz de promocionar grandes movilizaciones populares. En esta primera etapa, esa militancia petista poco apareció. ¿Habrá condiciones de llenar calles de manifestaciones masivas en la segunda y definitiva vuelta?

Del lado del PSDB, el cuadro es considerado, por los estrategas de Neves, como muy positivo. Al fin y al cabo, el candidato que hace poco más de un mes parecía al borde de renunciar frente a la estampida de Marina Silva logró un arranque formidable, y llega a la segunda vuelta de la campaña en curva ascendente, mientras que Dilma quedó estacionada. La diferencia entre los dos, de ocho puntos, es considerada vulnerable por la campaña de Aécio. Y a la falta de militancia de base, capaz de movilizar gente, y también a la falta de capilaridad entre las camadas más populares, la campaña pretende responder con un programa electoral fuerte y propositivo en radio y televisión. Ahora, los dos disponen del mismo tiempo, diez minutos al mediodía y otros diez por la noche, además de un número igual de spots publicitarios a lo largo de todo el día.

El blanco preferencial del PSDB está en las clases medias urbanas, especialmente de las regiones más ricas del país, el sur y el sudeste, donde se concentra el mayor contingente de electores. Para eso, contará, además de sus propios recursos, con un apoyo esencial, el de los grandes grupos mediáticos. A Dilma y al PT les espera un largo y complicado camino, pero hoy por hoy, ella sigue ocupando el sitio de favorita.

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