miércoles, 15 de octubre de 2014

Semiótica de la hipocresía a diario


Rebelión / Universidad de la Filosofía

Por Fernando Buen Abad Domínguez

Todo el repertorio de las voces antidemocráticas pulula entre las páginas y los intereses económico-mediáticos del “Grupo Clarín” en Argentina. Como si no hubiese tenido suficiente el pueblo argentino (que padeció alguna de las más terribles formas de la dictadura económica capitalista disfrazada de militar) ahora debe padecer la dictadura de los negocios mediáticos empeñada en evadir la “ley de medios” y en descarrilar la voluntad democrática del pueblo argentino. Agitan las banderas de la “destitución” y de “derogación” de todas las leyes y programas más avanzados conquistados en la “década ganada”.

Se protagoniza un longevo episodio de rabietas y empecinamientos monopólicos cuya irracionalidad sólo les deja espacio para ocurrencias trogloditas dedicadas a ensuciar, con epítetos e insultos ramplones, toda gestión de gobierno y, especialmente, a la persona de la presidente de la república (54% del voto). Se trata de un equipo de golpeadores mediáticos dedicados a idear calumnias basadas en una muy pobre creatividad y un nivel intelectual paupérrimo. Algunos de sus periodistas e intelectuales, que alguna vez fueron referentes editoriales de la derecha, han eclipsado sus talentos a fuerza de propaganda golpista y odio serial. Han perdido el monopolio, han perdido brújulas y han perdido nivel. Eso los hace fuente de inseguridad.

El eje de sus tareas es escarbar, minuto a minuto, el saco roto de su imaginación, empobrecida, para encontrar algún “mal augurio” convertido en exitoso a fuerza de repetirlo -a gritos- en la desolación de su crisis política. No podrá el “Grupo Clarín” eludir el cumplimiento de la ley de medios que ordena des-monopolizar el espectro comunicacional. No podrá evadir la “ley de medios” por más solidaridad que expresen todos los monopolios amigos del planeta desde sus portadas, igualmente falaces y fuentes de inseguridad para las democracias donde operan: Grupo Prisa, TELEVISA, O´Globo, Mercurio…

En sus cuentas usureras el “Grupo Clarín” quiere convencer al mundo de que padece la agresión personal de Cristina Fernández, para borrar a toda costa la historia misma de la “ley de medios” que ha recorrido un camino extraordinario con aportes de las bases y con vigor democrático a toda prueba, aunque aun sea perfectible en muchos ítem. Insiste Clarín en convencernos de que es la “maldad” de la presidente lo que la anima a cancelar la “libertad de expresión” en Argentina. Insiste en reducir la discusión a un problema “personal” y a imponernos la moraleja de que el monopolio más monstruoso que Argentina ha conocido durante décadas, en una víctima del gobierno “zurdo” comandado por un enemigo de “género” femenino, con todos los estigmas que el machismo modelo Clarín ha sido capaz de inventar.

Desde el “Grupo Clarín” se alienta todo tipo de “pensamiento” y acción dirigido a “salir rápido” de Cristina. Desde el “Grupo Clarín se alientan candidaturas y liderazgos cocinados al vapor del discurso que hace sentir a la democracia como una amenaza de clase. En el “Grupo Clarín” se reúnen las rencillas y los odios de una oligarquía que se siente ofendida por toda decisión de Estado que se inspire en servir a los trabajadores, a los estudiantes… a las bases de una sociedad que, una y otra vez, ha sido victimada por el saqueo más obsceno y la explotación más cínica (e impune). Vistas con calma, las páginas del “Grupo Clarín” son un torneo de plañideros que disfrazan con insultos y descalificaciones sus lágrimas de fondo buitre.

Con la aplicación de la “Ley de Medios” que ordena desmantelar el imperio artero del “Grupo Clarín”, se inicia una secuencia de etapas en las que la oligarquía ensayará todo género de ataques a descubierto y bajo la mesa. Ya lo sabemos. El problema es que sabiéndolo es urgente desplegar acción desde las bases cargada de contenidos en una agenda temática de envergadura histórica. Esta a las puertas una etapa nueva de un conflicto que no será resuelto sólo con los enunciados de la “Ley” y, ella misma, sólo tiene sentido si se la acompaña con la movilización de las ideas y de las masas que bastantes ansias tienen de salir a expresar sus posiciones frente a todos los ataques que el neoliberalismo ya avisa.

Este es un escenario que llama a todas las fuerzas a ocupar su lugar contra la oligarquía golpista, de corte nazi, que aliada con los “fondos buitre” y a todos los géneros de “buitres”, quiere recuperar el gobierno y con él la impunidad delincuencial de la ideología de mercado y sus crímenes de lesa humanidad. Incluso para que los debates de uno y otro calibre contra el gobierno de Cristina Fernández puedan mantenerse sobre la mesa será necesario defender tal mesa que la derecha más rancia en Argentina quiere incinerar en los infiernos derogatorios y del olvido.

Todo lo mejor que tiene la “década ganada” en Argentina contiene el llamado a la profundización, al “ir por más” -línea por línea- en un mundo en el que los argentinos no son una ínsula ni un compendio de calamidades sólo de cabotaje. Ese “ir por más” implica derrotar con las herramientas de la democracia -gobierno de las mayorías- cada atentado que perpetra la minoría oligarca que se cree dueña y reina de la riquezas naturales, laborales e intelectuales del pueblo.

Hoja por hoja, “palmo a palmo”, el “Grupo Clarín”, obnubilado y torpe, resbala en su propia saliva venenosa mientras genera hartazgo y repudio a diestra y siniestra. No lo entienden porque además son soberbios. Eso es una amenaza que además de su lógica antidemocrática constituye amenaza flagrante y pública contra la historia del pueblo argentino y contra las experiencias democráticas que están creciendo en América Latina. Es un problema de seguridad regional.

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