jueves, 30 de octubre de 2014
Vallecito: Resistencia y Defensa del último Santuario Garífuna en Honduras
Entre Limón y Punta Piedra, sector fronterizo con el mar atlántico en el norteño departamento de Colón, se ha constituido una zona de encuentro y resistencia garífuna, desde donde se impulsa la protección de la esencia cultural Garinagu.
Se trata de Vallecito, compuesto por mil 200 manzanas de tierra propiedad de 6 cooperativas garífunas. En este sector que forma parte del corredor de Trujillo y la Mosquitia, los conflictos son agudos y complejos. Personas vinculadas al crimen organizado, terratenientes y políticos enlazados entre sí, mantienen el ojo puesto en este territorio ancestral garífuna.
“En medio del ambiente de terror y muerte se ha agudizado el conflicto de tierras entre nuestro pueblo garífuna, y el oligarca-terrateniente Miguel Facussé y la familia del ganadero Reinaldo Villalobos”, indicó Miriam Miranda coordinadora de la Organización Fraternal Negra de Honduras, (Ofraneh), una mujer con una valentía indescriptible.
Explicó que fue en un juicio desarrollado en 1997, cuando los garífunas ratificaron judicialmente la legalidad de los títulos de la tierra, en contra del acusador Miguel Facussé, quien había sembrado 100 hectáreas de palma africana en el mismo terreno.
“Por su parte Villalobos se apoderó de manera ilegal de más de 70 manzanas del terreno, aunque él y su esposa murieron, su familia todavía tiene vigilada esta tierra con personas fuertemente armadas con metralletas y controlan el acceso a la playa”, explicó la dirigente garífuna quien el mes de julio sufrió un rapto por hombres armados.
Amenazas y atentados
Miranda junto a varios de sus compañeros garífunas fue atacada y raptada por hombres fuertemente armados, que resguardaban la zona donde, integrantes del crimen organizado estaban rehabilitando una pista de aterrizaje clandestina para narco avionetas que operan en el sector.
“La tierra donde está la pista es parte de las tierras tituladas a favor del pueblo garífuna por eso nosotros andábamos realizando una inspección, cuando de repente nos encontramos con esta situación que tenía una clara intencionalidad de desaparecernos, porque habíamos sido testigos de lo que estaba pasando con la pista clandestina”, indicó Miranda.
“Afortunadamente, las personas que habían logrado escapar a la captura y se habían enmontañados pudieron hacer un llamado de alerta y denunciar lo que estaba ocurriendo. Esto valió para que los hombres armados se fueran y pudimos regresar al campamento", agregó Miranda.
Defensa del territorio ancestral
Vallecito significa la defensa del último santuario garífuna y esto se ha convertido en una amenaza para grupos del crimen organizado, políticos y terratenientes según nos contó Félix Castillo de la comisión de tierras de la Ofraneh.
Para ellos como pueblo garífuna, según Castillo, la lucha por el territorio que ancestralmente les pertenece, es de suma importancia, considerándolo como reserva territorial para la seguridad alimentaria y lugar para la construcción de la Universidad Garífuna.
“En junio del año 2010 logramos firmar un acta de compromiso con funcionarios del Instituto Nacional Agrario (INA) para remedir el terreno en Vallecito. Sin embargo las personas que tienen ocupado el terreno negaron la entrada a miembros del INA y del
Ministerio Público, impidiendo así la remedición acordada, sin embargo debido a la nuestras presiones hemos logrado que este año se siga con el proceso de medición”, indicó.
Un campamento de armonía garífuna
En la entrada de las tierras de Vallecito, desde hace varios años han instalado un campamento garífuna donde de vez en cuando llegan delegaciones de diferentes países para solidarizarse con la lucha del pueblo negro por su tierra ancestral.
En nuestra visita observamos que el ambiente armonioso del campamento es interrumpido algunas noches con ráfagas de ametralladoras que suenan a un aproximado de kilómetro y medio. Sin embargo los bailes garífunas nocturnos que siguen el canto y el sonido de los tambores contagian el ambiente y obliga a echar de menos el sonido de las balas disparadas por integrantes del crimen organizado.
“En este lugar rodeado de muerte, hoy nosotros los garífunas estamos sembrando vida, cultura y esperanza. La tierra la cultivamos de manera orgánica, usted puede observar que tenemos huertos familiares para nuestra alimentación”, manifestó Yilian David de la organización juvenil garífuna Nanigu.
Vallecito futura ciudad modelo
Es conocido que Vallecito queda en una de las tres zonas para las futuras ciudades modelo. Las ciudades modelo estarán ubicadas en tres Zonas Especiales de Desarrollo (Zede), dos en el norte y una en el sur del país. Son zonas autónomas con propios gobiernos y legislaciones para fomentar el libre comercio y de esta manera atraer inversiones.
“En la zona de Vallecito existen múltiples recursos naturales que son de alto interés económico: minerales, petróleo, playas hermosas y tierras fértiles, por eso estas tierras son codiciadas por la oligarquía y la clase política hondureña”, manifestó Mirian Miranda de la Ofraneh.
Explicó que en el caso de Vallecito, cuyos habitantes disponen de títulos legales que no justifican desalojos, la estrategia de expulsión es la ausencia estatal, dejando a las comunidades al libre mando de los terratenientes y sus grupos paramilitares en la zona.
“Lo mismo está pasando en la mayor parte de las comunidades garífunas ubicadas en el atlántico hondureño donde la paz se ha perdido a causa de la invasión de los territorios ancestrales por los proyectos turísticos, la siembra de palma africana y la presencia del crimen organizado”, indicó el joven dirigente garífuna Nahún Lalín.
“Pareciera que el Estado tiene un proceso de expulsión silenciosa del pueblo garífuna a través de industriales poderosos y programas turísticos que únicamente sirven para vender la cultura garífuna. Sin embargo nosotros estamos bien organizados y conscientes que es la hora de defender los que ancestralmente nos pertenece, de ser posible ofrendaremos nuestras vidas”, concluyó.
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