jueves, 30 de octubre de 2014

"Seguimos damnificados 16 años después del Huracán Mitch"



Entrevista con el analista Jerónimo Carranza (ERIC)

Se están cumpliendo 16 años después del paso del huracán Mitch, el huracán más destructivo de los últimos 30 años para Honduras. El Mitch pasó por América Central del 22 de octubre al 5 de noviembre de 1998 en la temporada de huracanes en el Atlántico. También causó miles de millones de dólares en pérdidas materiales.

“En este momento todavía seguimos afectados por el huracán Mitch, hay muchas obras de infraestructura que desde ese tiempo están destruidas, seguimos damnificados. Hay muchas familias que desde ese tiempo perdieron sus propiedades y están en la calle, hay muchas familias que perdieron sus viviendas y que a estas alturas no tienen viviendas,” dijo Jerónimo Carranza del área de Articulación del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC).

Según Carranza, 16 años después, la población hondureña y las propias autoridades no aprendieron las lecciones dejadas por el Mitch por lo que los niveles de vulnerabilidad ambiental en vez de disminuir van en aumento. Honduras es hoy más vulnerable que hace 16 años, según Carranza.


Amecate Corto (AMC) dialogó con Jerónimo Carranza (JC) sobre los 16 años del paso del Mitch por Honduras y la vulnerabilidad ambiental que agobia al país.

Huracán Mitch
AMC. ¿Estamos expuestos a otro fenómeno similar al Mitch?
JC. Ojalá que no. Ojalá que nunca tengamos un huracán de esa categoría. El huracán Mitch cuando se pronosticó se dijo que era de categoría 4. Hubiéramos desaparecido de Honduras si este huracán no hubiera terminado en una Tormenta Tropical, al final nos afectó como Tormenta Tropical estacionaria en el país.

AMC. ¿Lo superamos?
JC. En este momento todavía seguimos afectados por el huracán Mitch, hay muchas obras de infraestructura que desde ese tiempo están destruidas, seguimos damnificados, hay muchas familias que desde ese tiempo perdieron sus propiedades y están en la calle, hay muchas familias que perdieron sus viviendas y que a estas alturas no tienen viviendas. Ese fue un fenómeno que nos ha dejado tremendos malos recuerdos.

AMC. ¿Quiénes ganaron y quiénes perdieron?
JC. Ese fenómeno fue tristeza para unos y riquezas para otros, porque ayudas y donaciones las hubo por millones pero la gente no logró tener eso, y quién lo tiene ahora, esa es la gran pregunta.

AMC. ¿Cuál Honduras es la más vulnerable: la de 1998 o la de hoy?
JC. La de hoy es mucho más vulnerable. Lo poco que se había podido construir se destruyó y no se pudo volver a construir. Además los terrenos dañados tampoco se les dieron la atención y la tecnología necesaria para volverlos a rehabilitar.

Últimas lluvias


AMC. ¿Cuál es su valoración de lo que causaron las últimas lluvias en el país?

JC. Es el resultado de la forma cómo se enfocan estos temas. No ha sido un fenómeno de alta categoría, no llegamos ni a Tormenta Tropical y esas pocas lluvias nos han desnudado nuevamente la enorme vulnerabilidad que hay a nivel de infraestructura como a nivel de organización y toma de decisiones.

AMC. ¿Cómo explica la vulnerabilidad a nivel de infraestructura?
JC. Porque estamos hablando que desde el gobierno central hasta los gobiernos locales no hay una legítima política definida de gestión de riesgos. Más se trabaja en dar pequeñas respuestas, en salir hasta cuando ya han sucedido los fenómenos pero no tenemos una estructura gubernamental que esté preocupada por trabajar en la prevención y en la mitigación de los desastres naturales.

AMC. ¿Y las comunidades?
JC. Es otro tema que hay que reflexionar porque hay trabajos con las comunidades en cuanto a minimizar los impactos de los fenómenos naturales. 

AMC. ¿Cuál es el problema entonces?
JC. Las comunidades hacen lo que pueden. Aquí todos somos responsables. Un Comité de Emergencia Municipal tiene bajo su responsabilidad organizar y capacitar los comités de emergencia local, y no lo hace. Cuando vienen estas amenazas de fenómenos no hay respuestas de las comunidades.

AMC. ¿Para qué sirven las declaratorias de emergencias?
JC. Cuando se declara una emergencia es porque las autoridades tienen las posibilidades de echar mano de todo lo que se tiene. Creo que se hacen para dar una atención inmediata pero da la sospecha que tiene otros matices como para justificar la utilización de dineros, se presta para la poca transparencia.

AMC. ¿Cuál es la verdadera emergencia en estos momentos?
JC. Es que la emergencia de las comunidades se da con la pérdida de sus cultivos porque va a tener un impacto muy grande en la seguridad alimentaria. El enfoque que se le ha dado no está dirigido a brindar una atención a la rehabilitación de los procesos productivos. El problema en las comunidades se reflejará dentro de tres o cuatro meses.

Amenazas para Honduras


AMC. ¿Cuáles son las amenazas más frecuentes para el país?
JC. Son las inundaciones, los deslizamientos y también los terremotos. La sociedad hondureña está viviendo con esa realidad y también se está adaptando a vivir en esas condiciones.

AMC. ¿Cómo alimentan estas amenazas lo que llaman cambio climático?
JC. Nos está pasando la factura la forma como hemos hecho uso de los bienes naturales. Estamos amenazados seriamente con el cambio climático. Los campesinos no están produciendo lo que deben producir. Hoy tenemos fuertes temperaturas y luego tenemos fuertes lluvias. También cuenta las técnicas que usamos para producir. Es más fácil regar veneno para sembrar. Además una mala distribución de las tierras. En los valles está el ganado y en los cerros los campesinos.

AMC. ¿Estamos a tiempo para revertir esta alta vulnerabilidad?
JC. Sí estamos a tiempo. Creo que debemos tomar conciencia de lo que estamos viviendo. Creo que tenemos que trabajar duro con las comunidades. Tenemos que enseñarles a cómo recuperarnos, como aprender nuevas formas de trabajar para ir poco a poco reduciendo las vulnerabilidades.

AMC. ¿Cómo ejercer auditoría?
JC. Ese es un tema tan importante y todos deberíamos estar enfilados hacia ese tema. Las comunidades sienten que están siendo violadas desde su dignidad hasta en los propios recursos que tienen. El problema es que tenemos gobiernos que le tienen miedo a la organización, y una auditoría no se puede hacer si el pueblo no está organizado. El reto es trabajarlo con las comunidades.

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