sábado, 1 de diciembre de 2012
¡Uyhombe!
Por Efrén D. Falcón
Un análisis objetivo de las cifras obtenidas, según el TSE, hasta el día lunes 26 de noviembre de 2012, ocho días después de efectuadas las elecciones primarias, arroja interesantes conclusiones. No se pueden obtener aún los guarismos completos, pero solamente restan alrededor del 5% de urnas por procesar para cada partido tradicional y 12% para LibRe.
Primero
Resalta la enorme cantidad de votantes que acudió a las urnas. En las elecciones internas de 2008, el total de votantes, comparado al padrón electoral total, mostraba un cifra menor al 30% [27.79%]. Hablamos de unas elecciones internas normales, donde se manifestaba claramente la tendencia histórica: equilibrio entre el Partido Liberal y Partido Nacional [27 mil votos de diferencia aproximadamente]. Esta vez la asistencia de los votantes ronda el 47% del padrón electoral de 5, 136, 164 de ciudadanos habilitados.
Para ilustrar mejor el tema, recordemos que en las elecciones generales de 2005, en total, acudieron a las urnas 2, 190, 398 personas; y 2, 300, 056 en 2009. En estas elecciones internas podemos proyectar alrededor de 2, 400, 000 electores, una cifra innegablemente alta [aun tomando en cuenta el crecimiento del padrón electoral]. ¿Estamos entonces ante la posibilidad de que en las elecciones generales del año venidero la cantidad de votantes se acerque a los niveles de participación de 1981 y 1985?, cuando la gente miraba con mucha esperanza su participación electoral, y la cita generaba cifras mayores al 80% de la población habilitada acudiendo a las urnas.
Segundo
Es notable el grave decaimiento del Partido Liberal. Antes del golpe de Estado de 2009, se contabilizó una diferencia de aproximadamente 27 mil votos en las elecciones primarias 2008, y de 73 mil votos en las elecciones generales 2005, comparando cifras contrael nacionalismo. Esta vez estamos hablando de 400 mil votos de diferencia [la mayor diferencia había llegado a ser de 174 mil en las elecciones generales de 2001]. Y esta diferencia con toda seguridad crecerá en las elecciones generales de 2013, cuando más liberales acudan a votar por los nuevos partidos [o simplemente no voten]; dado que el liberalismo ha quedado nuevamente bajo la égida de la facción radical de ultraderecha que perpetró el golpe de Estado.
Yani Rosenthal y los liberales que no comulgan con lo que sucede, no deberían llamar ni acudir a una unidad ficticia; la unidad liberal —en las condiciones prevalecientes— es prácticamente imposible, y lo que hoy existe es una desbandada. Lo que dicta la integridady una práctica políticamente correcta,es hacer una fuerte oposición a la nueva dirigencia y sembrar las bases de una renovación total. En tales circunstanciasla mejor movida política podría ser olvidarse de las próximas elecciones, y no hacer de comparsa de personajes que han sido nefastos para el país. ¿Disciplina partidista? ¡Por favor!
Tercero
El favor electoral obtenido por LibRe, a mi entender, resultó bastante menor que las proyecciones de sus dirigentes. Quizá sea una buena lección para el nuevo partido. Que como partido naciente ha roto todos los parámetros de la historia del país. No obstante, eso no es suficiente, claro está, para refundar nada, al menos no por ahora.
Hay una verdad que se impone sobre la vida política nacional: el pueblo hondureño es conservador, conservador desde los estratos sociales más pobres, y en ascendencia, hacia las elites económicas y sociales que han mostrado una propensión alarmante hacia un conservadurismo absoluto de ultra derecha, casi fascista. Si LibRe no introduce en su ecuación esa primordial variable le tomará mucho tiempo llegar a los niveles requeridos para derrotar al statu quo. Es ahí donde el PAC tiene una ventaja. No es igual la cantaleta contra la corrupción, bendecida por todos los hondureños —en muchos casos hipócritamente—, que amamantar un socialismo democrático cuyo significado no entienden bien ni los mismos que lo defienden, porque toda su vida han sido o socialistas o demócratas de derecha, pero jamás ambos.
Honduras y Latinoamérica
En Centro y Sur América, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Argentina, Venezuela, Brasil, Paraguay, Chile, Perú, El Salvador y Nicaragua tienen o han tenido recientemente gobiernos de izquierda.Los partidos de la izquierda latinoamericana han llegado al gobierno porque aprovecharon la decadencia de un neoliberalismo fracasado y el hartazgo que generaba una derecha incapaz de dar respuestas a las ingentes necesidades de sus respectivas sociedades. La diferencia quizá la marquen Chile y Uruguay, donde la izquierda llegó el poder porque se presentó como una alternativa lógica y moderada, sin necesidad de los aspavientos y promesas de grandes cambios que parecían ser precisos en otras sociedades más radicalizadas, y con menores índices de desarrollo humano. Nicaragua, por su coyuntura única, merece un tratado aparte. Pero qué sucedió con México, Honduras, Panamá, Costa Rica, Guatemala y Colombia. Intentando generalizar, salta a la vista un común denominador, que podría ser la explicación, o al menos, parte de ella: la enorme dependencia económica y política de estos países con el gobierno y las corporaciones estadounidenses. Visto de ese modo, El Salvador debería estar en este grupo, pero sus especiales condiciones —con una guerra civil todavía fresca en la memoria colectiva— parecen marcar la diferencia.
En Honduras esto es obvio, a tal grado que indigna y decepciona; y debería llevarnos a una larga reflexión y a tomar acciones como ciudadanos [recordemos la peregrinación del expresidente Maduro —y su sequito— por tierras yanquis, días después del golpe de Estado, haciendo lobby para intentar certificar la asonada como un Golpe de Estado Democrático].
LibRe tiene que sortear dos barreras gigantescas si quiere ser alternativa: la mentalidad del pueblo hondureño y el aparato político-logístico-mediático-militar-económico-religioso reinante. Hasta ahora parece ir quedando corto. Visto con simpleza, parecería que la tiene más fácil Salvador Nasralla; pero si a nuestro conservadurismo genético y al formidable aparato del statu quo agregamos la lamentable ignorancia y analfabetismo funcional de nuestro pueblo, no nos queda más que dar como favorito al candidato nacionalista: un fatídico paquete de desgracia al mejor estilo “más de lo mismo”. ¡Uyhombe Frijol! Sin el amén.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario